Fermín Garcés fue el primer ciudadano en colaborar con la Guardia Civil contra ETA al seguir a los etarras que asesinaron al guardia civil José Antonio Pardines en 1968. Su información fue clave para que la Guardia Civil capturara a uno de los etarras e impidiera la huida de los asesinos. Tras este hecho, Garcés se unió a la Guardia Civil donde trabajó hasta su retiro, convirtiéndose en un símbolo de la lucha ciudadana contra el terrorismo de ETA.