José encontró un nido de loros reales con tres pichones y los llevó a casa. Le obsequió uno, llamado Borrachito, a su amiga María. Borrachito aprendió a hablar y se volvió muy querido por la familia, pero se puso triste cuando María estuvo ausente por cuatro días dando a luz en el hospital. Cuando María regresó a casa, Borrachito se alegró y volvió a ser juguetón.