El documento argumenta que un embrión humano no debe ser tratado como un insecto sino como un ser humano en desarrollo. Destaca que un embrión, aunque esté en las primeras etapas de su existencia, no es comparable a un huevo de cucaracha o un insecto, sino que es un ser humano que se desarrollará para nacer y vivir. Concluye instando a luchar por la vida del ser humano por nacer y oponerse a tratarlo como un insecto que puede ser descuartizado o asesinado.