Cometa era un perro triste porque vivía solo amarrado a un árbol en su casa. Un día se escapó y encontró una granja donde vivían un gato, un perico, un conejo y un ratón que eran felices jugando todos los días. El conejo le dijo a Cometa que se quedara con ellos para tener amigos con quien jugar. Cuando el niño de la granja vio a Cometa, lo dejó vivir allí y desde entonces Cometa fue feliz jugando con sus nuevos amigos, cumpliendo así su sueño.