La transmisión de energía inalámbrica funciona generando un campo magnético mediante una bobina que transmite energía a otra bobina cercana sin necesidad de cables. Esto se logra induciendo electricidad en el dispositivo receptor al colocarlo en el campo magnético generado. La tecnología data de inicios del siglo XX y ha evolucionado para aplicaciones como cargadores inalámbricos y edificios con energía inalámbrica, contribuyendo a una mayor sustentabilidad.