El documento describe la escultura románica como un complemento de la arquitectura. Se detalla su ubicación común en capiteles, claustros y portadas de iglesias, así como sus influencias bizantinas y carolingias. Se analizan ejemplos escultóricos de Francia y la Península Ibérica como la catedral de Jaca, San Isidoro de León y las iglesias navarras de San Miguel y Santa María de Zangoza.