2. La discapacidad y el sexo no son ya un
tema tabú, pero despiertan reacciones
personales y subconscientes en muchos
de nosotros (...) La sexualidad existe en sí
misma. De igual forma que no hay una
sexualidad específica para suegras o
funcionarios, tampoco existe una
sexualidad especial para las personas con
discapacidad. Nuestra sexualidad existe
desde el principio.
3. El hecho de que vayamos a ser hombres o
mujeres se decide en el instante de la
concepción, y los genitales se desarrollan
durante la vida del feto. Nos desarrollamos
físicamente en la adolescencia, las
hormonas sexuales comienzan a segregarse
y nuestras necesidades sexuales se hacen
más intensas durante la pubertad.
4. Esta es la parte biológica. Así pues, todos
nacemos sexuados, siendo la sexualidad un
don por disfrutar, una dimensión por
desarrollar independientemente de la
situación geográfica, económica o física.
5. La planificación familiar persigue como
objetivo la plenitud de los seres humanos
(Atucha y Schiavo, 1994, pág.52) y
defiende el derecho de que las personas
sólo tengan los hijos que desean. A este
componente de la salud reproductiva se
le puede definir como la decisión libre,
consciente y voluntaria de las parejas
para determinar el número de sus hijos y el
espaciamiento entre ellos.
6. Existen sólidos argumentos a favor de la
planificación familiar, entre ellos está el
que posibilita a los seres humanos el
ejercicio de un derecho básico, el que a
largo plazo reducirá la prevalencia del
aborto provocado y mejorará la
administración de la salud y la salud
materno infantil (Atucha y Schiavo, 1994).
7. El positivo efecto de la planificación es
beneficioso para la salud materna al
permitirle a la mujer tener hijos cuando esté
mejor preparada para ello. Las más jóvenes
tienen una mayor probabilidad de sufrir
complicaciones durante el embarazo y el
parto que las mujeres que ya han cumplido
20 años; corren igual riesgo las que quedan
embarazadas al final de la edad
reproductiva.
8. Es significativo también que pequeños
espaciamientos entre un embarazo y otro no
propician la recuperación del cuerpo materno
del desgaste que implica el embarazo, el parto y
la lactancia. Se plantea, además que la
planificación familiar mejora la salud infantil,
porque en la medida en que un embarazo esté
más próximo del otro, en que sea más numerosa
la familia, y en que las madres no hayan
cumplido los 20 años o que queden
embarazadas al final de la vida reproductiva, la
posibilidad de la pérdida del embarazo o la
muerte de niños en los primeros años de su vida
es mayor, así como también será mayor la
probabilidad de que sufran menoscabo su salud
y crecimiento.
9. Los prejuicios asociados a la sexualidad y
reproducción de los discapacitados,
condicionan que muchas de las personas con
alguna discapacidad renuncie a su derecho a
tener una sexualidad plena por miedo al
embarazo, a tener hijos con alguna
discapacidad o por el temor a no poder
criarlos. (Posse y Verdeguer, 1991).
10. La discapacidad no tiene que ser un
obstáculo para la maternidad. Cada vez
existe más experiencia de que en distintas
enfermedades discapacitantes el
embarazo y el parto pueden discurrir con
normalidad. No obstante, la decisión se
debe sopesar e individualizar en cada
caso.
11. El profesional debe mostrarse receptivo
ante el deseo genésico de la paciente
discapacitada, exponerle los riesgos y
trabajar junto con su médico rehabilitador
habitual. Hay aleccionadores ejemplos de
mujeres que han gestado y alumbrado
con éxito a sus hijos y que ejercen de
madres.
12. En las décadas de 1950 y 1960 la consigna
de los neurólogos ante las mujeres con
esclerosis múltiple (EM) que deseaban una
gestación era una rotunda negativa. Hoy,
esta filosofía parece completamente
superada, ya que, a finales de los años 90 y
principios del siglo XXI, varios trabajos
científicos han demostrado que la
enfermedad -que cursa en brotes- es menos
activa durante el embarazo, según informa
Mar Tintoré, neuróloga de la Unidad de
Esclerosis Múltiple encuadrada en la Unidad
de Neuroinmunología Clínica del Centro de
Esclerosis Múltiple de Cataluña (Cemcat), en
el Hospital del Valle de Hebrón.
13. Ante una lesión en la columna por
accidente o por arma, no sólo quedan
comprometidas la movilidad y la
sensibilidad, sino la autoestima y la valía.
Estas personas deben superar su propia
barrera física y las que encuentra en su
familia y en el entorno. No hay fórmulas
únicas, cada caso necesita tratamiento
personalizado.
14. Cuando una persona nace con
discapacidad o sufre una lesión
discapacitante, la sociedad, la familia y
las entidades de salud buscan que ésta
vuelva a sonreír, logre trabajar y sepa
valerse por sí misma en su cotidianidad,
pero casi nadie le habla de cómo será su
rehabilitación desde la vivencia de la
sexualidad.
15. En otras palabras, nunca le dicen cómo
continuar su relación de pareja o cómo
asumir su intimidad, cuando la
discapacidad es adquirida o cómo lograr
una vida sexual, si la discapacidad es
congénita o de nacimiento. Más o menos
la recomendación no explícita pero sí
implícita es "defiéndase como pueda". El
resultado es el aumento de separaciones.
16. "En nuestro medio la reconstrucción de un
discapacitado se hace desde lo médico,
lo físico y lo funcional, incluso lo
psicológico, pero el tema sexual lo
evaden. Le enseñan cómo controlar los
esfínteres o cómo caminar o cómo volver
al trabajo o al estudio, pero pocos
especialistas abordan la vivencia sexual",
dice Mónica Rojas Monedero, terapista
sexual.
17. La incidencia del HIV/SIDA entre las
personas con discapacidad es poco
conocida, principalmente debido a la
persistente ausencia de estudios e
investigaciones que la describan y
permitan orientar acciones eficaces e
inclusivas de información y prevención.
18. En la medida que –tal como se ha
demostrado- los adolescentes, jóvenes y
adultos con discapacidad forman parte
de una población altamente vulnerable a
situaciones de abuso, violencia sexual y
embarazo precoz, es previsible que la
prevalencia de infecciones por VIH u otras
dolencias de transmisión sexual sea
elevada entre ellos.
19. En lo que respecta a América Latina, el
informe afirma que existen 1,6 millones de
personas con HIV, un aumento de 300 mil
con relación a 2003. En este período, el
número de muertes creció de 36 mil a 62
mil.