La población mundial ha crecido continuamente a lo largo de la historia, a pesar de las enfermedades y plagas que han asolado Europa en la Edad Media. La agricultura permitió un aumento de la población al producir más alimentos, aunque a veces brotes de enfermedad causados por la malnutrición provocaban muchas muertes. La Peste Negra del siglo XIV fue una de las peores pandemias, propagada por ratas portadoras y transmitida a los humanos, que diezmó gran parte de la población europea.