El documento describe cómo Sherlock Holmes utiliza el método de observación para resolver un caso de asesinato. Observa pistas como huellas de carruaje, pisadas en el jardín, y un ligero olor agrio en la boca de la víctima. A través de una investigación inductiva, deduce una descripción del asesino y descubre que la víctima fue envenenada. Finalmente, desarrolla un reactivo que le permite descubrir sangre sin importar cuánto tiempo haya pasado.