Michael Gove, candidato a liderar el Partido Conservador del Reino Unido, admitió haber consumido cocaína hace 20 años. Esto tuvo el efecto contrario al que pretendía, ya que en lugar de ser un acto de contrición, se convirtió en una revelación de la hipocresía del establishment británico respecto a las drogas. Además, puso de manifiesto el doble rasero entre la vida privada y pública de los políticos.
Empresarios y Académicos de Nuevo León opinan sobre la legalizacion de las drogas en una carta nacional dirigida a todos los mexicanos, al Presidente y al Congreso de la Unión proponiendo un cambio de paradigmas sobre la guerra contra las drogas, un debate serio y un cambio de leyes.
Empresarios y Académicos de Nuevo León opinan sobre la legalizacion de las drogas en una carta nacional dirigida a todos los mexicanos, al Presidente y al Congreso de la Unión proponiendo un cambio de paradigmas sobre la guerra contra las drogas, un debate serio y un cambio de leyes.
1. NOVEDADES
Es probable que Michael Gove cai-
ga antes por traidor que por cocai-
nómano. La confesión del candida-
to a liderar el Partido Conservador
del Reino Unido de que hace 20
años, en sus turbulentos tiempos
como editor y columnista del diario
The Times, esnifó más de una raya
ha tenido el efecto contrario al que
pretendía el político. Un acto de
contrición fallido se ha convertido
en un ajuste de cuentas pendiente
y en la revelación descarnada del
juego de hipocresía con el que el
establishment británico aborda la
tragedia de las drogas. Gove no
caerá por sus incursiones recrea-
cionales en el mundo de la droga.
Apenas 2 de los 10 candidatos con
los que arrancó la carrera por el
liderazgo tory han podido afir-
mar abiertamente que nunca han
tenido un pecado de juventud. El
resto, en una maniobra preven-
tiva, se ha apresurado a confesar
con arrepentimiento deslices que
despiertan ternura o carcajadas:
de los inevitables porros univer-
sitarios al opio inhalado por Rory
Stewart en una boda iraní o al
cannabis embotellado de Jeremy
Hunt durante un viaje por la India.
¿Debe un político confesar que
consumió cocaína?
Las declaraciones de Michael
Gove, ministro británico de
Medio Ambiente, que admitió
haberse drogado, agitan el debate
sobre la hipocresía y sobre el equi-
librio entre vida privada y pública
Pero Gove ha sido el cordero sa-
crificial a través del que se han
denunciado los años inútiles e in-
eficaces de una “guerra contra las
drogas”, abrazada por conservado-
res y laboristas, que ha dejado un
rastro de dolor entre las clases más
desfavorecidas mientras quedaban
indemnes los creadores de la epi-
demia. Y su caso ha puesto sobre
la mesa el doble rasero de los po-
líticos. “Yo estoy obligada a seguir
un código de conducta extrema-
damente rígido. Si reconociera
públicamente que he consumido
drogas duras, no solo perdería mi
empleo, sino que sería inmediata-
mente eliminada en el registro de
mi profesión”, dijo hace unos días
en el programa de debate político
de la BBC Question Time una mu-
jer entre el público que se presen-
tó como enfermera. “Los diputa-
dos tienen un código de conducta
que es una auténtica basura si se
compara con el de las enfermeras”
La inteligencia emocioal influye
como parte de el modelo de las 4
ramas la presepcion emocional, al
observar en la imagen de abajo a
Michael con una expresion facial
de alguien totalemente fastidiado
y sorprendido de lo que se le acusa,
al ver sido el director y un defen-
sor ambiental de los mas fuertes y
nombrado en todo Reino Unido, es
de esperarse de est figura que se en-
cuentre en una postura como esta.