La firma electrónica es la equivalencia digital de la firma manuscrita y tiene la misma validez legal. Proporciona identidad, integridad, no repudio y confidencialidad a las transacciones electrónicas. La firma digital permite realizar trámites de forma remota sin necesidad de desplazamientos físicos, agilizando trámites públicos y ahorrando tiempo y dinero. Algunas aplicaciones son trámites ciudadanos, compras públicas, gestión documental, operaciones bancarias y pagos electrónicos.