El documento describe la trágica historia de un pastor y su familia que sufrieron mucho debido a la falta de apoyo e irresponsabilidad de la congregación a la que servían. La congregación criticó constantemente a la esposa del pastor y no aumentó el salario del pastor a pesar de la inflación, lo que llevó a que el pastor y su familia pasaran hambre y su hijo muriera debido a la malnutrición. El autor argumenta que las iglesias deben tratar con más amor, responsabilidad y apoyo a los pastores y obreros
Formacion Ministerial Apostolica y pastorañ capítulo 28
1. Desamparado, pero en buena companía por Patricio Martínez
¿Es legítimo que nos sintamos desamparados en medio de las crisis? ¿o que
expresemos nuestras luchas internas por el proceder de Dios? Nos sorprenderá
descubrir que a nuestro Dios no le alarma que tengamos esos sentimientos.
Si pudiéramos retroceder en el tiempo para buscar la más genuina expresión
de la declaración del Padre "este es mi Hijo amado, en quien tengo
complacencia", la última escena que examinaríamos sería la de Cristo
desnudo, colgado de la cruz, agonizando, mientras los soldados lo hostigaban
con sus burlas. No encontramos aquí ninguna evidencia del amor poderoso y
profundo de un Dios tierno y presente. El clamor angustiado de Jesús "Dios
mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?" —la única persona cuya vida
había sido en perfecta obediencia— parece confirmar nuestra observación.
Sí, ¡desamparado! Jesús, en medio de la angustia, se sintió desamparado por
el Padre. No cabía, en ese momento de agónico sufrimiento, la realidad de un
Dios presente y amoroso. Resulta fácil para nosotros, informados por el relato
bíblico, ver la cruz y la resurrección como manifestaciones del amor de Dios.
Sin embargo, ¿por qué no pudo Jesús disfrutar, en ese momento, del amor de
Dios? ¿No era él perfecto? ¿No tenía en claro el futuro?
Muchos siglos antes de la muerte de Jesús, le tocó a Job agonizar por la
pérdida de su familia, sus bienes y su salud. Experimentó el desamparo de su
Dios, aun cuando el Señor lo había declarado un hombre justo. ¿Dónde estaba
el Dios de amor y poder?
Otros siervos escogidos de Dios tampoco entendieron el desamparo de Dios en
momentos de gran dificultad personal: Abram, después de haber llegado en
obediencia a la tierra prometida, se encontró de cara a la hambruna. David fue
ungido como rey mas no escapó de una intensa persecución por parte de un
hombre que se había propuesto asesinarlo. ¿Y qué de nuestro
amigo Jeremías, el profeta de los lamentos? Muchos biblistas consideran que
fue muerto aserrado, y esto como culminación a toda una vida de sufrimiento
producto de su fidelidad a Dios.
Una de las verdades que claramente aprendemos de las Escrituras es que Dios
permite (tal vez, hasta ordena) experiencias de profundo sufrimiento en la vida
de sus hijos y siervos. Muchas veces esto es el resultado de nuestro propio
pecado; otras, fruto del pecado de otros. No debemos, tampoco, olvidar que
gran parte del dolor y las tremendas injusticias que sufrimos son causadas por
el mismo Satanás. De estas, ninguna guerra espiritual nos librará hasta que,
como en el caso del mismo Job, Dios diga "basta".
El Señor no parece estar interesado en librarnos, de manera rápida y decisiva,
de estas angustias y dolores. El sufrimiento de Job se extendió por lo que
pareció toda una eternidad. Otros han gustado de la muerte mientras aún
seguían esperando la liberación. En ocasiones como estas los santos luchan
para mantener viva su fe, especialmente cuando saben que Dios podría
resolver con gran facilidad su situación personal.
3. ¿Hasta qué punto deben sufrir un pastor y su familia «a causa del ministerio»? ¿Es
legítimo presionar al pastor por medio de su salario? ¿Cuándo puede y/o debe un
pastor abandonar a las ovejas sin sentirse fracasado? ¿Debe haber un contrato entre
el pastor y su iglesia, en el cual se describa el trabajo que se espera del pastor y la
iglesia se comprometa a aumentarle periódicamente el salario? ¿Es mejor no tener
pastores de tiempo completo, sino que cada uno debe trabajar y hacer lo que puede?
Tras la consideración de la situación de estrechés que sufrió un pastor, autor analiza
la situación ofreciendo respuesta a las preguntas arriba planteadas.
El niño que luchaba por su vida fue finalmente vencido. El segundo hijo del
pastor estaba muerto y la congregación fue acusada por la tragedia, aunque
ninguno de los miembros aceptaría la culpa ni consideraría que alguien tendría
que sentirse mal por lo acontecido. Hubo algunas expresiones de consuelo
hacia los padres, pero la mayoría lo atribuía a la voluntad de Dios.
A los de afuera les encubrieron los detalles y verdaderos problemas, los de
fondo; es más fácil ocultar que explicar la falta de amor. Dentro de la
congregación hubo muchas justificaciones y excusas, frases sagradas tales
como: "Dios sabe", "La condición actual es dura", "Dios debe estar tratando de
enseñarles cosas" y "¿No hay que dar gracias en todo?" Sin embargo, las
expresiones no cambiaron los hechos, el hijo del pastor estaba muerto. Esto
pasó en una iglesia evangélica. Ocurrió en nuestro continente. En una iglesia
que era bien vista por los demás.
LOS DETALLES
Durante cuatro años, la iglesia había crecido mucho. Más de veinte familias
nuevas habían entrado en comunión. Necesitaban un ministro que se dedicara
completamente al pastorado, que dirigiera a la congregación y ayudara a
"equipar a los santos para la obra del ministerio". Encontraron un pastor, Mario,
quien era un buen maestro de la Palabra y tenía un corazón misionero. Le
ofrecieron un buen salario. Después de varios meses de oración, Mario y su
esposa, Claudia, aceptaron el llamado.
En los años que siguieron se libraron muchas luchas, y la muerte de Felipe, el
segundo hijo de Mario y Claudia fue sólo una consecuencia de ellas.
La primera batalla comenzó contra y sobre Claudia. Ella no acompañaba a
Mario en las visitas de todos los días a las diferentes familias de la
congregación. Las mujeres se quejaban diciendo que la esposa del pastor
anterior las visitaba siempre, pero que esta «era perezosa y vaga». Al ser
criticada, Claudia se resentía y trataba de explicarles que no podía salir mucho
en invierno, porque tenía hijos pequeños, sobre todo por el bebé, el cual tenía
menos de un año.
Cuando no aceptó ser presidente de la sociedad femenil, porque consideraba
que algunas de ellas podrían hacer un mejor trabajo (y porque era más joven
que la mayoría de las integrantes), se acrecentó la crítica. La gente se
preguntaba: "¿Acaso no es responsabilidad de la esposa del pastor el hacer
estas cosas?" "¿Qué clase de ejemplo es?" "Ella sólo quiere vivir una vida fácil,
4. le falta espiritualidad". Según doña María, "ella era mundana, materialista y
sobreprotectora de sus niños" y sentía que era su ministerio perseverar en la
corrección de la esposa del pastor.
Por su parte, Mario invertía la mayoría de las mañanas estudiando y
preparando sus mensajes y los cursos para discipular y desarrollar otros
ministerios de la iglesia. Concentraba su tiempo en las personas dispuestas a
aprender y trabajar y así comenzó dos obras nuevas en pueblos cercanos
donde no había testimonio. Sin embargo algunos pensaron: "¿No le estamos
pagando al pastor para hacer la visitación, la evangelización y la enseñanza?
¿Para qué le pagamos? ¿Cómo es esto de que quiere que lo hagamos
nosotros?" Y como no visitaba pastoralmente a las familias que andaban bien
cada semana —o semana por medio, como lo hacía el pastor anterior— sino
que se dedicaba al discipulado, a los apartados y a los perdidos, decían:
"Nosotros también necesitamos un tiempo a solas con el pastor". Algunos
reclamaban: Dice que a la mañana estudia, y siempre está queriendo hacer
que otros trabajen; debe ser que él también es perezoso y sólo se está
aprovechando de nosotros para vivir una vida fácil.
El hijo del pastor no murió a causa de un ataque directo. Los ataques fueron
dirigidos hacia su padre y su madre. Él era una de las víctimas inocentes, como
ocurre en toda guerra donde sufren muchos la tragedia de pecados ajenos. A
medida que pasaron los meses, Mario y Claudia no recibieron un aumento de
sueldo. Al principio el sueldo era suficiente y bueno, pero por los conflictos y
ciertas voces en la congregación se quedó fijo, nunca fue actualizado.
La inflación fue destruyendo su bienestar mes tras mes. Abandonaron la obra
social por no poder pagar las cuotas y empezaron a comprar comidas cada vez
más baratas, aunque ellos estaban cada vez más gordos. Esto último se debía
a que comían pan y fideos para satisfacerse, porque no podían comprar otra
cosa. Ellos se preguntaban que debían hacer. ¿Abandonar a las ovejas y
trabajar afuera? ¿Cómo poder ayudar a la gente a comprender su situación?
Oraban, pero no recibían respuesta concreta. En momentos críticos, les llegaba
alguna ofrenda que les mandaban amigos de su iglesia anterior.
Finalmente su hijo se enfermó y murió. El médico lo atribuyó a la mala
alimentación. El niño se había ido debilitando y al fin no tuvo resistencia para
vencer una enfermedad. ¿Víctima de una mala nutrición o de una congregación
que lo mató al no pagar al pastor un salario digno?
Esta historia es verídica. Los datos han sido cambiados para proteger la
identificación de los inocentes.
ENFRENTANDO EL PROBLEMA
Hay muchas preguntas difíciles que surgen de esta situación. ¿Hasta qué
punto deben sufrir un pastor y su familia "a causa del ministerio"? ¿Es legítimo
presionar al pastor por medio de su salario? ¿Cuándo puede y/o debe un
pastor abandonar a las ovejas sin sentirse fracasado? ¿Debe haber un contrato
entre el pastor y su iglesia, en el cual se describa el trabajo que se espera del
5. pastor y la iglesia se comprometa a aumentarle periódicamente el salario? ¿Es
mejor no tener pastores de tiempo completo, sino que cada uno debe trabajar y
hacer lo que puede?
La historia es más importante que las preguntas. Las respuestas teóricas que
podemos dar estando fuera de la situación no resuelven el conflicto. Hubo
personas reales que sufrieron porque se dejó de lado el amor práctico y
humano. Alguien puede decir: "Está exagerando", sin embargo no lo creo.
Yo he visto, en mis viajes, a muchos siervos del Señor, hombres de valor,
sufriendo a causa de la irresponsabilidad de las iglesias locales. Hombres y
mujeres dispuestos a sufrir por amor al Reino de los Cielos, sufriendo sin
embargo por causa de la insensibilidad de los hermanos innecesariamente.
He visto ancianos, agotados física y emocionalmente, tratando de sostenerse
por medio de su trabajo y a la vez cumplir con su ministerio. Algunos de ellos
con grandes problemas de salud, otros con problemas familiares o conflictos
internos debidos a la irresponsabilidad de sus prójimos.
Y he estado en la casa de los que, con gran dolor, han abandonado la iglesia,
la obra y han quedado con cierto resentimiento en sus corazones. Los he
escuchado decir a los jóvenes "que no se dediquen al ministerio, a menos que
deseen morir de hambre".
Conozco misioneros enviados por algunas iglesias a comenzar una nueva
iglesia en otra parte de la nación que apenas tienen para vestir a sus niños; sin
embargo, fueron enviados por iglesias que tenían recursos.
He compartido un sólo plato de arroz con huevo entre el pastor, su familia de
cinco y yo. Estas son realidades de cientos de pastores, ancianos, misioneros y
obreros del Señor en toda Latinoamérica.
¿Qué podemos hacer?
Los diferentes casos requieren diferentes soluciones. Debemos recordar que
hay situaciones donde es necesario sufrir necesidad por amor al Reino. Aun
Pablo tuvo períodos en que pasó hambre. Cuando una obra está comenzando
o una región está pasando un tiempo de problemas, como sequía, inundación,
etcétera, es lógico que el obrero padezca junto al pueblo.
Lo serio, lo pecaminoso son los casos donde no es necesario y sin embargo
ocurre.
1. Ayudándonos unos a otros.
En algunos casos, la solución requiere la ayuda de otro anciano o pastor, ya
que es muy difícil para la misma persona decirle a su congregación lo que es
necesario. En cierta ocasión encontré un buen pastor que estaba sufriendo
mucho con su familia. Estaban desanimados. Decidí hablar con otro pastor de
la misma denominación. Le sugerí que, por amor a su pastor colega, hablara
6. con los diáconos y los enfrentara con la realidad, con sus responsabilidades y
con la Palabra de Dios y lo hizo. Gracias a Dios, ellos reconocieron sus faltas y
duplicaron el salario. Otro caso, donde la razón era la construcción del templo
nuevo, cuando se enteró un pastor vecino, habló con los diáconos y, gracias a
Dios, también aumentaron significativamente el salario del pastor.
Reconocieron que el cuidado pastoral es más importante que un edificio nuevo.
Sin duda, es sabio y eficaz que pastores y líderes respetados ayuden a las
iglesias a entender la importancia y urgencia de mantener a sus obreros
correctamente. De acuerdo al Nuevo Testamento cuando los sacerdotes y
levitas no recibían su sostén, tenían que volver a sus hogares dando como
resultado el incumplimiento de sus ministerios. Sin esos ministerios la
espiritualidad del pueblo de Israel se degeneró grandemente.
Las denominaciones pueden establecer pautas prácticas y modelos. Sin
embargo, deben evitar la tendencia de establecer un salario mínimo porque
suele terminar siendo un "salario de hambre". Hay necesidad de enseñar la
importancia del concepto bíblico de un salario digno o aun de "doble honor"
para los que realmente trabajan o predican (1 Ti 5.17, 18).
2. Sólo un trabajo digno merece un salario digno.
De esos versículos surge también el segundo concepto importante, porque hay
veces que el culpable es el mismo anciano o pastor. Eran las 11 de la mañana
y allí estaba sentado, desarreglado, sin afeitar, leyendo el diario. Posiblemente
debió estar levantado hasta muy tarde la noche anterior por alguna buena
razón, sin embargo, me dio la impresión que así era su estilo de vida por el
desorden que le rodeaba. Y lo que yo vi, pudo haberlo visto cualquiera de su
iglesia. En tales casos, los pastores o ancianos que no trabajan con verdadero
afán, predicando o enseñando (1 Ti 5.17), no deben recibir un salario que se
aprecie como digno. Algunos no deben esperar un salario digno porque no
están haciendo un trabajo digno; sin duda no es el caso de la mayoría de los
pastores que trabajan por demás.
La diligencia de uno, su esfuerzo, debe ser evidente a todos como también
servir de modelo a otros. Es fácil en el ministerio usar mal el tiempo, ya que no
tenemos un patrón terrenal que nos esté mirando. Al comprender que el Dios
que nos llamó es un patrón bueno pero que requiere el esfuerzo y diligencia,
debemos trabajar con todo nuestro ser.
Una de las causas de depresión pastoral es, precisamente, el no vivir
responsable y ordenadamente. Para sentirse digno en el ministerio hay que
trabajar con diligencia en él. Muchas veces tenemos que arrepentirnos de
nuestra falta de estudio de las Escrituras, falta de diligencia en la oración y en
el trabajo ministerial. Es necesario que nos arrepintamos de no buscar al
perdido, no fortalecer al débil, no curar al enfermo, de no volver al carril al
descarriado (Ez 34). ¿Andan nuestras ovejas "errantes" por falta de pastor,
mientras que le echamos la culpa al mundo, los engaños, etcétera, en vez de
reconocer nuestra culpa?
7. Cierto pastor de una iglesia de más de 2.500 miembros comentó que su
comprensión del ministerio era el siguiente: Él debía hacer lo mismo que pide a
sus laicos. Si ellos trabajaban 44 horas por semana en un trabajo secular y
después deben dedicar tiempo al servicio del Señor, él también debe trabajar
44 horas, más la cantidad de horas que él piensa que es la responsabilidad de
ellos. De esta manera podría dar un buen ejemplo. Comentó que muchos
pastores piensan que cuando han trabajado sus 44 horas han hecho ya lo
debido.
Si vamos a esperar un salario digno, nuestro trabajo deberá ser digno y
esforzado.
3. En la iglesia, el uso de los recursos debe ser determinado por prioridades
correctas.
Hay iglesias que están equivocadas en sus prioridades. Invierten la mayor
parte de su dinero en nuevos edificios y otros bienes materiales en vez de
hacerlo en vidas humanas. Una encuesta realizada entre iglesias evangélicas
latinas, demostró que 80% del dinero de las ofrendas era usado para edificios y
bienes materiales, y que sólo 20% se destinaba al ministerio directo. La
mayoría se ocupa de la construcción del edificio en primer lugar y después en
la obra del ministerio. Como consecuencia, ocurre que sus edificios están
ocupados hasta la mitad. Cuando las prioridades son correctas y se pone al
ministerio y a las personas en primer lugar, el resultado es una iglesia que
crece constantemente. Pastoralmente debemos guiar a las congregaciones a
prioridades correctas.
Cierto pastor anciano me contó que en su iglesia había enseñado y peleado
para que siempre 50% o más del total del dinero que entraba fuera invertido en
ministerios y misiones. A muchos no les había gustado, pero el resultado es
que la iglesia creció mucho y sostiene a varios misioneros. El pastor tiene la
gran responsabilidad de enseñar correctas prioridades.
4. La enseñanza clara debe moldear la mentalidad monetaria.
En mi ministerio he encontrado pocos temas que me cueste tanto enseñar
como la responsabilidad de los creyentes a dar. No quiero ser identificado con
los que hacen del ministerio una fuente de ganancia, y eso hace que me cueste
hablar del tema. Sin embargo, un pastor con cariño me reprendió: "pecas
contra tu gente al no enseñarle claramente sus responsabilidades, como
también haces que pierdan la bendición que viene por cumplir esa
responsabilidad". Y es así, aunque me cueste, necesito hablar del tema para el
bien de ellos.
En muchas ocasiones he escuchado a líderes nacionales criticando a los
misioneros porque "no enseñaron a dar", pero lamentablemente ellos tampoco
lo hacen. En el fondo hay dos verdades: cuando somos honrados nos cuesta
hablar del tema, y por otro lado, a la gente le cuesta aprender a dar.
8. 5. El llamado al ministerio no implica necesariamente que debo vivir
completamente de él.
Pablo hizo carpas cuando fue necesario, y no era porque faltó fe ni la bendición
de Dios sobre su vida. Se dedicó completamente al ministerio cuando pudo y
siguió igual cuando hizo carpas. La aplicación incorrecta del versículo de Lucas
9.62 que dice: "Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es
apto para el reino de Dios" ha afligido indebidamente a muchos. Pablo no miró
atrás cuando trabajó haciendo carpas. El trabajo con sus manos hizo posible
que él siguiera ministrando. Trabajar secularmente puede ser el medio más
eficaz en ciertas situaciones para ministrar.
En muchas ocasiones es recomendable que trabajen fuera del ministerio para
poder cubrir las necesidades de sus familias, lo que es necesario para no traer
descrédito sobre la obra. Si una iglesia no es suficientemente grande para
sostener al pastor con una dedicación de tiempo completo, es posible que
tampoco haya el trabajo pastoral que lo requiera. Como una iglesia muy grande
puede necesitar varios pastores de tiempo completo, una iglesia chica puede
no necesitar de un pastor de tiempo completo. En diversos lugares hay un
pastor para varias iglesias chicas en pueblos cercanos, porque ninguna de
ellas justifica el tiempo exclusivo de un hombre ni puede sostenerlo
completamente.
6. Los documentos escritos ayudan a mantener la claridad de los acuerdos.
Las personas son expertas en olvidar, especialmente lo que no les conviene.
Entre cristianos, muchos rechazan acuerdos escritos porque creen que no es
necesario y están en contra del "Espíritu". He encontrado en mi propia vida la
importancia de escribir conclusiones y acuerdos aunque mi carne lo resista. He
tenido muchos problemas que hubiera evitado si en el momento de hablar
hubiéra puesto por escrito las conclusiones. Pasando el tiempo, las ideas,
determinaciones y comentarios que completan la idea terminan siendo
olvidados, hasta que uno mira el papel y tiene que decir: "Así era la cosa".
Es sabio que una iglesia, cuando llama a un pastor, haga por escrito una
descripción de las responsabilidades del pastor hacia la congregación y de la
congregación hacia el pastor. Cuántos problemas se hubieran evitado en la
historia de la cristiandad si esto se hubiera hecho.
Esta descripción debe incluir lo que realmente espera la congregación del
pastor (objetivos, filosofía del ministerio, forma de trabajar, etcétera) como
también, qué compromiso tomará la congregación con el pastor (salario,
aumentos por inflación, obra social, jubilación, vacaciones, etcétera). Todo lo
que no ha sido aclarado de antemano dejará lugar para problemas en el futuro.
Por otra parte, la iglesia tendrá gente nueva más adelante que no participó del
arreglo inicial. Ellos necesitan ser informados de cómo era lo hablado. Todo
puede ser modificado y adaptado a las nuevas necesidades, pero debemos
hacerlo de común acuerdo y teniendo en cuenta la palabra empeñada. Para
ello, nada mejor que dejar por escrito lo que se habla.
9. 7. En ocasiones es necesario salir de una iglesia para el bien de la familia y la
iglesia.
Todos nosotros tenemos momentos en que deseamos largar todo y volver
atrás; es común y parte del ser humano. Pero no por eso debemos hacerlo. En
algunas ocasiones me he sentido desanimado y he considerado la posibilidad
de retirarme. Sin embargo Dios me ha llamado y debo seguir. La historia
muestra que la continuidad en un pastorado es muy importante para el
crecimiento de una iglesia; algunos han observado que el pastor típico necesita
estar en un lugar por más de 3 años para empezar a ver frutos significativos de
su trabajo y es en esos primeros años donde hay más desaliento.
Sin embargo hay ocasiones en que es necesario dejar una iglesia. Una de ellas
es cuando por razones de supervivencia de la familia es necesario ir a otro
lugar. Es muy difícil que el pastor consienta en hacerlo, pero muchos han
encontrado así nueva bendición en su vida y ministerio. Nunca debe ser una
decisión rápida ni demorada.
Gustavo y su esposa ministraban en una ciudad chica. Dios los usó como
instrumento en la salvación de muchos. La pobreza era grande y los hermanos
daban poco. Gustavo, con su amor para con la gente, muchas veces terminaba
dando de su comida a familias en peor situación que la de él.
Pasaron los años y la salud de la esposa y uno de sus hijos se fue
deteriorando, terminando en problemas serios. Gustavo se sentía mal por
"abandonar" sus ovejas, sin embargo vio cómo su esposa estaba cada vez más
enferma y negativa. Ella sólo pedía que tuvieran lo que consideraba lo mínimo.
La tensión crecía entre ellos al punto que amenazó abandonarlo si él no
proveía razonablemente para las necesidades del hogar.
Un pastor le aconsejó la conveniencia de buscar otro lugar de servicio. Lo hizo,
y Dios le abrió una puerta en otra ciudad, y de una manera especial está
usando a los dos allí. Su ministerio ha crecido y, a la vez, Dios está
bendiciendo a la iglesia que dejó. El Señor es el Gran Pastor.
8. La oración que funciona
El ministerio de la oración y los caminos de Dios son reservados sólo para él.
Él nos ha invitado a orar y presentar todas nuestras necesidades en oración
con gratitud. ¿Por qué contesta en algunas ocasiones y en otras no? Es un
misterio para nuestra comprensión y no encontramos respuesta completa.
Todos hemos tenido las experiencias preciosas de estar sin un peso y, en una
forma milagrosa, tener la respuesta de Dios al proveernos lo justo. En otras
ocasiones hemos orado y orado, sin alivio alguno. Me viene la pregunta de
Jesús a la mente: "Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la
tierra?" ¿Tengo yo respuestas a esto? No completas, pero he aprendido a
confiar y seguir orando. ¿Cuántas veces hemos visto provisiones milagrosas?
Innumerables veces y seguimos necesitándolas para sobrevivir. Cuando no
han venido, hemos buscado la sabiduría del Señor para saber cómo él desea
11. 2. ¿Cuándo pasamos por una crisis, en qué nos beneficia venir al Señor y
expresar nuestra angustia y dolor?
3. Dios está en perfecta ___________aun cuando yo no lo estoy.
4. Dios se muestra ____________________con mi lucha y no se escandaliza
por mi clamor.
5. ¿Qué métodos pueden utilizar aquellos pastores que estan siendo mal
tratados por su congregación en cuanto a salario?
6. Sin duda, es sabio y eficaz que _________________y líderes
_____________ ayuden a las iglesias a entender la importancia y urgencia de
mantener a sus obreros correctamente.
Sólo un trabajo digno merece un salario digno:
7. ¿Qué características debe tener un pastor para que se considere ‘digno de
doble honra’?
8. Mencione una de las causas de depresión en los pastores.
9. Para sentirse ___________en el ministerio hay que trabajar con
____________ en él.
10. Si vamos a esperar un _____________ digno, nuestro trabajo deberá ser
__________ y _________________.
11. ¿Qué importancia tiene que enseñemos correctamente el principio de dar
en nuestras congregaciones?
12. ¿En qué ocasiones se requiere que el pastor tenga un trabajo adicional al
ministerio?
13. ¿Qué importancia tiene un ‘contrato’ escrito entre el pastor y la
congregación?
14. Mencione algunas de las razones por las cuales se hace necesario salir de
una iglesia.
15. Parte de la fe es saber que Dios da soluciones _______________ a los
problemas reales que pueden ser muy diferentes a las nuestras.
16. Reflexione en cada una de las preguntas con que termina la lección.