Markel asiste a las fiestas del pueblo con sus padres, pero se distrae al ver grandes cabezas y los sigue, perdiéndose de vista de sus padres que se asustan al no encontrarlo. Markel pasa el rato con los que llevan las cabezas grandes y ahora se despide, pero al no ver a sus padres se pone triste hasta que los bailarines lo suben en alto y desde ahí ve a sus padres, baja corriendo y los abraza contento.