Este himno cristiano alaba a Jesús por su dulce memoria y presencia, que traen paz verdadera más dulce que la miel. Nada se compara con la alegría de un alma llena de Cristo. La dulzura de Jesús supera todos los gozos humanos y hace que el mundo parezca vano. El himno pide perdón y la gracia de gozar eternamente de la presencia esplendorosa de Jesús, sentado a la diestra de Dios Padre.