El documento cuenta la historia de un niño que casi es atacado por un cocodrilo mientras nadaba, pero su mamá logra salvarlo agarrándolo con fuerza de los brazos. Aunque el niño sufre heridas en las piernas, sobrevive gracias al amor y esfuerzo de su mamá por no soltarlo. La moraleja es que así como el niño tiene cicatrices de las garras de su mamá que lo salvaron, nosotros también tenemos marcas de cuando Dios nos ha sostenido con fuerza para no caernos.