Un niño se estaba bañando en una laguna detrás de su casa cuando su madre lo vio siendo atacado por un caimán. La madre logró salvar al niño agarrándolo fuertemente de los brazos mientras el caimán mordía sus piernas. Aunque el niño sobrevivió con cicatrices en las piernas, dijo que las marcas que debían ver eran las marcas de las uñas de su madre en sus brazos, pues estas marcas significaban que su madre no lo soltó y le salvó la vida.