El primer disco duro apareció en 1956 y pesaba una tonelada con una capacidad de 5 MB, era más grande que una nevera actual y usaba válvulas de vacío requiriendo una consola separada. Un disco duro contiene una carcasa, placa de circuitos para componentes electrónicos, conectores para conectarlo a la placa base y fuente, un motor para girar los discos magnéticos, un motor electro-magnético para mover los cabezales de lectura/escritura.