Antes de la Primera Guerra Mundial, las potencias europeas se agruparon en dos bloques rivales debido a las tensiones imperialistas y la búsqueda de influencia internacional. Por un lado, Alemania y Austria-Hungría formaron el bloque de las Potencias Centrales; por otro, Francia, Gran Bretaña y Rusia crearon la Triple Entente para contrarrestar el poder de Alemania. Las crisis en los Balcanes y la carrera armamentista aumentaron las hostilidades entre los bloques y condujeron al estallido de la guerra en 1914.