El documento habla sobre la importancia del servicio y la humildad en lugar de buscar prestigio o autoridad. Cita a Jesús diciendo que el que quiera ser el primero debe ser el servidor de todos. También advierte que la acepción de personas puede causar envidias, peleas y desorden. Pide a Dios sabiduría para no despreciar a nadie y ayudar a creer en sus palabras de acoger a los demás y sembrar la paz.

1. EL QUE QUIERA SER EL PRIMERO,
QUE SEA EL SERVIDOR DE TODOS.
Queridos amigos: El lenguaje de nuestra sociedad no es el lenguaje de
Jesucristo.
El lenguaje de nuestro mundo consiste en “estar arriba”, en tener prestigio,
gloria, audiencia, títulos, votos, alcaldías o gobiernos.
¿Cómo entender el gesto de Jesucristo, que “abrazando a un niño” dice: “quien
quiera ser el primero, que sea el servidor de todos”? (Mc. 9, 35 – 36).
 ¿Quién puede entender, que la acogida, (hasta la de un niño) puede expresar la
importancia del servicio?
 ¿Quién puede entender, que la autoridad es ejercer un servicio con humildad y
sinceridad?
 ¿Quién puede entender, que en el servicio “no puede haber acepción de
personas”?
El apóstol Santiago, 3, 16, 4, 3, nos recuerda las consecuencias de la acepción
de personas: “envidias, peleas, desorden y toda clase de males”.
 Señor: danos la luz de tu Espíritu para que no olvidemos que nuestra grandeza
y autoridad está en el servicio.
 Concédenos, la sabiduría de tu Espíritu para no despreciar a nadie, por
pequeño o grande que sea.
 Ayúdanos, Señor, a no usar tonos despectivos, olvidos, humillaciones y
menosprecios hacia nadie.
 Ayúdanos, Señor, a creer en tus palabras y en tus gestos:
- “El que acoge a un niño en mi nombre, me acoge a mí”.(Mc. 9, 37).
- “Los que procuran la paz están sembrados y su fruto es la justicia”.
(St.3, 18).
Gabriel.
25º. Domingo Ordinario. Ciclo. B.
Madrid. 20 de Septiembre de 2015.