2024 - PPT - 10 Días de Oración - Orientaciones para uniones y campos - ESP...
Leccion Joven: Señor de toda nación (Amós)
1. lección 4
20 al 26 de abril
Señor de toda nación
(Amós)
«Ruge el león; ¿quién no temblará de miedo?
Habla el Señor omnipotente; ¿quién no profetizará?»
Amós 3: 8
Los países son gobernados por presidentes, reyes, ministros
y generales, pero solo hay un Monarca cuyo reino
no tiene principio ni fin: Jesucristo, el Señor de todo.
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2. sábado
20 de abril
Amós 1, 2; Introducción
Mateo 25: 31-46 ¡Rugidos!
«¿Por cuánto tiempo seremos afligidos? ¿Durante cuánto tiempo seremos oprimi-
dos?». Ese es el clamor de los justos cuando son oprimidos por quienes ocupan posi-
ciones de poder. Albert Einstein dijo en cierta ocasión: «En asuntos de verdad y jus-
ticia, no existen diferencias entre problemas grandes y pequeños, ya que los asuntos
relacionados al trato de la gente son todos iguales».* Mateo 25: 46 nos dice que
quienes no cuidan de los necesitados «irán al castigo eterno».
No importa que la tormenta ruja, mantengámonos en la nave de Dios.
Como cristianos, somos o seremos oprimidos; ya sea por nuestros supervisores,
por nuestros instructores o por el gobierno. Es importante que permanezcamos fieles
a Dios porque del mismo modo que el león es el rey de la selva, Dios es también el
rey de este mundo. Él es el ser más fuerte, y jamás se olvida de su pueblo. Así como
hubo un rugido en el tiempo de Amós, del mismo modo habrá un rugido en el
presente.
Recuerdo que durante mi primer año en la facultad de medicina hubo un período
en que el clima estuvo pésimo. Como resultado, se suspendieron las clases. Cuando
regresamos a la escuela, se nos informó de que habría sesiones de recuperación para
las clases que habíamos perdido y que tendrían lugar el sábado siguiente. Yo me
sentí incómodo, pero de nada me sirvió. Las sesiones se llevaron a cabo aquel sábado.
Pero Dios siempre acude en ayuda de sus hijos. El Señor impresionó al técnico del
departamento audiovisual para que me grabara las charlas de forma que las pudiera
ver ¡durante mis horas de almuerzo la semana siguiente!
En ocasiones nos veremos en situaciones que pondrán a prueba nuestra relación
con Dios. Recordemos que él siempre librará a su pueblo. El verdadero creyente
confía en él, sin importar las dificultades que enfrente. Esta semana, al estudiar en el
libro de Amós respecto al cuidado de Dios por su pueblo, recordemos que él es fiel y
que siempre cumple sus promesas. No hay carga que no pueda llevar, no hay proble-
ma que no pueda solucionar, ni necesidad que no pueda satisfacer. No nos sinta-
mos atemorizados jamás. No importa que la tormenta ruja, mantengámonos en la
nave de Dios.
* QuotationsBook, http: //quotationsbook.com/quote/33832/ (consultado el 15 de febrero de 2012).
Annalisa Miller, St. Catherine, Jamaica
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3. domingo
21 de abril Amós 3: 1;
Logos Lucas 12: 47; 19: 12-27;
1 Corintios 2: 12-14;
El peligro del privilegio Efesios 1: 3
Privilegios y responsabilidades (Amós 3: 1; Mat. 25: 14-30; 1 Cor. 2: 12-14)
Tener hijos y criarlos no es para los débiles de carácter; incluso para Dios,
constituyó una ardua tarea criar a sus hijos. Los hijos de Israel eran su pueblo es-
cogido. Ellos se sentían envanecidos y privilegiados por ese motivo. Dios los pro-
tegió y los libró de terribles acontecimientos, y ellos se volvieron orgullosos
y descuidados y después, al olvidar a su Padre, comenzaron a rebelarse. Como
resultado muchos de ellos fueron destruidos porque no respondieron a sus nume-
rosas advertencias y oportunidades para arrepentirse.
Como cristianos, también se nos han concedido muchos privilegios. Tene-
mos una esperanza y un Padre que siempre está presente cuidándonos y guiándo-
nos para vernos crecer, asimismo nos proporciona oportunidades para que madu-
remos espiritualmente y para que nos parezcamos más a él. Como sus hijos,
re ibimos también corrección y enseñanzas a través del Espíritu Santo, otro don
c
que únicamente los cristianos pueden disfrutar (1 Cor. 2: 12-14).
El peligro del privilegio I (Lucas 12: 47)
Tan pronto como los discípulos y otras personas presentes recibieron el Espí-
ritu Santo el día de Pentecostés, lo primero que hicieron fue predicar y ministrar
(Hech. 2). Esto revela que con cada don y privilegio que recibimos de nuestro
Salvador, también recibimos una responsabilidad. Es obligatorio que actuemos
de acuerdo con dichas responsabilidades, ya que en la Biblia leemos: «El siervo
que conoce la voluntad de su señor, y no se prepara para cumplirla, recibirá mu-
chos golpes» (Luc. 12: 47). No debemos ser como los fariseos y los saduceos que
se volvieron orgullosos y egoístas porque se consideraban hijos de Dios. Más bien
debemos ser personas consideradas, amables y generosas para representar al
Salvador.
El peligro del privilegio II (Mat. 25: 14-30; Efe. 1: 3)
Pablo, en su Carta a los Efesios, afirma claramente que todos recibimos ben-
diciones espirituales. Dios ha creado a cada persona con dones y talentos para
propósitos concretos. Sin embargo, debemos observar que esas bendiciones vie-
nen acompañadas de responsabilidades. Se espera que todos demos cuenta de lo
que hemos hecho con nuenstros talentos. Jesús nos examinará individualmen-
te y nos dará nuestra recompensa en función de la forma en que hayamos utiliza-
do y multiplicado nuestros talentos. «En el gran día del juicio, aquellos que no
han trabajado por Cristo, los que se han dejado llevar al garete sin cargar respon-
sabilidades, pensando en sí mismos y agradándose a sí mismos, serán colocados
por el Juez de toda la tierra con aquellos que obraron el mal. Reciben la misma
condenación».*
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4. Tomando en cuenta la experiencia de Pablo vemos que los cristianos tienen
un privilegio vocacional doble. «Aunque soy el más insignificante de todos los
santos, recibí esta gracia de predicar a las naciones las incalculables riquezas de
Cristo, y de hacer entender a todos la realización del plan de Dios, el misterio que
desde los tiempos eternos se mantuvo oculto en Dios, creador de todas las cosas»
(Efe. 3: 8, 9). Nuestra responsabilidad es compartir a Cristo con el mundo de
forma que al proclamarlo a los demás, Dios pueda a través del Espíritu Santo re-
velar e iluminar a quienes están dispuestos a escuchar. El Señor es misericordioso
y desea ayudarnos a descubrir nuestros dones. Él desea mostrarnos cómo utilizar
nuestros talentos en la mejor forma posible para bendecir a los demás y compartir
su amor con ellos.
El Señor desea ayudarnos a descubrir nuestros dones.
PARA COMENTAR
1. ¿ or qué algunas personas dejan de utilizar sus talentos para cumplir el propósito
P
divino?
2. Qué dones especiales ha concedido Dios a su pueblo y cómo responderías a al-
¿
guien que se quejara de no poseer talentos?
3. os israelitas se sentían orgullosos de ser el pueblo escogido de Dios. Ese orgullo
L
resultó ser un elemento destructivo y les impidió compartir el evangelio con los
demás. ¿En qué sentido dicho orgullo está presente en nuestra iglesia hoy?
*Palabras de vida del gran Maestro, cap. 25, p. 299.
Dane Johnson, St. Catherine, Jamaica
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5. lunes
22 de abril
Testimonio Mateo 25: 31-46;
Lucas 12: 47
El meollo del asunto
«El hacer bien es una obra que beneficia tanto al que da como al que recibe.
Si se olvidan de ustedes mismos en su interés por otros, ganan una victoria sobre
sus flaquezas. La satisfacción que sentirán al hacer bien los ayudará grandemente
a recuperar el estado saludable de la imaginación.
«Nosotros somos sus mayordomos».
»El placer de hacer bien anima la mente y hace vibrar todo el cuerpo. Mientras
los rostros de las personas benévolas son iluminados por la alegría y expresan la
elevación moral de la mente, los de las personas egoístas, mezquinas, tienen una
expresión abatida, desanimada, melancólica. En sus rostros se ven sus defectos mo-
rales. El egoísmo y el amor propio estampan su sello peculiar en el hombre exterior.
»La persona impulsada por una benevolencia verdadera, desinteresada, participa
de la naturaleza divina, habiendo escapado de la corrupción que hay en el mundo por
la concupiscencia; mientras que los egoístas y avaros han acariciado el egoísmo hasta
el punto de haberles hecho marchitar su solidaridad social, y de hacer que sus rostros
reflejen la imagen del enemigo caído más bien que la de la pureza y santidad».*
Mateo habla del rey que viene en toda su gloria y que dice a quienes está a su iz-
quierda: «Porque tuve hambre, y ustedes no me dieron nada de comer; tuve sed, y no
me dieron nada de beber; fui forastero, y no me dieron alojamiento; necesité ropa, y
no me vistieron; estuve enfermo y en la cárcel, y no me atendieron» (Mat. 25: 42, 43).
No hacer el bien es aquí una muestra de un comportamiento inhumano.
«El cimiento de la integridad comercial y del verdadero éxito es el reconoci-
miento del derecho de propiedad de Dios. El Creador de todas las cosas es el pro-
pietario original. Nosotros somos sus mayordomos. Todo lo que tenemos es depó-
sito suyo para ser usado de acuerdo con sus indicaciones.
»Es esta una obligación que pesa sobre cada ser humano. Tiene que ver con
toda la esfera de la actividad humana. Reconozcámoslo o no, somos mayordomos
provistos por Dios de talentos y facilidades y colocados en el mundo para hacer
una obra asignada por él».**
PARA COMENTAR
1. ¿Es lo mismo no hacer lo bueno que hacer lo malo? Justifica tu respuesta.
2. En qué forma estás utilizando los talentos que Dios te ha dado para el avance
¿
del evangelio?
* Mensajes para los jóvenes, cap. 64, p. 146.
** Exaltad a Jesús, p. 298.
Annalisa Miller, St. Catherine, Jamaica
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6. martes
23 de abril
Amós 1
Evidencia
No hagas daño
El libro de Amós presenta el juicio divino decretado sobre el pueblo de Israel
por haberse alejado de su Palabra y por oprimir a personas menos afortunadas que
ellos. El rugido de Dios semejante al de un león es un recordativo de su gran ira, y
además anuncia el juicio lanzado sobre aquellos que lo hacen enojar. Las acciones
de los israelitas son parecidas a las de mucha gente en la actualidad.
Las acciones de los israelitas son parecidas
a las de muchos en la actualidad.
Las páginas de la historia han documentado numerosos casos en los que el
pueblo de Dios fue oprimido. La opresión se produce por motivos religiosos, polí-
ticos, de nacionalidad, raza o género. La radicalización de las tendencias políticas
sirve de escenario a los más viles atentados contra la humanidad. Una complicada
interacción de factores, unida a la desmedida capacidad de engaño, precipitó por
ejemplo la masacre de judíos y prisioneros de guerra en un momento clave de la
Segunda Guerra Mundial. Aquellos crímenes fueron perpetrados no por rebeldes,
delincuentes o personas marginadas, sino por médicos y policías que actuaban con
la autorización de su propio gobierno. De esa manera se resquebrajó no solo el
estado de derecho, sino el apego a las enseñanzas de Jesús.
Desde luego que nuestro Señor no podría permitir que aquellas acciones que-
daran sin castigo. Al final de la guerra muchos de esos médicos y funcionarios
fueron apresados y juzgados por crímenes de lesa humanidad. Esos juicios fueron
celebrados por el Tribunal de Nuremberg. Al igual que en el tiempo de Amós:
«Ruge el Señor desde Sión; truena su voz desde Jerusalén. Los pastizales de
los pastores quedan asolados, y se seca la cumbre del Carmelo» (Amós 1: 2). En
1 Corintios 4: 5 se habla de eso, ya que todo lo oculto, incluyendo nuestros peca-
dos, serán traídos a la luz.
PARA COMENTAR
1. Qué textos bíblicos mencionan sucesos parecidos relacionados a los tiem-
¿
pos del fin?
2. Qué sucesos recientes en el ámbito internacional son una muestra de las profe-
¿
cías relacionadas con el segundo advenimiento de Jesús?
3. ¿Cómo protegerá el Señor a su pueblo en los últimos días?
El Deseado de todas las gentes, caps. 3, 73.
Jason Orlando Knight, Kingston, Jamaica
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7. miércoles
24 de abril
Cómo actuar Amós 1: 2; 3: 2;
Mateo 25: 31-46;
Prepárate para su juicio Lucas 12: 47, 48
Amós habla del juicio de Dios y de la necesidad de estar preparados para su
venida. ¿Crees que las profecías de Amós son relevantes para nosotros hoy?
Hemos escuchado la voz del Señor en muchas ocasiones, pero no hemos
atendido a su llamado. Debemos compartir el evangelio tanto con los más aco-
modados como con los pobres de nuestra sociedad. Sin embargo, a veces maltra-
tamos a los demás para exaltarnos a nosotros mismos. Más bien debemos con-
templar a Jesús con el fin de cambiar nuestros caminos y de prepararnos para su
regreso. Hay algunas formas en que podemos lograrlo:
Prestemos atención al juicio divino. Amós escuchó la voz del Señor y sus profe-
cías se cumplieron. Sin embargo, algunos decidieron no escucharlo porque no
deseaban apartarse de sus prácticas pecaminosas. ¿Será que todavía nos aferra-
mos a cosas que no nos aportan esperanzas?
Nada es más importante que la obra de Dios.
Vivamos la Palabra de Dios. Deberíamos meditar en la Palabra de Dios a diario
y pedirle al Espíritu Santo que nos ayude a vivir de acuerdo con sus principios.
Deberíamos hablarles de Jesús a los demás y ayudarlos a entender las promesas
de Dios y sus juicios. En la actualidad se nos pide que actuemos del mismo
modo que Amós cuando reprendió a las naciones que vivían en pecado. Hable-
mos a todos de nuestro Salvador.
Ayudemos al pueblo de Dios. En ocasiones estamos tan atrapados en nuestras
prácticas egoístas que ni siquiera somos amigables con otros cristianos. Algunos
propagan chismes que afectan a los miembros de la iglesia, y Dios dice que si
hemos perjudicado a los demás, también se lo hemos hecho a él (Mat. 25: 40).
Por tanto, debemos ser cuidadosos respecto a lo que perjudique al pueblo de
Dios. Es importante que actuemos en forma positiva en todo momento, para
que no se alejen de Dios quienes se encuentran desanimados. Si deseamos ayu-
dar a los demás, deberíamos asegurarnos de que nuestro entorno sea acogedor.
Si amamos a Dios, defenderemos a los pobres y a los necesitados que están en
nuestro medio, ya que eso fue lo que Jesús hizo mientras estuvo en este mundo.
Trabajemos para Dios. Mucho se espera de aquel a quien se le ha dado mucho, por
tanto deberíamos esparcir el mensaje de Dios a todo rincón del planeta. Sin embar-
go, primero debemos instruir a quienes nos rodean comenzando por nuestros ho-
gares y comunidades. Se nos ha encargado preparar a otros para el regreso de
Cristo. Nada es más importante que la obra de Dios, por lo que debemos estar
dispuestos a colocarlo a él en el primer lugar de todas nuestras actividades.
Ashaney James, St. Catherine, Jamaica
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8. jueves
25 de abril
Isaías 58
Opinión
¿Eres un faro de luz?
Los faros guían a los barcos que surcan los mares. Son un importante elemen-
to para la navegación segura y para la llegada a los puertos. Los mensajes proféticos
de Dios son como faros. Esos mensajes iluminan el camino que nuestras vidas
deberían tomar. Además nos guían en la dirección correcta para así llegar con se-
guridad al reino de Dios. Sus mensajes proféticos también nos señalan a Jesús y
nos muestran que la bondad no consiste únicamente en hacer grandes cosas, sino
que también tiene que ver con las cosas pequeñas que estimularán grandes cam-
bios en las vidas de los demás.
Soy un vaso vacío que deber ser llenado con su Santo Espíritu.
Isaías 58: 6-11 nos dice que cuando hacemos el bien, nuestra luz brilla y somos
bendecidos. Me he dado cuenta a través de los años de que muchos cristianos fra-
casan al no alcanzar a la gente con quien se relacionan y saludan a diario, incluyen-
do a aquellos con quienes trabajan. Creo que los cristianos pueden mejorar mucho
en lo que concierne a ayudar a los demás. Una sonrisa, o quizá una expresión tipo
«Hola, ¿cómo te va?», podría alegrar la rutina diaria de alguien. Como cristianos no
debemos ser piedras de tropiezo para los demás descuidando la bondad y la
generosidad.
Es importante que tengamos una íntima relación con Cristo a través de la
oración y del estudio de la Biblia. Debemos permitir que el Espíritu Santo nos
ayude a ser como Jesús cada día de nuestras vidas. Ser como él debería ser nuestro
ideal. Además, la lección de esta semana me ha ayudado a creer que Dios puede
usarme y que me usará, siempre que yo se lo permita. Soy un vaso vacío que debe
ser llenado con su Santo Espíritu.
Escudriña la Palabra de Dios y, al hacerlo, pide sabiduría y entendimiento para
discernir cómo desea Dios que ayudes a los demás. Ponte en pie. Levántate, sé va-
liente, y permite que tu luz brille.
PARA COMENTAR
1. Qué recursos hay disponibles para que seas un faro de luz, haciendo que los
¿
demás se acerquen a Dios?
2. ¿En qué forma has sido un faro de luz durante esta semana?
Sheneka Davidson, Kingston, Jamaica
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9. viernes
26 de abril
Exploración Amós 4: 6-12
Él puede. ¿Estás dispuesto?
PARA CONCLUIR
Somos la iglesia de Laodicea. Vagamos por el mundo y caemos en las trampas de
Satanás. Dios nos envía a su Espíritu de la misma forma en que lo hizo en el tiempo
de Amós. Su propósito es concedernos un carácter semejante al de Cristo. «Una
persona verdaderamente convertida está tan llena del amor de Dios, que anhela co-
municar a otros el gozo que posee».*
CONSIDERA
• tilizar una hoja de papel cuadriculado con el fin de preparar una gráfica que
U
abarque todos los años de tu vida espiritual. Comienza con el momento en
que fuiste bautizado o bautizada y concluye con el día de hoy. Señala diferentes
puntos relevantes, vinculados a tu crecimiento espiritual: los libros que has leí-
do, la gente ante quien has testificado, los actos de servicio y la gente que has
conducido al bautismo. Observa las altas y las bajas de la gráfica. ¿Qué crees que
contribuyó a dichos acontecimientos clave?
• Enviar una tarjeta o un mensaje electrónico a algún amigo contándole todo lo
que has descubierto durante tu devoción personal en las últimas semanas.
• Tocar, cantar o leer el himno nº 246, «Te quiero, mi Señor» (nº 237 del antiguo
himnario). Componer un poema utilizando las ideas que te vinieron a la mente
al hacerlo.
• Ofrecer una oración por las personas con quienes te encuentras a diario, pidien-
do por sus necesidades.
• levar un registro diario de tus experiencias espirituales tomando en cuenta la
L
forma en que Dios se te revela.
• ornear algunas galletitas, o cambiar a un envase diferente algunas que has
H
comprado, colocando el texto de Juan 3: 16, 17 en la bolsa o funda donde las has
puesto. Entrégalas a algún amigo que parecer estar necesitando el mensaje ence-
rrado en ese texto.
PARA COMENTAR
Josué 24: 14-24; 1 Reyes 18: 20-39; Filipenses 3: 8-14.
El Deseado de todas las gentes, cap. 74.
* Testimonios para la iglesia, t. 9, p. 25.
Alden J. Ho, Berrien Springs, Michigan, EE. UU.
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