LABERINTOS DE DISCIPLINAS DEL PENTATLÓN OLÍMPICO MODERNO. Por JAVIER SOLIS NO...
Qué es el Femicidio
1. INTRODUCCION
El Femicidio es un tipo de homicidio específico en el que un varón asesina a una mujer, chica
o niña por ser de sexo femenino. A diferencia de otros tipos de asesinato, los
feminicidios suelen ocurrir en el hogar como consecuencia de violencia de género. También
se categorizan dentro de los crímenes de odio, dado que se dan en un contexto en el que lo
femenino ha sido estigmatizado durante años.
La palabra “femicidio” está en disputa; hay autores que afirman que incluye cualquier
asesinato cuya víctima sea una mujer, independientemente del género de quien lo cometa o
de cuáles sean sus motivaciones.
El femicidio es la manifestación más extrema del abuso y la violencia de hombres hacia
mujeres. Se produce como consecuencia de cualquier tipo de violencia de género, como
pueden ser las agresiones físicas, la violación, la maternidad forzada o la mutilación genital.
Se calcula que cada año se perpetran alrededor de 66 mil feminicidios en el mundo. No
obstante, hay que tener en cuenta que el número de casos de violencia de género tiende a
infravalorarse y que muchos países no diferencian entre los homicidios y los feminicidios.
Mientras que el 80% de las víctimas de asesinato son hombres, cuando hablamos
concretamente de homicidio familiar o íntimo el porcentaje de hombres desciende a un tercio.
Este es uno de los factores que explican por qué el feminicidio requiere ser distinguido del
resto de asesinatos.
Los países con las tasas más altas de femicidio son El Salvador, Jamaica, Guatemala,
Sudáfrica y Rusia. Más de la mitad de los 25 países con mayor tasa de femicidios están en
América; además de los mencionados, en la lista se encuentran Honduras, Colombia, Bolivia,
Venezuela, Brasil o la República Dominicana.
Algunas de las motivaciones principales para estos asesinatos son la ira, el odio, los celos y
la búsqueda de placer.
2. Otras variables que Russell considera relevantes son la misoginia, el sentido de superioridad
de género y la concepción de las mujeres como posesión. Estas variables se transmiten
culturalmente y favorecen la violencia de los hombres hacia las mujeres.
Existe una larga historia de generaciones y de siglos a través de los cuales se ha legitimado
la desigualdad entre hombres y mujeres, siempre fundamentada en una miríada
de argumentos: teológicos, psicológicos, morales e incluso biológicos.
Esta forma de pensar ha consagrado múltiples formas de trato aberrante hacia la mujer, tratos
encubiertos y alimentados en la más estricta privacidad, sin embargo, a día de hoy resulta
francamente imposible seguir ocultando esta realidad.
Como características tenemos en cuenta que se produce de manera sistemático, aparecen en
un entorno privado y son las mismas mujeres las que se esconden presas del pánico que les
genera tener que exponer su realidad.
Muchas veces el agresor ofrece una imagen impecable hacia la sociedad, lo que por desgracia
convierte la situación en un estado difícil de creer o comprender.
Existe en las víctimas la sensación de que las circunstancias que están viviendo no resultan
tan graves como para manifestarlas públicamente, hecho que conlleva una dificultad añadida
en el momento de buscar ayuda externa.
Todo este engranaje es fruto de una auténtica desigualdad entre hombres y mujeres derivada
del código patriarcal que aún a día de hoy resuena entre la sociedad. Este código es el mismo
que conduce al agresor a utilizar mecanismos de control y condena sobre la mujer.
En Ecuador el femicidio se diferencia con el feminicidio porque el femicidio permite
sancionar el delito, al hecho consumado, es decir, a la acción violenta que termina en muerte,
en cambio el feminicidio es la conducta política de Estado para erradicar ese tipo de violencia
extrema, en caso de no aplicarse, contiene el elemento impunidad. Ante la ausencia del
feminicidio, el Estado incumple su deber de investigar, juzgar y sancionar.
Según especialistas en material judicial, no es legal ni ilegal que un país adopte esa
concepción. Cada Estado decide acatarla y colocarla en su normativa.
3. Esta consecuencia, que se resume en la muerte de una mujer, puede iniciar con violencia
física, psicológica y sexual. Los fallecimientos se dan luego de un proceso, que
incluye maltrato, abuso y hasta amenazas, dependiendo de los casos.
La violencia de género y el femicidio constituyen rostros de una misma moneda donde se
presenta un escenario muy precario. Es un problema que requiere de atención y
profundización emergente por los graves efectos que genera no solo a la víctima, también a
la sociedad.
En el Código Orgánico Integral Penal (COIP), que entró en vigencia el 10 de agosto de 2014,
se tipificó en el artículo 141 el femicidio de la siguiente manera: La persona que, como
resultado de relaciones de poder manifestadas en cualquier tipo de violencia, dé muerte a una
mujer por el hecho de serlo o por su condición de género, será sancionada con pena privativa
de libertad de 22 a 23 años.