Jacob tuvo un sueño donde vio una escalera que llegaba desde la tierra hasta el cielo por la que subían y bajaban ángeles, y Dios le prometió protegerlo dondequiera que fuera. A la mañana siguiente, Jacob erigió una piedra como memorial y prometió que si Dios lo acompañaba y protegía en su viaje, entonces lo reconocería como su Dios.