2. biografía Julio Camba nace el 16 de diciembre de 1882 en Vilanova de Arousa, Pontevedra. En 1897 embarca como polizón hacia Buenos Aires. Dos años después es deportado a España por anarquista. En 1901 publica algunos versos. Comienza a colaborar en Diario de Pontevedra y viaja a Madrid en 1903. Escribe para El País, España Nueva o Lunes de El Imparcial. En 1905 informa en Constantinopla para La Correspondencia de España. Como redactor de El Mundo viaja a París, Londres y Munich. Desde entonces trabaja para ABC y se instala en Berlín hasta el comienzo de la I Guerra Mundial. En 1916 realiza su primer viaje a Estados Unidos donde volverá tras el crack del 29. En los años veinte viaja por Europa y escribe "La casa de Lúculo"...En 1949 se retira a la habitación 383 del hotel Palace de Madrid. Muere un 28 de febrero de 1962.
3. Camba y la II República Ahora, la editorial catalana Libros del Silencio ha escogido este título para inaugurar su colección El arte de la discusión. La actual edición reúne los 39 artículos de Haciendo de República ya conocidos, con su presentación y final, más una cuarentena de artículos que abarcan los años republicanos, la guerra y los primeros meses de la guerra europea. Por las páginas pasan la paletería de las élites españolas (¡impagables los artículos sobre la llegada de ideas nuevas a España identificada con la arribada de chisteras a islas de salvajes!), la corrupción de los socialistas (es en esta época cuando nace el uso de la palabra enchufe como empleo dado por un cacique a un compañero), el anticatolicismo, la violencia y el fracaso del régimen republicano, que Camba no recibió con hostilidad, sino con esperanza.
4. Camba el irónico y la II República "Esto es una mierda de República y si todo lo que se les ha ocurrido es nombrar a ese imbécil de Galarza para un puesto de responsabilidad, sabe Dios las tonterías que van a hacer y lo que nos espera". Con estas palabras saludaba el advenimiento de la República española el humorista gallego Julio Camba, un exabrupto que plasmaría y explicaría más tarde en una crónica periodística fechada el 10 de junio de 1931 y publicada en Abc. "Me ha sorprendido mucho", escribe, "no ver mi nombre en la nueva lista de embajadores y ministros plenipotenciarios de la nueva República española, todos mis amigos y compañeros figuran en ella y la omisión que se ha hecho conmigo me resulta, no ya sólo humillante, sino también ofensiva". Con esta irónica declaración, inicia Camba su artículo Diplomacia y literatura y aunque el propio autor ya nos haya prevenido sobre los peligros de tomarse sus piezas demasiado en serio, o demasiado en broma, se percibe que la frustración y el resentimiento empiezan a calar en la obra de Camba, escéptico, anarquista, conspirador, egoísta y cosmopolita, gourmet, republicano y converso a la postre del bando nacionalista.
5. Julio Camba en Nueva York II La Nueva York de Julio Camba no es la de los versos vanguardistas de Lorca, a quien las estrellas le habían parecido anuncios luminosos, sino un lugar en plena Depresión en cuyas calles pululan desempleados que venden manzanas (unemployed: buyapples), pero que se crece ante los retos y las catástrofes; una ciudad en la que no hay cambios climáticos porque refrigeradores y calefacciones compensan las inclemencias naturales y en la que los inmigrantes, procedentes de Europa e Iberoamérica, se metamorfosean de forma acelerada y gradual; una urbe artificial donde, en oposición explícita a la visión lorquiana, los anuncios luminosos han sustituido a las estrellas.
6. Julio Camba en Nueva York El periodista Julio Camba lo deja bien claro en las primeras líneas de La ciudad automática, el libro donde recoge sus crónicas neoyorquinas de los años treinta: Nueva York es una ciudad que le irrita, pero que le atrae de un modo irresistible. Y cuanto más le atrae, más le irrita esta ciudad que sólo vive para un presente desconectado del pasado y del porvenir, una urbe automática y, contra lo que cabe esperar después de la declaración, la ciudad romántica por excelencia, “por su brutalidad y su codicia, por su estridencia, por su violencia, por su culto de las catástrofes, por su sacrificio constante del pasado y del porvenir al momento presente, por la organización comercial de sus crímenes y la organización criminal de sus negocios, por su clima contradictorio, desmesurado e incontrolable; por su afán de escalar el cielo haciendo cada año un edificio más alto que los demás, y, en suma, por su ilimitación” y porque nada puede ser más romántico que el prohibir las bebidas alcohólicas para elevar a la categoría de delito el acto de tomarse un aperitivo.
7. Julio Camba por EuropaAventuras de una peseta Si hay un rasgo que distingue a Camba del resto de escritores de su época es la extraña combinación de humanidad e inteligencia. Es humano porque compadece a quien observa; es inteligencia porque sabe que en el otro se observa a sí mismo. Aventuras de una peseta recupera para el lector de nuestro país las crónicas que el geniual escritor dedicó a Alemania, Gran Bretaña, Italia y Portugal. En ellas Camba se propone desmenuzar la realidad con precisión de cirujano, haciendo que las cosas, las gentes y los pueblos revelen su lado oculto y con frecuencia más absurdo. Lo mismo dedica su prosa a una salchicha que a la depreciación de la moneda, lo mismo a la flema inglesa que al símbolo tipográfico: <>. Todas las páginas de este libro rezuman un humor y una lógica aplastantes, una hilaridad que llevará a algunos lectores a esbozar una sonrisa y a otros -los más incautos- a desternillarse de la pura risa.
8. La rana viajera «Mientras he estado en el extranjero, yo he tenido un punto de referencia para juzgar los hombres y las cosas: España. Pero esto era únicamente porque yo soy español y no porque España me parezca la medida ideal de todos los valores. Ahora, y para hablar de España, me falta este punto de referencia. Forzosamente haré comparaciones con otros países. [...] Y no sólo resultará que España no puede ser un modelo para las otras gentes, sino que no sirve apenas para los mismos españoles. La rana encontrará su charca muy poco confortable.» Publicada por primera vez en 1921, La rana viajera supone el reencuentro del incansable viajero con su «charca», donde todo sigue exactamente igual que cuando la dejó: la misma gente, las mismas ideas, las mismas costumbres se reproducen y perpetúan de un modo cansino. Tiene el lector en las manos un libro divertido y triste a la vez, sagaz a la par que incómodo, no exento de una crítica mordaz y de una voluntad de crear polémica desde el humor y con un estilo ingobernable, un libro que invita a repensar los problemas de este país desde una óptica distinta y que, conforme avanza, nos convence de la tremenda actualidad de Julio Camba como escritor: no es ya que algunos de sus artículos parezcan escritos anteayer, es que muchos podrían pasar, perfectamente, por ser la columna de pasado mañana. Portada del libro la rana viajera
9. La casa de lúculo "La cocina española está llena de ajo y de preocupaciones religiosas. El ajo mismo yo no estoy completamente seguro de que no sea una preocupación religiosa, y por lo menos, creo que es una superstición. Las mujeres de mi tierra natal suelen llevarlo en la faltriquera para espantar a las brujas, y sólo cuando el bulbo liláceo ha perdido su virtud mágica en fuerza de rozarse con la calderilla, se deciden a echarlo a la cazuela. Es decir, que el ajo lo mismo sirve para espantar brujas que para espantar extranjeros. También sirve para darle al viandante gato por liebre en las hosterías, y aquí quisiera ver yo a los famosos catadores de la corte del Rey Sol, que, al comer un muslo de faisán, averiguaban, por la firmeza de la carne, si aquel muslo correspondía a la pata que el faisán replegaba para dormirse o a la otra..." Portada del libro la casa de lúculo
10. Camba el viajero Constantinopla: viaja en 1908 como corresponsal de “la correspondencia de España”. Londres: llega por primera vez a Londres en 1910. París: lo expulsan del país en 1912 por sus crónicas “críticas”. Buenos Aires: lo expulsan del país en 1902 por anarquista. Nueva York: viaja en 1916 y publica sus primeros libros, recopilaciones de artículos. Madrid: Camba trabaja como corresponsal para los diarios más relevantes. Vive en el hotel Palace y muere en 1962. Galicia: Julio Camba nace en Vilanova de Arousa en 1882.