Alejita se levantó una mañana y oró, luego gritó "buenos días mundo" y observó el amanecer. Después de ver televisión un rato, decidió comer arepa con huevos, una de sus comidas favoritas de la mañana que aprendió a hacer observando a su madre cocinar. Más tarde tomó agua de panela, otra bebida que le recordaba a su madre. La mañana pasó rápido y Alejita tuvo que bañarse para ir a la escuela por la tarde, su segundo hogar.