Tomás rompió cosas en la casa mientras su mamá trabajaba y se comió todas las galletas. Luego vio a una bruja en la televisión que lo amenazó con castigarlo si no se portaba bien. Cuando su mamá llegó, Tomás le contó todo lo que había hecho mal. En lugar de castigarlo, su mamá lo felicitó por ser honesto. Desde entonces, Tomás se portó bien y dijo siempre la verdad.