La Reserva Federal redujo las tasas de interés en 2000, lo que provocó una demanda masiva de bienes inmobiliarios y un aumento de los precios de las viviendas. Los bancos otorgaron préstamos hipotecarios de alto riesgo incluso a clientes sin capacidad de pago. La crisis inmobiliaria de 2007-2008 resultó cuando muchos deudores dejaron de pagar, lo que llevó a quiebras bancarias y pérdidas generalizadas que se extendieron a nivel mundial a través de instrumentos financieros basados en