La autora argumenta que la educación en medios ya no debe limitarse a la escuela, sino que debe extenderse a otros contextos para que los niños desarrollen habilidades de alfabetización mediática. Sugiere que los padres, bibliotecas y museos deben desempeñar un papel más activo en enseñar a los niños a analizar y crear contenidos digitales de manera crítica y creativa.