Los europeos tenían un conocimiento fragmentado del mundo, limitado a las rutas comerciales con Europa, Asia y parte de África. La caída de Constantinopla interrumpió las rutas terrestres a Asia, por lo que Portugal y España buscaron nuevas rutas marítimas para el comercio, liderando la expansión europea y descubriendo América. Los avances en la navegación, como la esfera armilar y el cuadrante, permitieron a los europeos expandirse por mares desconocidos.