Este documento discute la doctrina adventista del juicio investigador. Explica que el juicio comenzó en 1844 en el santuario celestial y que durante este tiempo los libros de registro de las vidas de las personas son examinados para verificar que Dios fue justo en salvar a unos y dejar a otros. Finalmente, concluye que el propósito de este juicio no es determinar el destino de las personas, sino confirmar la justicia de Dios.