El caminante escucha llorar a una piedrecilla que se siente ignorada y sin valor. El caminante le dice que tiene virtudes como ser fuerte, resistente al calor, y ayudar a las personas a levantarse. La piedrecilla se da cuenta que sí tiene autoestima y deja de llorar, feliz por aprender sobre sus cualidades. Como último favor, hace tropezar al caminante, lo que le ayuda a recordar el camino a su hogar.