La princesa se cansó de pretendientes falsos y prometió casarse con quien le llevara el regalo más valioso, tierno y sincero. Entre los muchos regalos recibidos, destacó una simple piedra dado por un joven que representaba su duro corazón. Meses después, la princesa arrojó la piedra al fuego y de ella surgió una bella figura de orazo, comprendiendo que debía transformar como el fuego para separar lo inútil de lo importante. A partir de entonces, dedicó su vida a