Este documento describe los peligros de la radio y la televisión para la vida espiritual y moral de los hogares. Argumenta que estos medios introducen escenas inmorales y perjudiciales en el santuario del hogar, corrompiendo a los jóvenes y desperdiciando el tiempo valioso que podría dedicarse a conversaciones edificantes y oración familiar. Exhorta a los padres cristianos a alejarse de estos medios mundanos y en su lugar cultivar un conocimiento personal de Dios y una vida cristiana pura.