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La respiracion
1. Tu sistema respiratorio
ayuda a tu cuerpo a
coger el oxígeno del aire.
Está compuesto por la
nariz, la boca, la tráquea,
los pulmones y el
diafragma.
El sistema
respiratorio
3. La inspiración y la espiración
Cuando inspiras, el diafragma se contrae y se
mueve hacia abajo, la cavidad torácica se expande
y el aire entra con rapidez en los pulmones a través
de la tráquea. Cuando el diafragma se relaja,
adopta su posición normal, los pulmones se
contraen y el aire se expulsa.
4. Cuando inspiras introduces aire rico en oxígeno en tus
pulmones.
El aire llega a través de la tráquea y los bronquios hasta unos
sacos diminutos que se llaman alveolos pulmonares. Los
alveolos están rodeados por pequeños vasos sanguíneos, los
capilares. Entre los alveolos y los capilares se produce el
intercambio de gases.
El oxígeno del aire pasa a la sangre y el dióxido de carbono
pasa de la sangre al aire. Cuando vacías tus pulmones, cuando
espiras, el aire con el dióxido de carbono sale al exterior.
Los pulmones
5. Forma de saco de
los alveolos
A través de las
delgadas paredes de
los alveolos se
produce el
intercambio de
oxígeno y de dióxido
de carbono con los
vasos sanguíneos.
¿QUÉ OCURRE CON EL AIRE DENTRO DE TU CUERPO?
Si pudieras extender las paredes de todos los alveolos de tus pulmones,
éstos cubrirían una superficie de cerca de 93 metros cuadrados. ¡Casi
el tamaño de media pista de tenis!
¡En el alveolo es donde termina la primera parte del viaje y donde
empieza la magia! Dentro del alveolo el aire empieza realmente a
trabajar y su trabajo es mantenerte vivo.
6. ENFERMEDADES DEL PULMÓN
ciertos virus y bacterias, producen enfermedades como la tuberculosis y la
neumonía; estas enfermedades no son muy frecuentes y suelen afectar a
personas mayores haciendo que su respiración sea difícil.
Algunos niños pueden padecer una enfermedad pulmonar que se llama asma. En
el asma, la respiración es también difícil porque el bronquio se cierra. Es
frecuente que los bronquios se cierren debido a una alergia. Los niños que
padecen asma a veces respiran con dificultad y al respirar emiten un sonido
parecido a un silbido. A veces, pueden estar un rato tosiendo mientras sus
pulmones intentan eliminar lo que les está irritando.
Algunos adultos sufren enfermedades pulmonares debido al trabajo que realizan.
En el pasado, muchas personas que trabajaban como mineros inhalaron polvo del
carbón. En algunas fábricas, los trabajadores inhalaron polvo de asbesto o de
algodón. Muchos de estos trabajadores enfermaron por las partículas invisibles
de polvo que habían respirado y que se habían depositado en sus pulmones.
Hoy en día, el riesgo más importante para los pulmones sanos es el tabaco.
Fumar puede causar una enfermedad llamada cáncer de pulmón que está
producida por las sustancias químicas que existen en los cigarrillos. Cuando las
sustancias químicas se inhalan, viajan hasta los alveolos y afectan a sus
delicadas paredes. Cuando las células pulmonares se dañan, sus funciones se
alteran y pueden multiplicarse sin control y formar un tumor. La presencia de un
tumor hace que la persona no pueda respirar adecuadamente. Como hemos visto,
en el cuerpo existe una estrecha relación entre el aire que circula —el sistema
respiratorio— y la sangre —el sistema circulatorio, lo que significa que el corazón
¿CÓMO SON TUS PULMONES Y DÓNDE ESTÁN?
Tus pulmones se parecen a dos esponjas grandes de color rosa. Los pulmones están en el tórax, dentro de la cavidad torácica. La cavidad torácica está rodeada por los huesos de las costillas. Las costillas forman una especie de jaula, que recibe el nombre de caja torácica, en cuyo interior, además de los pulmones, está el corazón. Como veremos después, tus pulmones y tu corazón trabajan juntos para ayudarte a respirar.
Cada vez que tomas aire del exterior, tus pulmones se llenan y se inflan como balones. Cuando introduces aire en tus pulmones inspiras. Cuando expulsas aire para vaciar tus pulmones espiras.
Cuando tu pecho se hincha, es decir, cuando inspiras, tus pulmones se inflan y el diafragma se desplaza un poquito hacia abajo. De ésta manera los pulmones pueden alargarse. Al mismo tiempo, tus músculos intercostales también se estiran y agrandan tu caja torácica. Tus pulmones tienen espacio para hincharse.
Cuando expulsas el aire hacia fuera ocurre lo contrario. Tus pulmones se vacían, y tu diafragma y los músculos intercostales se relajan y vuelven a la posición que tenían al principio.
¿CUÁNTO AIRE PUEDES INTRODUCIR DENTRO DE TU CUERPO?
Un adulto sano puede utilizar de 3.500 a 5.000 mililitros de aire cuando está haciendo ejercicio. ¡Cuando está sentado esta cifra disminuye aproximadamente a sólo 150 o 200 mililitros! Tus pulmones son elásticos y saben cómo expandirse.
CUANDO EL OXÍGENO LLEGA A LA SANGRE?
Existen cerca de 700 millones de alveolos. Casi pegados a cada alveolo están los capilares sanguíneos. Los capilares sanguíneos son los tubos más pequeños que transportan sangre en tu cuerpo. Entre los alveolos y los capilares sanguíneos se produce un intercambio de gases.
Debido a que las paredes de los capilares y de los alveolos son muy delgadas y muy finas, el aire de tu alveolo puede salir y pasar a la sangre de tus capilares mediante un proceso que se llama difusión. ¡El aire pasa literalmente a través de las paredes! El oxígeno, uno de los gases que hay en el aire del alveolo, atraviesa la pared del alveolo y se queda en la sangre de los capilares sanguíneos. A su vez, en la sangre hay dióxido de carbono que tu cuerpo necesita eliminar. De modo que, inteligentemente, tu cuerpo encuentra una forma de deshacerse del dióxido de carbono. Lo envía hacia el alveolo. Allí, junto con los otros gases que forman el aire, el dióxido de carbono realiza el camino de vuelta hacia el exterior. Primero recorre los bronquios y después asciende por la tráquea, para por fin salir del cuerpo cuando se expulsa el aire al respirar. De este modo, tu cuerpo se ha deshecho del dióxido de carbono que no deseaba. Al mismo tiempo, la sangre de los capilares sanguíneos, que ahora es rica en oxígeno, vuelve hacia el corazón. Tu corazón bombea esta sangre hacia todas las células de tu cuerpo, que de esta manera reciben el oxígeno que necesitan para vivir.
El proceso se repite cada vez que respiras. ¡Es increíble pensar que tienes 700 millones de alveolos que están intercambiando oxígeno con los capilares sanguíneos unas 20 veces por minuto durante toda tu vida! Sólo hay una palabra que describe todo este magnífico proceso, respiración.