La rosa representaba el equilibrio del mundo, y conforme el progreso humano trajo desastres ecológicos, la rosa se marchitaba lentamente. Hoy, con cientos de especies al borde de la extinción y la desigualdad global creciendo, la rosa está casi sin vida. Aunque no podemos deshacer el daño, aún podemos actuar individualmente para frenar el cambio climático y proteger el medio ambiente, a fin de que no se extinga la rosa ni nosotros mismos.