El autor escribe a su hijo Ángel Fabricio sobre la importancia de enseñarle valores como el respeto, la responsabilidad y la generosidad para que pueda crecer como un ciudadano ejemplar y ayudar a reducir la violencia en Venezuela. El autor también enfatiza la necesidad de comunicarse de manera pacífica, reconocer amenazas a la seguridad, y unirse con otros para generar un cambio positivo en el país.