Dios otorgó a un grupo pequeño y seleccionado el conocimiento de curar personas. Algunos en este grupo traicionaron a Dios y abusaron de este conocimiento. Como castigo, Dios impuso una maldición a los médicos que los privaría de vida personal y familiar, tiempo libre, y sometería su salud física y mental a gran presión bajo un ritmo y carga de trabajo extremos.