El documento habla sobre el Día del Médico, el cual fue decretado en 1933 en honor al médico Juan Carlos Finlay de Cuba, quien descubrió que la fiebre amarilla se propaga a través del mosquito Aedes Aegypti. Luego, presenta un discurso del dios de la medicina Esculapio aconsejando a un hijo sobre la vocación médica, advirtiendo que implica renunciar a la vida privada y estar disponible las 24 horas para los pacientes, aunque no siempre habrá gratitud a cambio.