La oración de santa Luisa de Marillac por el P. Corpus Juan Delgado CM
Nuestrasenoradelamedallamilagrosa
1.
2. El 27 de noviembre de 1830 la Virgen Santísima se apareció a
Santa Catalina Labouré, humilde religiosa vicentina. Ella
relata lo que vio, de esta manera:
La Santísima Virgen estaba de pie. vestida de blanco. un
vestido de seda blanco aurora, los pies apoyados sobre un
globo, es decir sobre medio globo, o por lo menos me pareció
solo la mitad, tenía en las manos el globo de la tierra; tenia
las manos levantadas a la altura del pecho de manera muy
natural; los ojos elevados al cielo. Su rostro era
extraordinariamente hermoso. yo no podría describirlo...
Vi anillos en sus dedos, adornados con piedras preciosas,
unas más hermosas que otras, unas más grandes y otras más
pequeñas, que emitían rayos unos más hermosos que otros;
estos rayos salían de las piedras preciosas, las mayores
emitían los rayos mayores que se ensanchaban
continuamente hacia abajo, y las más pequeñas, los más
pequeños, que también se ensanchaban hacia abajo, lo cual
llenaba toda la parte inferior y yo no podía ver ya sus pies.
3. Decirle lo que entonces sentí y lo que aprendí en aquel
momento en que la Santísima Virgen ofrecía el globo a
Nuestro Señor, me es imposible. Me resultaría imposible
expresarlo.
En el momento en que yo estaba contemplándola, la santa
Virgen bajó los ojos, me miró y se dejó oír una voz que me dijo
estas palabras: “Este globo que ves representa el mundo
entero, especialmente Francia... y cada persona en
particular...”
Vi, la hermosura y el resplandor de los rayos tan hermosos...
“Son el símbolo de las gracias que derramo sobre las personas
que me las piden”. Me hizo comprender lo bello que era orar a
la Santísima Virgen y qué generosa era Ella con las personas
que se las piden, qué gozo experimentaba ella al
concederlas...
Aquí santa Catalina con una nota a lápiz describe el número
de los anillos tres en cada dedo, y dice haber quedado
impresionada al notar que de algunos anillos no salían rayos.
La Virgen le responderá más tarde: “las piedras de los anillos
que no emiten rayos son símbolo de las gracias que no se me
piden.”
4. En aquel momento en que yo era y no era y gozaba no sé qué.
Se formó un cuadro un poco ovalado alrededor de la santa
Virgen. En lo alto del cuadro estaban estas palabras: OH
María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que
recurrimos a ti. Estaban escritas en letras de oro. Entonces oí
una voz que me dijo: “Manda acuñar una medalla según este
modelo; todas las personas que la lleven recibirán gracias
grandes, si la llevan al cuello. Las gracias serán abundantes
para los que la lleven con confianza...”
5. Lleva siempre la Medalla para vivir en gracia de Dios y
gozar de la protección de la Virgen Inmaculada.
Propaga la Medalla a tu alrededor, y sobre todo dásela a
los enfermos y a los afligidos.
Recita todos los días la jaculatoria:
“ Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros
que recurrimos a Vos”
Oración eficacísima compuesta por la Santísima Virgen y
gratísima a su Corazón mediante la cual derrama sus
innumerables gracias y milagros.
6. ORACIÓN PARA OBTENER UN FAVOR
Inmaculada Madre de Dios y madre mía,
que al entregarnos tu Medalla, te has
mostrado dispensadora de todas las
gracias del cielo. Reconozco mi indignidad
para merecer tu protección; pero miro tu
imagen con los brazos abiertos y recurro
a ti para que me concedas la gracia que
te pido.
(Aquí se pide la gracia y se reza tres
veces la oración jaculatoria:
¡Oh María, sin pecado concebida,
ruega por nosotros que recurrimos a
ti!).
AMEN
7. ORACIÓN EN ACCIÓN DE GRACIAS
Virgen Milagrosa, mírame delante de ti,
lleno de alegría, para darte las gracias por
el favor que me has concedido. He
reconocido por experiencia que siempre
escuchas las peticiones que te hacemos y
que tu Medalla es prenda de protección y
de paz. Continúa, Virgen Milagrosa,
otorgándonos favores y acercándonos
cada día más al Señor. ¡Oh María, sin
pecado concebida, ruega por nosotros
que recurrimos a ti!
AMEN
8. ¡Oh María, sin pecado
concebida, ruega por nosotros
que recurrimos a ti!
9. Jesús ha querido darnos a su Santísima Madre, la Virgen María.* Una
madre siempre dispuesta a socorrernos, concedernos, por su
intercesión maternal, toda clase de gracias, su protección
permanente.
Cómo símbolo del gran amor y confianza que profeso a mi Madrecita
del cielo, llevo en mi pecho la Medalla Milagrosa. Tú... ¿llevas también
este símbolo de amor?
* "Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien
amaba, dice a su madre: 'Mujer, ahí tienes a tu hijo.' Luego dice al
discípulo: 'Ahí tienes a tu madre.' Y desde aquella hora el
discípulo la acogió en su casa." (Juan 19, 26-27)