Los centros de acogida acogen a niños abandonados y trabajadoras sociales se encargan de su bienestar y tratan de reinsertarlos con sus familias biológicas. Mientras tanto, los niños reciben educación y una estadía que se sienta como un hogar para evitar problemas psicológicos. Los centros están equipados para garantizar el bienestar de los niños hasta que puedan regresar con sus familias.