Una persona perversa le da a una persona pobre un regalo de cumpleaños que consiste en una bandeja llena de basura y desperdicios. Aunque el agasajado recibe el regalo con alegría, luego limpia y embellece la bandeja con flores antes de devolverla con un mensaje sobre dar lo que uno posee. El documento luego aconseja no perder la calma ni dejar que los resentimientos envenenen el corazón.