Este documento examina cómo Jesús hizo que las Escrituras fueran el centro de su vida y ministerio. Jesús vio a las Escrituras como testimonio de su propia vida y obra, y las citó con frecuencia en su predicación. También integró las Escrituras en su ministerio diario. Los apóstoles siguieron el ejemplo de Jesús al usar las Escrituras como autoridad para su propia predicación.