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LOS DOS
HEREDEROS




 Ediciones Dafra
© 2005

 Ediciones Dafra

 Apartado aéreo Nº 36792

 Bogotá D.C.

 Colombia



Cubierta: David Francisco Camargo H.

Primera edición: abril de 2005




ISBN: 95896227-1-2



E-mail:    fundaescritor@ hotmail.com



Diagramación e impresión:

Ediciones Dafra

Tel: 5601884

Bogotá D.C.

Abril de 2005.



Impreso y hecho en Colombia

Printed and made in Colombia



No está permitida su reproducción total o parcial por

cualquier medio ya sea electrónico, mecánico, por

fotocopia, por registro u otros métodos, sin permiso

previo y aviso del titular .
CONTENIDO




Introducción.



Personajes.



PRIMER ACTO

El nacimiento.


SEGUNDO ACTO
La partida.

TERCER ACTO

La cruzada.

CUARTO ACTO

La revelación.

QUINTO ACTO

Fiesta de disfraces y coronación.

SEXTO ACTO

Tiberio asume el trono .

SÉPTIMO ACTO

Traición y reconciliación.
INTRODUCCIÓN




El primogénito de un rey nace con defectos físicos siendo sentenciado a
muerte por su propio padre, pero gracias a la oportuna intervención de la
reina madre logra ser salvado creciendo fuera del reino. Aquí comienza
esta historia cargada de emoción, intriga y suspenso que ocurre en la
época medieval.
PERSONAJES



Gregorio.:            Rey.
Tiberio:              Hijo de Gregorio.
Tomás:                Hijo de Gregorio.
Libia:                Esposa de Gregorio.

Sofía (doncella 3):   Esposa de Tomás.
Casilda:              Doncella de confianza.
Irina:                Madre adoptiva de Tomás.
Teodomiro:            Rey.
Araminta:             Criada.
Casimiro.             Sirviente.
Cardenal.
Doncella 1.
Doncella 2.
Galeno .
Adivino.
Guardián.
PRIMER ACTO


                                 EL NACIMIENTO




Libia aparece en escena tirada sobre su lecho, los dolores de parto indican que pronto
va dar a luz.




GREGORIO.- Casimiro, ve pronto por el médico, mi esposa va a parir.

CASIMIRO.- En seguida voy su majestad (sale presuroso).

LIBIA.- Ah. ah. ah.

CASILDA.- Tranquilícese mi señora ya casi nace. (Le coloca compresas de agua tibia
sobre la frente).

GREGORIO.– Dense prisa a organizar todo para la fiesta de bienvenida de mi
primogénito. (Ordena a sus criados).




Al rato ingresa el galeno y va directamente al cuarto de Libia. Se escuchan quejidos.




GREGORIO.- ¿Qué extraño, me pareció escuchar el llanto de dos criaturas?.




Sale el galeno.




GALENO.- Su majestad puede entrar.

GREGORIO.- ¡Santo cielo! (queda sorprendido al ver a Casilda          y a otra joven
cargando cada una un recién nacido entre sus brazos). No puede ser cierto lo que ven
mis ojos.

LIBIA.- Son dos.

GREGORIO.- ¿Cuál de los dos nació primero?.

LIBIA.- El que tiene en brazos Araminta.

GREGORIO.- Entonces él será mi sucesor. (Se aproxima a conocerlo). No puedo
creerlo, es una criatura ¡horripilante!.




Se aparta impresionado y enseguida se dirige a ver al pequeño que sostiene Casilda.




GREGORIO.– Que los dioses lo colmen de bendiciones,            ¡él heredará el trono!.
(Exclama con alegría al observar tan bella criatura). Al otro llévenselo de mi
presencia y ejecútenlo.

LIBIA. (Desde su lecho llorando)– Mi señor, tenga compasión de él.

GREGORIO.- (Con indiferencia) A partir de este momento sólo tengo un hijo y se
llamará Tiberio.




Gregorio ordena a uno de sus guardias que lleve al bosque al infante que ha nacido
deforme, lo mate y sepulte donde nadie lo encuentre. Una vez éste sale a cumplir su
cometido    el     rey da instrucción a otro guardia para que cuando regrese su
compañero lo ejecute y así nadie se entere de donde se halla enterrado el pequeño,
luego advierte al médico y a las mujeres que participaron en el parto que deben
guardar el secreto sobre el nacimiento de aquella criatura o correrán con la misma
suerte del guardia. Acto seguido se dirige a una de las ventanas a mostrar su
heredero al pueblo.




LIBIA- . Casilda, ve rápido tras el guardia que acaba de salir con mi hijo y cuéntale lo
que le va a suceder cuando regrese, para que perdone la vida a mi hijo y te lo entregue,
a cambio dale esto para que huya del reino (le entrega algunas monedas de oro y
joyas). En cuanto al otro guardia, me encargaré de convencerlo para que diga al rey que
ha cumplido su misión.

CASILDA.- Enseguida mi señora. (Sale corriendo tras el guardia).
LIBIA.– Doctor Torrado y usted Araminta les pido absoluta discreción . (Asienten con
la cabeza).


Regresa Gregorio con el pequeñuelo en brazos.


GREGORIO.- (Alzándolo por encima de sus hombros). Lo formaré en los asuntos del
reino para que pueda regirlo con sabiduría. (Se lo entrega a Libia).
LIBIA.- Mi hermoso hijo ( lo estrecha contra su pecho y llora de pensar en el que está
ausente).


El rey se retira y al rato llega Casilda sin ser vista, trayendo la criatura envuelta en
trapos.


LIBIA.- (Lo abraza). Hijo mío, no voy a permitir que algo malo te suceda. Casilda,
entrégaselo a una de nuestras doncellas de más confianza para que lo proteja, dile que
es hijo de una prima tuya que murió una vez lo concibió, para que le brinde los
cuidados necesarios sin dejarlo ver de nadie. Ah, y no olvides pedirle que le coloque el
nombre de Tomás así como mi difunto padre.            Me encargaré de su educación y
manutención y tu serás mi interlocutora. Dale esta bolsa con monedas de oro.


Casilda la recibe y la soberana le da las últimas instrucciones.


CASILDA.- Así se hará señora.
Se aleja en busca de la doncella y le da las explicaciones que ha recibido de la reina.




IRINA.- Santo cielo ¿qué es ésta cosa?

CASILDA.- No te alarmes.

IRINA.- Que feo es, tiene un ojo más abajo que el otro. ¿Por qué quieres que yo lo
cuide, acaso tu misma no lo puedes hacer?.

CASILDA.- No. No, como se te ocurre, yo no puedo hacerlo porque si llega a verlo el
rey lo manda a ejecutar, no me permitiría tenerlo en el castillo y mucho menos con esa
deformidad, en cambio a ti te queda fácil y puedes criarlo fuera de la Corte, yo te doy
para tu manutención y la del niño tengo como hacerlo (le enseña una bolsa repleta
con monedas de oro).

IRINA.- ¿Cómo se llama tu prima?.

CASILDA.- (Sobresaltada). ¿Mi prima?. Ah, sí ..., ella se llama Rosanna..., si Rosanna.

IRINA.- No te creo, conozco a tu familia y se que no hay nadie con ese nombre.
¿Puedo saber de quién es?.

CASILDA.– Por tu vida que no vas a decir nada.

IRINA.- Te lo juro.

CASILDA.- De la reina.

IRINA.- ¿De la reina?.

CASILDA. – Sí, ella tuvo dos hijos que nacieron al mismo tiempo, este pequeño nació
primero y es el heredero legítimo al trono, pero el rey al ver semejante criatura tan
desagradable lo mandó desaparecer.

IRINA.- ¿Y cómo voy a hacer para que nadie lo vea cuando crezca?.

CASILDA.- No te preocupes, la reina me dará lo necesario para que vivan muy bien
lejos de aquí y tengan todo lo que necesiten, además enviará tutores de su confianza
por intermedio mío para educarlo, pues se supone que tu ignoras la verdad. Lo deberás
llamar Tomás.

IRINA. ¿Y cuando el niño me pregunte por sus orígenes que le voy a decir?.

CASILDA.- Que es hijo tuyo y que su padre falleció en una batalla por defender al
reino.


Casilda deja el niño en brazos de Irina y regresa a los aposentos de la reina pero se
detiene a la entrada porque allí se encuentra Gregorio hablando con la reina y el
guardia que había enviado a cumplir con su cometido.


GREGORIO.- Seguiste las instrucciones que te di.
GUARDIAN.- (Inclinando la cabeza). Si, su majestad.
GREGORIO.- Bien, retírate y guarda absoluta reserva.


El guardia se inclina ante el rey y se aleja.
LIBIA.- (Fingiendo estar deprimida). ¿Cómo pudiste ser tan cruel?.
GREGORIO.- No quiero hablar más del asunto y es mejor que te olvides que tuviste
otro hijo.


Una vez sale Gregorio ingresa Casilda quien la pone al tanto de lo ocurrido con su
pequeño hijo .
SEGUNDO ACTO


                                      LA PARTIDA




Pasan los años y Tomás ya está hecho todo un hombre. Aunque Libia no lo vuelve a
ver por temor a ser descubierto su secreto, es mantenida al tanto de su crianza por
Casilda.


TOMÁS.- Madre, me gustaría ponerme a disposición de nuestro soberano y luchar
por el reino.
IRINA.- Entiendo tus deseos, pero es mejor que sigas ocultándote de las miradas
indiscretas, porque te harían daño.
TOMÁS.- Madre, yo soy consciente de mi fealdad y por eso quiero hacer algo
importante, no interesa que tenga que sacrificar mi vida.
IRINA.- Si esos son tus deseos, así se hará, pero para que no se burlen de ti, te voy a
colocar un parche en el ojo para que ocultes tu defecto.
TOMAS.- Está bien madre.


Tomás se coloca el parche       que hace Irina y se dirige al palacio a ponerse a
disposición del rey, al llegar es recibido por Tiberio quien justamente en ese momento
se encuentra en la entrada del castillo.


TIBERIO.- ¿Qué se te ofrece?.
TOMÁS.– Su majestad, deseo ponerme a disposición del reino para combatir a los
enemigos.
TIBERIO.- Eso me parece muy bien, pero ¿Por qué cubres tu ojo?.
TOMÁS.- Porque sufrí un accidente estando en el bosque y lo perdí.


Tiberio se queda observándolo fijamente, algo le llama poderosamente su atención.
TIBERIO.– Sigue y espérame un momento, ya regreso.
TOMÁS.- (Hace una venia) . Como diga su majestad.


Tiberio se dirige a su recámara y rápidamente corta un pedazo de cuero de uno de los
tapetes , luego lo sujeta de una cuerda y se lo coloca en el mismo ojo en el que lo tiene
Tomás.
TIBERIO.- (Mirándose en un espejo). ¡Por todos los dioses, es idéntico a mí!.


Sale con el ojo cubierto y al verlo Tomás queda asombrado.


TOMÁS.- Su majestad, ¿qué hace?.
TIBERIO.- ¿No ves que tu y yo somos idénticos?.
TOMÁS.- Es cierto.
TIBERIO.- ¿Quién es tu madre?.
TOMÁS.- Mi madre se llama Irina, antigua doncella de la Corte.
TIBERIO. Ve al salón contiguo.
Tiberio se quita el parche del ojo y manda llamar a su madre con uno de los
guardias . Al rato ingresa Libia .


LIBIA.- Aquí estoy hijo mío ¿qué deseas?.
TIBERIO.– Quiero que observes esto (se coloca el parche).
LIBIA.- ¿Qué significa?.
TIBERIO.- ¿Qué ves madre?.
LIBIA.- Al príncipe con un ojo tapado.
TIBERIO.- Aguarda un momento. (Se aleja rumbo al salón donde está Tomás y se
quita nuevamente el parche).
TOMÁS.- ¿Qué sucede Príncipe?.
TIBERIO.– Ponte mi capa.
TOMAS.- No entiendo.


Tiberio le entrega su capa y va hacia la puerta, indicando a Libia que se aproxime,
cuando ella lo hace él se esconde rápidamente tras una cortina, siendo observado por
Tomás.


LIBIA.- Hijo ¿qué pretendes con ese parche?.
TOMÁS.- Discúlpeme su majestad, solo sigo ord…


Libia se acerca y le quita suavemente el parche y al ver ese rostro se desmaya. Tiberio
y Tomás corren a auxiliarla.


TIBERIO.- (Sorprendido con su aspecto). ¿Por qué me mentiste?. ¿No dijiste que
habías perdido el ojo?.
Tomás guarda silencio por un momento.


TOMÁS.- Me coloqué este parche para evitar las miradas repulsivas (inclina la
cabeza mientras se coloca el parche).
TIBERIO.- No te preocupes, en verdad tu rostro impresiona, por eso se desvaneció mi
madre. Ayúdame a llevarla a sus habitaciones.


Cuando volvió en sí, estaba en su lecho y Tiberio le alcanzó un poco de agua. Libia se
queda observando a Tomás y luego l o interroga.


LIBIA.- ¿Cómo te llamas?.
TOMÁS.- Mi nombre es Tomás. (Mirando al suelo).
TIBERIO.- Tomás dice que su madre se llama Irina, una antigua doncella de la Corte.
¿Te acuerdas de ella?


Libia se sorprende al escuchar ese nombre, sabe que es su hijo y          le provoca
abrazarlos y contarles la verdad.


LIBIA.- (Palidece). No.


TIBERIO.- Madre, lo que me causa curiosidad es que se parece a mí.
LIBIA.- (Con voz temblorosa). Casualidades del destino.


Al poco tiempo Tomás se dirige a recibir instrucciones de uno de los generales a donde
lo ha enviado Tiberio. En ese momento       ingresa el rey quien lo ve salir de los
aposentos.


GREGORIO.- Y ese joven ¿quién es?.
TIBERIO.- Se trata de un joven llamado Tomás que desea colocarse a órdenes del
reino para hacer parte de nuestros ejércitos.
GREGORIO.– Me parece muy bien, ahora que necesitamos reclutar más soldados
para que nos apoyen en la lucha contra nuestro enemigo Teodomiro II, pero ¿Qué
hacía en este lugar?.


Para no despertar sospechas Libia se apresura a explicar a Gregorio lo sucedido
atribuyendo su desvanecimiento al calor del día. Sin dar mayor importancia al
acontecimiento Gregorio y Tiberio se retiran, Libia          queda sumida en sus
pensamientos.


LIBIA.- Que los dioses me den la fortaleza para guardar la calma. Se trata de mi hijo
Tomás.


Enseguida manda llamar a Casilda.


CASILDA.- Dígame su majestad.
LIBIA.- ¿La doncella a quien entregaste el niño hace años, se llama Irina verdad?.
CASILDA.- Sí, su majestad. Yo le mencioné su nombre el día que se lo entregué.
LIBIA.- No estaba muy segura porque nunca me hablas de ella sino de mi hijo.
CASILDA.- Disculpe que le pregunte, ¿su majestad la ha visto?.
LIBIA.- A ella no, pero a mi hijo si.
CASILDA.- ¿Cómo pudo suceder?,          ¿ acaso su aspecto repugnante no llama la
atención de todos?.
LIBIA.- No, porque él se cubre su ojo defectuoso con un parche que oculta aquella
fealdad.
CASILDA.- ¿Qué lo haría atreverse a venir su majestad?.
LIBIA.– A incorporarse al ejército real.
CASILDA.- Su majestad eso puede ser peligroso, alguien podría darse cuenta y se
descubriría el secreto.
LIBIA.– Aunque a Tiberio le causó curiosidad, confío en que no suceda nada. Estoy
dichosa de volverlo a ver, así nunca llegue a enterarse que es mi hijo, por lo menos
voy a tenerlo más cerca de mi.
CASILDA.- Que así sea.
LIBIA.- Retírate, quiero descansar un poco, éste día ha sido muy agitado.


Casilda se aleja haciendo una reverencia, entre tanto el rey y el príncipe van a
observar el entrenamiento militar de sus soldados. En ese lugar se encuentra Tomás.


TIBERIO.– Mira al joven que se acaba de enrolar a nuestro ejército; parece que tiene
madera para ser un buen combatiente.
GREGORIO.– Aunque no tiene sino un solo ojo, merece la oportunidad de mostrar su
valentía ante nuestros enemigos.
TIBERIO.- No padre, él tiene ambos ojos en buen estado, lo que pasa es que tiene uno
más abajo que el otro, por eso lo oculta.
GREGORIO.- (Acordándose de su hijo primogénito). ¿Es deforme?.
TIBERIO.- Sí, padre.
GREGORIO.– En otro tiempo lo rechazaría pero como estamos escasos de soldados
puede ser de alguna utilidad, lo importante es que ponga todo su empeño en aprender
las tácticas de guerra. ( Se retiran).
TERCER ACTO


                                   LA CRUZADA


Las tropas del rey se disponen para ir al combate, todos alistan sus armas.
Emprenden la partida.




GREGORIO.- (Da la orden). Que los dioses nos acompañen. ¡Vamos a derrotar a
Teodomiro II!.

TIBERIO.- cuando lleguemos lanzaré un ataque por el flanco norte.

GREGORIO.- Yo lo haré por el flanco sur. Espera mi señal.


Después de varios días de camino por fin llegan, pero para sorpresa de Gregorio y sus
huestes   los estaban esperando     y les tendieron una emboscada       utilizando la
estrategia de la herradura. Las legiones de Teodomiro II acorralan a las tropas de
Gregorio, ya que los superan en cantidad de tres a uno. La lucha es encarnizada,
Gregorio cae al suelo herido    y queda inconsciente. Al verlo, Tomás      procede a
cambiar sus vestuarios por la de otro combatiente que había fallecido en la batalla,
luego finge estar muerto. Mientras tanto Tiberio emprende la retirada para
reagruparse sin saber lo que ha ocurrido.


El rey Teodomiro II cree que Gregorio ha fallecido, porque le llevan a su presencia el
cadáver del soldado a quien Tomás le ha colocado las vestiduras reales, como no lo
conoce, supone que en realidad se trata del cuerpo del soberano y lo ata a su caballo,
llevándolo a rastras victorioso hacia el reino de su enemigo para escarmentarlos y
lograr su rendición. Entre tanto Tomás se incorpora del suelo y se va a asistir al
verdadero Gregorio, al rato aparece Tiberio que se había replegado con sus tropas.
TOMÁS.- ¡Despierte su majestad!.
GREGORIO.- ¿Dónde estoy?, ¿qué ocurrió?.
TIBERIO.- Perdimos la batalla,       y a propósito ¿por qué mi padre está con esa
indumentaria?.
TOMÁS.- Para proteger su vida (cuenta lo sucedido).
GREGORIO.- Gracias muchacho. Ahora estoy en deuda contigo.
TOMÁS.- No su majestad, era mi deber protegerlo.
GREGORIO.- Por tu valor serás recompensado.
TOMÁS.- En estos momentos el rey Teodomiro II va rumbo a nuestro reino.
GREGORIO.- Tiberio ve con Tomás y reúne a los soldados que puedas para
protegerlo, mientras yo busco apoyo. Como ellos van con sus legiones se desplazan
más lentamente.


Tiberio y Tomás en compañía de algunos soldados toman un atajo para llegar
primero que el rey Teodomiro II.


TOMÁS.- Príncipe, como no tenemos las tropas necesarias para combatirlos, debemos
sacar a los pobladores para evitar una masacre.
TIBERIO.- Me parece buena idea.


Una vez llegan proceden a evacuar la ciudad, llevando a sus habitantes con sus
objetos de valor a un lugar seguro. Al poco tiempo aparece Teodomiro II.


TEODOMIRO II.- ¿Qué extraño que nadie salga a oponer resistencia?, ¿será que están
pensando tendernos alguna trampa?. Que vaya alguien a inspeccionar.


Al rato...


VIGÍA.- Su majestad, el reino ha sido abandonado, no hay nadie.
TEODOMIRO.- ¡Desgraciados!.


Comienzan a saquear el reino para llevarse lo poco de valor que aún queda,
incendian el lugar y emprenden la retirada, mientras tanto Gregorio marcha con lo
que queda de sus tropas y se dispone a tenderles una celada cuando vayan de
regreso. Teodomiro II junto con sus soldados atraviesan por un gran cañón y en ese
momento son atacadas desde lo alto por Gregorio y sus hombres quienes los estaban
aguardando. Teodomiro es derrotado huyendo con un ejército diezmado.       Gregorio
regresa victorioso y los pobladores en cabeza de Tiberio y Tomás, salen a su paso,
luego de haber controlado el fuego en el reino.
TIBERIO.- Padre, ésta victoria se la debemos a Tomás.
GREGORIO.- Tomás, desde este momento serás nombrado comandante del ejército.
TOMÁS.- Honor que me hace su majestad.


Entre Tiberio y Tomás se da una estrecha amistad, hasta el punto que van juntos a
todas partes. Libia está feliz de ver a sus dos hijos unidos. En cierta oportunidad
hacen una fiesta y Tomás posa sus ojos en una hermosa dama, pero ésta no mira a
otro que no sea el príncipe, Tomás afligido se retira del lugar y Tiberio que se ha
dado cuenta de lo sucedido va tras él.


TIBERIO.- ¿Tomás, qué sucede?.
TOMAS.- Nada mi señor, solo que me siento indispuesto.
TIBERIO.- No me mientas, yo sé lo que te pasa. Es por la joven ¿verdad?.
TOMÁS.– Si alguna joven llegara a conocer mi aspecto seguramente no se fijaría en
mi y si lo hiciera sería por mi investidura.
TIBERIO.- No te aflijas, ya llegará alguien que corresponda a tus sentimientos.
Regresemos a la reunión.
TOMÁS.- Te lo agradezco pero prefiero ir a descansar.
TIBERIO.- ¿Por qué no te quedas a vivir en el castillo?.
TOMÁS.- No deseo abandonar a mi madre.
TIBERIO.- Tráela a vivir al palacio. Les daré servidumbre.
TOMÁS.- Nuevamente te lo agradezco, pero prefiero que las cosas permanezcan como
están.
TIBERIO.- Está bien, está bien.


Se despiden.
CUARTO ACTO


                                LA REVELACIÓN



Una situación desafortunada pone de presente la verdadera identidad de Tomás.


GREGORIO.- Estoy viejo y cansado, creo que llegó el momento de que Tiberio me
suceda en el trono.
LIBIA.- Esposo mío, ¿no es un tanto precipitada tu decisión?.
GREGORIO.- No lo creo, he tenido un sueño donde emprendo un viaje muy largo del
cual no regreso. Creo que se trata de un augurio, lo que no comprendo es ¿por qué en
mi sueño aparece Tomás y no Tiberio?.
LIBIA.- (Se pone pálida). Eso es porque te ha obsesionado la valentía de ese
muchacho.
GREGORIO.- Puede que sea así, pero veo en él, algo que no sé explicar y que me
inquieta profundamente. ¿será que quiere apoderarse del trono y esta urdiendo algún
plan?.
LIBIA.- No lo creo mi señor, el ha dado muestras de ser un hombre honesto.
GREGORIO.– Mandaré llamar al adivino para que interprete mi sueño.


Indica a uno de sus guardias para que traiga al clarividente. Libia tiembla como hoja
mecida por el viento. Al poco tiempo...


EL ADIVINO.- ¿Me mandó llamar su majestad? (se inclina haciendo una reverencia).
GREGORIO.- (Relata su sueño). ¿Cómo lo interpretas?.
EL ADIVINO.- (Piensa por un momento). Ese sueño premonitorio significa que su
majestad va a enfrentarse con su pasado y Tomás será rey.
GREGORIO.- ¡ No puede ser! .
EL ADIVINO.- Es posible que él tenga sangre real.
GREGORIO.- ¿Sangre real?. ¡Imposible!


Entra Tiberio.


TIBERIO.- ¿Qué sucede padre, por qué tanto alboroto?.
LIBIA.- (Asustada). Tu padre ha tenido un sueño.
TIBERIO.- ¿Qué sueño?. (El adivino le comenta).
GREGORIO.- ¿Qué crees tu, hijo mío?.
TIBERIO.- No pienso que Tomás esté tras del trono, pero hay algo en él que me
preocupa (narra lo sucedido el día que él se colocó el parche).
GREGORIO.- (Nervioso). ¿Por qué no me mencionaron ese hecho?, ¿tú tienes algo que
ver con esto? (se queda observando a Libia).

LIBIA.– (Temblando). No, mi señor,
TIBERIO.- Ahora que caigo en cuenta mi madre se desvaneció y no creo que haya sido
por el calor, sino cuando vio su aspecto.
GREGORIO.- Que Tomás comparezca ante mí (ordena al guardia).
Al rato ingresa Tomas.


TOMÁS.- ¿Me mandó llamar su majestad?.
GREGORIO.- ¿Ve y trae a tu madre, deseo hablar con ella?.
TOMÁS.- ¿A mi madre?. ¿Puedo saber para qué, su majestad?.

GREGORIO.- Dile que venga, ya lo sabrás.


Tomás sale intrigado a cumplir tal petición. Libia se retira por un momento y va en
busca de Casilda.


LIBIA.- ¡Casilda!, ¡Casilda!.
CASILDA.- ¿Qué sucede mi señora?.
LIBIA.- (Visiblemente perturbada). Dime Casilda, ¿Irina sabe que soy la madre de
Tomás?.
CASILDA.-No...no señora.

LIBIA.- ¡No me mientas porque te mando azotar!.




Al verla disgustada, a Casilda no le queda mas alternativa que contarle la verdad.




LIBIA.- ¿Por qué lo hiciste, acaso no te di instrucciones para que nadie se enterara?.

CASILDA.- No me quedó mas remedio, ella no creyó mis palabras y para que se
comprometiera tuve que decirle la verdad. (sollozando).
LIBIA.- Está bien, está bien. Cálmate y no llores, ahora no se que va a suceder.
Se dirigen al salón donde aguardan Gregorio y Tiberio. Al poco tiempo ingresa
Tomás acompañado por Irina quien se inclina ante ellos.


GREGORIO.- ¿Cómo te llamas?.
IRINA.- Irina, su majestad.
GREGORIO.- (Con tono severo). ¿Tomás es tu hijo?. No intentes mentir porque te
mando azotar.
IRINA.- (Titubeando). Soy su madre adoptiva, sus padres murieron siendo él muy
pequeño.
GREGORIO.- ¿Quiénes eran sus padres?.
IRINA.- (Vaciló observando a Casilda). Unos modestos aldeanos a los que yo conocía
y que fueron asesinados por unos maleantes que asaltaron su tienda, dejando a su hijo
huérfano.
TOMÁS.- (Estupefacto). ¿Por qué nunca me lo dijiste?.
IRINA.- ¿Para qué?, si siempre te he considerado mi hijo.
GREGORIO.- ¿Estás segura que sus padres eran unos campesinos?.
IRINA.- Sí, su majestad.
GREGORIO.- Dime, ¿cuáles eran sus nombres?.
IRINA.- (Vacila por un momento). Rosendo y Liboria.
GREGORIO.- ¿Y no tuvieron más hijos?.
IRINA.- No, su majestad.
GREGORIO.- ¿Dónde viven los familiares de Rosendo y Liboria.
IRINA. No se donde se puedan encontrar.
GREGORIO.- (Disgustado). Me estás mintiendo.
IRINA.- No su majestad, le digo la verdad.
GREGORIO.- No creo lo que dices y por ocultarme la verdad te mandaré azotar.
TOMÁS.- No su majestad, permítame hablar con ella a solas.
GREGORIO.- Está bien (los dejan solos).
TOMÁS.- Dime madre quienes son en realidad mis padres.


Irina llorando le cuenta la verdad.


TOMÁS.- (Estupefacto). No puedo dar crédito a tus palabras.
IRINA.- Si no me crees pregúntale a Casilda la criada de la reina, ella fue quien te trajo
a mi.
TOMÁS.– Entonces debemos mantener el secreto.
Ingresan Gregorio, Libia y Tiberio.


TOMÁS.- Su majestad, he hablado con mi madre y estoy seguro que dice la verdad.
Estoy dispuesto a someterme al castigo por ella.
GREGORIO.- (Saliendo de su ensimismamiento). Enciérrenlos mientras se aclara todo
esto.
TIBERIO.– Comprendo tu desconfianza padre mío y debemos investigar a fondo, sin
embargo pienso que Tomás es un fiel vasallo.
GREGORIO.– Esperemos que así sea.



Se retiran y Libia sin ser vista baja a las mazmorras donde se encuentran recluidos.




TOMÁS.- ¡Madre!

LIBIA.- ¡Hijo! (lo abraza).

TOMÁS.- Ahora comprendo porqué a mi madre (refiriéndose a Irina), le preocupaba
que me enrolara en el ejército real.

IRINA.- Su majestad, ¿qué va a hacer para librarnos del castigo del rey?.

LIBIA.- No puedo decirle que es mi hijo porque lo mandaría ejecutar en el acto.

TOMÁS.- Es mejor que sigan creyendo que soy hijo de Irina.

LIBIA.- Hablaré con el rey e imploraré para que los deje en libertad.




Se retira y al rato se reúne con Tiberio y Gregorio quien sigue empecinado en saber
más sobre aquel sueño.



GREGORIO.– He tomado la decisión de enviar a Tomás al campo de batalla para que
le den muerte y de esa manera evitar que se cumpla la premonición.

LIBIA.- No le hagas daño esposo mío, él no atentaría contra la corona.

GREGORIO.- Y ¿cómo sabes? , ¿acaso conoces algo de su pasado?.

LIBIA.- No, pero ha dado muestras de ser un hombre leal a la corona.
TIBERIO.– Creo lo mismo.

GREGORIO.- (Compadecido). Esta bien. Tiberio diles que los envío al destierro.
TIBERIO.- Así lo haré padre.



Tiberio se va en busca de Tomás y su madre.

TIBERIO.- Guardián abra la reja de inmediato.

TOMÁS.- Tiberio, que alegría de verte.

TIBERIO.- (Con pesar). Mi padre me ha enviado para decirte que tu y tu madre deben
ir al destierro.

TOMÁS.- Si esa es la voluntad del rey así se hará.


Tiberio se despide de Tomás e Irina, quienes toman algunas de sus pertenencias y
salen del reino.




LIBIA.- ¿Ya partieron?.

TIBERIO.- Si madre.

LIBIA.- Acércate que te quiero contar un secreto (lo toma de la mano y se la aprieta
con fuerza).




Libia entera a Tiberio de la verdad, no sin antes hacerle prometer que no contará
nada a su padre.




TIBERIO.- (Asombrado). Madre, yo presentía algo así por su parecido conmigo.
Enviaré un emisario para que le comente a Tomás que estoy enterado de todo y para
que mantenga comunicación permanente.
QUINTO ACTO




                              FIESTA DE DISFRACES

                                  Y CORONACIÓN




El rey decide hacer una fiesta de disfraces para comprometer en matrimonio a su hijo
Tiberio y para ello invita a las princesas de otros reinos, solicitando que ninguna lleve
cubierto su rostro para que su hijo pueda escoger aquella con la cual se desposará.
Tiberio se ve obligado a aceptar y no sabe que hacer para deshacerse de ese
compromiso ya que sostiene un romance con una joven que no hace parte de la
realeza a quien conoció tiempo atrás, pero que no tendría la aprobación de su padre
por ser de baja estirpe.




TIBERIO.- ¿Ahora que hago?, ¿cómo eludir éste compromiso?.

LIBIA.- Tengo una idea.

TIBERIO.- ¿Qué se te ocurre madre?.
LIBIA.– Envía por Tomás en secreto para que asista a la fiesta y le dices que se coloque
un disfraz de mosquetero, con un sombrero grande, una casaca blanca, un pantalón
negro y el parche en el ojo, luego haces correr el rumor que ese va a ser tu disfraz de
tal manera que Tomás pueda suplantarte para que las damas de la Corte lo asedien,
mientras tu pasas desapercibido participando de la velada con la doncella de tus
sueños.
TIBERIO.- Excelente idea madre. Pero tengo una inquietud.

LIBIA.- ¿Cuál?.
TIBERIO.- Si me compromete con alguna de esas doncellas. ¿Cómo voy a romper
después tal compromiso?.
LIBIA.- Como Tomás será realmente quien la conquiste, dilatará el compromiso para
darte tiempo a acceder a la corona como lo ha manifestado tu padre y una vez seas
ungido rey podrás tomar la decisión que te parezca.
TIBERIO.- ¿Pero cómo va a mantener en secreto su identidad y no ponerse en
evidencia?.
LIBIA.- Después de la fiesta de disfraces, Tomás se encargará de permanecer en
contacto con la joven que a escogido como esposa enviándole mensajes, de tal manera
que la doncella no sospeche de la farsa, retardando de esa manera el casamiento, yo
estoy segura que a pesar de su fealdad se robará el corazón de la joven que haya elegido,
además no hay que olvidar que él también es hijo de nobles y no creo que ella se rehúse
a aceptarlo cuando sepa la verdad.
TIBERIO.- ¿Y qué pasará con mi padre si se llega a enterar?.
LIBIA.– Para entonces serás rey y lo enteraremos de la verdad, al fin y al cabo su
temor porque Tomás lo suceda en el trono habrá desaparecido. Además en ese
momento él será reconocido como          tu hermano y su fealdad        no será ningún
impedimento para que te ayude a gobernar.
TIBERIO.- Me parece muy convincente lo que acabas de decir.




Llega el día de la fiesta.




GREGORIO. (Hablando con el Cardenal). Le tengo una sorpresa a mi hijo, hoy en el
baile de disfraces tan pronto como se fije en una de las damas que he invitado, lo
coronaremos y lo desposaremos de inmediato. Para eso dispondré el salón contiguo
donde llevaremos a cabo la ceremonia. Así no podrá huir a esa responsabilidad ya que
no ha querido comprometerse con nadie a pesar de mi insistencia, de paso me dará la
satisfacción de un heredero, antes que llegue mi final.

CARDENAL.- ¿Su majestad, va a coronar al príncipe estando disfrazado?.

GREGORIO.- Eso no interesa.

CARDENAL.- Disculpe que no esté de acuerdo con su alteza, pero ¿va a entregar la
corona teniendo todavía vitalidad para gobernar?.

GREGORIO.– Ya estoy viejo y cansado y se que muy pronto voy a morir. Anoche volví a
soñar que no era mi hijo a quien coronaba y prefiero adelantarme a cualquier vaticinio.

CARDENAL- Y los padres de la joven que vaya a escoger el príncipe ¿no van a estar
presentes?.
GREGORIO.- Por su puesto que sí, los he invitado expresado mi intención de casar a
Tiberio con una de sus hijas, todos esperan que la suya sea la escogida. Les sugerí que
vinieran con sus mejores galas y aguardaran en el salón dispuesto para tal
acontecimiento, el cual está debidamente adornado con las pompas propias de una
coronación además les solicité absoluta discreción para evitar que Tiberio se enterara.
Ellos no participarán de la fiesta de disfraces, pero igualmente podrán divertirse
mientras llega el momento de la boda. Todas las jovencitas han sido informadas de mi
propósito y han prometido guardar silencio, a la espera de la elección, por eso traen
sus ajuares en sus cofres.

CARDENAL.- ¿La reina está enterada?.

GREGORIO.- No, prefiero que sea una sorpresa.

CARDENAL.– Veo que tiene todo bien planeado.

GREGORIO.– Disponga todo lo necesario para la ceremonia de acuerdo con nuestras
costumbres.

CARDENAL.- Así será.
Da inicio a la fiesta y...




TOMÁS.- Estoy algo nervioso.


Se aproxima una doncella.




TOMÁS.- ¿Gusta concederme el honor de bailar?.

DONCELLA1.- El Honor es mío.




Tomás la sujeta de la mano y la conduce al centro del salón, donde ya se encuentran
varias parejas bailando, todas las miradas de las jóvenes se posan sobre él, puesto
que saben que se trata del príncipe. Entre tanto Tiberio goza de la fiesta con su
acompañante.




DONCELLA 1.- (Sabe que se trata del príncipe y busca halagarlo). Me agrada su
disfraz, se ve muy varonil.

TOMÁS.- ¿En verdad?.

DONCELLA 1.– Es un joven muy apuesto, ¿puedo despojarlo del parche?.

TOMÁS.– Me agradaría complacerla hermosa dama, pero perdería el encanto de una
noche de disfraces.

DONCELLA 1.- Tiene razón .

DONCELLA 1.- (Insinuante). Mi padre es el rey de Britalia poseedor de una inmensa
fortuna y desea que encuentre pronto a alguien con quien desposarme.

TOMÁS.– Estoy seguro que cualquiera de los invitados estaría deseoso de hacerlo.

DONCELLA 1.- (Persistente). Me haría muy feliz si alguien como usted se fijara en mi.

TOMÁS.- Que más quisiera yo, pero mi corazón es quien dicta el camino a seguir.



Termina la pieza musical y la aparta de su lado con delicadeza. Tomás saca a bailar
a la doncella “2” y al rato de estar danzando...


DONCELLA 2.- (Danzando con Tomás). La noche está muy agradable y me agradaría ir
un momento al jardín a tomar un poco de aire.
TOMÁS.- Vamos.
DONCELLA 2.- Que hermosa luna, invita a la ensoñación y más cuando se está
acompañada de tan apuesto caballero.
TOMÁS .- Me halagan sus palabras.
DONCELLA 2.- (Flirteando). Si alguien como usted se fijara en mi, me haría la
mujer más feliz.
TOMÁS.- Es una dama muy bella, capaz de despertar los más grandes sentimientos,
sin embargo no creo ser merecedor de tales encantos.
DONCELLA 2.- (Acuciosa). ¿Porqué creer eso?.
TOMÁS.– Así como aquel felino que se levanta con vigor después de haber hecho la
siesta por el alimento ingerido, así está mi corazón animoso por encontrar la felicidad
y sin embargo siento que no ha llegado el momento.
DONCELLA2.- ¿Por qué está tan seguro?.
TOMÁS.- Porque aún no palpita con suficiente fuerza.
DONCELLA 2.– Si me permite, puedo encargarme de eso.
En ese preciso momento irrumpe el rey.


GREGORIO.- (Pensando). ¿Estaré en presencia de la nueva reina?.


Tomás visiblemente nervioso por la presencia del soberano, quien no lleva disfraz,
teme ser descubierto.


GREGORIO . - (Disimulando). Los invito a que sigan al salón a seguir divirtiéndose.


Los jóvenes inclinan sus cabezas en señal de respeto e ingresan al salón. Una vez
adentro, Tomás se separa de la doncella 2 y se acerca a la mesa a degustar algunas
frutas, en ese momento su mano tropieza con la de una doncella y ésta se sonroja
intentando retirarse.


TOMÁS.- Ven acércate. ¿Quién eres?.
DONCELLA 3.- Mi señor soy dama de compañía y no me está permitido dialogar con
ningún noble.


Tomás la invita a bailar y aunque al comienzo se rehúsa acepta y siguen danzando
por largo rato.


TOMÁS.- Mi corazón late con fuerza con tan venusina figura, siento un ahogo en mi
pecho ante tanta belleza y hago votos al cielo para que ese sentimiento llegue a ser
recíproco.
DONCELLA 3.- Si mis oídos no han escuchado mal, si lo que veo no es un sueño,
entonces haga de mí su esclava.


Continúa la música y no hay miradas sino del uno para el otro, siendo observados de
cerca por Gregorio quien se encuentra en un extremo del salón.


GREGORIO.- (Asombrado). Y a este hijo mío ¿qué le sucede?, cortejar a una plebeya
habiendo tanta sangre real junta.
LIBIA.- Ese es su deseo.
GREGORIO.- (Tolerante). Aunque no me agrada mucho la joven, voy aprovechar la
ocasión para desposarlo con ella ahora mismo y entregarle la corona para evitar que se
cumplan los sueños que he tenido.
LIBIA.- (Espantada). ¿Qué dijiste?, eso no puede ser.
GREGORIO.- ¿Por qué no?.
LIBIA- (Buscando una justificación).      Sería una afrenta para las demás invitadas.
Tiberio solamente se está divirtiendo y no creo que tenga intenciones serias con ella,
además tu aún tienes la energía suficiente para seguir gobernando.
GREGORIO.– Si están ofendidas, que se marchen y en cuanto a entregarle el reino, es
una decisión que está tomada.


Libia angustiada se acerca a Tomás, quien se aparta por un momento de la doncella
3 para escucharla.


LIBIA.– Gregorio desea que te desposes con la doncella 3 y coronarte rey en este
preciso momento pero donde se llegue a dar cuenta de la farsa te manda a ejecutar.
TOMÁS.– ¿Qué hago?.
LIBIA-. Habla con Tiberio a ver que se le ocurre.


Tomás se dispone a ir a contarle a Tiberio lo que está sucediendo, pero en ese
momento Gregorio lo sujeta del brazo llevándolo en compañía de la doncella “3” a la
sala donde se halla el Cardenal con los otros invitados. Libia por su parte busca a
Tiberio con la mirada pero no sabe como está disfrazado y tiene que esperar a que
cese la música para poder hallarlo. Entre tanto en el otro salón...


GREGORIO.- (Se dirige a los presentes). Quiero comunicarles que el príncipe Tiberio
se desposará con ésta hermosa doncella.


La doncella 3 lo observa con asombro. En ese instante entra Tiberio acompañado de
su prometida y de Libia, detrás de ellos ingresan los demás invitados.


TIBERIO.– (En voz baja). No puedo hacer nada para impedir la celebración, correría
en riesgo la vida de Tomás.
GREGORIO.- Deseo cederle mi reino a mi hijo Tiberio.


Se despoja de la corona         y la coloca sobre una almohada color púrpura
aproximándose a Tomás, quien no sabe que hacer.
LIBIA.- (Acercándose). Mi señor, ¿por qué esa decisión tan apresurada?.
GREGORIO.- No deseo morir sin ver a Tiberio ungido rey.
LIBIA.- No debe consumar ese matrimonio su majestad.
GREGORIO.- ¿Por qué no?.
LIBIA.- Porque el no es…
GREGORIO.- ¿El no es qué?
LIBIA.- (Vacilante). El no está preparado aún para ser rey.
GREGORIO.- ¡Pamplinas!.


Tomás es sentado en el trono.


TOMÁS.- (Asustado). Su majestad, pero...


Gregorio despoja del sombrero a Tomas y le coloca la corona.


GREGORIO.- Tiberio, quítate el parche.
TOMÁS.– Así me parece mas auténtico. (Con risa nerviosa).
GREGORIO.- ¡Larga vida al rey!.
TODOS.- ¡Larga vida al rey!.


El Cardenal realiza la ceremonia de coronación. Libia observa en silencio, no puede
hacer nada para evitarlo, porque su hijo podría correr peligro. Aunque a Tiberio no le
agrada que su hermano lo despoje de la corona no tiene otra alternativa que
permanecer callado.


Gregorio pide a una de las invitadas que preste su ajuar ya que la doncella 3 no
estaba preparada para tal evento y hace que se lo coloque en una habitación contiguo
ayudada por algunas jóvenes de su corte. Acto seguido se consuma el matrimonio.
Suenan las trompetas y el pueblo es enterado de lo sucedido. Todos se retiran a seguir
con la fiesta solo quedan en el lugar Gregorio y el Cardenal.
SEXTO ACTO


                             TIBERIO ASUME EL TRONO


Se encuentra Gregorio dialogando con el Cardenal.


GREGORIO.- Estoy satisfecho porque a partir de hoy tenemos un nuevo rey y estoy
seguro que dará descendencia para la prolongación del reino.
CARDENAL.– Espero que haya sido una decisión sabia.
GREGORIO- (Satisfecho). Así es. Al parecer le hemos ganado a los augurios.


Tan pronto como se retira el Cardenal, Gregorio se dirige a sus habitaciones a
descansar entre tanto Tomás explica a la doncella 3 lo que sucede. Tiberio y Libia los
observan a prudente distancia.


TOMÁS.- Ahora que nadie nos interrumpe quiero que sepas que mi nombre no es
Tiberio sino Tomás.
DONCELLA3 (Alarmada).- Mi señor ¿acaso es un impostor?, ¿no es hijo del rey?.
TOMÁS.- No te aflijas, soy hijo del rey (cuenta la historia).-
DONCELLA3.- Ahora que se la verdad, mas te voy a amar mi señor. (Intenta quitarle
el parche).
TOMÁS.- No lo hagas porque te puedes impresionar por mi aspecto.
DONCELLA3.- No te preocupes, ya me enteraste de tu imperfección y debo
acostumbrarme a ella. Mi señor es mi obligación estar al lado tuyo no por tu aspecto
sino por tus sentimientos.


Tomás se quita el parche y baja la cabeza avergonzado.
La doncella 3 se sobrecoge por un momento, luego lo abraza con fuerza colocándole
nuevamente el parche, en ese momento se aproximan Libia y Tiberio.


TOMÁS.- Madre, Tiberio, ¿ahora qué haremos?.
LIBIA.- Lo más sensato es que Tomás se vaya de la Corte y deje a Sofía (así se llama la
doncella 3) a mi cuidado para evitar cualquier sospecha de Gregorio.
TOMÁS.- Es lo mejor para todos.
TIBERIO.– Creo lo mismo.


Tomás vuelve al destierro junto a Irina, entre tanto Tiberio toma el mando del reino.
Transcurren algunos meses y a Tiberio comienza a agradarle el poder. Ha dejado de
comunicarse con Tomás, solamente Libia y Sofía sostienen correspondencia con él
informándole que su hermano se ha vuelto tirano. Gregorio enferma y manda
llamar a Libia.


GREGORIO.- (Ardiendo en fiebre). Libia he visto en sueños que el reino está en manos
de Tomás. Te he mandado llamar para que me ayudes a entender porqué aparece él y
no Tiberio. Coff, coff.
LIBIA.- ¿Qué quieres que te diga esposo mío?.
GREGORIO.– No entiendo porqué viene a mi memoria el pequeño que                      ordené
ejecutar.
LIBIA. (Pálida). Es posible que sea tu conciencia que no te deja en paz.
GREGORIO.- Creo que voy a morir, júrame que no me ocultas nada.


Libia viéndolo en esa situación y pensando que va a morir decide contarle la verdad.


LIBIA.- (Tomándolo de la mano). Tomás es tu hijo.
GREGORIO.- Tenía ese presentimiento, ¿Qué hiciste para salvarle la vida?. (Libia
relata lo sucedido).
LIBIA.- ¿Guardas rencor en tu corazón?.
GREGORIO.– (Arrepentido). Ahora que me encuentro postrado en este lecho, mi
corazón no tiene cabida para el odio, al contrario si lo ves, dile que me perdone.
LIBIA.- En tus manos está resarcir en parte el daño causado.
GREGORIO.- ¿Por qué lo crees?.
LIBIA.- Porque ese sueño que tuviste se cumplió, Tomás fue coronado por ti, sin
embargo Tiberio asumió el poder.
GREGORIO.- ¿Cómo pudo suceder?.


Libia explica en detalle.


LIBIA.- Levanta la orden de destierro, para que Tomás regrese.
GREGORIO.- (Preocupado). Ya no soy el rey.
LIBIA.- Dile a Tiberio que lo haga.
GREGORIO.– No estoy seguro de la posición que tome Tiberio, ahora que es rey no
querrá que vuelva Tomás porque puede aspirar a asumir el trono.


Mandan llamar a Tiberio.
GREGORIO.- Tu madre me ha enterado que Tomás es tu hermano y es mi deseo que
retorne al reino.
TIBERIO.- (Inquieto). Padre, si él vuelve me puede despojar de la corona, porque es el
legítimo heredero.
LIBIA. (Indignada). Tu sabes bien que él sería incapaz de hacerlo.
TIBERIO.- (Con desconfianza). De todas maneras es mejor que permanezca en el
exilio.
GREGORIO.- ¿Por qué no quieres que regrese?.
LIBIA.- Es por Sofía ¿no es cierto?.
TIBERIO.- Así es madre, me he enamorado de ella, así no sea correspondido.
LIBIA.- Pero tu no puedes hacerle eso a tu hermano,                  ¿acaso no tienes tu
enamorada?.
TIBERIO.– Decidí terminar esa relación.
GREGORIO.- Debes permitirle el regreso a Tomás.
TIBERIO.- (A regañadientes). Está bien.


Tiberio envía a un emisario en busca de Tomás y da instrucciones para que lo elimine
por el camino.
SEPTIMO ACTO


                            TRAICIÓN Y RECONCILIACIÓN


Han pasado algunos días y Gregorio logra recuperarse de la enfermedad. Entre tanto
Tomás presiente que algo malo está sucediendo, porque Tiberio le ha pedido que
regrese solo, con la promesa que después enviará por Irina.


GUARDIAN.– Mi señor, ha caído la noche, es mejor que pernoctemos en este lugar y
prosigamos la marcha mañana.
TOMÁS.- Hay suficiente visibilidad, prefiero continuar.
GUARDIAN.- (Se apresura a apearse de su caballo). Los caminos son inseguros.
TOMÁS.- Me parece sospechoso su proceder, no se porqué insiste en que nos
quedemos (piensa). Continuaremos para llegar antes del amanecer.


GUARDIAN.- Como diga su señoría.             Entonces permítame ir adelante para
inspeccionar. (Se aleja).


Cae la noche, se oculta la luna, todo queda en completa oscuridad. Tomás avanza
lentamente, de pronto siente que alguien se abalanza sobre su humanidad.


GUARDIAN.- ¡Muere! (propina un lancetazo que por fortuna no da en el objetivo).


Tomás responde golpeando al guardián quien cae desmayado, una vez vuelve en sí, se
encuentra amarrado siendo obligado a contar la verdad, luego continúa su camino
abandonando al guardia a su suerte y sin dejarse ver por Tiberio ingresa al castillo y
se entrevista con Libia en sus habitaciones, a quien cuenta lo ocurrido.
LIBIA.- Tiberio está enceguecido por el poder, tenemos que hacer algo.
TOMÁS.- Madre dile a Sofía que estoy aquí y comunica a Tiberio que te has enterado de
mi muerte , lo entretienes mientras huyo con mi esposa.
LIBIA.- Voy enseguida.


Libia se dirige al despacho real, donde Tiberio está atendiendo asuntos concernientes
al reino, pero antes entera a Sofía de la presencia de Tomás y ella corre en su
búsqueda.


SOFIA.- Tomás esposo mío, te he esperado con ansiedad. (Se abrazan).
TOMÁS.- Sofía prepárate para ir conmigo. ( La entera de lo sucedido).
SOFIA.- Pero ¿cómo lo harás sin que Tiberio no note mi ausencia?.
TOMÁS. - Mi madre se va a encargar de distraerlo mientras escapamos.


Salen del castillo sin ser vistos por los guardias. Entre tanto...


LIBIA.- ¡Hijo!, ¡hijo!, ha ocurrido una desgracia.
TIBERIO.- ¿Qué madre?.
LIBIA.- Han asesinado a Tomás.
TIBERIO.- (Fingiendo estar sorprendido)- ¿Han asesinado a Tomás?, ¿cómo?,
¿quién?.
LIBIA.- Al parecer fueron unos maleantes que le salieron al paso, camino al reino.
TIBERIO.- (Haciéndose el indignado). Quienes lo hayan hecho pagarán por ello. Iré a
darle la noticia a Sofía.
LIBIA.– No, déjame eso a mi .


Libia da tiempo suficiente para que Tomás y Sofía escapen. Al poco tiempo...


TIBERIO. Madre, ¿hablaste con Sofía?.
LIBIA.- Sí, se puso a llorar y me pidió que nadie fuera a importunarla.
TIBERIO.- Esta bien, esta bien.
Transcurrido algún tiempo Tiberio se dirige a los aposentos de Sofia.


TIBERIO.- (Alarmado). Madre, Sofía no está en su habitación y encontré esta nota
que dice que a huido con su esposo. ¿No comprendo?.
LIBIA.- Déjame leer.
TIBERIO.- ¿Porqué lo habrá hecho?, ¿a caso Tomás no está muerto?.
LIBIA.- No entiendo.
TIBERIO.- Ya regreso. (manda buscar al emisario a quien había encargado para
asesinar a su hermano).
GUARDIAN.- Su majestad el hombre ha sido hallado en el bosque amordazado.
TIBERIO.– Tráiganlo a mi presencia.


El guardia cuenta lo sucedido.


TIBERIO.- Ya entiendo, mi hermano vino a llevarse a Sofía. ¡Guardia!. Ordene que
alisten un destacamento, que voy en su búsqueda.
Entre tanto Tomás y Sofía a salvo y lejos del castillo reúnen tropas para combatir a
Tiberio, y se encarga de divulgar que él es el heredero legítimo del reino. Una vez en
campo abierto...


TIBERIO.- ¡Avancen!.
GENERAL.– Su majestad, a mi me parece que debemos tener cuidado porque el lugar
por donde vamos es propicio para una emboscada.
TIBERIO.- No creo, ¿quién podría atacarnos?.


Cuando cruzan por el medio de una arboleda son sorprendidos por los soldados a
cargo de Tomás quienes arrojan una lluvia de flechas que caen sobre Tiberio y su
ejército.


TIBERIO.- Nos han tendido una trampa, retrocedamos.
EL GENERAL.- Demasiado tarde, estamos rodeados.


Las tropas de Tiberio caen doblegadas y Tomás se encuentra frente a frente con su
hermano.
TOMÁS.- Tiberio, ¿por qué me mandaste matar?.
TIBERIO.- Me enamoré de Sofía.
TOMÁS.- Y acaso por esa razón debías asesinarme.
TIBERIO.- No había otra alternativa, quería hacerla mi esposa.
TOMÁS.- A pesar de lo que me has hecho, no deseo mancharme de sangre y te llevaré a
prisión.
TIBERIO.– Prefiero batirme contigo en un duelo a muerte, si no te acobardas..
TOMÁS.- No es necesario.
TIBERIO.- (Desenfunda su espada). No quiero tu compasión, peleemos.


Cuando se disponen a luchar, un guijarro que proviene de algún lugar cae sobre la
humanidad de Tiberio, quien rueda por el suelo quedando inconsciente. Al rato
vuelve en si encontrándose en una habitación del castillo.



TIBERIO.- Me duele la cabeza. ¿qué ocurrió?.

TOMÁS.- Te golpearon con un guijarro.

TIBERIO.-¿ Dónde está Tiberio?.
TOMÁS.– ¡Tú eres Tiberio!.

TIBERIO.- No, yo soy Tomás.

LIBIA.- (Dirigiéndose a Tomás). El golpe lo hizo perder la razón. Debes asumir el
trono.

TOMÁS.– Lo haré por ti.

GREGORIO.- ( Desde su lecho de enfermo).           Los designios se han cumplido.
Perdóname Tomás.
TOMÁS.- No soy quien para juzgarte padre. (Se abrazan).


Ante el pueblo.


LIBIA.- ¡Larga vida al rey!.
EL PUEBLO.- ¡Larga vida al rey!.


Irina se va a hacerle compañía a Libia en el castillo y viven rodeadas de nietos de la
unión de Tomás y Sofía quienes gobiernan con sabiduría. Gregorio muere al poco
tiempo por causa de una penosa enfermedad que lo aquejaba. Pasan los años y
Tomás va a visitar a Tiberio en su lecho de muerte, ya que éste lo ha mandado
llamar para pedirle perdón puesto que ha recuperado la razón.


Se abrazan los dos hermanos y lloran, al rato Tiberio exhala su último aliento.


FIN.
Este libro se terminó de imprimir
en los talleres de ediciones Dafra.
          División gráfica
          Con el apoyo de:
 La Fundación Sueños de Escritor
            Tel: 5601884
Apartado Aéreo N. 36792 de Bogotá
  E-mail: fundaescritor@hotmail.com
         Bogotá, Colombia

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  • 2. © 2005 Ediciones Dafra Apartado aéreo Nº 36792 Bogotá D.C. Colombia Cubierta: David Francisco Camargo H. Primera edición: abril de 2005 ISBN: 95896227-1-2 E-mail: fundaescritor@ hotmail.com Diagramación e impresión: Ediciones Dafra Tel: 5601884 Bogotá D.C. Abril de 2005. Impreso y hecho en Colombia Printed and made in Colombia No está permitida su reproducción total o parcial por cualquier medio ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro u otros métodos, sin permiso previo y aviso del titular .
  • 3. CONTENIDO Introducción. Personajes. PRIMER ACTO El nacimiento. SEGUNDO ACTO La partida. TERCER ACTO La cruzada. CUARTO ACTO La revelación. QUINTO ACTO Fiesta de disfraces y coronación. SEXTO ACTO Tiberio asume el trono . SÉPTIMO ACTO Traición y reconciliación.
  • 4. INTRODUCCIÓN El primogénito de un rey nace con defectos físicos siendo sentenciado a muerte por su propio padre, pero gracias a la oportuna intervención de la reina madre logra ser salvado creciendo fuera del reino. Aquí comienza esta historia cargada de emoción, intriga y suspenso que ocurre en la época medieval.
  • 5. PERSONAJES Gregorio.: Rey. Tiberio: Hijo de Gregorio. Tomás: Hijo de Gregorio. Libia: Esposa de Gregorio. Sofía (doncella 3): Esposa de Tomás. Casilda: Doncella de confianza. Irina: Madre adoptiva de Tomás. Teodomiro: Rey. Araminta: Criada. Casimiro. Sirviente. Cardenal. Doncella 1. Doncella 2. Galeno . Adivino. Guardián.
  • 6. PRIMER ACTO EL NACIMIENTO Libia aparece en escena tirada sobre su lecho, los dolores de parto indican que pronto va dar a luz. GREGORIO.- Casimiro, ve pronto por el médico, mi esposa va a parir. CASIMIRO.- En seguida voy su majestad (sale presuroso). LIBIA.- Ah. ah. ah. CASILDA.- Tranquilícese mi señora ya casi nace. (Le coloca compresas de agua tibia sobre la frente). GREGORIO.– Dense prisa a organizar todo para la fiesta de bienvenida de mi primogénito. (Ordena a sus criados). Al rato ingresa el galeno y va directamente al cuarto de Libia. Se escuchan quejidos. GREGORIO.- ¿Qué extraño, me pareció escuchar el llanto de dos criaturas?. Sale el galeno. GALENO.- Su majestad puede entrar. GREGORIO.- ¡Santo cielo! (queda sorprendido al ver a Casilda y a otra joven
  • 7. cargando cada una un recién nacido entre sus brazos). No puede ser cierto lo que ven mis ojos. LIBIA.- Son dos. GREGORIO.- ¿Cuál de los dos nació primero?. LIBIA.- El que tiene en brazos Araminta. GREGORIO.- Entonces él será mi sucesor. (Se aproxima a conocerlo). No puedo creerlo, es una criatura ¡horripilante!. Se aparta impresionado y enseguida se dirige a ver al pequeño que sostiene Casilda. GREGORIO.– Que los dioses lo colmen de bendiciones, ¡él heredará el trono!. (Exclama con alegría al observar tan bella criatura). Al otro llévenselo de mi presencia y ejecútenlo. LIBIA. (Desde su lecho llorando)– Mi señor, tenga compasión de él. GREGORIO.- (Con indiferencia) A partir de este momento sólo tengo un hijo y se llamará Tiberio. Gregorio ordena a uno de sus guardias que lleve al bosque al infante que ha nacido deforme, lo mate y sepulte donde nadie lo encuentre. Una vez éste sale a cumplir su cometido el rey da instrucción a otro guardia para que cuando regrese su compañero lo ejecute y así nadie se entere de donde se halla enterrado el pequeño, luego advierte al médico y a las mujeres que participaron en el parto que deben guardar el secreto sobre el nacimiento de aquella criatura o correrán con la misma suerte del guardia. Acto seguido se dirige a una de las ventanas a mostrar su heredero al pueblo. LIBIA- . Casilda, ve rápido tras el guardia que acaba de salir con mi hijo y cuéntale lo que le va a suceder cuando regrese, para que perdone la vida a mi hijo y te lo entregue, a cambio dale esto para que huya del reino (le entrega algunas monedas de oro y joyas). En cuanto al otro guardia, me encargaré de convencerlo para que diga al rey que
  • 8. ha cumplido su misión. CASILDA.- Enseguida mi señora. (Sale corriendo tras el guardia). LIBIA.– Doctor Torrado y usted Araminta les pido absoluta discreción . (Asienten con la cabeza). Regresa Gregorio con el pequeñuelo en brazos. GREGORIO.- (Alzándolo por encima de sus hombros). Lo formaré en los asuntos del reino para que pueda regirlo con sabiduría. (Se lo entrega a Libia). LIBIA.- Mi hermoso hijo ( lo estrecha contra su pecho y llora de pensar en el que está ausente). El rey se retira y al rato llega Casilda sin ser vista, trayendo la criatura envuelta en trapos. LIBIA.- (Lo abraza). Hijo mío, no voy a permitir que algo malo te suceda. Casilda, entrégaselo a una de nuestras doncellas de más confianza para que lo proteja, dile que es hijo de una prima tuya que murió una vez lo concibió, para que le brinde los cuidados necesarios sin dejarlo ver de nadie. Ah, y no olvides pedirle que le coloque el nombre de Tomás así como mi difunto padre. Me encargaré de su educación y manutención y tu serás mi interlocutora. Dale esta bolsa con monedas de oro. Casilda la recibe y la soberana le da las últimas instrucciones. CASILDA.- Así se hará señora. Se aleja en busca de la doncella y le da las explicaciones que ha recibido de la reina. IRINA.- Santo cielo ¿qué es ésta cosa? CASILDA.- No te alarmes. IRINA.- Que feo es, tiene un ojo más abajo que el otro. ¿Por qué quieres que yo lo cuide, acaso tu misma no lo puedes hacer?. CASILDA.- No. No, como se te ocurre, yo no puedo hacerlo porque si llega a verlo el rey lo manda a ejecutar, no me permitiría tenerlo en el castillo y mucho menos con esa deformidad, en cambio a ti te queda fácil y puedes criarlo fuera de la Corte, yo te doy
  • 9. para tu manutención y la del niño tengo como hacerlo (le enseña una bolsa repleta con monedas de oro). IRINA.- ¿Cómo se llama tu prima?. CASILDA.- (Sobresaltada). ¿Mi prima?. Ah, sí ..., ella se llama Rosanna..., si Rosanna. IRINA.- No te creo, conozco a tu familia y se que no hay nadie con ese nombre. ¿Puedo saber de quién es?. CASILDA.– Por tu vida que no vas a decir nada. IRINA.- Te lo juro. CASILDA.- De la reina. IRINA.- ¿De la reina?. CASILDA. – Sí, ella tuvo dos hijos que nacieron al mismo tiempo, este pequeño nació primero y es el heredero legítimo al trono, pero el rey al ver semejante criatura tan desagradable lo mandó desaparecer. IRINA.- ¿Y cómo voy a hacer para que nadie lo vea cuando crezca?. CASILDA.- No te preocupes, la reina me dará lo necesario para que vivan muy bien lejos de aquí y tengan todo lo que necesiten, además enviará tutores de su confianza por intermedio mío para educarlo, pues se supone que tu ignoras la verdad. Lo deberás llamar Tomás. IRINA. ¿Y cuando el niño me pregunte por sus orígenes que le voy a decir?. CASILDA.- Que es hijo tuyo y que su padre falleció en una batalla por defender al reino. Casilda deja el niño en brazos de Irina y regresa a los aposentos de la reina pero se detiene a la entrada porque allí se encuentra Gregorio hablando con la reina y el guardia que había enviado a cumplir con su cometido. GREGORIO.- Seguiste las instrucciones que te di. GUARDIAN.- (Inclinando la cabeza). Si, su majestad. GREGORIO.- Bien, retírate y guarda absoluta reserva. El guardia se inclina ante el rey y se aleja.
  • 10. LIBIA.- (Fingiendo estar deprimida). ¿Cómo pudiste ser tan cruel?. GREGORIO.- No quiero hablar más del asunto y es mejor que te olvides que tuviste otro hijo. Una vez sale Gregorio ingresa Casilda quien la pone al tanto de lo ocurrido con su pequeño hijo .
  • 11. SEGUNDO ACTO LA PARTIDA Pasan los años y Tomás ya está hecho todo un hombre. Aunque Libia no lo vuelve a ver por temor a ser descubierto su secreto, es mantenida al tanto de su crianza por Casilda. TOMÁS.- Madre, me gustaría ponerme a disposición de nuestro soberano y luchar por el reino. IRINA.- Entiendo tus deseos, pero es mejor que sigas ocultándote de las miradas indiscretas, porque te harían daño. TOMÁS.- Madre, yo soy consciente de mi fealdad y por eso quiero hacer algo importante, no interesa que tenga que sacrificar mi vida. IRINA.- Si esos son tus deseos, así se hará, pero para que no se burlen de ti, te voy a colocar un parche en el ojo para que ocultes tu defecto. TOMAS.- Está bien madre. Tomás se coloca el parche que hace Irina y se dirige al palacio a ponerse a disposición del rey, al llegar es recibido por Tiberio quien justamente en ese momento se encuentra en la entrada del castillo. TIBERIO.- ¿Qué se te ofrece?. TOMÁS.– Su majestad, deseo ponerme a disposición del reino para combatir a los enemigos. TIBERIO.- Eso me parece muy bien, pero ¿Por qué cubres tu ojo?. TOMÁS.- Porque sufrí un accidente estando en el bosque y lo perdí. Tiberio se queda observándolo fijamente, algo le llama poderosamente su atención. TIBERIO.– Sigue y espérame un momento, ya regreso. TOMÁS.- (Hace una venia) . Como diga su majestad. Tiberio se dirige a su recámara y rápidamente corta un pedazo de cuero de uno de los tapetes , luego lo sujeta de una cuerda y se lo coloca en el mismo ojo en el que lo tiene Tomás.
  • 12. TIBERIO.- (Mirándose en un espejo). ¡Por todos los dioses, es idéntico a mí!. Sale con el ojo cubierto y al verlo Tomás queda asombrado. TOMÁS.- Su majestad, ¿qué hace?. TIBERIO.- ¿No ves que tu y yo somos idénticos?. TOMÁS.- Es cierto. TIBERIO.- ¿Quién es tu madre?. TOMÁS.- Mi madre se llama Irina, antigua doncella de la Corte. TIBERIO. Ve al salón contiguo. Tiberio se quita el parche del ojo y manda llamar a su madre con uno de los guardias . Al rato ingresa Libia . LIBIA.- Aquí estoy hijo mío ¿qué deseas?. TIBERIO.– Quiero que observes esto (se coloca el parche). LIBIA.- ¿Qué significa?. TIBERIO.- ¿Qué ves madre?. LIBIA.- Al príncipe con un ojo tapado. TIBERIO.- Aguarda un momento. (Se aleja rumbo al salón donde está Tomás y se quita nuevamente el parche). TOMÁS.- ¿Qué sucede Príncipe?. TIBERIO.– Ponte mi capa. TOMAS.- No entiendo. Tiberio le entrega su capa y va hacia la puerta, indicando a Libia que se aproxime, cuando ella lo hace él se esconde rápidamente tras una cortina, siendo observado por Tomás. LIBIA.- Hijo ¿qué pretendes con ese parche?. TOMÁS.- Discúlpeme su majestad, solo sigo ord… Libia se acerca y le quita suavemente el parche y al ver ese rostro se desmaya. Tiberio y Tomás corren a auxiliarla. TIBERIO.- (Sorprendido con su aspecto). ¿Por qué me mentiste?. ¿No dijiste que habías perdido el ojo?.
  • 13. Tomás guarda silencio por un momento. TOMÁS.- Me coloqué este parche para evitar las miradas repulsivas (inclina la cabeza mientras se coloca el parche). TIBERIO.- No te preocupes, en verdad tu rostro impresiona, por eso se desvaneció mi madre. Ayúdame a llevarla a sus habitaciones. Cuando volvió en sí, estaba en su lecho y Tiberio le alcanzó un poco de agua. Libia se queda observando a Tomás y luego l o interroga. LIBIA.- ¿Cómo te llamas?. TOMÁS.- Mi nombre es Tomás. (Mirando al suelo). TIBERIO.- Tomás dice que su madre se llama Irina, una antigua doncella de la Corte. ¿Te acuerdas de ella? Libia se sorprende al escuchar ese nombre, sabe que es su hijo y le provoca abrazarlos y contarles la verdad. LIBIA.- (Palidece). No. TIBERIO.- Madre, lo que me causa curiosidad es que se parece a mí. LIBIA.- (Con voz temblorosa). Casualidades del destino. Al poco tiempo Tomás se dirige a recibir instrucciones de uno de los generales a donde lo ha enviado Tiberio. En ese momento ingresa el rey quien lo ve salir de los aposentos. GREGORIO.- Y ese joven ¿quién es?. TIBERIO.- Se trata de un joven llamado Tomás que desea colocarse a órdenes del reino para hacer parte de nuestros ejércitos. GREGORIO.– Me parece muy bien, ahora que necesitamos reclutar más soldados para que nos apoyen en la lucha contra nuestro enemigo Teodomiro II, pero ¿Qué hacía en este lugar?. Para no despertar sospechas Libia se apresura a explicar a Gregorio lo sucedido atribuyendo su desvanecimiento al calor del día. Sin dar mayor importancia al acontecimiento Gregorio y Tiberio se retiran, Libia queda sumida en sus
  • 14. pensamientos. LIBIA.- Que los dioses me den la fortaleza para guardar la calma. Se trata de mi hijo Tomás. Enseguida manda llamar a Casilda. CASILDA.- Dígame su majestad. LIBIA.- ¿La doncella a quien entregaste el niño hace años, se llama Irina verdad?. CASILDA.- Sí, su majestad. Yo le mencioné su nombre el día que se lo entregué. LIBIA.- No estaba muy segura porque nunca me hablas de ella sino de mi hijo. CASILDA.- Disculpe que le pregunte, ¿su majestad la ha visto?. LIBIA.- A ella no, pero a mi hijo si. CASILDA.- ¿Cómo pudo suceder?, ¿ acaso su aspecto repugnante no llama la atención de todos?. LIBIA.- No, porque él se cubre su ojo defectuoso con un parche que oculta aquella fealdad. CASILDA.- ¿Qué lo haría atreverse a venir su majestad?. LIBIA.– A incorporarse al ejército real. CASILDA.- Su majestad eso puede ser peligroso, alguien podría darse cuenta y se descubriría el secreto. LIBIA.– Aunque a Tiberio le causó curiosidad, confío en que no suceda nada. Estoy dichosa de volverlo a ver, así nunca llegue a enterarse que es mi hijo, por lo menos voy a tenerlo más cerca de mi. CASILDA.- Que así sea. LIBIA.- Retírate, quiero descansar un poco, éste día ha sido muy agitado. Casilda se aleja haciendo una reverencia, entre tanto el rey y el príncipe van a observar el entrenamiento militar de sus soldados. En ese lugar se encuentra Tomás. TIBERIO.– Mira al joven que se acaba de enrolar a nuestro ejército; parece que tiene madera para ser un buen combatiente. GREGORIO.– Aunque no tiene sino un solo ojo, merece la oportunidad de mostrar su valentía ante nuestros enemigos. TIBERIO.- No padre, él tiene ambos ojos en buen estado, lo que pasa es que tiene uno más abajo que el otro, por eso lo oculta. GREGORIO.- (Acordándose de su hijo primogénito). ¿Es deforme?.
  • 15. TIBERIO.- Sí, padre. GREGORIO.– En otro tiempo lo rechazaría pero como estamos escasos de soldados puede ser de alguna utilidad, lo importante es que ponga todo su empeño en aprender las tácticas de guerra. ( Se retiran).
  • 16. TERCER ACTO LA CRUZADA Las tropas del rey se disponen para ir al combate, todos alistan sus armas. Emprenden la partida. GREGORIO.- (Da la orden). Que los dioses nos acompañen. ¡Vamos a derrotar a Teodomiro II!. TIBERIO.- cuando lleguemos lanzaré un ataque por el flanco norte. GREGORIO.- Yo lo haré por el flanco sur. Espera mi señal. Después de varios días de camino por fin llegan, pero para sorpresa de Gregorio y sus huestes los estaban esperando y les tendieron una emboscada utilizando la estrategia de la herradura. Las legiones de Teodomiro II acorralan a las tropas de Gregorio, ya que los superan en cantidad de tres a uno. La lucha es encarnizada, Gregorio cae al suelo herido y queda inconsciente. Al verlo, Tomás procede a cambiar sus vestuarios por la de otro combatiente que había fallecido en la batalla, luego finge estar muerto. Mientras tanto Tiberio emprende la retirada para reagruparse sin saber lo que ha ocurrido. El rey Teodomiro II cree que Gregorio ha fallecido, porque le llevan a su presencia el cadáver del soldado a quien Tomás le ha colocado las vestiduras reales, como no lo conoce, supone que en realidad se trata del cuerpo del soberano y lo ata a su caballo, llevándolo a rastras victorioso hacia el reino de su enemigo para escarmentarlos y lograr su rendición. Entre tanto Tomás se incorpora del suelo y se va a asistir al verdadero Gregorio, al rato aparece Tiberio que se había replegado con sus tropas. TOMÁS.- ¡Despierte su majestad!. GREGORIO.- ¿Dónde estoy?, ¿qué ocurrió?.
  • 17. TIBERIO.- Perdimos la batalla, y a propósito ¿por qué mi padre está con esa indumentaria?. TOMÁS.- Para proteger su vida (cuenta lo sucedido). GREGORIO.- Gracias muchacho. Ahora estoy en deuda contigo. TOMÁS.- No su majestad, era mi deber protegerlo. GREGORIO.- Por tu valor serás recompensado. TOMÁS.- En estos momentos el rey Teodomiro II va rumbo a nuestro reino. GREGORIO.- Tiberio ve con Tomás y reúne a los soldados que puedas para protegerlo, mientras yo busco apoyo. Como ellos van con sus legiones se desplazan más lentamente. Tiberio y Tomás en compañía de algunos soldados toman un atajo para llegar primero que el rey Teodomiro II. TOMÁS.- Príncipe, como no tenemos las tropas necesarias para combatirlos, debemos sacar a los pobladores para evitar una masacre. TIBERIO.- Me parece buena idea. Una vez llegan proceden a evacuar la ciudad, llevando a sus habitantes con sus objetos de valor a un lugar seguro. Al poco tiempo aparece Teodomiro II. TEODOMIRO II.- ¿Qué extraño que nadie salga a oponer resistencia?, ¿será que están pensando tendernos alguna trampa?. Que vaya alguien a inspeccionar. Al rato... VIGÍA.- Su majestad, el reino ha sido abandonado, no hay nadie. TEODOMIRO.- ¡Desgraciados!. Comienzan a saquear el reino para llevarse lo poco de valor que aún queda, incendian el lugar y emprenden la retirada, mientras tanto Gregorio marcha con lo que queda de sus tropas y se dispone a tenderles una celada cuando vayan de regreso. Teodomiro II junto con sus soldados atraviesan por un gran cañón y en ese momento son atacadas desde lo alto por Gregorio y sus hombres quienes los estaban aguardando. Teodomiro es derrotado huyendo con un ejército diezmado. Gregorio regresa victorioso y los pobladores en cabeza de Tiberio y Tomás, salen a su paso, luego de haber controlado el fuego en el reino.
  • 18. TIBERIO.- Padre, ésta victoria se la debemos a Tomás. GREGORIO.- Tomás, desde este momento serás nombrado comandante del ejército. TOMÁS.- Honor que me hace su majestad. Entre Tiberio y Tomás se da una estrecha amistad, hasta el punto que van juntos a todas partes. Libia está feliz de ver a sus dos hijos unidos. En cierta oportunidad hacen una fiesta y Tomás posa sus ojos en una hermosa dama, pero ésta no mira a otro que no sea el príncipe, Tomás afligido se retira del lugar y Tiberio que se ha dado cuenta de lo sucedido va tras él. TIBERIO.- ¿Tomás, qué sucede?. TOMAS.- Nada mi señor, solo que me siento indispuesto. TIBERIO.- No me mientas, yo sé lo que te pasa. Es por la joven ¿verdad?. TOMÁS.– Si alguna joven llegara a conocer mi aspecto seguramente no se fijaría en mi y si lo hiciera sería por mi investidura. TIBERIO.- No te aflijas, ya llegará alguien que corresponda a tus sentimientos. Regresemos a la reunión. TOMÁS.- Te lo agradezco pero prefiero ir a descansar. TIBERIO.- ¿Por qué no te quedas a vivir en el castillo?. TOMÁS.- No deseo abandonar a mi madre. TIBERIO.- Tráela a vivir al palacio. Les daré servidumbre. TOMÁS.- Nuevamente te lo agradezco, pero prefiero que las cosas permanezcan como están. TIBERIO.- Está bien, está bien. Se despiden.
  • 19. CUARTO ACTO LA REVELACIÓN Una situación desafortunada pone de presente la verdadera identidad de Tomás. GREGORIO.- Estoy viejo y cansado, creo que llegó el momento de que Tiberio me suceda en el trono. LIBIA.- Esposo mío, ¿no es un tanto precipitada tu decisión?. GREGORIO.- No lo creo, he tenido un sueño donde emprendo un viaje muy largo del cual no regreso. Creo que se trata de un augurio, lo que no comprendo es ¿por qué en mi sueño aparece Tomás y no Tiberio?. LIBIA.- (Se pone pálida). Eso es porque te ha obsesionado la valentía de ese muchacho. GREGORIO.- Puede que sea así, pero veo en él, algo que no sé explicar y que me inquieta profundamente. ¿será que quiere apoderarse del trono y esta urdiendo algún plan?. LIBIA.- No lo creo mi señor, el ha dado muestras de ser un hombre honesto. GREGORIO.– Mandaré llamar al adivino para que interprete mi sueño. Indica a uno de sus guardias para que traiga al clarividente. Libia tiembla como hoja mecida por el viento. Al poco tiempo... EL ADIVINO.- ¿Me mandó llamar su majestad? (se inclina haciendo una reverencia). GREGORIO.- (Relata su sueño). ¿Cómo lo interpretas?. EL ADIVINO.- (Piensa por un momento). Ese sueño premonitorio significa que su majestad va a enfrentarse con su pasado y Tomás será rey. GREGORIO.- ¡ No puede ser! . EL ADIVINO.- Es posible que él tenga sangre real. GREGORIO.- ¿Sangre real?. ¡Imposible! Entra Tiberio. TIBERIO.- ¿Qué sucede padre, por qué tanto alboroto?. LIBIA.- (Asustada). Tu padre ha tenido un sueño. TIBERIO.- ¿Qué sueño?. (El adivino le comenta).
  • 20. GREGORIO.- ¿Qué crees tu, hijo mío?. TIBERIO.- No pienso que Tomás esté tras del trono, pero hay algo en él que me preocupa (narra lo sucedido el día que él se colocó el parche). GREGORIO.- (Nervioso). ¿Por qué no me mencionaron ese hecho?, ¿tú tienes algo que ver con esto? (se queda observando a Libia). LIBIA.– (Temblando). No, mi señor, TIBERIO.- Ahora que caigo en cuenta mi madre se desvaneció y no creo que haya sido por el calor, sino cuando vio su aspecto. GREGORIO.- Que Tomás comparezca ante mí (ordena al guardia). Al rato ingresa Tomas. TOMÁS.- ¿Me mandó llamar su majestad?. GREGORIO.- ¿Ve y trae a tu madre, deseo hablar con ella?. TOMÁS.- ¿A mi madre?. ¿Puedo saber para qué, su majestad?. GREGORIO.- Dile que venga, ya lo sabrás. Tomás sale intrigado a cumplir tal petición. Libia se retira por un momento y va en busca de Casilda. LIBIA.- ¡Casilda!, ¡Casilda!. CASILDA.- ¿Qué sucede mi señora?. LIBIA.- (Visiblemente perturbada). Dime Casilda, ¿Irina sabe que soy la madre de Tomás?. CASILDA.-No...no señora. LIBIA.- ¡No me mientas porque te mando azotar!. Al verla disgustada, a Casilda no le queda mas alternativa que contarle la verdad. LIBIA.- ¿Por qué lo hiciste, acaso no te di instrucciones para que nadie se enterara?. CASILDA.- No me quedó mas remedio, ella no creyó mis palabras y para que se comprometiera tuve que decirle la verdad. (sollozando). LIBIA.- Está bien, está bien. Cálmate y no llores, ahora no se que va a suceder.
  • 21. Se dirigen al salón donde aguardan Gregorio y Tiberio. Al poco tiempo ingresa Tomás acompañado por Irina quien se inclina ante ellos. GREGORIO.- ¿Cómo te llamas?. IRINA.- Irina, su majestad. GREGORIO.- (Con tono severo). ¿Tomás es tu hijo?. No intentes mentir porque te mando azotar. IRINA.- (Titubeando). Soy su madre adoptiva, sus padres murieron siendo él muy pequeño. GREGORIO.- ¿Quiénes eran sus padres?. IRINA.- (Vaciló observando a Casilda). Unos modestos aldeanos a los que yo conocía y que fueron asesinados por unos maleantes que asaltaron su tienda, dejando a su hijo huérfano. TOMÁS.- (Estupefacto). ¿Por qué nunca me lo dijiste?. IRINA.- ¿Para qué?, si siempre te he considerado mi hijo. GREGORIO.- ¿Estás segura que sus padres eran unos campesinos?. IRINA.- Sí, su majestad. GREGORIO.- Dime, ¿cuáles eran sus nombres?. IRINA.- (Vacila por un momento). Rosendo y Liboria. GREGORIO.- ¿Y no tuvieron más hijos?. IRINA.- No, su majestad. GREGORIO.- ¿Dónde viven los familiares de Rosendo y Liboria. IRINA. No se donde se puedan encontrar. GREGORIO.- (Disgustado). Me estás mintiendo. IRINA.- No su majestad, le digo la verdad. GREGORIO.- No creo lo que dices y por ocultarme la verdad te mandaré azotar. TOMÁS.- No su majestad, permítame hablar con ella a solas. GREGORIO.- Está bien (los dejan solos). TOMÁS.- Dime madre quienes son en realidad mis padres. Irina llorando le cuenta la verdad. TOMÁS.- (Estupefacto). No puedo dar crédito a tus palabras. IRINA.- Si no me crees pregúntale a Casilda la criada de la reina, ella fue quien te trajo a mi. TOMÁS.– Entonces debemos mantener el secreto.
  • 22. Ingresan Gregorio, Libia y Tiberio. TOMÁS.- Su majestad, he hablado con mi madre y estoy seguro que dice la verdad. Estoy dispuesto a someterme al castigo por ella. GREGORIO.- (Saliendo de su ensimismamiento). Enciérrenlos mientras se aclara todo esto. TIBERIO.– Comprendo tu desconfianza padre mío y debemos investigar a fondo, sin embargo pienso que Tomás es un fiel vasallo. GREGORIO.– Esperemos que así sea. Se retiran y Libia sin ser vista baja a las mazmorras donde se encuentran recluidos. TOMÁS.- ¡Madre! LIBIA.- ¡Hijo! (lo abraza). TOMÁS.- Ahora comprendo porqué a mi madre (refiriéndose a Irina), le preocupaba que me enrolara en el ejército real. IRINA.- Su majestad, ¿qué va a hacer para librarnos del castigo del rey?. LIBIA.- No puedo decirle que es mi hijo porque lo mandaría ejecutar en el acto. TOMÁS.- Es mejor que sigan creyendo que soy hijo de Irina. LIBIA.- Hablaré con el rey e imploraré para que los deje en libertad. Se retira y al rato se reúne con Tiberio y Gregorio quien sigue empecinado en saber más sobre aquel sueño. GREGORIO.– He tomado la decisión de enviar a Tomás al campo de batalla para que le den muerte y de esa manera evitar que se cumpla la premonición. LIBIA.- No le hagas daño esposo mío, él no atentaría contra la corona. GREGORIO.- Y ¿cómo sabes? , ¿acaso conoces algo de su pasado?. LIBIA.- No, pero ha dado muestras de ser un hombre leal a la corona.
  • 23. TIBERIO.– Creo lo mismo. GREGORIO.- (Compadecido). Esta bien. Tiberio diles que los envío al destierro. TIBERIO.- Así lo haré padre. Tiberio se va en busca de Tomás y su madre. TIBERIO.- Guardián abra la reja de inmediato. TOMÁS.- Tiberio, que alegría de verte. TIBERIO.- (Con pesar). Mi padre me ha enviado para decirte que tu y tu madre deben ir al destierro. TOMÁS.- Si esa es la voluntad del rey así se hará. Tiberio se despide de Tomás e Irina, quienes toman algunas de sus pertenencias y salen del reino. LIBIA.- ¿Ya partieron?. TIBERIO.- Si madre. LIBIA.- Acércate que te quiero contar un secreto (lo toma de la mano y se la aprieta con fuerza). Libia entera a Tiberio de la verdad, no sin antes hacerle prometer que no contará nada a su padre. TIBERIO.- (Asombrado). Madre, yo presentía algo así por su parecido conmigo. Enviaré un emisario para que le comente a Tomás que estoy enterado de todo y para que mantenga comunicación permanente.
  • 24. QUINTO ACTO FIESTA DE DISFRACES Y CORONACIÓN El rey decide hacer una fiesta de disfraces para comprometer en matrimonio a su hijo Tiberio y para ello invita a las princesas de otros reinos, solicitando que ninguna lleve cubierto su rostro para que su hijo pueda escoger aquella con la cual se desposará. Tiberio se ve obligado a aceptar y no sabe que hacer para deshacerse de ese compromiso ya que sostiene un romance con una joven que no hace parte de la realeza a quien conoció tiempo atrás, pero que no tendría la aprobación de su padre por ser de baja estirpe. TIBERIO.- ¿Ahora que hago?, ¿cómo eludir éste compromiso?. LIBIA.- Tengo una idea. TIBERIO.- ¿Qué se te ocurre madre?. LIBIA.– Envía por Tomás en secreto para que asista a la fiesta y le dices que se coloque un disfraz de mosquetero, con un sombrero grande, una casaca blanca, un pantalón negro y el parche en el ojo, luego haces correr el rumor que ese va a ser tu disfraz de tal manera que Tomás pueda suplantarte para que las damas de la Corte lo asedien, mientras tu pasas desapercibido participando de la velada con la doncella de tus sueños. TIBERIO.- Excelente idea madre. Pero tengo una inquietud. LIBIA.- ¿Cuál?. TIBERIO.- Si me compromete con alguna de esas doncellas. ¿Cómo voy a romper después tal compromiso?. LIBIA.- Como Tomás será realmente quien la conquiste, dilatará el compromiso para darte tiempo a acceder a la corona como lo ha manifestado tu padre y una vez seas
  • 25. ungido rey podrás tomar la decisión que te parezca. TIBERIO.- ¿Pero cómo va a mantener en secreto su identidad y no ponerse en evidencia?. LIBIA.- Después de la fiesta de disfraces, Tomás se encargará de permanecer en contacto con la joven que a escogido como esposa enviándole mensajes, de tal manera que la doncella no sospeche de la farsa, retardando de esa manera el casamiento, yo estoy segura que a pesar de su fealdad se robará el corazón de la joven que haya elegido, además no hay que olvidar que él también es hijo de nobles y no creo que ella se rehúse a aceptarlo cuando sepa la verdad. TIBERIO.- ¿Y qué pasará con mi padre si se llega a enterar?. LIBIA.– Para entonces serás rey y lo enteraremos de la verdad, al fin y al cabo su temor porque Tomás lo suceda en el trono habrá desaparecido. Además en ese momento él será reconocido como tu hermano y su fealdad no será ningún impedimento para que te ayude a gobernar. TIBERIO.- Me parece muy convincente lo que acabas de decir. Llega el día de la fiesta. GREGORIO. (Hablando con el Cardenal). Le tengo una sorpresa a mi hijo, hoy en el baile de disfraces tan pronto como se fije en una de las damas que he invitado, lo coronaremos y lo desposaremos de inmediato. Para eso dispondré el salón contiguo donde llevaremos a cabo la ceremonia. Así no podrá huir a esa responsabilidad ya que no ha querido comprometerse con nadie a pesar de mi insistencia, de paso me dará la satisfacción de un heredero, antes que llegue mi final. CARDENAL.- ¿Su majestad, va a coronar al príncipe estando disfrazado?. GREGORIO.- Eso no interesa. CARDENAL.- Disculpe que no esté de acuerdo con su alteza, pero ¿va a entregar la corona teniendo todavía vitalidad para gobernar?. GREGORIO.– Ya estoy viejo y cansado y se que muy pronto voy a morir. Anoche volví a soñar que no era mi hijo a quien coronaba y prefiero adelantarme a cualquier vaticinio. CARDENAL- Y los padres de la joven que vaya a escoger el príncipe ¿no van a estar presentes?.
  • 26. GREGORIO.- Por su puesto que sí, los he invitado expresado mi intención de casar a Tiberio con una de sus hijas, todos esperan que la suya sea la escogida. Les sugerí que vinieran con sus mejores galas y aguardaran en el salón dispuesto para tal acontecimiento, el cual está debidamente adornado con las pompas propias de una coronación además les solicité absoluta discreción para evitar que Tiberio se enterara. Ellos no participarán de la fiesta de disfraces, pero igualmente podrán divertirse mientras llega el momento de la boda. Todas las jovencitas han sido informadas de mi propósito y han prometido guardar silencio, a la espera de la elección, por eso traen sus ajuares en sus cofres. CARDENAL.- ¿La reina está enterada?. GREGORIO.- No, prefiero que sea una sorpresa. CARDENAL.– Veo que tiene todo bien planeado. GREGORIO.– Disponga todo lo necesario para la ceremonia de acuerdo con nuestras costumbres. CARDENAL.- Así será. Da inicio a la fiesta y... TOMÁS.- Estoy algo nervioso. Se aproxima una doncella. TOMÁS.- ¿Gusta concederme el honor de bailar?. DONCELLA1.- El Honor es mío. Tomás la sujeta de la mano y la conduce al centro del salón, donde ya se encuentran varias parejas bailando, todas las miradas de las jóvenes se posan sobre él, puesto que saben que se trata del príncipe. Entre tanto Tiberio goza de la fiesta con su acompañante. DONCELLA 1.- (Sabe que se trata del príncipe y busca halagarlo). Me agrada su
  • 27. disfraz, se ve muy varonil. TOMÁS.- ¿En verdad?. DONCELLA 1.– Es un joven muy apuesto, ¿puedo despojarlo del parche?. TOMÁS.– Me agradaría complacerla hermosa dama, pero perdería el encanto de una noche de disfraces. DONCELLA 1.- Tiene razón . DONCELLA 1.- (Insinuante). Mi padre es el rey de Britalia poseedor de una inmensa fortuna y desea que encuentre pronto a alguien con quien desposarme. TOMÁS.– Estoy seguro que cualquiera de los invitados estaría deseoso de hacerlo. DONCELLA 1.- (Persistente). Me haría muy feliz si alguien como usted se fijara en mi. TOMÁS.- Que más quisiera yo, pero mi corazón es quien dicta el camino a seguir. Termina la pieza musical y la aparta de su lado con delicadeza. Tomás saca a bailar a la doncella “2” y al rato de estar danzando... DONCELLA 2.- (Danzando con Tomás). La noche está muy agradable y me agradaría ir un momento al jardín a tomar un poco de aire. TOMÁS.- Vamos. DONCELLA 2.- Que hermosa luna, invita a la ensoñación y más cuando se está acompañada de tan apuesto caballero. TOMÁS .- Me halagan sus palabras. DONCELLA 2.- (Flirteando). Si alguien como usted se fijara en mi, me haría la mujer más feliz. TOMÁS.- Es una dama muy bella, capaz de despertar los más grandes sentimientos, sin embargo no creo ser merecedor de tales encantos. DONCELLA 2.- (Acuciosa). ¿Porqué creer eso?. TOMÁS.– Así como aquel felino que se levanta con vigor después de haber hecho la siesta por el alimento ingerido, así está mi corazón animoso por encontrar la felicidad y sin embargo siento que no ha llegado el momento. DONCELLA2.- ¿Por qué está tan seguro?. TOMÁS.- Porque aún no palpita con suficiente fuerza. DONCELLA 2.– Si me permite, puedo encargarme de eso.
  • 28. En ese preciso momento irrumpe el rey. GREGORIO.- (Pensando). ¿Estaré en presencia de la nueva reina?. Tomás visiblemente nervioso por la presencia del soberano, quien no lleva disfraz, teme ser descubierto. GREGORIO . - (Disimulando). Los invito a que sigan al salón a seguir divirtiéndose. Los jóvenes inclinan sus cabezas en señal de respeto e ingresan al salón. Una vez adentro, Tomás se separa de la doncella 2 y se acerca a la mesa a degustar algunas frutas, en ese momento su mano tropieza con la de una doncella y ésta se sonroja intentando retirarse. TOMÁS.- Ven acércate. ¿Quién eres?. DONCELLA 3.- Mi señor soy dama de compañía y no me está permitido dialogar con ningún noble. Tomás la invita a bailar y aunque al comienzo se rehúsa acepta y siguen danzando por largo rato. TOMÁS.- Mi corazón late con fuerza con tan venusina figura, siento un ahogo en mi pecho ante tanta belleza y hago votos al cielo para que ese sentimiento llegue a ser recíproco. DONCELLA 3.- Si mis oídos no han escuchado mal, si lo que veo no es un sueño, entonces haga de mí su esclava. Continúa la música y no hay miradas sino del uno para el otro, siendo observados de cerca por Gregorio quien se encuentra en un extremo del salón. GREGORIO.- (Asombrado). Y a este hijo mío ¿qué le sucede?, cortejar a una plebeya habiendo tanta sangre real junta. LIBIA.- Ese es su deseo. GREGORIO.- (Tolerante). Aunque no me agrada mucho la joven, voy aprovechar la ocasión para desposarlo con ella ahora mismo y entregarle la corona para evitar que se cumplan los sueños que he tenido.
  • 29. LIBIA.- (Espantada). ¿Qué dijiste?, eso no puede ser. GREGORIO.- ¿Por qué no?. LIBIA- (Buscando una justificación). Sería una afrenta para las demás invitadas. Tiberio solamente se está divirtiendo y no creo que tenga intenciones serias con ella, además tu aún tienes la energía suficiente para seguir gobernando. GREGORIO.– Si están ofendidas, que se marchen y en cuanto a entregarle el reino, es una decisión que está tomada. Libia angustiada se acerca a Tomás, quien se aparta por un momento de la doncella 3 para escucharla. LIBIA.– Gregorio desea que te desposes con la doncella 3 y coronarte rey en este preciso momento pero donde se llegue a dar cuenta de la farsa te manda a ejecutar. TOMÁS.– ¿Qué hago?. LIBIA-. Habla con Tiberio a ver que se le ocurre. Tomás se dispone a ir a contarle a Tiberio lo que está sucediendo, pero en ese momento Gregorio lo sujeta del brazo llevándolo en compañía de la doncella “3” a la sala donde se halla el Cardenal con los otros invitados. Libia por su parte busca a Tiberio con la mirada pero no sabe como está disfrazado y tiene que esperar a que cese la música para poder hallarlo. Entre tanto en el otro salón... GREGORIO.- (Se dirige a los presentes). Quiero comunicarles que el príncipe Tiberio se desposará con ésta hermosa doncella. La doncella 3 lo observa con asombro. En ese instante entra Tiberio acompañado de su prometida y de Libia, detrás de ellos ingresan los demás invitados. TIBERIO.– (En voz baja). No puedo hacer nada para impedir la celebración, correría en riesgo la vida de Tomás. GREGORIO.- Deseo cederle mi reino a mi hijo Tiberio. Se despoja de la corona y la coloca sobre una almohada color púrpura aproximándose a Tomás, quien no sabe que hacer. LIBIA.- (Acercándose). Mi señor, ¿por qué esa decisión tan apresurada?. GREGORIO.- No deseo morir sin ver a Tiberio ungido rey. LIBIA.- No debe consumar ese matrimonio su majestad.
  • 30. GREGORIO.- ¿Por qué no?. LIBIA.- Porque el no es… GREGORIO.- ¿El no es qué? LIBIA.- (Vacilante). El no está preparado aún para ser rey. GREGORIO.- ¡Pamplinas!. Tomás es sentado en el trono. TOMÁS.- (Asustado). Su majestad, pero... Gregorio despoja del sombrero a Tomas y le coloca la corona. GREGORIO.- Tiberio, quítate el parche. TOMÁS.– Así me parece mas auténtico. (Con risa nerviosa). GREGORIO.- ¡Larga vida al rey!. TODOS.- ¡Larga vida al rey!. El Cardenal realiza la ceremonia de coronación. Libia observa en silencio, no puede hacer nada para evitarlo, porque su hijo podría correr peligro. Aunque a Tiberio no le agrada que su hermano lo despoje de la corona no tiene otra alternativa que permanecer callado. Gregorio pide a una de las invitadas que preste su ajuar ya que la doncella 3 no estaba preparada para tal evento y hace que se lo coloque en una habitación contiguo ayudada por algunas jóvenes de su corte. Acto seguido se consuma el matrimonio. Suenan las trompetas y el pueblo es enterado de lo sucedido. Todos se retiran a seguir con la fiesta solo quedan en el lugar Gregorio y el Cardenal.
  • 31. SEXTO ACTO TIBERIO ASUME EL TRONO Se encuentra Gregorio dialogando con el Cardenal. GREGORIO.- Estoy satisfecho porque a partir de hoy tenemos un nuevo rey y estoy seguro que dará descendencia para la prolongación del reino. CARDENAL.– Espero que haya sido una decisión sabia. GREGORIO- (Satisfecho). Así es. Al parecer le hemos ganado a los augurios. Tan pronto como se retira el Cardenal, Gregorio se dirige a sus habitaciones a descansar entre tanto Tomás explica a la doncella 3 lo que sucede. Tiberio y Libia los observan a prudente distancia. TOMÁS.- Ahora que nadie nos interrumpe quiero que sepas que mi nombre no es Tiberio sino Tomás. DONCELLA3 (Alarmada).- Mi señor ¿acaso es un impostor?, ¿no es hijo del rey?. TOMÁS.- No te aflijas, soy hijo del rey (cuenta la historia).- DONCELLA3.- Ahora que se la verdad, mas te voy a amar mi señor. (Intenta quitarle el parche). TOMÁS.- No lo hagas porque te puedes impresionar por mi aspecto. DONCELLA3.- No te preocupes, ya me enteraste de tu imperfección y debo acostumbrarme a ella. Mi señor es mi obligación estar al lado tuyo no por tu aspecto sino por tus sentimientos. Tomás se quita el parche y baja la cabeza avergonzado. La doncella 3 se sobrecoge por un momento, luego lo abraza con fuerza colocándole nuevamente el parche, en ese momento se aproximan Libia y Tiberio. TOMÁS.- Madre, Tiberio, ¿ahora qué haremos?. LIBIA.- Lo más sensato es que Tomás se vaya de la Corte y deje a Sofía (así se llama la doncella 3) a mi cuidado para evitar cualquier sospecha de Gregorio. TOMÁS.- Es lo mejor para todos. TIBERIO.– Creo lo mismo. Tomás vuelve al destierro junto a Irina, entre tanto Tiberio toma el mando del reino.
  • 32. Transcurren algunos meses y a Tiberio comienza a agradarle el poder. Ha dejado de comunicarse con Tomás, solamente Libia y Sofía sostienen correspondencia con él informándole que su hermano se ha vuelto tirano. Gregorio enferma y manda llamar a Libia. GREGORIO.- (Ardiendo en fiebre). Libia he visto en sueños que el reino está en manos de Tomás. Te he mandado llamar para que me ayudes a entender porqué aparece él y no Tiberio. Coff, coff. LIBIA.- ¿Qué quieres que te diga esposo mío?. GREGORIO.– No entiendo porqué viene a mi memoria el pequeño que ordené ejecutar. LIBIA. (Pálida). Es posible que sea tu conciencia que no te deja en paz. GREGORIO.- Creo que voy a morir, júrame que no me ocultas nada. Libia viéndolo en esa situación y pensando que va a morir decide contarle la verdad. LIBIA.- (Tomándolo de la mano). Tomás es tu hijo. GREGORIO.- Tenía ese presentimiento, ¿Qué hiciste para salvarle la vida?. (Libia relata lo sucedido). LIBIA.- ¿Guardas rencor en tu corazón?. GREGORIO.– (Arrepentido). Ahora que me encuentro postrado en este lecho, mi corazón no tiene cabida para el odio, al contrario si lo ves, dile que me perdone. LIBIA.- En tus manos está resarcir en parte el daño causado. GREGORIO.- ¿Por qué lo crees?. LIBIA.- Porque ese sueño que tuviste se cumplió, Tomás fue coronado por ti, sin embargo Tiberio asumió el poder. GREGORIO.- ¿Cómo pudo suceder?. Libia explica en detalle. LIBIA.- Levanta la orden de destierro, para que Tomás regrese. GREGORIO.- (Preocupado). Ya no soy el rey. LIBIA.- Dile a Tiberio que lo haga. GREGORIO.– No estoy seguro de la posición que tome Tiberio, ahora que es rey no querrá que vuelva Tomás porque puede aspirar a asumir el trono. Mandan llamar a Tiberio.
  • 33. GREGORIO.- Tu madre me ha enterado que Tomás es tu hermano y es mi deseo que retorne al reino. TIBERIO.- (Inquieto). Padre, si él vuelve me puede despojar de la corona, porque es el legítimo heredero. LIBIA. (Indignada). Tu sabes bien que él sería incapaz de hacerlo. TIBERIO.- (Con desconfianza). De todas maneras es mejor que permanezca en el exilio. GREGORIO.- ¿Por qué no quieres que regrese?. LIBIA.- Es por Sofía ¿no es cierto?. TIBERIO.- Así es madre, me he enamorado de ella, así no sea correspondido. LIBIA.- Pero tu no puedes hacerle eso a tu hermano, ¿acaso no tienes tu enamorada?. TIBERIO.– Decidí terminar esa relación. GREGORIO.- Debes permitirle el regreso a Tomás. TIBERIO.- (A regañadientes). Está bien. Tiberio envía a un emisario en busca de Tomás y da instrucciones para que lo elimine por el camino.
  • 34. SEPTIMO ACTO TRAICIÓN Y RECONCILIACIÓN Han pasado algunos días y Gregorio logra recuperarse de la enfermedad. Entre tanto Tomás presiente que algo malo está sucediendo, porque Tiberio le ha pedido que regrese solo, con la promesa que después enviará por Irina. GUARDIAN.– Mi señor, ha caído la noche, es mejor que pernoctemos en este lugar y prosigamos la marcha mañana. TOMÁS.- Hay suficiente visibilidad, prefiero continuar. GUARDIAN.- (Se apresura a apearse de su caballo). Los caminos son inseguros. TOMÁS.- Me parece sospechoso su proceder, no se porqué insiste en que nos quedemos (piensa). Continuaremos para llegar antes del amanecer. GUARDIAN.- Como diga su señoría. Entonces permítame ir adelante para inspeccionar. (Se aleja). Cae la noche, se oculta la luna, todo queda en completa oscuridad. Tomás avanza lentamente, de pronto siente que alguien se abalanza sobre su humanidad. GUARDIAN.- ¡Muere! (propina un lancetazo que por fortuna no da en el objetivo). Tomás responde golpeando al guardián quien cae desmayado, una vez vuelve en sí, se encuentra amarrado siendo obligado a contar la verdad, luego continúa su camino abandonando al guardia a su suerte y sin dejarse ver por Tiberio ingresa al castillo y se entrevista con Libia en sus habitaciones, a quien cuenta lo ocurrido. LIBIA.- Tiberio está enceguecido por el poder, tenemos que hacer algo. TOMÁS.- Madre dile a Sofía que estoy aquí y comunica a Tiberio que te has enterado de mi muerte , lo entretienes mientras huyo con mi esposa. LIBIA.- Voy enseguida. Libia se dirige al despacho real, donde Tiberio está atendiendo asuntos concernientes al reino, pero antes entera a Sofía de la presencia de Tomás y ella corre en su búsqueda. SOFIA.- Tomás esposo mío, te he esperado con ansiedad. (Se abrazan).
  • 35. TOMÁS.- Sofía prepárate para ir conmigo. ( La entera de lo sucedido). SOFIA.- Pero ¿cómo lo harás sin que Tiberio no note mi ausencia?. TOMÁS. - Mi madre se va a encargar de distraerlo mientras escapamos. Salen del castillo sin ser vistos por los guardias. Entre tanto... LIBIA.- ¡Hijo!, ¡hijo!, ha ocurrido una desgracia. TIBERIO.- ¿Qué madre?. LIBIA.- Han asesinado a Tomás. TIBERIO.- (Fingiendo estar sorprendido)- ¿Han asesinado a Tomás?, ¿cómo?, ¿quién?. LIBIA.- Al parecer fueron unos maleantes que le salieron al paso, camino al reino. TIBERIO.- (Haciéndose el indignado). Quienes lo hayan hecho pagarán por ello. Iré a darle la noticia a Sofía. LIBIA.– No, déjame eso a mi . Libia da tiempo suficiente para que Tomás y Sofía escapen. Al poco tiempo... TIBERIO. Madre, ¿hablaste con Sofía?. LIBIA.- Sí, se puso a llorar y me pidió que nadie fuera a importunarla. TIBERIO.- Esta bien, esta bien. Transcurrido algún tiempo Tiberio se dirige a los aposentos de Sofia. TIBERIO.- (Alarmado). Madre, Sofía no está en su habitación y encontré esta nota que dice que a huido con su esposo. ¿No comprendo?. LIBIA.- Déjame leer. TIBERIO.- ¿Porqué lo habrá hecho?, ¿a caso Tomás no está muerto?. LIBIA.- No entiendo. TIBERIO.- Ya regreso. (manda buscar al emisario a quien había encargado para asesinar a su hermano). GUARDIAN.- Su majestad el hombre ha sido hallado en el bosque amordazado. TIBERIO.– Tráiganlo a mi presencia. El guardia cuenta lo sucedido. TIBERIO.- Ya entiendo, mi hermano vino a llevarse a Sofía. ¡Guardia!. Ordene que alisten un destacamento, que voy en su búsqueda.
  • 36. Entre tanto Tomás y Sofía a salvo y lejos del castillo reúnen tropas para combatir a Tiberio, y se encarga de divulgar que él es el heredero legítimo del reino. Una vez en campo abierto... TIBERIO.- ¡Avancen!. GENERAL.– Su majestad, a mi me parece que debemos tener cuidado porque el lugar por donde vamos es propicio para una emboscada. TIBERIO.- No creo, ¿quién podría atacarnos?. Cuando cruzan por el medio de una arboleda son sorprendidos por los soldados a cargo de Tomás quienes arrojan una lluvia de flechas que caen sobre Tiberio y su ejército. TIBERIO.- Nos han tendido una trampa, retrocedamos. EL GENERAL.- Demasiado tarde, estamos rodeados. Las tropas de Tiberio caen doblegadas y Tomás se encuentra frente a frente con su hermano. TOMÁS.- Tiberio, ¿por qué me mandaste matar?. TIBERIO.- Me enamoré de Sofía. TOMÁS.- Y acaso por esa razón debías asesinarme. TIBERIO.- No había otra alternativa, quería hacerla mi esposa. TOMÁS.- A pesar de lo que me has hecho, no deseo mancharme de sangre y te llevaré a prisión. TIBERIO.– Prefiero batirme contigo en un duelo a muerte, si no te acobardas.. TOMÁS.- No es necesario. TIBERIO.- (Desenfunda su espada). No quiero tu compasión, peleemos. Cuando se disponen a luchar, un guijarro que proviene de algún lugar cae sobre la humanidad de Tiberio, quien rueda por el suelo quedando inconsciente. Al rato vuelve en si encontrándose en una habitación del castillo. TIBERIO.- Me duele la cabeza. ¿qué ocurrió?. TOMÁS.- Te golpearon con un guijarro. TIBERIO.-¿ Dónde está Tiberio?.
  • 37. TOMÁS.– ¡Tú eres Tiberio!. TIBERIO.- No, yo soy Tomás. LIBIA.- (Dirigiéndose a Tomás). El golpe lo hizo perder la razón. Debes asumir el trono. TOMÁS.– Lo haré por ti. GREGORIO.- ( Desde su lecho de enfermo). Los designios se han cumplido. Perdóname Tomás. TOMÁS.- No soy quien para juzgarte padre. (Se abrazan). Ante el pueblo. LIBIA.- ¡Larga vida al rey!. EL PUEBLO.- ¡Larga vida al rey!. Irina se va a hacerle compañía a Libia en el castillo y viven rodeadas de nietos de la unión de Tomás y Sofía quienes gobiernan con sabiduría. Gregorio muere al poco tiempo por causa de una penosa enfermedad que lo aquejaba. Pasan los años y Tomás va a visitar a Tiberio en su lecho de muerte, ya que éste lo ha mandado llamar para pedirle perdón puesto que ha recuperado la razón. Se abrazan los dos hermanos y lloran, al rato Tiberio exhala su último aliento. FIN.
  • 38. Este libro se terminó de imprimir en los talleres de ediciones Dafra. División gráfica Con el apoyo de: La Fundación Sueños de Escritor Tel: 5601884 Apartado Aéreo N. 36792 de Bogotá E-mail: fundaescritor@hotmail.com Bogotá, Colombia