3. CONTENIDO
PERSONAJES
INTRODUCCIÓN
ACTO I
Visita al reino de Malgeniolandia 11
ACTO II
El circo 23
ACTO III
La estrategia 32
ACTO IV
Regreso al reino de Buengeniolandia 38
ACTO V
Las misivas 47
ACTO VI
Emboscada y captura del rey
de Malgeniolandia 53
ACTO VII
El rey de Malgeniolandia y el significado
de la alegría 62
ACTO VIII
El retorno feliz , reflexiones sobre el mal
genio y la boda real 71
4. PERSONAJES
REY DE MALGENIOLANDIA
REY DE BUENGENIOLANDIA
ERMITAÑO
NANA
GUARDIAN
PRESENTADOR
PAYASO
TITIRITERO
MALABARISTA
HIJA DEL REY DE MALGENIOLANDIA
MUJER DEL REY DE MALGENIOLAN DIA
CONSEJERO REAL
HIJO DEL REY DE BUENGENIOLANDIA
HOMBRE
MUJER
CARCELERO
5. INTRODUCCIÓN
Existía un reino llamado Malgeniolandia, donde los
habitantes se caracterizaban por su agresividad y por todo
discutían, incluso los niños jugaban solitarios, porque las
pocas veces que se reunían terminaban en trifulca.
Solamente había un ermitaño que no tenía ese
comportamiento.
La noticia de la existencia de ese pueblo belicoso llega a
oídos del rey de Buengeniolandia, quien vive al otro lado del
mar y se va a visitarlos para saber el porqué de tal
comportamiento. Para no llamar la atención decide vestirse
de payaso y unirse a un circo de su reino, emprendiendo el
viaje a aquel lugar. Aquí comienza esta historia.
6. ACTO I
VISITA AL REINO
DE MALGENIOLANDIA
El rey de Buengeniolandia en compañía de los integrantes del
circo pasa primero por la gruta donde se halla el ermitaño y
disfrazado de payaso aborda al hombre.
ERMITAÑO.- ¿Quién eres?, ¿qué vienes a hacer aquí?,.
REY DE BUENGENIOLANDIA.- Me he enterado que tu eres la
única persona que no es de mal genio en éste reino y deseo
saber ¿por qué ?.
ERMITAÑO. – No tengo porqué contestarle a un desconocido
y mucho menos a un payaso.
REY DE BUENGENIOLANDIA. – Está bien, si no quieres
contestarle a un payaso, entonces contéstale a un rey.
Diciendo eso se despoja del disfraz mostrando al ermitaño su
túnica púrpura y el anillo real. El ermitaño cae de hinojos
ante el soberano y besando sus manos ofrece disculpas.
El ermitaño se sienta a los pies del rey y narra la historia de
aquel pueblo.
7. ERMITAÑO.- Hace muchos años los habitantes del reino de
Malgeniolandia para entonces llamado Villa Esperanza,
éramos personas alegres y serviciales, hasta cuando nuestro
soberano se vio en la disyuntiva de decidir si dejaba ir o no a
nuestros hijos a la guerra contra un rey despiadado que
tenía intenciones de conquistarnos, a sabiendas que nuestro
pueblo no tenía experiencia en el campo militar ya que éramos
pacíficos y nunca habíamos entrado en confrontación con
nadie y la población masculina se ocupaba de actividades
netamente agrícolas y pastoriles. El rey, un hombre entrado
en años tenía un hijo varón en quien fincaba sus esperanzas
para sucederlo y después de deliberar con sus consejeros
optó porque el príncipe junto con los demás jóvenes fueran a
la guerra sin recibir entrenamiento previo en el manejo de
armas, por lo que perdimos la guerra siendo invadidos,
muriendo la mayor parte de la población, tan solo logramos
escapar con vida un puñado de hombres mayores y mujeres
embarazadas, entre los que se hallaba el rey y algunos de
sus súbditos. Tratamos de preservar el reino asentándonos
en una comarca lejana cuyo soberano nos brindó asilo,
mientras volvimos a emerger. Después de ese hecho se fue la
alegría y crecieron nuevas generaciones, entre los que se
encuentra el actual rey, sin conocer el significado de la
alegría. Las leyes prohibían volver a reír, solo había lugar
para el odio y el resentimiento y quienes conocíamos el
secreto debimos permanecer callados so pena de ser
ejecutados, lo que no fue difícil cumplir porque en nuestros
corazones solo había amargura. Transcurrieron los años la
población del reino creció y nos volvimos belicosos. Después
de varios intentos fallido por recuperar nuestro antiguo
reino por fin lo logramos y el soberano de aquella época
cambio el nombre original, por el de Malgeniolandia.
8. Pasó el tiempo y las heridas sanaron, pero en el reino imperó
la tristeza. Las mujeres se volvieron amargadas, entre ellas
mi esposa, quien al perder a nuestros dos hijos me abandonó,
por lo que me vine a esta cueva y aunque conservo la alegría
de vivir, dialogo en raras oportunidades con algunas
personas que me conocen y vienen a traerme alimento.
El ermitaño una vez termina su narración, queda en silencio
el tiempo suficiente como para que el rey de Buengeniolandia
comprenda la tragedia sucedida a aquel pueblo.
REY DE BUENGENIOLANDIA.-¿El actual rey de Malgeniolandia
sabe de ésta historia?.
ERMITAÑO.– Por supuesto que sí, pero al igual que los
antiguos pobladores se encarga de ocultarlo. El es el único
hombre joven al que por su investidura le fue revelada la
verdad.
El soberano de Buengeniolandia se coloca nuevamente el
disfraz de payaso y se apresta a ingresar al reino, no sin
antes ser advertido por el ermitaño de lo peligroso que es ir
a un lugar donde sus habitantes son hostiles.
Las trompetas suenan y sus pobladores se ponen en alerta
pensando que se trata del asalto de algún enemigo. El rey de
Malgeniolandia con algunos de sus hombres sale al paso de
la caravana montado en un hermoso corcel.
REY DE MALGENIOLANDIA. ¿Qué vienen a hacer aquí?. ¿Acaso
no saben que en este pueblo está prohibido el ingreso de
circos?
PAYASO.- Perdone su majestad, (coloca su rodilla derecha en
9. tierra e inclina la cabeza al mismo tiempo que se despoja del
gorro que lleva encima) no queremos importunarlo,
solamente deseamos que su pueblo conozca nuestro acto.
REY DE MALGENIOLANDIA-. Váyanse de aquí, no queremos que
realicen ningún acto y si no se alejan pronto, me veré
precisado a utilizar la fuerza.
PAYASO. – Está bien, está bien, nos vamos pero por lo menos
permítanos hacerle un obsequio a su excelencia.
El payaso saca de su ancho pantalón una medalla en oro con
la figura de un personaje mitológico y se la entrega. El rey
de Malgeniolandia la recibe con desconfianza de manos de
uno de sus súbditos y luego de observarla por un momento se
la coloca en el cuello a solicitud del payaso, luego se retira
con su comitiva.
MALABARISTA.– Su majestad ¿y ahora que hacemos si no nos
dejan entrar en el castillo?.
REY DE BUENGENIOLANDIA. – Tengo un plan. Tan pronto
como el rey de MALGENIOLANDIA se encuentre a solas,
activaré el medallón que le acabo de regalar para que el gas
de la risa que hay en su interior surta efecto y al ponerse a
reír se contagien los demás habitantes del castillo.
MALABARISTA.– Y ¿si la reina está con él?.
REY DE BUENGENIOLANDIA.– Ese es el riesgo que debemos
asumir, por eso hay que activar el medallón calculando el
momento apropiado.
Cae la noche, se apagan las luces del castillo y todos se van
10. a descansar, entrada la noche el rey de Buengeniolandia
cree que ha llegado el momento de activar el medallón sin
saber que la reina de Malgeniolandia aún permanece junto
al soberano.
ESPOSA DEL REY DE MALGENIOLANDIA.- (Se aproxima a donde
se encuentra el soberano). ¿Qué sucede?. ¿Qué sale de tu
cuello querido esposo?.
REY DE MALGENIOLANDIA.- (Sobresaltado). ¿Qué pasa?. ¿qué
es esto?, Ja, ja,ja.
La esposa del rey de Malgeniolandia intenta quitarle el
medallón y por hacerlo inhala el gas y también se pone a reír.
ESPOSA DEL REY DE MALGENIOLANDIA.- Ese trata de un gas
causante de risa , Ja, ja, ,ja.
Todos en la Corte despiertan.
AMA DE LLAVES.- El rey y la soberana están riendo. ¿por qué
lo harán?. Eso nunca había sucedido.
Penetra en la alcoba real.
AMA DE LLAVES. -Su majestad ¿se siente bien?.
REY DE MALGENIOLANDIA– Es este med... , ja,ja,ja.
11. Ingresa el consejero real.
CONSEJERO REAL.- Su majestad, si hay algún problema
dígamelo enseguida y castigaré al culpable.
El rey y la reina no pueden hablar, se ríen sujetando sus
estómagos. El consejero real sale de los aposentos del rey
de Malgeniolandia y se reúne con el comandante del
ejército real.
CONSEJERO REAL.- Es necesario que sepamos que le ocurre
al rey, se está comportando extrañamente.
COMANDANTE DEL EJERCITO REAL.– Lo mejor que podemos
hacer es esperar a que el soberano nos explique su
comportamiento.
A las afueras del castillo el rey de Buengeniolandia se
acerca junto con sus compañeros del circo para tratar de
averiguar lo que está sucediendo y son aprendidos por
algunos guardias del reino, como medida de prevención. Casi
al amanecer pasa el efecto del gas, y el soberano se entera
que han detenido a todos los integrantes del circo
mandándolos llamar a su presencia.
REY DE MALGENIOLANDIA.- (Acusador). Ustedes se han
burlado de mi y serán castigados por ello.
EL PAYASO.– (Fingiendo que no sabe nada) Su majestad, ¿de
12. qué delito se nos acusa?.
REY DE MALGENIOLANDIA.– De haber atentado contra mi al
obsequiarme un medallón que contenía un gas causante de
risa.
El rey de Buengeniolandia se percata que han sido
descubiertos y entonces decide hacer una proposición al rey
de Malgeniolandia, como única alternativa para salvarse del
castigo que les espera y que posiblemente es la ejecución.
El PAYASO.– Propongo a su majestad que nos permita hacer
la presentación de nuestro acto y si les agrada nos deja
marchar, de lo contrario aceptamos humildemente su
decisión sea cual sea.
REY DE MALGENIOLANDIA.- (furibundo). Ustedes no están en
condiciones de exigir nada. Si deseo en este momento los
puedo mandar a ejecutar.
MUJER DEL REY.- (Susurrando al oído del rey). Señor mío,
permítales hacer la demostración, estoy segura que no
lograrán nada. Además de esa manera se enterarán en otros
reinos que a aquellos intrusos que llegan a nuestro reino e
infringen las leyes se les da una oportunidad antes de ser
ajusticiados.
REY DE MALGENIOLANDIA-. (Irritado). Está bien, está bien,
hagan su presentación.
TITIRITERO.- Voy a organizar el escenario.
MALABARISTA.- Voy a preparar las cuerdas para el gran
acto.
REY DE BUENGENIOLANDIA– (Dirigiéndose al grupo) Tenemos
que ser lo más graciosos que podamos.
13. ACTO II
EL CIRCO
Salen al escenario los integrantes del circo mientras los
espectadores con cara de ogros ocupan las gradas a la
espera que de inicio la función.
PRESENTADOR.- ¡Señores y señoras¡ me complace presentar
a ustedes el circo de los hermanos Chispita. Por favor
recibámoslos con un fuerte aplauso.
Todos quedan en silencio, nadie mueve un dedo para hacer
caso a la sugerencia. El payaso cuenta chistes pero nadie ríe.
En seguida aparece el malabarista lanzando varias pelotas
al aire al mismo tiempo, luego lanza fuego votando llamas por
la boca, después le corresponde el turno al titiritero.
Posteriormente aparece en escena el maromero dando
vueltas sobre una pequeña rueda y a medida que lo hace le
pega al payaso con un chipote. Saltan, ríen, cantan, se caen,
pero nada de eso alegra al auditorio que los observa sin
inmutarse y por mas monerías que hacen no causan ninguna
gracia al público que se va retirando. El rey de
Malgeniolandia y su esposa observan la función
acompañados por su hija, una hermosa joven a quien le
agrada la presentación pero no ríe por temor a disgustarlos.
Los integrantes del circo son enviados a las mazmorras
mientras llega la hora de su ejecución.
14. MAROMERO.– Su majestad, ¿ahora que hacemos?. Estamos en
serias dificultades. ¿Por qué no tratamos de enviar un
mensaje a nuestro reino para que vengan a rescatarnos?.
REY DE BUENGENIOLANDIA.- (Dirigiéndose al grupo) No se
preocupen, ya se me ocurrirá algo para salir de este
problema. Por lo pronto descansemos.
Todos se acomodan en un rincón de la celda sobre algunas
esteras que había en aquel lugar húmedo y fangoso. Se hacen
unos cerca de otros para darse calor. El rey de
Buengeniolandia se queda pensando en la manera de escapar
de aquel lugar, al rato se duerme. Al día siguiente el rey de
Buengeniolandia sugiere al grupo que grite muy fuerte
pidiendo ayuda con el ánimo de ser escuchados por alguien.
La hija del rey de Malgeniolandia que pasea en ese momento
por los jardines del castillo escucha las voces. Acompañada
por su nana comienza a buscar el lugar de donde provienen.
En un rincón del jardín encuentran una pequeña reja que
comunica con algún lugar, la joven princesa se inclina para
observar hacia adentro y descubre a los integrantes del
circo. Pegando sus hermosas mejillas contra los gruesos
barrotes pregunta...
HIJA DEL REY DE MALGENIOLANDIA.- ¿Qué puedo hacer para
ayudarlos?.
La voz de el payaso se escucha desde abajo.
PAYASO.- Somos los integrantes del circo, el rey de
15. Malgeniolandia nos hizo encerrar.
HIJA DEL REY DE MALGENIOLANDIA.– Ya lo se, yo soy su hija y
estuve en la presentación que hicieron.
El rey de Buengeniolandia al enterarse que se trata de la
hija del rey de Malgeniolandia entera a la princesa de su
verdadera identidad, puesto que sabe que esa es su única
oportunidad para salir de aquel lugar. Le cuenta el motivo
de su presencia en el reino y solicita su colaboración.
La hija del rey de Malgeniolandia que es una joven alegre,
pero que lo oculta para no disgustar a su padre, escucha
atentamente todos los pormenores y decide ayudarlos,
porque es consciente del error que su padre está cometiendo
con ellos y con su pueblo.
El rey busca dentro de uno de sus enormes bolsillos del
vestido de payaso que lleva puesto, saca un papel, una pluma y
escribe algo, luego toma una vara que encuentra en el suelo
y lo ata a uno de sus extremos, extiende su brazo con la vara
para que lo pueda recibir la princesa. Una vez ella lo tiene en
su poder lee ansiosamente su contenido, luego se despide
prometiendo al rey de Buengeniolandia que seguirá al pie de
la letra sus instrucciones.
NANA.- Mi señora, no creo prudente que los ayude, puede
meterse en dificultades con su padre y sabemos lo drástico
que es con quien lo desobedece.
HIJA DEL REY.- No te preocupes que no se dará cuenta, lo
haremos con absoluta discreción. Mejor vamos rápido a
16. llevar esta misiva al ermitaño que menciona el rey para que
haga lo que le corresponde y regresamos antes de que
oscurezca, así no notarán mi ausencia.
Una vez llegan a la cueva…
ERMITAÑO.- ¿Quién se acerca?.
HIJA DEL REY.- Soy yo la hija del rey..., vengo a traer un
mensaje de alguien que lo conoce.
El ermitaño se inclina con respeto ante ella y toma el escrito
leyendo su contenido en un rayo de luz que se filtra por un
costado de la caverna, enseguida agradece con un ademán a
la hija del rey y le pide que se marche porque puede ser
peligrosa su presencia en un lugar tan solitario como ese
que es frecuentado por forajidos que se ocultan de la
justicia.
El rey de Buengeniolandia solicita al ermitaño que reúna
algunas lianas y palos de ciertas dimensiones y los lleve al
jardín del castillo, haciéndose pasar por jardinero y que una
vez allí, los arroje por una reja que hay al fondo del jardín
donde se encuentran ellos, Pero antes le pide que silbe, para
darles tiempo de retirarse cuando caigan los palos y no salir
lastimarlos.
ERMITAÑO.- ¿Qué pretenderá el rey?. Es mejor ignorarlo, más
bien voy a cumplir sus instrucciones.
17. Entre tanto en la mazmorra...
PAYASO.- A estas horas el ermitaño tuvo que haber recibido mi
mensaje.
TITIRITERO.- Pero, ¿cómo saldremos?.
MALABARISTA.- Mi señor ¿está seguro de poder escapar de
aquí?. De estas mazmorras no creo que salga nadie con vida,
si no es por voluntad del rey.
PAYASO.- No se preocupen, tan pronto como el ermitaño
traiga lo que le pedí, les diré como hacerlo.
Al día siguiente y bien entrada la tarde...
GUARDIA.-Quien viene ahí,.
ERMITAÑO.- Soy yo, el jardinero a quien encargaron traer
algunos palos para cercar la huerta.
GUARDÍAN.- Siga y déjelos. No tarde, éstas no son horas para
entrar a palacio.
ERMITAÑO.- Si señor, no tardo.
Se dirige hacia el interior del castillo. Cae la noche, se
escucha un chiflido. Los jardines están iluminados por los
rayos de la luna y los prisioneros al escuchar aquel sonido
se apartan de la reja por donde empiezan a caer palos y
lianas. Una vez el ermitaño termina de hacerlo, se aleja
rápidamente.
18. ACTO III
LA ESTRATEGIA
El rey de Buengeniolandia señala un lugar de la celda donde
el techo es más bajo y explica el plan que tiene a sus
compañeros de cautiverio.
Sin entender muy bien, inician la tarea. Uno de ellos se queda
haciendo guardia por si alguien se aproxima. Como no poseen
herramientas, hacen hoyos en el piso con las manos, gracias
a que está blando por la humedad y entierran los palos
apretándolos contra el techo. Una vez colocados, los
sujetan con las lianas entrelazándolos en una especie de
telaraña, después de eso cada uno toma lodo del piso en la
parte que va a quedar oculta para no dejar huellas y lo
empiezan a pegar en la empalizada formando una pared. Una
vez terminan, proceden a alisarla y a ocultarse detrás de
ella sellando el orificio que han dejado para pasar al otro
lado. Se sientan a descansar en el estrecho espacio y
esperan el nuevo día.
El rey de Buengeniolandia aspira hacer creer al guardia que
los vigila, que han escapado cuando éste vaya a llevarles
alimento y no los encuentre.
Todos están untados de fango hasta la cabeza. A las pocas
horas comienzan a filtrarse los primeros rayos de sol por
los barrotes que comunican a los jardines reales. Se
aproxima el carcelero llevando algunas viandas y al no ver a
nadie abre la reja para cerciorarse por si mismo de lo que
está sucediendo, enseguida sale corriendo dejando la puerta
19. abierta y gritando: ¡se fugaron los prisioneros!. Es tal el
alboroto causado que despierta a los habitantes del
castillo.
CARCELERO.- ¡Su majestad!, ¡su majestad! los prisioneros han
escapado.
REY DE MALGENIOLANDIA.– Imposible. Guardias síganme,
vamos a investigar.
Entre tanto el rey de Buengeniolandia que estaba
observando por una pequeña fisura en la pared, da la
instrucción para salir aprovechando que el guardia ha
dejado abierta la reja de la celda. Tumban con pies y manos
la pared que aún está fresca y salen de las mazmorras
teniendo cuidado en no ser vistos. La hija del rey quien está
enterada del plan va a su encuentro antes de que llegue el
rey de Malgeniolandia y los lleva a su recámara para que se
aseen, ordenando a la nana que vigile por si viene alguien.
Acto seguido procede a entregarles pelucas y túnicas de
mujer que les cubre hasta los pies, luego todos se dirigen a
los jardines.
El rey de Malgeniolandia al darse cuenta de la forma como
han huido , procede a ordenar que encierren al carcelero
por su ineptitud y que toquen las trompetas para detenerlos.
REY DE MALGENIOLANDIA.- ¡Búsquenlos por todas partes y
tráiganlos a mi presencia!, yo mismo me encargare de darles
un buen escarmiento antes de ejecutarlos.
Entre tanto en los jardines...
HIJA DEL REY.- Se acerca mi madre, guarden silencio.
ESPOSA DEL REY DE MALGENIOLANDIA.– (Preocupado). Hija
mía, ten cuidado, los prisioneros han escapado y pueden estar
escondidos en cualquier parte..
20. HIJA DEL REY.– Tranquilízate madre, permaneceré aquí
sentada con mi servidumbre.
Mientras dice eso, observa a sus acompañantes y le provoca
reír al ver que como tapan sus rostros con abanicos para no
ser reconocidos. En ese momento irrumpe el rey de
Malgeniolandia, se halla visiblemente alterado.
REY DE MALGENIOLANDIA.- (Dirigiéndose a las dos) es mejor
que se refugien en sus aposentos, pero antes voy a enviar a
varios guardias para que se cercioren que no están
escondidos en las habitaciones reales.
Se retiran el rey y la reina, luego de dar instrucciones a los
guardias quienes van de inmediato a cumplir sus órdenes.
HIJA DEL REY.– A las afueras del castillo y tras los arbustos
los aguardan dos carruajes para que escapen, también
encontrarán sus ropas.
El rey de Buengeniolandia se inclina y besa la mano de la
princesa, en señal de agradecimiento.
HIJA DEL REY DE MALGENIOLANDIA.- Espero algún día ir a su
reino.
REY DE BUENGENIOLANDIA.– Espero recibirla con los
honores que se merece.
Se alejan en los carruajes pasando primero por la cueva
donde está el ermitaño quien decide acompañarlos porque
desea ayudar en la búsqueda de una solución al problema del
reino de Malgeniolandia.
21. ACTO IV
REGRESO AL REINO
DE BUENGENIOLANDIA
Una vez fuera del alcance de los lacayos del rey de
Malgeniolandia, el rey de Buengeniolandia cambia su
indumentaria por la ropa de soberano y da instrucción a los
integrantes del circo para que vistan los trajes militares
con distintivos del reino de Buengeniolandia que también se
hallan en los carruajes. Se le acaba de ocurrir que en lugar
de regresar a su reino debe volver a Malgeniolandia pero
esta vez en calidad de monarca. Para anunciar su llegada
envía a uno de los súbditos con oro y joyas como obsequio con
el propósito de ganar la voluntad de aquel rey.
El rey de Buengeniolandia cree que puede cambiar la actitud
de los pobladores de Malgeniolandia porque la hija del rey y
el ermitaño son ejemplos de ello.
El rey de Malgeniolandia les concede el acceso al reino con
la condición de que descansen un rato y se marchen puesto
que no le agradan las visitas. Enseguida les pregunta por el
grupo de forajidos que ha escapado del castillo, a lo que
todos responden negativamente, mientras son observados
por la hija del rey quien disimuladamente esboza una sonrisa
en sus hermosos labios.
El rey de Buengeniolandia aprovechando que el rey de
Malgeniolandia se ha marchado por un instante a atender un
asunto del reino, entabla diálogo con la hija del rey de
Malgeniolandia que se encuentra en el lugar.
22. REY DE BUENGENIOLANDIA. - He vuelto bella princesa porque
no me resigno a cambiar el comportamiento de su pueblo y así
como su majestad me ayudo a escapar no importando los
peligros que corría, de esa misma manera quiero hacer algo
para ayudarlos. M e pregunto si alguna vez ¿a visto a alguien
sonreír?.
HIJA DEL REY.– Si su majestad. Aprendí a hacerlo un día que
mi padre me permitió efectuar una corta visita a un reino
cercano en compañía de varios súbditos y tuve la
oportunidad de conocer y compartir con personas que eran
alegres y divertidas, gracias a que me las ingenie para
permanecer a solas con ellos. A partir de esa experiencia fue
cuando comprendí el significado de la risa. Sin embargo los
habitantes de mi reino no pueden hacerlo y quienes tienen
oportunidad de viajar van únicamente a atender asuntos
concernientes al reino, en cuyo caso deben limitarse a
cumplir con su misión y retornar procurando tener el menor
contacto posible con los demás. En otros reinos conocen
nuestra historia y por eso cuando nos ven no se molestan en
abordarnos porque saben que no vamos a entablar diálogo
diferente al estrictamente necesario y cuando vienen a
nuestro reino como el caso de ustedes, se les pone al tanto
de las prohibiciones que rigen a nuestro pueblo.
REY DE BUENGENIOLANDIA.- ¿Tu padre te ha visto sonreír
alguna vez?.
HIJA DEL REY DE MALGENIOLANDIA.- No. Me castigaría.
REY DE BUENGENIOLANDIA.– Te propongo que convenzas a
tu padre para que vaya de visita a mi reino, allí trataré de
hacerle ver la equivocación en que se encuentra.
HIJA DEL REY DE MALGENIOLANDIA.- Imposible, mi padre no
visita otros reinos, a menos de que se trate de una
confrontación.
REY DE BUENGENIOLANDIA.- Se me ocurre una idea.
23. HIJA DEL REY.- ¿Cuál?.
REY DE BUENGENIOLANDIA.- En el breve tiempo que he
permanecido en este reino, me he dado cuenta que hay mucha
gente joven que no tiene expectativas futuras y por eso son
tan hostiles, sin embargo estoy seguro que se trata de una
conducta aprendida que puede ser superada en la medida que
se despierten las ilusiones para vivir.
HIJA DEL REY.- ¿Cómo lograrlo?.
REY DE BUENGENIOLANDIA.- La clave está en que conozcan
otras costumbres y se interrelacionen con habitantes de
otros reinos.
HIJA DEL REY.- Eso está bien, pero ¿cómo hacerlo?.
REY DE BUENGENIOLANDIA.– En vista de que la única forma
para que tu padre salga del reino es a combatir, hay que
convencerlo para que vaya a mi reino con el ánimo de que
comparta estrategias de guerra.
HIJA DEL REY.– Imposible, mi padre no confía en nadie y lo más
seguro es que diga que no necesita ayuda porque tiene sus
propias tácticas.
REY DE BUENGENIOLANDIA.– Entonces una vez regrese a mi
reino enviaré a un mensajero para que informe a tu padre que
va en camino a su reino un rey muy poderoso que tiene
intenciones de usurpar su trono y le ofreceré mi apoyo para
derrotarlo, invitándolo a venir.
HIJA DEL REY.– No creo que de resultado, sin embargo no se
pierde nada con intentarlo.
En eso aparece el rey de Malgeniolandia.
REY DE MALGENIOLANDIA.– (Dirigiéndose al rey de
Buengeniolandia). Ya es tiempo de que se marche, no
acostumbro a tener visitas prolongadas.
REY DE BUEN GENIOLANDA.– Así lo haré.
Hace la venia de despedida, sale del castillo y procede a dar
24. la orden de partida.
Una vez en el reino de Buengeniolandia, el soberano redacta
un escrito siguiendo el plan acordado con la hija del rey de
Malgeniolandia y lo envía con un emisario.
HIJO DEL REY DE BUENGENIOLANDIA.- Padre, creo que lo
mejor es dejarlos que hagan su vida, al fin y al cabo han
permanecido aislados por mucho tiempo.
REY DE BUENGENIOLANDIA.- Es cierto, pero si no hubiera
conocido a aquellos jóvenes que ignoran lo que ocurre
fuera de esos muros y en especial a la hija del rey de
Malgeniolandia con ese rostro tan expresivo y lleno de
dulzura, no lo intentaría.
HIJO DEL REY DE BUENGENIOLANDIA.- ¿Es muy hermosa?.
REY DE BUENGENIOLANDIA.- Mas que un amanecer.
HIJO DEL REY DE BUENGENIOLANDIA.– Me gustaría
conocerla.
REY DE BUENGENIOLANDIA.- Todo a su tiempo, todo a su
tiempo.
Haciendo una seña manda llamar al ermitaño, que había ido
con él al reino.
ERMITAÑO.- ¿Su majestad me mandó llamar?.
REY DE BUENGENIOLANDIA.- Si, deseo que lleves éste escrito
al rey de Malgeniolandia, tú que conoces bien el camino
puedes hacerlo llegar más rápidamente y para que nadie te
reconozca te colocas ropas alusivas a nuestro reino.
ERMITAÑO.- Como diga su majestad, estoy dispuesto a hacer
lo que sea para el bien de mi pueblo.
En el momento que se retira el ermitaño ingresa un bufón
haciendo malabares y todos se sientan a observar aquella
25. presentación. Una vez termina, extiende sus brazos en forma
de “V” inclinando su cabeza hacia delante mientras se retira
caminando hacia atrás. Todos aplauden.
26. ACTO V
LAS MISIVAS
El ermitaño llega al reino de Malgeniolandia y apeándose de
su caballo entrega el mensaje al Consejero real.
ERMITAÑO.- Señor, traigo noticias del rey de
Buengeniolandia. (Entrega la misiva).
CONSEJERO DEL REY.– Aguarde un momento.
Se dirige donde el rey, no sin antes enterarse de su
contenido.
REY DE MALGENIOLANDIA.- (Leyendo). Lo que dice éste
mensaje son habladurías.
Entrega el mensaje al Consejero quien lo destruye.
REY DE MALGENIOLANDIA.- Dígale al emisario que regrese
por donde vino y que diga a su rey que no preciso ayuda de
nadie.
CONSEJERO DEL REY.– Estoy de acuerdo con usted mi señor.
(Sale del recinto).
El ermitaño se entera de la respuesta y monta nuevamente en
su alazán alejándose presurosamente. Apenas se ve una
nube de polvo en la lejanía. Al llegar a BUENGENIOLANDIA,
es recibido de inmediato por el rey, quien le pregunta cómo le
ha ido en su misión.
27. ERMITAÑO.- No soy portador de buenas noticias su majestad,
el rey de Malgeniolandia rehusó su ayuda y tildó de
infundadas sus afirmaciones.
REY DE BUENGENIOLANDIA.- (Cavilando). Por lo visto la hija
del rey tenía razón. Será mejor pensar en otra estrategia
para convencerlo.
Ingresa el hijo del rey.
HIJO DEL REY.- Padre ¿lograste convencer al rey de
Malgeniolandia para que viniera?.
REY DE BUENGENIOLANDIA.- No, pero ya se me ocurrirá algo.
Pasados algunos días...
HIJO DEL REY.– Padre, tengo una idea.
REY DE BUENGENIOLANDIA.- ¿Cuál?.
HIJO DEL REY.- Envíale un nuevo mensaje en el que le dices
que te has enterado del lugar donde están los forajidos que
escaparon del castillo y para convencerlo que vaya con sus
tropas en su búsqueda, le indicas que están bajo la
protección de un rey que se burló de él una vez se enteró de
la forma tan ingenua como lograron escapar. Estoy seguro
que irá a defender su honor y es ese momento el que debemos
aprovechar para tenderles una emboscada haciéndolos
prisioneros.
REY DE BUENGENIOLANDIA.- Me parece buena idea, pero para
no crear sospechas, debemos ofrecerle disculpas por el
supuesto ataque de aquel rey que mencionamos en la anterior
misiva, aclarándole que se trataba de información
equivocada que habíamos recibido.
Así lo hicieron enviando nuevamente al ermitaño, quien
entregó el mensaje a uno de los guardias del rey de
Malgeniolandia.
28. REY DE MALGENIOLANDIA.- Lo expresado en éste escrito debe
ser cierto porque nadie fuera del reino sabía de ese
infortunado suceso. Creo que en ésta oportunidad ese
reycito está diciendo la verdad. Además me ofrece disculpas
por la información errática que me envió anteriormente, sin
embargo me inquieta saber ¿cuál es su interés por
ayudarnos?.
LA HIJA DEL REY.– (Que se encontraba a su lado). Creo que él
desea ser amigo de nuestro pueblo.
REY DE MALGENIOLANDIA.- ¡Pamplinas!, no creo en su buena
voluntad, algo se trae entre manos.
Manda llamar al Consejero y el guardia sale presuroso en
su búsqueda no sin antes hacer la venia para retirarse.
CONSEJERO DEL REINO..- ¿Me mandó llamar su majestad?.
REY DE MALGENIOLANDIA.- Sí, deseo escuchar tu opinión
frente a esta misiva. (Le entrega el escrito).
CONSEJERO DEL REINO.- Puede ser verídico, pero sugiero
investigar primero.
REY DE MALGENIOLANDIA.- No. Lo mejor es ir a enseñarle a
ese rey y a los bellacos del circo que de mi nadie se burla sin
recibir el castigo que se merece.
CONSEJERO DEL REINO.–(Con desconfianza). Preferiría que
fuera alguien primero a indagar.
REY DE MALGENIOLANDIA.– (Ansioso). Se podrían poner en
alerta. Prepara las tropas, vamos a ir en su búsqueda.
El ermitaño toma un poco de agua y da de beber a su caballo
partiendo a dar la buena nueva al rey de Buengeniolandia.
29. ACTO VI
EMBOSCADA Y CAPTURA
DEL REY DE MALGENIOLANDIA
El ermitaño llega corriendo, está tan agitado que el rey de
Buengeniolandia hace un ademán para que tome un segundo
aire antes de contar lo sucedido.
ERMITAÑO.- ¡Su majestad!, ¡su majestad!, el rey de
Malgeniolandia cayó en la trampa y va en camino al lugar
señalado.
REY DE BUENGENIOLANDIA.– Magnífico, partamos enseguida.
Sale el rey de Buengeniolandia, su hijo y el ermitaño con
caras sonrientes. Entretanto el rey de Malgeniolandia y sus
tropas llegan al lugar indicado y al no encontrar a nadie se
dirige al reino de Buengeniolandia para escarmentarlos por
aquella burla.
REY DE BUENGENIOLANDIA.- Tal y como supusimos vienen
directo a nuestro reino. Prepárense para atacar.
Tan pronto como las tropas del rey de Malgeniolandia
cruzan por un estrecho, son atacados desde diferentes
flancos por los soldados del rey de Buengeniolandia,
quienes lanzan diminutos dardos en cuyas puntas han
aplicado un somnífero para lastimarlos lo menos posible. A
30. pesar de que los soldados del rey de Malgeniolandia
intentan retroceder al poco tiempo son reducidos. Todos
quedan dormidos sobre la hierba, siendo despojados de sus
armaduras y llevados amarrados al reino de
Buengeniolandia. Una vez despiertan el rey de
Malgeniolandia y sus principales, observan que se
encuentran rodeado por los integrantes del circo que los
miran con caras sonrientes.
PAYASO.– Rey de Malgeniolandia ha caído ingenuamente en la
trampa. (Con tono burlesco).
REY DE MALGENIOLANDIA (Furioso). Me imagino que fueron
ayudados por ese maldito rey que nos engañó.
PAYASO.- Es cierto él nos ayudó. (mientras dice eso, se quita
el disfraz).
REY DE MALGENIOLANDIA.- (Sorprendido). Miserable, todo el
tiempo se ha estado burlado de nosotros, pero pagará por
ello.
REY DE BUENGENIOLANDIA.- Guarde sus amenazas, no está en
condiciones de hacerlo y la única forma para que puedan
salir bien librados es haciendo lo que se les indique.
REY DE MALGENIOLANDIA.- ¿Qué pretende?.
REY DE BUENGENIOLANDIA.- La condición es muy simple, para
que puedan abandonar el reino deben reír y hacernos reír.
REY DE MALGENIOLANDIA.- ¿ Qué?, ¿Usted está loco?. ¡Eso
nunca!, prefiero ser ejecutado antes que hacerlo (lo mismo
afirman sus súbditos).
En vista de que se rehúsan el rey de Buengeniolandia ordena
sacar a uno de ellos y simula su ejecución. Se escucha el
sonar de las espadas y gemidos de dolor. El rey de
Malgeniolandia y los demás súbditos quedan impresionados al
ver que las amenazas van en serio, lo que no saben es que
todo es una farsa y que el soldado tan pronto como sale de
aquel lugar es confinado en una prisión y un súbdito del rey
31. de Buengeniolandia finge ser ejecutado dando gritos
desgarradores. Al otro lado de la puerta se escucha: que
pase el siguiente. Al oír eso el rey de Malgeniolandia,
enmudece y accede a la petición presionado por sus hombres
que están horrorizados.
REY DE MALGENIOLANDIA.- (Inquieto). ¿Cómo reír si no lo
hemos hecho nunca?. Además soy un rey joven y solo hago
cumplir la prohibición que pesa sobre mi pueblo.
REY DE BUEMGENIOLANDA.- No se preocupe nosotros nos
encargaremos de eso. Vamos a llevar a cabo una
presentación teatral muy especial diferente a la que
realizamos en su reino, lo único que tienen que hacer es
observar y luego realizar su propia actuación sobre lo que se
les ocurra para hacer reír al público.
REY DE MALGENIOLANDIA.- Para nosotros no es fácil porque
nunca hemos actuado y no sabemos cómo hacerlo.
REY DE BUENGENIOLANDIA.– Hay que intentarlo.
Antes de comenzar su presentación, el rey de
Buengeniolandia manda llamar a la hija del rey de
Malgeniolandia, sin permitir que su padre la vea con el fin de
enterarla de lo sucedido y contar su plan. Ella se angustia
un poco pero comprende que es en beneficio de su reino y se
acomoda en un lugar estratégico para observar. En ese
momento se aproxima el hijo del rey de Buengeniolandia, que
queda prendado ante su belleza . Los dos comienzan a
dialogar en voz baja, la atracción es mutua.
Se da inició a la función. El rey de Buengeniolandia propone a
los integrantes del grupo de teatro que representen la
problemática del reino de Malgeniolandia, con lo que todos
están de acuerdo, repartiéndose los libretos y el rey de
Buengeniolandia asume el papel del rey de Malgeniolandia.
32. En el público se halla el rey de Malgeniolandia y los
súbditos de mayor confianza fuertemente custodiados,
ocultos permanecen la hija del rey de Malgeniolandia y el
hijo del rey de Buengeniolandia, quienes desde el lugar donde
se encuentran pueden observar tanto a los actores como al
público que se congrega para el espectáculo.
HIJA DEL REY DE MALGENIOLANDIA.- (Con cierto pesar).
Pobre padre mío, tiene una cara de apesadumbrado, no me
imagino que hará para cumplir.
HIJO DEL REY DE BUENGENIOLANDIA.- No te preocupes
princesa, todo lo que hace mi padre es en beneficio de tu
reino. (Mientras dice eso, toma una de las manos de la joven y
la acaricia con suavidad, mirándola fijamente a los ojos).
Sube el telón y aparece en escena el presentador: ¡señoras! y
¡señores!, tengo el gusto de presentar la obra: LOS HIJOS DE
LA TRISTEZA. En seguida los actores escenifican la
problemática de Malgeniolandia. El rey de Buengeniolandia
hace bromas sobre el temperamento del rey del
Malgeniolandia y el público se carcajea. La hija del rey se
sonroja sin embargo, considera que se trata de una sana
crítica. El rey de Malgeniolandia y sus súbditos observan sin
inmutarse.
Una vez terminan...
REY DE BUENGENIOLANDIA.- Ahora les corresponde a
ustedes (dirigiéndose al rey de Malgeniolandia).
REY DE MALGENIOLANDIA.- (Con determinación). No puedo
hacerlo,
En vista que el rey de Malgeniolandia se rehúsa a cumplir con
lo solicitado, el rey de Buengeniolandia, decide enviarlo a
33. prisión junto con sus súbditos. Transcurren algunos días y el
rey de Buengeniolandia emplea otra estrategia para que el
rey de Malgeniolandia modifique su actitud hostil, por lo que
le permite deambular libremente por el reino de tal manera
que pueda observar la armonía en que viven los pobladores
de aquel reino.
La hija del rey de Malgeniolandia para no ser descubierta por
su padre regresa al reino para que la soberana no note su
ausencia y solicita al joven príncipe que la mantenga al tanto
de lo que suceda.
34. ACTO VII
EL REY DE MALGENIOLANDIA
Y EL SIGNIFICADO DE LA ALEGRIA
El rey de Malgeniolandia recorre el reino y va asimilando las
costumbres de aquellas gentes amables. Por donde anda lo
saludan y le ofrecen hospitalidad. En cierta oportunidad se
le acerca un niño llorando y arrojándose a sus pies le pide
que lo ayude porque ha cometido una travesura y va a ser
castigado severamente por sus padres. El rey de
Malgeniolandia se conmueve ante el llanto de aquel pequeño
y lo acompaña donde sus padres quienes lo aguardan para
reprenderlo. El rey observa aquellos rostros y se da cuenta
que esa actitud agresiva es la misma que asumen los
habitantes de su reino.
REY DE MALGENIOLANDIA.- (Cortésmente). Permítanme seguir
a su morada.
Dice el rey a aquella pareja, quienes al saber de quien se
trata, transforman sus facciones desencajadas, esbozando
una fingida sonrisa.
MUJER.- ¡Siga su majestad!, nos honra con su presencia.
HOMBRE.- Permítanos atenderlo.
Dice eso mientras toma de la mano al niño e intenta retirarlo
del lugar, mirándolo con soberbia.
NIÑO.- (Asustado). ¡No!, ¡No!… me va a castigar.
35. Forcejea para no ir con él aferrándose a la capa del rey.
REY DE MALGENIOLANDIA.- (Acariciando suavemente la
cabeza del infante). Permítanle quedarse a mi lado.
Precisamente vengo a platicar sobre el pequeño.
MUJER.- Disculpe mi impertinencia pero el niño cometió una
falta y debe ser reprendido por ello.
REY DE MALGENIOLANDIA.- ¿Puedo saber qué hizo?
HOMBRE.- Este bribonzuelo se atrevió a tomar unos huevos
del gallinero sin autorización nuestra y se los comió y no es
la primera vez que lo hace.
Trata de sujetarlo por un brazo, pero el pequeño se esconde
tras el rey de Malgeniolandia quien solicita que lo perdonen
por aquella travesura y sugiere a la pareja que dialogue con
él. Acto seguido introduce la mano en uno de sus bolsillos y
saca algunas joyas que entrega a la mujer para compensar
los huevos sustraídos por el chiquillo, haciéndoles jurar que
no lo van a castigar. Acto seguido hace prometer al pequeño
que no volverá a cometer mas diabluras.
MUJER.- (Abriendo tamaños ojos). ¡Es toda una fortuna!.
HOMBRE Y MUJER.- (Observando las joyas) ¡Lo juramos!,, ¡ lo
juramos!.
El rey de Malgeniolandia se despide de los tres, en su rostro
se ve la alegría. Prosigue su camino y al poco rato escucha
gritos de alguien pidiendo auxilio. Al aproximarse a un río que
está crecido ve a una mujer que está a punto de ahogarse y
sin pensarlo dos veces se despoja de su túnica y toma una
liana de un árbol sujetándola al tronco y luego a su cintura.
Luego se arroja a las aguas nadando hacia ella hasta lograr
sujetar uno de sus brazos, llevándola desfallecida hacia la
orilla. Una vez allí se da cuenta que no respira y comienza a
36. darle respiración boca a boca, pero todo parece inútil, no
reacciona. Cuando el rey se dispone a ir a contar lo sucedido
escucha unos tosidos de la mujer y procede a reanimarla. Es
tal el impacto que le causa el verla con vida que sin darse
cuenta del cambio en su comportamiento, salta de la alegría.
REY DE MALGENIOLANDIA.- ¡La salvé!, ¡la salvé!.
La conduce a su morada y luego se dirige al castillo, donde
todos ya están enterados de su acto de valor Una vez llega
salen a su paso varios jóvenes que danzan a su alrededor y
entran en escena los músicos del reino entonando una
canción en sus laúd.
I
Que sensible es el rey,
que tierno su corazón,
en forma heroica
ha salvado a una doncella
de morir ahogada
en un río traidor.
II
Rey malgeniado,
tu problema es falta
de comunicación,
el reino de Buengeniolandia
te quiere y respeta
y espera que cambies
tu forma de actuar,
ofrécenos una sonrisa
que por cada una que nos brindes
te daremos dos o más.
Que sensible es el rey
que tierno su corazón,
en forma heroica
ha salvado a una doncella
de morir ahogada
en un río traidor.
Rey de Malgeniolandia,
bríndanos tu amistad
37. para que nuestros pueblos
vivan por siempre en paz,
Tralalalalalí, tralalalalá.
Así terminó ese día, en el que el rey de Malgeniolandia empezó
a comprender el significado de una sonrisa.
Pasaron varias semanas y el rey asistió en compañía de su
Consejero real y demás hombres de confianza a cuanto
evento se desarrollaba en el reino de Buengeniolandia,
entablando amistad con su homólogo. Para entonces todos
los súbditos del reino de Malgeniolandia recorrían el reino
con entera libertad.
El rey de Buengeniolandia ofreció disculpas por haberlos
retenido y El rey de Malgeniolandia escuchando las razones
aceptó las excusas y de paso solicitó al rey de
Buengeniolandia hacer la presentación teatral que quedó
pendiente, para marchar a su reino con dignidad.
La obra que presentaron fue tan jocosa que los
concurrentes casi no paraban de reír. Entre los asistentes
se hallaba de incógnito la hija del rey de Malgeniolandia
que había regresado sin que la reina madre, quien para
entonces se halla preocupada por la tardanza de su esposo
el rey de Malgeniolandia de quien no tenía noticia alguna, se
enterara.
La hija del rey de Malgeniolandia quien andaba en compañía
del hijo del rey de Buengeniolandia casi no podía dar crédito
a lo que veían sus ojos ya que su padre estaba totalmente
transformado.
REY DE MALGENIOLANDIA.- (Despidiéndose del reino de
Buengeniolandia). Agradezco a todos los habitantes de éste
reino por habernos brindado su hospitalidad y en especial al
38. rey de Buengeniolandia por abrir mis ojos a la realidad.
Además quiero que sepan que a partir de este momento mi
pueblo cambiará de actitud. Y estrecharemos lazos de
amistad.
EL PUEBLO.- ¡Viva el rey de Malgeniolandia!, ¡viva el rey de
Buengeniolandia!.
Suenan las trompetas a medida que se aleja el rey de
Malgeniolandia y sus huestes.
39. ACTO VIII
EL RETORNO FELIZ,
REFLEXIONES SOBRE EL MAL GENIO
Y LA BODA REAL
Por el camino de regreso a Malgeniolandia, el rey hace las
siguientes reflexiones.
REY DE MALGENIOLANDIA.– Mi estimado Consejero, durante
el tiempo que permanecimos en el reino de Buengeniolandia
aprendí que el mal genio es algo que va deteriorando a las
personas, tanto física como espiritualmente. Anteriormente
no me había dado cuenta de ese hecho y el sonreír ha sido la
mejor terapia para rejuvenecer.
La actitud que teníamos no nos estaba dando la oportunidad
para tener amigos porque permanecíamos siempre a la
defensiva y discutiendo por cosas sin importancia. El pueblo
de Buengeniolandia nos enseñó que debemos ser más
tolerantes y dialogar hasta con nuestros detractores.
Reconozco que debido al comportamiento asumido durante
tantos años hemos sido un pueblo de solitarios, que se dejó
llevar por instintos primarios y no por lo que dicta el
corazón. En este reino he aprendido que aunque todos
tenemos dificultades y defectos, debemos aprender a vivir la
vida con menos prevenciones. Observé en los jóvenes del
reino de Buengeniolandia, una alegría que contrasta con la
mirada triste de nuestros pobladores.
Debido a la prohibición que pesa en nuestro reino hemos sido
40. poco sociables y nuestra congregación, aunque cuenta con
personas jóvenes tienen aspectos de viejos porque en todo
momento nos hallamos apesadumbrados pensando únicamente
en las confrontaciones.
Las experiencias vividas en Buengeniolandia me hicieron abrir
los ojos dándole la importancia que merecen aquellos
comportamientos espontáneos en los cuales se expresan
libremente los sentimientos. Tenemos que aprender a ser
menos hostiles y si nuestros antepasados vivieron una
existencia tormentosa, la mejor forma de guardarles tributo
no es precisamente manteniendo una actitud adversa,
debemos olvidar el pasado e iniciar una nueva vida, por eso
una vez lleguemos a nuestro reino levantaré el veto,
permitiendo que se conozca la verdad.
CONSEJERO REAL.- Así sea.
A su llegada le salen al encuentro su hija y la reina quien
desea saber que ha ocurrido en aquellas semanas de
ausencia. Lo propio hacen los demás notables que han estado
dirigiendo el reino.
REY DE MALGENIOLANDIA.- Vengo con buenas nuevas que
haré conocer a todos y más que trofeos de guerra traigo
conmigo algo muy valioso.
El rey se dirige al interior del castillo con toda su comitiva,
las tropas se retiran a descansar.
HIJA DEL REY.- (Fingiendo ignorar la verdad).Padre mío, ardo
en deseos por saber que sucedió en tu viaje.
MUJER DEL REY.- Yo también.
Las dos se toman de la mano mientras el rey de
Malgeniolandia relata lo sucedido en el reino de
41. Buengeniolandia, lo mismo que el secreto que pesa sobre sus
hombros.
MUJER DEL REY.– Si mi señor sabía el secreto ¿por qué lo
ocultó tanto tiempo?.
REY DE MALGENIOLANDIA.- Porque no había comprendido la
importancia de una sonrisa y gracias al rey de
Buengeniolandia lo he comprendido.
HIJA DEL REY.- Padre mío ¿podrías permitirle al hijo del rey de
Buengeniolandia que frecuente nuestro reino?.
REY DE MALGENIOLANDIA.- ¿Acaso ya se cono cían?.
HIJA DEL REY.- Si padre.
Le cuenta toda la verdad, desde el momento en que ayuda al
rey de Buengeniolandia a huir y la manera como conoce al
hijo de éste.
REY DE MALGENIOLANDIA.-(Fingiendo estar enojado). ¿De
manera que te burlaste de mí?.
HIJA DEL REY.- (Asustada). No padre, juro que no
fue mi intención.
El rey la tranquiliza, las abraza con fuerza y luego se
retira a descansar, se encuentra exhausto por aquel viaje.
En los días siguientes el Rey de Malgeniolandia presenta al
pueblo una declaración que es leía por el Consejero real y
que dice lo siguiente:
“ Hombres y mujeres de Malgeniolandia: a partir de hoy
se autoriza a los antiguos pobladores del reino a
rebelar el secreto que existe sobre nuestro pueblo,
con el ánimo de que retorne la alegría y la convivencia
pacífica. Volvemos a retomar el nombre original de
42. Villa Esperanza, ya que el haber vivido durante tantos
años aislados nos ha traído muchas dificultades y no
hemos tenido la oportunidad de expresar nuestros
verdaderos sentimientos. El mal genio en realidad no
es otra cosa que la falta de comunicación y sin ella
nada funciona bien".
Que no se vuelva a escuchar la palabra
Malgeniolandia, porque debemos olvidar esa etapa
amarga de nuestra vida.
CONSEJERO REAL..– ¡Larga vida al rey!.
EL PUEBLO.- ¡Larga vida!.
Una vez conocida la verdad por todos los habitantes del
reino, levantan un monumento en honor a aquellos jóvenes
que sacrificaron sus vidas por proteger el reino y hacen una
celebración donde participan los pobladores de ambos
reinos. La esposa del ermitaño se reconcilia con éste y se
vuelven a escuchar las risas de los niños en sus juegos
infantiles. Al poco tiempo se lleva a cabo la boda de los
príncipes.
FIN
43. Éste libro se terminó de imprimir
en los talleres de Ediciones Dafra.
División gráfica.
Con el apoyo de:
La Fundación Sueños de Escritor
Tel: 5601884
E-mail: fundaescritor@hotmail.com
Bogotá, Colombia.