El documento argumenta que los Mandamientos de Dios ayudan a revitalizar nuestra fe al guiarnos a vivir en paz y armonía con los demás y al recordarnos respetar, ofrecer y amar a los demás en lugar de hacer el mal. Pide al Señor que sus Mandamientos no sean una carga sino una guía para las relaciones humanas y que favorezcan la revitalización de nuestra fe en Dios.