El suelo se forma en la superficie de las rocas como resultado de la meteorización química y física de las rocas, así como de la actividad biológica de microorganismos, líquenes, musgos y otros seres vivos que viven en el suelo y continúan descomponiendo los minerales, enriqueciendo el suelo con restos vegetales y animales a través de procesos como la fermentación y la putrefacción.