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MAGNETISMO
SONAMBULISMO - ESPIRITISMO
~55-80. - C.,nnEIL, impl'enta de rai,TÉ .
EL MAGNETISMO
SONAMBULISMO
y ESPIRITISMO
,
ESTUDIOS cumosos y FILOSOFICOS
ron
GARCIA-HAMON
I
O B R A A D O R N A D A e o N L A ni 1 N A S
PARÍS
LIBRERíA DE GARNIER HERMANOS
6, calle <lec Saints-Péres, 6.
1880
INTRODUCCION
Los albores del magnetismo. - Sus orígenes. - El espíritu y la
materia. - El maravilloso sobrenatural. - La botella de Leyde.
- El gas. - La electricidad. - La fotografía. - El teléfono.
- La aerostaciulI. - La armonía unive,·sal. - Los tiempos
futuros. - Desgracia de todas las concepciones atrevidas. -
El guia de la humanidad. - Objeto de esta obra.
Por más que la humanidad, como la naturaleza,
no proceda por s.altos en su marcha, hay sucesos sor-
prendentes que, si bien mirado, observan un enca-
denamiento ininterrumpido ·y una obediencia pasiva
á la ley de contrastes, no dejan de maravillarnos
por la aparente contradiccion que ofrecen; y tal es la
manifestacion del magnetismo en el siglo de Voltaire
y de los Enciclopedistas. Sin embargo, el momento
era oportuno; tan antiguo que sus orígenes se pier-
den en la noche de los tiempos, pues no vacilamos
en atribuirlo á los primitivos sacerdotes egipcios, de
quienes Moisés lo aprendió, el magnetismo, ador-
mido durante siglos, llegaba como una reaccion na-
tural é inmediata contra el materialismo.
En efecto, el nuevo agente misterioso salia de la
1
II INTIIODUCCION.
esrera de accion gcne¡'al atribuida en-tónces á la acti-
vidad humana,del mundo material, y se lanzaba al
descubrimiento de lo infinito con el estudio de la
naturaleza espiritual é invisible. Así es que surgieron
reñidas discusiones y vehementes polémicas entre
los ardorosos adeptos y los no ménos fogosos detrac-
" tores. Dudaron los unos, quedaron espantados los
otros de la audaz teoría que, á su modo de ver, pre-
tendia traspasar los límites señalados á la inteligen-
cia humana; casi todas las sociedades científicas se
concretaron á negar, exceptuando algunos de sus
miembros que, individualmente, se declararon con·
vencidos de la realidad de los fenómenos que habian
tenido el valor de verificar.
La razon estaba de su parte. Todos sabemos que
el cuerpo humano es una máquina maravillosa y ar-
moniosamente organizada; pero así como toda má-
quina necesita un motor que la ponga en movi-
miento, así el cuerpo requiere una fuerza que le dé
la accion; sin este misterioso resorte, queda redu-
cido al estado inerte en que la muerte le ofrece á la
vista. Hay pues dos principios que se comparten la
existencia: uno invisible y que manda: el espíritu ,-
otro visible y que obedece: la materia.
Hasta hoy la ciencia" se ha ocupado tan sólo de los
hechos puramente materiales, es decir, sometidos á
leyes mecánicas y físicas, y declara sobrenaturales,
inaccesibles á la investigacion humana y ajenos á
su competencia, los fenómenos que no dependen de
INTRODUCCION. 111
esas leyes. Empero, los hechos singulares y milagro-
sos saltan á la vista; de contínuo nos hallamos cara
á cara con lo sobrenatural inexplicable, y no es posi-
ble creer que poseamos sin razon las facultades del
ideal, pues nada existe en la naturaleza que no tenga
su razon de ser. Los misterios son hechos naturales que
la inteligencia no ha conseguido aun explicar; pero
puede considerarse como seguro que el desarrollo
progresivo de nuestros conocimientos llegará á ha-
cedos comprender, basándose en el estudio de la
naturaleza espiritual, á la que estos misterios están
unidos.
Madura está ya la humanidad para conocerse por
completo, y nuestro siglo ha apadrinado las concep-
ciones más prodigiosas.
La electricidad, agente invisible, dócil y rápido
como el pensamiento, pone en comunicacion los
puntos más equidistantes del globo; enciérrase al
rayo en una botella de Leyde para servir de juguete
científico á los colegiales; el gas, y hoy dia la luz
eléctrica, han abolido parcialmente las tinieblas noc-
turnas; el vapor nos conduce á lejanos países en
breve plazo, mueve la maquinária fabril é industrial,
agita máquinas gigantescas que taladran las monta-
ñas bajo las cuales pasan los fugaces trenes; toma la
química por auxiliares al sol, á la electricidad y
hace de ellos incomparables dibujantes; la voz
queda grabada en una plancha de melal, de manera
que nuestros nietos podrán escuchar el acento de
IV INTRODUCCION.
los grandes oradores contemporáneos, aunque sea
dentro de dos siglos; difúndese la instruccion por
doquiera, y no es temeridad calcular la época en que
la aerostacion competirá felizmente con los ferro-
carriles y vapores.
Pero, la actividad humana no puede cifrarse sólo
en estas empresas que tienden exclusivamente á
mejorar su sino; la causa originária de tan múltiples
descubrimientos, el espíritu, no puede dejarse á un
lado; forzoso es rendirle culto, estudiarlo, pues nos
revela un mundo mucho más fértil; mundo oculto
en el que vivimos sin notarlo, á pesar de las reite-
radas pruebas que de su existencia nos suministra:
el mundo espú·itual ambiante 6 de los espíritus.
El magnetismo es, pues, hrevemente explicado,
« la ciencia de reconocer y probar la naturalidad de
los hechos denominados sobrenaturales, producién-
dolos á deseo de la voluntad, » y su fin, perfeccionar
los medios de comunicacion con las innumerables
potencias que pueblan «;ll universo. Vuelto de contí-
nuo hácia la unidad de las ideas y de las aspiracio-
nes, el mundo ha creido hallarla en las diversas reli-
giones que sucesivamente han nacido, para desapa-
recer, y sólo ha encontrado division, intolerancia,
persecuciones y públicos trastornos. El magnetismo,
punto de partida, es el solo instrumento capaz de
realizar esta obra sublime de la armonía universal.
Como toda ciencia que ve lucir sus primeros al-
bores, el magnetismo, despues del estruendo que
INTRODUCCION. v
promovió al presentarse, ha entrado por el momento
en un período de calma relativa, en un recogimiento
favorable, y sus adeptos se entregan á estudios é
investigaciones coronadas por el éxito. Cercano
está el dia en que el magnetismo volverá á aparecer
luciendo con nuevo esplendor, y ese dia, la ciencia
se apoderará de él para glorificarlo y aplicarlo á la
regeneracion de la humanidad.
Á pesar de la indiscutible realidad de los fenóme-
nos magnéticos, realidad probada por mil voces com~
petentes venidas de todos los ámbitos del globo, á pe-
sar de esta frase de Cantú, que no puede juzgarse
interesado en la materia: CI Las nuevas formas con
que el magnetismo animal se ha reproducido en
nuestros dias, hacen un deber el meditar este mis-
terio en vez de tratarlo con menosprecio (1), » hay
gente que duda y denigra, lógica consecuencia de la
falta de fe como de la ignorancia.
Ademas de los abusos del charlatanismo que nada
respeta, hay otra razon y es que esta ciencia sufre la
ley comun á todas al inaugurarse. Todas han tenido
entusiastas y maldicientes, verdugos y víctimas. Sa-
lomon de Caux y los primeros químicos fueron apre-
ciados como hechiceros por los académicos de su
época, y pura magia era para ellos la química, esa
ciencia portentosa. Fulton fué considerado como un
loco por el gran genio militar y ad.ministrativo de
(1) Hislo"ia universal. Edic. Garnier. Tomo VI, pág. 324.
VI INTRODUCCION.
este siglo, Napoleon 1, y hoy se sabe que la navega-
cion al vapor era su prodigiosa locura. Cuando se
construyó en Francia el primer ferrocarril, de París
á San German, M. Thiers declaró que sería un ju-
guete para los parisienses desocupados, y ese ju-
guete ha sido y es manantial,de la riqneza pública.
La lista sería innumerable é inútil, pues los hechos
citados son convinéentes.
Hoy, desde la cúspide de la ciencia moderna mi-
ramos con lástima á los sabios pasados, calumnia-
dores de tan admirables invenciones. Pero, Icuántos
secretos nos tiene velados aun la naturaleza! El pro-
greso, ese eterno guia de la humanidad, adelanta
á pasos de gigante, inmutable, arrastrándonos en pos
de sí, sin reparar en los que caen pn el camino, pues
no hay vida inútil, ni esfuerzo perdido. Y i guay! del
que sin pruebas, imitando la imprevisií:m y la obce-
cacion de nuestros mayores, se niega á ver lo que
está visible, á oir lo que la voz de la verdad esparce
por los cuatro puntos cardinales.
El magnetismo ha sido tratado en gran número
de obras especiales que no han sabido evitar la
aridez propia á toda ciencia, por lo que solamente
son comprensibles para un reducido número de
iniciados y eruditos. Nuestro propósito al escribir
este nuevo libro ha sido condensar en un cuerpo de
doctrina los principios, la esencia, las aspiraciones
y el fin del magnetismo, los hechos principales de
su historia y el relato de las experiencias probadas
INTRODUCCION. VII
y confirmadas por personas honorables y dignas de
todo crédito. En una palabra, instruir y moralizar
vulgarizando una ciencia mal conocida hasta hoy de
gran número de personas, tal es nuestro objeto, y
el público decidirá si lo hemos conseguido.
Y, lo repetimos para terminar, no se trata aquí
de magia ni de brujería, sino de una ciencia que
posee sus leyes científicas y fisiológicas y cuyo por-
venir inspira las más sublimes esperanzas.
.i Emel'git depl'eSSa verüas!
MAGNETISMO
SONAMBULISMO - ESPIRITISMO
PRIMERA PARTE
MESMER y EL MESMERISMO
CAPíTULO PRIMERO
Los precursores ele lHesmer. - Á mediados del
siglo pasado, la Europa entera tenía fijos los ojos en
dos hombres pOI" distintos títulos interesantes; el
primero tl'aia una nueva doctt'ina, el segundo una
aplicacion nueva de las antiguas creencias. Estos
dos hombres eran: Manue'! Swedenborg y el abate
Gassner.
El iluminado de Suecia. - El sueco Swedenborg
era el tipo perfecto del iluminado, del creyente
sincero, dotado de una naturaleza fina y delicada.
La revelacion de su espírilu tomó una forma sin-
gular. Cuenta que hallándose comiendo un dia, en
t.
MAGNETISMO.
una posada, se le apareció un hombre circundado
de un vivísimo resplandor y gritándole con sonora
voz: « i No comas tánto ! »
Un libro divino. - En 1745, Swedenborg publicó
su primera obra que asegura le dictó el mismo Dios.
Exponia entre olras cosas que la sustancia de Dios
es el tipo primitivo de la creacion universal; que cl
alma es la vida del hombre, no siendo su cuerpo
más que la forma de ella; que, durante la existencia
material, el hombre . espiritual estaba en constanle
comercio con los espíritus que pueblan el mundo
terrestre y planetario, sin que de ello se diese
cuenta.
DivisioD de los espíritus. - Grande sensacian
produjeron .en Lóndl'es stfS escritos y predicaciones,
y. en poco tieinpo, la capital del Reino Unido contó
várias sociedades swei;lenborgistas con más de seis
mil adeptas. Los espíritus se dividian en dos catego-
rías: los buenos y los malos; otol'gaban los primeros
la fuerza, la salud y el aliento á los hombres que
trataban de entra¡' en relacion con ellos, practi-
cando las virtudes; los segundos engendraban la
MESMER y EL MESMERISMO. 11
enfer,medad, la debilidad, la raquítis. Como se ve
era un principio de medicina espiritualista.
Al mismo tiempo que Swedenhorg llamaba la
atencion,
El abate Ga'lsner, sacerdote católico nacido en
Suabia, en cuyas selvas se le habian aparecido los
ángeles; pretendia que las enfermedades eran pro-
ducidas por arle del diablo, que elegia domicilio
12 MAGNETISMO.
en el cuerpo de los humanos, y como era natural,
curaba con exorcismos, conforme al ritual ecle~
siástico.
Escena de exorcismo. - Colocado de manera que
tuviese siempre una ventana á su izquierda y un cru-
cifijo á su derecha, dando la cara á la asistencia, ma-
jestuoso con su cadena de plata al cuello, y la cruz
del mismo metal sobre una estola encarnada, to-
caba la parte enferma, envolviendo al paciente con
el flúido de su profunda mirada, y con toda la po-
tencia de voluntad de que era susceptible, ordenaba
al espíritu malo se retirase. Las buenas almas afirman
que vieron legiones de demonios volar por la habi-
tacion. Este digno sacerdote que creia con robusta
fe en sus prácticas de exorcismos, no hacía más
que magnetizar, de un modo inconsciente.
MESMER y EL MESMERISMO. 13
Las curas extraordinarias de Gassner le llevaron
numerosos enfermos de toda la cristiandad y curó á
quinientos en el espacio de un año. Magnífico era
el porvenir de la nueva medicina, cuando el em-
perador José Il, enemigo de las curas diabólicas,
mandó recluir al buen religioso en un convento de
Pondorf, cerca de Ratisbona.
El nueTO Mesías. - Pero, se habia dado el primer
impulso y vamos á ver aparecer al gran innovador de
la medicina espiritualista, al que el P. Hervier, cé-
lebre predicador agustino, proclamaba como el
Mesías moderno de la ciencia en pleno púlpito de
la catedral de Burdeos.
CAPíTULO 11
El profeta en París. - Antonio Mesmer, natural
de Merseburgo, fué el creador, ó por mejor decir, el
despertador del magnetismo. Despues de reCOITer la
Alemania y el Austria haciendo prodigiosas curas,
pues sanó de una parálisis al director de la Acade-
mia de Ciencias de Berlin, y de una oftalmía al pro-
fesor Bauer, de Viena, Mesmer se decidió á venil' á
París, la única capital que podia consagrar su mara-
villosa cOIlcepcion. Y en el mes de febrero de 1778,
á nadie le fué dado ignorar que el doctor Mesmer, el
apóstol de una ciencia misteriosa y desconocida
en el arte de curar, se hallaba en la modesta fonda
de los hermanos Bourret, situada en la plaza Ven-
dome.
MAGNETISMO.
El fascinador. - De elevada estatura y bien
proporcionado cuerpo, todo respiraba en Mesmer la
fuerza y la inteligencia; su hermoso rostro poseia
una dulce serenidad, grave y comedida era su mar-
cha como su ademan y de sus ojos fijos y penetran-
tes brotaba un encanto infinito que confirmaba la
reputacion de fascinador irresistible que le habia
precedido, y hacía pensar en aquella dama del
siglo XV que, con el destello de sus ojos, medio ani-
quiló á su enamorado caballero y á su caballo.
Parecia haberse complacido la naturaleza en for-
marlo con todos los atractivos personales que eran
indispensables para el buen éxito de su mision, pues
poca hubiera sido la influencia de la nueva escuela
sobl'e el vulgo, á ser su predicador pequeño, frio y
apático, contrário, en una palabra, á las leyes espi-
rituales que proclamaba.
Produccion del magnetismo. - El modo de pro-
ceder de Mesmer, en un principio, era sumamenLe
sencillo; comenzaba por entrar en relacion con el
paciente sentándose en frente de él, vuelta la es-
palda al norte y sujetando con sus rodillas las del
enfermo; fijando los dos pulgares sobre el plexo
nervioso del paciente, en la boca del estómago, pa-
seaba los dedos sobre los hipocondrios rozando li-
geramente las costillas y bajando hácia el bazo, sin
mover los pulgares; al mismo tiempo permanecia
con la vista enclayada en las pupilas del paciente.
El efecto se dejaba sentir en breve.
Resultado tle los pases. - Los pases, término con-
sagrado pOI' el uso, producian ent{~nces una sensa-
cion aguda de frio, de calor ó de dolor en la parte
MESMEII y EL MESMERISMO. 1;;
enferma del cuerpo. En virlud de eslas sensaciones,
confesadas [)Ol" el parienle, Mesmer dirigia los ¡Jases
16 MAGNETISMO.
al sitio dolorido, colocando encima una de sus manos
y poniendo la otra en el lado opuesto, es decir, en
uno de los polos por donde penetra el flúido y en el
polo contrário, á fin de recibirlo y despedido de
nuevo hasta que la contínua corriente hubiese resta-
blecido el equilibrio en la máquina animal.
MESMER y EL MESMERISMO. 17
Ilesmer y la Facultad. - Los primeros ensayos
del médico aleman dieron un resultado brillante, y
como hombre de verdadero talento, hizo cuantos es-
fuerzos pudo para proponer su magníficu descubri-
miento á la Facultad de medicina y hacerlo adoptar;
los médicos le contestaron con el mayor desprecio,
los trataron, á él Y su invencion, de puro charlata-
nismo, y no se dignaron aceptar la proposicion que
les hacía de confiarle cuatro enfermos elegidos por
ellos y á cuya curacion podrian asistir todos los dias.
Mesmer se quejó amargamente y con razon sobrada;
pero, condenar sin oir, es casi consagrar la verdad
de lo que se niega, y esta fué la opinion del
público.
Triunfo del magnetismo. - El triunfo de la nueva
ciencia fué inmenso y deslumbrador, tan luego la sen-
satez pública la tomó bajo su egida, y su autor ob-
tuvo una celebridad tan rápida como envidiable; su
nombre se leia todas las mañanas en los diarios, los
cancioneros populares escribian coplas, que si ri-
sibles y satíricas las más, contribuian á excitar la
curiosidad y á darlo á conocer, y el vaciador de
figuras de cera Curtins, colocó su retrato en su
. museo, entre Voltaire y el gran Federico de Pru-
sia, cara á cara con la primogénita de Salomon.
La caricatura, consagracion del talento en Francia,
le representó como se ve en nuestro grabado. La ten-
dencia de la poblacion parisiense á todo lo que es
nuevo y llega ií ponerse de moda, debia servir las as-
piraciones de Mesmer, yel gentío acudió solícito á la
fonda de la plaza Vendóme; clientela selecta, com-
puesta de la nobleza, del clero y de la clase média,
18 MAGNETISMO.
y que podian envidiar los médicos más afam,ados de
la capital.
CAPtTuLom
Des'cubrimiento portentoso. - La afluencia fué
tal que, á pesar de haber tomado un ayudante á
quien inició en los secretos de su arte, Mesmer no
pudo dar abasto, y acosado por la necesidad impe-
riosa de satisfacer al público, inventó un aparato
que debia permitirle magnetizar á sus enfermos
por grupos colectivos de doce y quince personas.
Este aparato, que recibió el nombre prosaico de cu-
úeta, merece una descripcion detallada.
La cubet.• marayillosa. - Si maravillosa poI' sus
_ efectos. no lo era la cubeta por la forma. Su exterior
representaba una caja circular de madera de roble
que media pié y medio de altura por seis piés apro-
ximados de diámetro. Esta caja, á cuya vista nadie
habria imaginado los resultados que producia, se
cerraba con una tapa lisa, sin ninguna especie de
adorno, llena de agujeros.
Interior de la cubeta mágica. - El interior ofre-
cia una disposicion más original. Sobre una capa de
vidrio pulverizado mezclado con limaduras de hierro,
se veian b.Qtellas llenas de agua acostadas y coloca-
das simétricamente de manera que los cuellos con-
vergiesen hácia el centro de la cubeta; luego, otra
hilera de botellas superpuestas, en sentido inverso, es
MESMER y EL MESMERISMO. 10
decir, que los cuellos mirasen al círculo de la circun-
ferencia.
ConYergellcia y tlhergenci,.. - La intensidad de
los efectos producidos era mayor cuanto más nu-
mel'OSOS eran los lechos de botellas, conservando
siempre, pues es una condicion esencial y fundamen-
tal, la doble simetría de los cuellos convergentes y
divergentes. Segun las circunstancias, la cubeta,-
y de aquÍ su nombre, - se llenaba de agua hasta
cierta altura; pero podia tambien permanecel' á
seco.
CondensaciOIl del flúido. .- En este aparato, sen-
cillo en extremo, como se ve, se almacenaba el flúido
vital por excelencia que, á causa de su tendencia á
equilibrarse por la cIifusion, debia esparcirse en su-
tiles emanaciones por el cuerpo de los enfermos He-
vándoles la fuerza y la salud.
ltal'ís magnetizado. - Sin exageracion, puede
20 MAGNETISMO.
decirse que todo París fué magnetizado; todos an~
siaban una parte de flúido regenerador, y la nobleza,
el clero, la clase média, lo mismo las marquesas que
las tenderas, los militares como los cortesanos, los
vigorosos al par que los exánimes, y los talentos dando
el brazo á los imbéciles se sentaron en la tan fa-
mosa cubeta. Ya lo hemos dicho, la moda habia ele-
vado á Mesmer y su sistema. Era preciso alquilar un
puesto de la cubeta semanas ántes de poder ir á
ocuparlo. « Tengo una cubeta para el sábado, )) de-
cian las señoras entre sí, como una cosa extraordi-
naria. Y como nada impedia concertarse con los
amigos y personas queridas, generalmente el grupo
colectivo que se hacía magnetizar poseia una homo-
geneidad simpática que debia favorecer sensible-
mente la trasmision del flúirio eléctrico.
Curiosidad fl"menina. - Las más ardientes en
acudir á la cubeta de Mesmer fueron las señoras, y
en particular las vaporosas marquesas, las remilga-
das duquesas de la alta clase, que quedaban mara-
villadas al oir detallar las extrañas y voluptuosas sen-
saciones que el singular agente ocasionaba; no tenian
reposo ni contento hasta haber visitado la casa del
reputado doctor.
CAPíTULO IV
El antro elel brujo. - Este nombre, dado por un
cancionero á la morada de Mesmer, haria concebir
MESMER y EL MESMERISMO. 21
de ella una idea completamente errónea. Todo ofre-
cia un aspecto sencillo y severo; las ventanas, cu-
biertas con opacos cortinajes, dejaban penetrar una
claridad suave y misteriosa ; el salon no poseia mue-
ble alguno, excepto la cubeta que, una vez armada,
mostraba, en cada uno de los agujeros que oradaban
la tapadera, lna varilla retorcida debierro ó de cris-
tal; una punta de esta varilla penetraba en el inte-
rior de la cubeta, y la otra servia para que el pa-
ciente se la aplicase en la parte enferma del cuerpo;
conviene observar que, como los magnetizados for~
maban varios círculos concéntricos, las varillas me-
dían más ó ménos longitud para que todo el mundo
pudiese aspirar el flúido necesario en aquel receptá-
culo de vida.
Los primeros momento•. - Asistamos á una es-
cena de magnetismo. Doce personas se baIlan senta-
das al rededor de la cuheLa circular, con la varilla en
la mano, lo que las da basta cierto punto la actitud
conocida del pescador de caña. Exceptuando á los
pacientes dotados de una extremada sensibilidad
nerviosa y cuya imaginacion excitada por la apren-
sion ó la esperanza puede producirles imperceptibles
sensaciones, nada se nota durante los primeros mo-
mentos, y la generalidad de las fisonomías respiran
un fastidio real, causado por la fijeza de sus ojos y el
impuesto silencio.
La cuerda con.lnetora. - Pero, va á animarse la
escena. Un ayudante deslía una larga cuerda que
sale de la cubeta y la pasa al rededor del cuerpo de
cada enfermo, sin apretar empero, para que reine
una perfecta comunicacion en U'e el:o :;, y las dos
MAGNETISMO.
puntas, sumergidas en la cubeta, establecen la cir-
culacion conlínua del precioso flúido que impreg'na
á los pacientes á su pasaje. « Entónces, dice el mar-
)J qués de Puységur, no hay imaginacion posible;
» por más que se decida en pro ó en contra, no
» puede impedir que se produzca la electricidad ani-
» mal, como no es posible impedir á la electricidad
)) artificial que se despar-rame por un cuerpo cuales-
» quiera. »
Sensaeiones singulares. - Una vez pl'epal'ada, y
cargada de flúido animal, la cubeta no tarda en ope-
rar. De la anterior monotonía, los asistentes pasan á
una animacion peculiar que llega en breve á un deli-
rio extravagante, sobr!'l todo en las mujeres, más
sensibles por naturaleza. Resuenan carcajadas que
nada tienen de humano, sollozos, suspiros y ayes
de dolor; aquí se ven mujeres desfallecidas, con los
labios entreabiertos y los ojos ext.raviados; otras, más
allá, echadas hácia alras y sacudidas por movimien-
tos violentos, ó conservando una rigidez espasmódica.
La eseenadiabóliea. - Cuando la escena ha to-
mado este desordenado aspecto, )lesmer, el majes-
tuoso pontífice, se presenta ricamente vestido; alta
su hermosa frente y armado con una varilla de
hierro, recorre los grupos regularizando la inten-
sidad de la corriente magnética, tocando á este para
acrecentar la penetracion, á esotro para producir un
efecto contráriu, mirando á alguna noble dama recli- .
nada hácia alras, inmóvil, con la vista fija. Y aquel
hombre sereno, pero con los ojos lucientes de inspi-
racion, rodeado de los agilados enfermos, hace pensar
en un santo acosado por un círculo de demonios.
~IESMER y EL MESMRISMO. 23
24 MAGNETISMO.
La música compasha. - Los SOCOr1'OS que recibian
los convulsionarios jansenistas eran terribles golpes
asestados con barras de hiena, pero la humanidad
de Mesmer, auxilia á sus pacientes con los suaves
acordesde un instrumento, apénas conocido entónces
y que él habia importado de Viena: la armónica. Los
sonidos melodiosos y patéticos del instrumento em-
bargan el alma, aumentando ó templando la accion
del flúido; cuando la armónica no era suficiente, la
acompañaba un piano.
Furores de poseido. - Este drama diabólico ha
.llegado á su apogeo: los gemidos son más dolorosos,
las lágrimas resbalan en abundancia por las mejillas,
corre el sudor por todos los poros, se desmayan unos
acometidos por un hipo espantoso, se extremecen
otros con nuevas convulsiones, siniestros destellos
de júbilo iluminan sus semblantes cubiertos de una
letal palidez; tan pronto se besan estos con frené-
tico ardor, como se rechazan con invencible repug-
nancia; las mujeres toman actitudes violentas entre-
gándose á ademanes desordenados é indescriptibles.
Las más exaltadas son asidas entónces por Mesmer
que las lleva en sus brazos á una habitacion conti-
gua. Esta sala, conocida con el nombre de
El infierno de las con'fu181ones, no tiene mueble
alguno, como la primera. Las paredes están acolcho-
nadas y cubierto el entarimado de blandas y tupidas
alfombras superpuestas. Las lindas convulsionarias
son extendidas por el suelo, y desabrochado el corpiño
de sus trajes, aligeradas de las cintas y lazos que
pueden molestarlas y acortar la respiracion, se en-
tregan sin peligro á sus frenéticos arrebatos; sus
MESMER y EL MESMERISMO.
miembros y sus cuerpos no hallaban más que paredes
vestidas con tapices, un suelo elástico que las protegia
al par que apagaba por completo el ruido de sus
furiosos movimientos y de sus no ménos furiosas
exclamaciones.
Un clladro del paraÍso mahometano. - Sólo Mes-
mer podia entrar en aquel infierno que era más bien
un rincon del paraíso tal como los mahometanos lo
sueñan. Aquellas mujeres jóvenes y hermosas, tendi-
das por el suelo, deslazadas, palpitantes, con las
cabelleras destrenzadas y los turgentes senos descu-
biertos, presas de un rapto diabólico de los sentidos,
eran sólo presentables á un médico que no más pen-
saba en su ciencia y en la curacion de sus enfermos.
Ademas, sólo él podía calmar la furibunda crísis
cuando la juzgaba suficiente para la cmacion.
Efectos ele la reacciono - Pero, ¿ salian curadas
de esta crÍsis ? Salian por lo ménos muy abatidas, y
bastaba con observar la expresion lánguida de sus
rostros. El cfccto más singular de la reaccion era
2
MAGNETISMO.
que, apénas libertadas del doloroso estado magné-
tico, la mayor parte de las delicadas damas, insa-
ciables de flúido, suplicaban volver á caer en él de
nuevo, prefiriendo á la cura el sistema de curacion.
y segun la confesion de las señoras reputadas por su
honradez y veracidad, era cosa imposible que la mag-
netizada no experimentase un sentimiento de tierna
gratitud y aun de vivo cariño por su magnetizador.
Semejantes declaraciones abrian un esplendido por-
venir ante el magnetismo animal.
CAPÍTULO V
Procedimiento para los adeptos.- - ¿ Debe su-
ponerse por lo que en el capítulo precedente queda
consignado que todos los hombres ó mujeres some-
tidos á este sistema curativo experimentaban tan
violentas sensaciones? No ; únicamente los iniciados,
muy sensibles al flúido, las experimentaban. Para
los adeptos, era necesario que Mesmer los sometiese
individualmente á los pases magnéticos, para activar
así la trasmision del flúido. Se manifestaba esta
con bostezos prolongados, carcajadas nerviosas, pero
principalmente con emociones y agitaciones del
estómago, de buen agüero para el resultado .>{fe la
cura. Conviene decir que, para producir mas fúcil-
mente este último fenómeno, l1esmer administraba
desde un principio á sus enfermos una dósis de agua
magnetizada y adicionada con un ligero laxante.
No hay efeclo s~n causa. - Empero, el éxito del
MESMER y EL MESMERISMO. 27
magnetismo no pudo. acentuarse de tal modo sino
basándose en curas verdaderamente extraordinarias,
y nos parece oportuno citar las dos siguientes, entre
las que fundaron de un modo definitivo la reputa·
cion de Mesmer.
Court .le Gebeli... - El sabio así llamado, autor
. del « Mundo primitivo, » gastado por cuarenta años
de un trabajo incesante y de prolongadas vigilias"
estaba hidrópico, con una pierna inflada hasta lo
sumo, y casi seca la otra. Como la medicina se habia
declarado impotente, varios amigos le aconsejaron
viese á Mesmer y este se trasladó á su casa. « Tenéis
la pierna muy inflada, le dijo Mesmer. - Cosa es
naturalísima, replicó el enfermo, pues hace cinco
años que no salgo de la cama. - Es una explicacion,
dijo Mesmer; pero, ¿ por qué no se seca la otra? Á
buen seguro no pueden atribuirse !i la cama dos
28 MAGNETISMO.
efectos tan encontrados. - Tenéis ruzon, pero ¿ qué
es? en ese caso; ¿lo sabéis vos? - Son obstrucciones
que se oponen al curso normal de los jugos alimen-
ticios y de los ~umores. »
Relacion del paciente. - Mesmer ofreció su sis-
tema curativo que Gebelin no aceptó. Pero, al dia
siguiente, uno de sus amigos le vistió,.le metió en ·
una carretilla, no siendo posible llevarle en coche, le
condujo á casa de Mesmer y le sentó en la cubeta
maravillosa. Ningun efecto apreciable se notó en
esta primera sesion, pero « al dia siguiente, dice Ge-
» belin, con gran sorpresa mia, pude ponerme las
» babuchas, y los dolores desaparecieron al cabo de
» algunos dias. Al cabo de una quincena mis piés, he-
)) lados y encallecidos hacía veinte años, se pusieron
» templados, húmedos, cayeron las callosidades y
» me encontré con los piés de un jóven. Proclamo
)) pues sublime la teoría del gran Mesmer y le estoy
» profundamente agradecido. »
Un entusiasta. - Este anciano exánime, que el
magnetismo habia rejuvenecido, hizo tales elogios
del nuevo sistema en sus publicaciones, cobró tal
entusiasmo y se convirtió en tan rabioso partidario,
que hablaba con la mayor sangre fria de exterminar
á toda la raza de médicos y boticarios que tan sólo
sabian, segun él, matar ú la gente.
Un epigrama gracioso . - Tanto por el hecho en sí
mismo como por la posicion que el arrogante sabio
ocupaba, esta cura metió mucho ruido, y pareció
destinada á imponer silencio á los enemigos del
arte magnética. Sucedió empero que poco tiempo
despues M. Court de Gebelin sucumbió á sus muchos
MESMER y EL MESM ERISMO, 29
años, y un diario antimagnélico aprovechó de la
circunstancia para publicar un artículo que llevaba
por título este gracioso epigrama: M. COURT DE GE-
BELIN ACABA DE MORIR, CURADO pon EL MAGNETISMO
ANIMAL,
El pa.lre Henier, - La otra cura, fué la del
fogoso Padre Hervier, predicador agustino de gran
talento, que Mesmer curó radicalmente, y fué desde
entónces uno de sus discípulos practicantes y ún
apóstol de la nueva ciencia, pues habiendo sido
llamado á Burdeos para predicar la cuaresma,
anunció la buena nueva revelada por el Mesías del
magnetismo animal. Merece r,onsignarse el hecho
singular que á este célebre fraile acaeció en la misma
ciudad,
Una ig'lesia pr.'},ara.l", - Un diil que predicaba
sobre la condenacion eterna, arrebatado por el
2,
30 MAGNETISMO.
asunto, sus inflamados ojos, sus ademanes fascina-
dores, habian pl'eparado la iglesia entera, desde las
pilas del agua bendita hasta los macizos candeleros
de plata. La asistencia se sen tia penetrada de una
extraña excitacion, y se hallaba" puede decirse, en
completa relacion con el predicador. Las jóvenes de-
votas de la ciudad se identificaban hasta tal punto
con el fraile que derramaban abundantes lágrimas y
tenian tentaciones de revolcarse por las baldosas del
templo. •
Un milagro magnético. -- En el momento en que
el Padre Hervier pintaba los horrores espantosos
del infierno, una jóven que estaba sentada en el
banco de la nobleza, se desmayó y fué en breve presa
de violentas convulsiones. El auditorio huyó de la
infeliz, aterrorizado: pero el predicador, [interrum-
piendo su sermon, bajó del púlpito, se dirigió á la
jóven y con gran gravedad le administró varios pases.
De pronto, las convulsiones cesaron y una expresion
de dulce gratitud se pintó en el ha poco contraido
'rostro de la d0ncella. . ,
El santo de Burdeos. ~ Las mujeres se precipi-
taroná los piés del PadreJHervier, besando su sayal,
llamándole santo; él, como un hombre de talento,
subió tranqtlilamente al púlpito, y tomando por tema
el milagro operado, habló de Jesucristo que, coI,llo
él, curaba á los enfermos sólo con la imposicion de
las manos.
CAPíTULO VI
Preparacion dc la materia. - Por el hecho del
MESMER y EL MESMERISMO. 31
predicador agustino, y conforme lo habia explicado
Mesmer anteriormente, vemos que no sólo se ejerce
el magnetismo sobre los séres animados, sino que
los séres inanimados, la materia, puede sel' impreg-
nada de flúido, conservarlo, y operar peregrinos
efectos. Ademas, el flúido dirigido por la voluntad
.surtia efecto á distancia, como lo probó Mesmer con
múltiples experiencias, dejando atónitos á sus discí-
pulos.
Prueba á tUstancia. - « Un dia, dice Thouret,
)) hallándose Mesmer cerca del gran estanque de
» Meudon con dos gentiles hombres de la corte, les
» propuso pasasen alternativamente á la orillaopuesla
» y metiesen sus bastones en el agua, miénlras él
» meteria el suyo tambienj á semejante distancia,
» qué es considerable, uno de los caballeros sintió
» un ataque de asma, y el olro un vivo dolor de en-
» trañas del que padecia. Otras personas no pudie-
» ron soportar la experiencia sin desmayarse. )}
ObetUeneia pasha. - « Paseando olro dia Mes-
)} mer por un bosque próximo á Orleans, cuenta el
» mismo autor, una señorila corrió en seguimiento
)) suyo, para solaz del ánimo; pero, de pronto,
)} Mesmer se paró en su fuga, se volvió con rapidez
)) y presentándola su baston la ordenó que no fuese
11 más allá; al momento se doblaron las rodillas de
11 la jóven y cayó de costado, llevándose la diestra
11 ;Í .lá frente. »
El árbol eneantado. - Thouret va á darnos cuenla
de otró fenómeno no ménos curioso y convincente ~
« Una tarde, dice, Mesmer pl'epal'Ó un árbol en el
)1 jardin de monseñor el príncipe de Soubise. Al to-
32 MAGNETISMO.
» carla, la marquesa ele M'" y MIles de R'" y L'"
» . cayeron sin sentido. La duquesa de C'" s.e asió
» al árbol sin que consiguiese soltarlo. El conde de
» M'" tuvo que sentarse en un banco, pues sus pier'-
» nas se n'egaban ti soslenel'le. No recuerdo muy
J) bien lo que experimentó M. Aug''', hombre de un
» vigor singular, pero rué terrible. Mesmer llamó en-
» tónces á su ayudante para quitar los cuerpos mag-
MESMER y EL , MESMEfl]SMO. 33
» netizados j pero, este, aunque acostumbrado á
.» hacerlo, no llegó á logl'arlo en esta ocasion.
» Hubo que ésperar mucho tiempo para que los
» convidados pudiesen volverse ásus casas.»
Primer fenómeno de sOllambulismo. - La histo-
ria de Margarita ofrece el primer fenómeno de so-
nambulismo, que parece pasó desapercibido para
Mesmer, ó por lo ménos no le atribuyó la importan-
cia que tenía. Esta jóven, que contaba trece años de
edad, estaba al servicio de Mesmer, y el magnetismo
'animalIa arrojaba en un estado de letargo durante
el cual obraba como los sonámbulos naturales j se
vestia, andaba, desempeñaba sus quehaceres;
cuando se la presentaba una varilla magnetizada se
lanzaba sobre ella para cogerla, y de este modo Mes-
mer la llevaba en pos de sí, como el hierro corre
tras el iman, como corria el caballo de la leyenda en
pos del asesino de su amo.
Uagnetizaeion de la lUlla. - Un dia, Margarita
cayó por tierra con su crísis delante de un I'eloj, y
Mesmer confió á sus discípulos que aquel reloj ha-
bia sido p1'epm'ado por él algunas horas ;lntes. Y,
segun dic.en, habria añadido en esta ocasion que, su
potencia magnética era tal, que se comprometia á
magnetiza1' la luna.
La exageraeioll de los diseipulos. - Estas pala-
bras del maestro debian necesariamente excitar á
sus discípulos y llevarles á la exageracion j con el
cerebro alimentado de continuo por tan maravillo-
sos hechos, hubo uno que concibió y propuso con
la mayor seriedad un proyecto de todo punto irrea-
lizable, es cierto, pero que era.
34 MAGNETISMO.
Un prodigioso proyecto. - Partiendo del principio
de Mesmer que no era más difícil magnetizar un
bosque entero que un solo árbol, y un rio que un
vaso de agua, el discípulo quiso que todo París pu-
diese disfrutar de los beneficios del magnetismo.
Para conseguir este resultado habia que magnetizar
los grandes depósitos de agua de la montaña de
Chaillot que distribuian las aguas del Sena en París.
Las cubetas de Chaillot, ¡ soberano receptáculo! En
todas las moradas debian establecerse gabinetes de
salud muy semejantes á los de las casas de baños.
y al par de este magnetismo acuoso, se establecería
un magnetismo aéreo cuya cubeta central se coloca-
ria en la iglesia Santa Genoveva, hoy dia el Pan-
teon. Este medio ingenioso, pero tan costoso como
irrealizable, debia permitir la magnetizacion de todo
París.
MESMER y EL MESMERISMO. 3::;
Pero, no todos los discípulos de Mesmer dieron en
tan bizarras concepciones y fuerza es hablar de uno
de ellos estrechamente ligado á la historia del mag-
netismo.
CAPíTULO VII
El doctor Desloo. - Cárlos Deslon, médico ordi-
nario del conde de Al'tois, y miembro de la Acade-
mia Real de Medicina, fué un discípulo ardiente y
luego un rival afortunado del doctor aleman.Aso-
ciado sin beneficios á Mesmer, Deslon rompió la
asociacion y abrió por cuenta propia y propio es-.
fuerzo, lo que llamaron.
El oue''o edeo magnético. - Era, en efecto, un
verdadero eden, alfombrado con césped, refrescado
por surtidores que vertian sus cristalin¡ts, aguas en-
tre aromáticas flores y arbustos de las isla~. Un buen
profesor ejecutaba en el piano melodías escogidas, y
durante las crísis, una orquesta invisible, que ocul-
taba un velo de verdura, tocaba sinfonías adecuadas,
ora plácidas comO. el albor primaveral, ora graves
como la fisonomía delicada y severa del operador; y
cuando esto no bastaba, una voz humana fresca y
.de timbre argentino, se elevaba entre el follaje exci-
tando las emoci0nes voluptuosas en la? fibras más
rebeldes. L05 enfermos no resistian á tan embriaga-
doras seducciones, preparadas con la comprension
hábil y artística del pueblo feances por todo lo bello
y sorprendente, y creian oir una música de ángeles,
que muchos aseguraban ver.
36 MAGNETISMO.
La, propagac;oll . - Por más que Deslon afirmase
conocer á fondo la ciencia magnética y profesase las
27 proposIcIOnes de lVIesmel·, aplicando como este
el flúido universal , - ·}v¡:~ TOV y.óc-fl.';u, spiritus mundi,
MESMER y EL MESMERISMO. 3i
segun el calificativo del doctor aleman, - Mesmel',
furioso de la competencia por razones materiales
que más adelante explicaremos, negaba la ciencia de
Deslon y declaraba que se reducia, buena y simple-
mente, á un simulacro de su modo de operar.. Pero,
como la competencia era amenazadora, Mesmer
accedió á lo que hasta entónces se habia negado, y
abl'ió un curso de magnetismo á razon de cien
luises, sean dos mil francos.
El templo del magnetismo. - Para llevar á cabo
este proyecto y luchar contra el magnífico local de
Deslon, Mesmer abr.ió el templo del magnetismo en
la calle Coq-Héron. Este templo afectaba la forma
de las logias masón.icas; era su -emblema un aILar
ardienle; representaba el techo un cielo est¡'ellado
en el que irradiaba la luna llena, y en el fondo, en
un medallon gigantesco se leia la divisa de la órden
masónica y del magnetismo animal: Omnia in pen-
dere el mensura.
Juicio de las señoras. - En este templo habia
siempre p1'eparadas cuatro ó cinco cubetas, una dé
ellas grátis para los pobl'es, y la sala denominada
« infiel'llo de las convulsiones» que, segun el juicio
de las damas de la corte, deberia haber llevado, al
contrário, esta leyenda en letras de oro: « Fon-
tanar de la felicidad terrena )Ji nombre que, si
largo y ditirámbico, explicaba las dulces emociones
que experimentaban, Deslon, mas avisado que Mes-
mer, y la memoria de la Academia lo probó, no
admitia este « salan de crísis. » En su casa, todo pa-
saba á la vista del público con lo que no daba pábulo
á la malignidad, ni <Í las suposiciones aventuradas.
3
38 MAGNETISMO.
La sociedall de la armouia. - Una vez abierta la
escuela mesmeriana, recibió el título de « Sociedad
de la armonía, )) y los discípulos afluyeron á pesar
del precio relativamente elevado, sobre todo en
aquella época. París, que tan mudable es en sus gus-
tos y simpatías, seguia entusiasmado con el magne-
Msmo,y Deslon aviva aun el fuego, consiguiendo
formarse un numeroso grupo de adeptos que esta-
ban dispuestos á venir á las manos con los discípulos
de Mesmer, como los gluckistas y los piccinistas en
el terreno musical.
La facultad y el mesmerismo. - Empero, la facul-
tad de medicina continuaba sus ataques contra Mes-
mer, que declaró no queria soportar más á la turba
académica, - tal es su expresion textual, - pues le
condenaba sin oírle, y anunció que iba á suspender
su curso y á alejarse de Francia. Tan luego se supo
esta determinacion súbita, sus alumnos pusieron en
juego todos los medios imaginables para detenerle, y
los gentiles hombres de la corte dirigieron al gobierno
una larga súplica en la que pedian justicia para Mes-
mer, reclama,ndo una comision científica que estu-
diase el magnetismo, oyese al renovador y pudiese
decidirse, á lo ménos, con conocimiento de causa.
Proposicion ministerial. - Al mismo tiempo,
Mesmer habia dirigido á Maurepas una especie de
ultimátum, y otro ministro del rey, el baron de Bre-
teuil fué á visitarle y le ofreció una renta de
20,000 libras y 1.0,000 francos anuales de sueldo, si
consentia en abrir una clínica de magnetismo, ini-
ciando en su ciencia á tres personas que designase
el gobierno. Mesmer no aceptó, pareci~ndole mez'-
MESMER y EL MESMERISMO. 39
quino el ofrecimiento, y partió para las aguas de
Spa con varios de sus enfermos entre los cuales
figuraba Bergasse. Era dejar el campo libre á su rival.
La comision académica. - En erecto, Deslon di-
rigió una Súplica al parlamento, en 25 de octubre
de f784, para obtenel" un exámen imparcial del
magnetismo animal; y esto, unido á la súplica da
los gentiles hombres, á las reuniones de la sociedad
de la armonía cuyos miembros se dividian en tres
secciones : asociados iniciados, asociados corres-
ponsales y asociados discípulos, decidieron al go-
bierno á hacer examinar las nuevas doctrinas por
una comision de cuatro médicos, que fueron, Dar-
cet, Guillotin, Majault y Sallin, y de cinco miem-
bros de la Academia de Ciencias : Bailly, de Bory,
Franklin, Lavoisier y Leroi.
Primero. experimentos. - El hecho sorpren-
dente fué que la comision se dirigió á Deslon en vez
de asistir á las experiencias de Mesmer, el autor pri-
mitivo del magnetismo, ó por mejor decir, de su
aplicacion, lo que, como era natural, hirió profunda-
mente á Mesmer y exasperó á sus adeptos. La co-
mision estudió las crísis, y presenció várias pruebas
que, segun parece, dieron un resultado poco con-
cluyente. Se les reservó una cubeta especial y los
cinco miembros se hicieron magnetizar, no expe-
rimentando, segun su declaracion, sensacion alguna
que pudiese convencerlos de la existencia del famoso
flúido.
Sen8ibilldad á di8tancia. - Acabaron por pro-
poner á Deslon una experiencia que este aceptó.
Para llevada á cabo, se trasladaron al jardin de la
-tO MAGNETISMO .
casa de Francklin, en Passy, donde Deslon magne-
tizó uno de los árboles. Un jóven elegido por él se
prestó á que le vendasen los ojos, y así le llevaron
á cuatro árboles en los que apoyó los labios segun
.se habia convenido. En el primer árbol, á veintisiete
piés del magnetizado, el jóven comenzó á sudar co-
piosamente, al tercero aumenló su sudor, sintió
vivos dolores, y al tocar el cuarto (á veinticuatl'o
piés del magnetizado) , cayó desmayado , adqui-
riendo sus miembros una rigidez espasmódica.
CAPÍTULO VIII
Fallo de la comision o- La cOl1lision declaró saber
MESMER y EL MESMERISMO. 41
á que ahmerse y se decidió por la no existencia del
flúido magnético, certificando que sólo la imaginacion
y la imitacion producian los efectos llamados magné-
ticos, que podian ocasionar á la larga resultados en-
fadosos para el sistema nervioso; en fin, que la ima-
ginacion sin magnetismo podia causar convul-
siones, y que el magnetismo sin imaginacion no
podia causar cosa alguna. Al mismo tiempo de emitir
este fallo, la comision envió particularmente · á
Luis XVI una
IIlemoria eecreta, que publicó en el Conserva-
dOI' Francisco de Neufchil.teau y vamos á extracta!'
en seguida. La comision habia observado que habia
siempre en crisis más mujeres que hombres, hecho
natural, pues los nervios mas movibles de la mujer,
su imaginacion más viva y más pronta á exaltarse
bajo la influencia del tacto, la predisponian á ello.
Al tocar un punto cualquiera del cuerpo de una mu-
jer, puede decirse que se la toca por todas partes,
como las cuerdas sonoras y tendidas al unísono, que
vibran en conjunto sólo con pellizcar una de ellas.
y así, por la simpatía del organismo, una mujer en
crísis puede hacer caer en ella á otras várias mu-
jeres.
Accion recíproca de la materia. - Conviene re-
cordar y no olvidar, que los magnetizadores son
hombres, y que la mujer no pierde su sexo cual-
quiera sea la enfermedad que padezca; sin contar
que las damas que acuden á las cubetas mágicas
van sólo llevadas por la curiosidad, y, las más en-
fermas, sufren apénas de ligeras indisposiciones que
no las priban de su frescura, de sus fuerzas, ni sobre
42 MAGNETISMO.
todo, de la total integridad de sus sentidos. Sus
encantos causan impresion sobre el médico y su salud
las permite sentir la influencia varonil de este, y por
consiguiente el peligro es efectivo y recíproco.
La inftuencia del contacto. - La proximidad con-
tinuada, el roce y el tocamiento inevitable, el calor
individual comunicado, los ojos fijos y confundiendo
sus miradas : tales son los medios preparados por
la naturaleza. para operar la trasmision de las
sensaciones. El magnetizador 'tiene, generalmente,
las rodillas de la mujer entre las suyas y la parte
inferior de sus cuerpos están por lo tanto en contacto;
la mano izquierda del operador se apoya en los hi-
pocondrios y aun más abajo, ejerciéndose así el
tacto en una infinidad de puntos, y particular-
mente, á pro~imidad de las partes más sensibles del
cuerpo. Como la mano derecha del operador pasa
detras de la espalda de la paciente, el movimiento
natural es la posicion inclinada hácia adelante que
favorece el doble contacto, y la intimidad de los
cuerpos, si así puede decirse, estan grande como cabe.
A.traeeioll de los sexos. - Los dos rostros casi se
tocan, se respira mutuamente el aliento, divídense
todas las impresiones físicas, y la recíproca atraccion
de los sexos se produce fatalmente. No es extraordi-
nario sino natural que los sentidos se inflamen,
que la imaginacion se lance en ensueños voluptuo-
sos, llevando al organismo un desórden que las
mujeres no se explican, no pudiendo darse clara
cuenta de lo que experimentan; unas creen que
las brujas las arrebatan por los aires, otras ven caras
espantosas y sobrenaturales.
MESMER y EL MESMERISMO. 43
Descripcion de la crísis. - La fisonomía se en-
ciende gradualmente, relucen los ojos como ascuas,
señal inequívoca del ansia inmoderada de los de-
leites carna!es ; baja la mujer la cabeza y se)lel"a las
MAGNETISMO.
manos á las sienes, movimiento inconsciente del fe-
menino pudor; llt pupila se turba, humedécense los
párpados que medio se cierran con languidez, la
respiracion es penosa y entrecortada, y las convul- '
siones acaban por agitar los miembros y todo el
cu,erpo con bruscas y precipitadas sacudidas. Á esta
convulsion, que, es el término más arrobador de
lfis emociones en las mujeres de una sensibilidad
per{ecta, sigue el al>atimiento y una especie de
soñolencia, reposo indispensable y merecido de los
sentidos.
La r~accion explicada. - Fácil es comprender
que nada de penoso ofrece este estado, y la prueba
es q~e no produce ninguna repugnancia su recuerdo;
al contrário, la reaccion inspira nuevos deseos de so-
mete,rsl) á su potencia, y como las emociones experi-
mentadas son el gérmen de las afe~ciones y cariñosas
simpatías, la reaccion será siempre más fuerte en las
mujeres, miéntras sean los hombres los únicos que
magneticen.
,J!;fecto desmoralizlI:llor del magnetismo. - Di-
gamos que hay empero muchas mujeres que no
han sentido estos efectos, y otras que han ignorado
la causa, con tanto rpás rrwtivo euanta mayor era su
honradez. Y de lo úntes expuesto resulta que el sis-
tema,magnético es peligroso para la moralidad pú-
blic,a, pues excita las emociones dulces y provoca
deseo~" ardientes que, pagados por la naturaleza,
pueden corrómper 'la's costumbres yla salud de las
mujeres débiles incapaces de resistir el magnetismo.
Pregunta del teniente de policía. - Habiendo
preguntado el teniente de policía á M. Deslon, si
MESMER y EL MESMER~MO.
3.
..~
MAGNETISMO.
pensaba fuese fácil abusar de una mujer magne-
tizada, M. Deslon respondió afirmativamente,. pero
demostró que en su casa no habia sala secreta al-
guna y que la decencia estaba observada. Pero no
por esto dejaba de existir el peligro, y la posibilidad
para el médico de abusar de su enferma. Las ocasio-
nes son contínuas y es una temeridad responder de sí ;
sería preciso suponerle una virtud sobrehumana
para resistir á las mutuas excitaciones de los senti-
dos, en presencia de mujeres, por lo general, jÓ-
venes y bonitas y ardiendo en deseos sexuales. -
Esta parte de la memoria nos parece inconsiderada,
por lo ménos; un médico tiene siempre suficiente
contacto con sus clientes para inflamarse (si es in-
flamable), sin necesidad del magnetismo, y posee
tambien nU!'llerosos medios para poder abusar de ella.
No queremos más prueba que la del dentista con-
denado hace meses por ha'ber violentado á una jóven
usando de cloroformo. Pero nunca ha recibido la Fa-
cultad peor insulto que el que así misma se inferia
aquí, suponiendo á sus miembros capaces de seme-
j antes villanías.
Conelu81on 8ingular. - La comision concluia,
diciendo que, fuera cual fuese el misterio del mag- ,
netismo de M. Mesmer, no debia ser más real que
el de M. Deslon, y que los procedimientos del uno,
no eran ni más útiles ni ménos peligrosos que los
del otro. '
CAPíTULO IX
Triunfo deei8ho. - El rigor de esta memoria que,
redactada por Bailly, era una obra maestra y se
MESMER y EL ~fESMERISMO. 47
distribuyó al público en número de ochenta mil
ejemplares, por cuidado de la Facultad de Medicina,
habria podido hacer creer que el magnetismo iba á
quedar anonadado con golpe tan contundente. Fué
empero todo lo contrário; el arma, destinada á
herirlo de muerte se revolvió contra sus enemigos,
y el público acusó á la Facultad de parcialidad y
mal disimulado encono.
Las dudas Ile un prodllciano. - M. Servan, pro-
curador general, dió á luz sus « Dudas de un pro-
vinciano, » en defensa de los magnetistas, compa-
rando á Mesmer perseguido CDn Sócrates y M. de
la Chalotais, dos genios negados por sus contempo-
ráneos; y despues de censurar á la comision, prin-
cipalmente por haber ido á buscar la prueba de la
existencia del flúido magnético á casa de Deslon,
en vez de ir á casa de Mesmer, el primer inventor,
añadia : « Hay hombres acostumbrados á reflexio-
nar sin reirse y otros que sólo desean reirse sin re-
flexionar. » La pulla era clara y cruel. .
Contra-memoria .le 11 .•1e Jussieu. - Pero el
ataque principal contra el fallo de la comision fué
la contra-memoria publicada un mes despues por
M. de Jussieu, miembro de la comision que se
habia negado á firmar con sus cólegas. Declaraba
que no habia reconocido de una manera posi-
tiva la realidad del flúido animal, pero que es-
taba tambien persuadido de que el contacto, las
fricciones, la imaginacion y la imitacion no eran
suficientes para producir los fenómenos extraor-
dinarios que habia presenciado en casa de Deslon.
Desaprobaba el plan de exámen adoptado por la-
48 MAGNETISMO.
comlslOn y añadia: «( ¿ Cuál es el principio que
así se insinúa en los cuerpos? El roce y el con-
tacto producen el calor. ¿ Sería este calor el flúido
cuya existencia se debate tanto? )) Y Jussieu se de-
cidia por la afirmativa.
Nue'Va informacioll. - La Sociedad Real de Me-
dicina, conmovida por este hecho, abrió una nueva
y colosal informacion en toda la Europa científica.
Llegaron memorias de Malta, de TUl'in, de Lóndres,
de Amsterdam, de América, y de todas las corpo-
raciones científicas de Francia. El resultado se con-
signó en una memoria que red-actó Thouret y fué
presentada al ministro el 15 de diciembre de 1784.
Consideradas las prevenciones y los odios que la
habian dictado, no podia concluir sino negando ro-
tunda y formalmente la existencia del flúido mag-
nético.
La facultad 'Vencida. - Esta memoria univer-
sal causó la derrota completa de la Facultad. Los
nuevos. adep.tos al magnetismo se contaron á cen-
enares, pues, sea dicho en honor del gobierno de
la época, no se impidieron sus prácticas, y Mesmer
recibió de sus discípulos, gracias á la suscripcion
abierta por Bergasse, una suma de 340,000 libras
(algo más de un millon de nuestra moneda), en
recompensa de los servicios que habia prestado á
la humanidad. Entre los más ardientes partidarios
figuraban d'Eprémenil y La Fayette, que igual ardOI"
debian manifestar en bl'eve en el terreno revolu-
cionario_
Curiosidad literaria. - Entre tanto, una parte
del público parisiense se distraia con las encarni-
MESMER y EL MESMERISMO. 40
zadas controversias de los magnetislas y los anti-
magnetistas. Los epigramas llovian como granizo,
pues el ingenio no pierde nunca en Franeia sus
derechos, y como imparciales historiadores debe-
mos, á título de curiosidad, dar aquí un modelo
de esta literatura contra el magnetismo:
DÉCIMA.
Han resuelto los del arte
Que el famoso magnp-tismo,
No es mas que charlatanismo,
y puede ir con su estandarte
y la música, á otra parte.
Tras este fallo legal,
Si hay algun original
Que en su delirio persista,
Decidle con lengua lista:
Cree al magnetismo ...¡animal!
IO'l'oeaeioD á la posteridat1. - Los magnetistas res-
pondian con igual ardor pero con más seriedad.
« Los adversarios del magnetismo animal, escribia
" uno de ellos, deben consagrarse á la execracion de
)) los siglos y al soberano y vengador desprecio de
» la posteridad. »
CAPíTULO X
La debilidad de Mellmer. - No ha habido grande
hombre completamente perfecto, y Mesmer poseia
una debilidad inmensa, que debia perderle en el
ánimo de sus más íntimos amigos: 'era la aficion
50 MAGNETISMO.
al oro, aficion que con los años rayó en la má~
extrema avaricia. La liquidacion de la (( Sociedad de
la Armonía, )) que provocó él mismo, deseando re-
tirarse á la vida privada, sus exigencias excesivas y
repugnantes por lo mezquinas, le enajenaron la
simpatía pública.
Un astro cai.lo. - Despues de animadas contro-
versias, Mesmer se persuadió más y müs de que su
MESMER y EL MESMERISMO. 5
estrella se habia eclipsado, y esto le confirmó en su
idea de alejarse de Francia. Un dia manifestó su
resolucion y contrariamente á su esperanza, el
consejo aceptó su dimision con la mayor frialdad
y por unanimidad de votos. Se llevó con prontitud
la liquidacion de su cuenta, portándose el consejo con
. la más meritoria dignidad, y entregó á Mesmer una
fortuna que debia permitirle vivir como un príncipe
en lo sucesivo.
Fin mi8erable. - Mesmer hizo sus preparativos
de marcha y salió de París en :1785, solo, sin una
mano que le estrechase la suya, sin una sonrisa
que le augurase felicidad en sus viajes, denigrado
y zaherido por sus mismos adeptos, indignados de
la pohreza de sentimientos de que diera nume-
rosas pruebas en la liquidacion de su cuenta. Su fin
en Francia fué tan miserable como brillante habia
sido la acogida que recibiera. Y las dos manifestacio-
nes fueron comprensibles y lógicas, sin que sea
posible acusar de ingratitud á sus fervientes discí-
pulos.
El Venclimiador aéreo. - El dia de su partida
se lanzó un globo que titularon el (( Vendimiador JI;
llevaba pintada una figUl'a alegórica con una
especie de cubet~ en la cabeza y tenía debajo esta
leyenda que no puede traducirse con su doble y
epigramático sentido : « Adieu, baquet, vendllnges
sont raítes. » Tal fué el fin de la carrera de este
hombre extraordinario, del innovador de una cien-
cia que producirá, en el porvenir, una revolucion
total de la humanidad.
La experiencia ele Enrique de Pru8ia. - Ade-
52 MAGNETISMO.
mas, sus facultades magnéticas habian disminuido,
sin duda alguna, pues várias experiencias qlle hizo
durante sus viajes no dieron resultado. Habiendo
sido llamado por el príncipe Enrique de Prusia,
hermano del gran Federico, no pudo producir en
él ninguna sensacion apreciable; y su humillacion
fué tanto mayor cuanto que, en el mismo momento,
sus discípulos de Lyon hacian horripilar á un caballo
enfermo y descarnado que apénas podia tenerse
de pié.
El Terror. - Hizo un viaje á Lóndres en el que
no parece haberse ocupado de magnetismo; volvió
á París cuando se desencadenaba el Terror, como
simple viajero y murió poco despues, rieo y olvi-
dado, en su ciudad natal.
MESMER y EL MESMERI!;MO. 53
Época de calma. - Los memorables aconteci-
mientos de la Revolucion francesa que conmovian
al mundo; luego, el Imperio que tantas veces modi-
ficó el mapa de Europa con sus batallas y sus victo-
rias, no permitian ocuparge más que de guerra y de
política. Aquella época de agitacion y de trastornos
rué la época de calma para el magnetismo, que per-
maneció estacionario hasta la Reslauracion.
FIN D!i LA PRIMERA PARTE.
SEGUNDA PARTE
SONAMBULISMO
CAPiTULO PRIMERO
Un nombre ratliante. - El nombre de Puységur
es el más radiante en la historia del magnetismo,
tal vez sin exceptuar el de Mesmer, pues la innova-
cion del médico alemanno habia producido más que
crisis como resultado único, .y el hallazgo (no es
posible decir sino impropiamente el descubrimiento),
el hallazgo del sonambulismo artificial iba á causar
una revolucion completa en el magnetismo animal.
Procedimientos nuevolI. - Todos los utensilios de
Mesmer iban á desaparecer; la cubeta, la deliciosa
. y terrible sala del « Infierno de las convulsiones»,
las pociones laxantes que las señoras tomaban
con repugnancia quedarian sólo como recuerdo.
Los nuevos procedimientos que debian prod'ucir
tnntos ó m,ís sorprendentc~ efectos, se reduciri.m :í
MAGNETISMO.
simples pases á distancia, á la potencia de la mirada
y de la voluntad. En vez de las espantosas convul-
siones, un sueño sereno que prestaria á las faculta-
des intelectuales una extension increíble.
El alma rompe sus lazos. - El estado sonámbulo
permitiria al alma romper sus lazos carnales, sin de-
jar de conservar su individualidad; entraria en rela-
ciones directas con el magnetizador, y obedeceria con
absoluta confianza á su ademan, á su voluntad, per-
maneciendo el cuerpo insensible; en una palabra, el
magnetismo que habia sido hasta entónces material
por el contacto y por las manifestaciones, iba á ser
verdaderamente espiritual y á convertirse en un sexto
sentido de la naturaleza humana que no conoc.eria
obstáculos de distancia ni densidad.
Detalles biográficos. - Tanto el marqués de
Puységur como sus dos hermanos, fueron discípulos
de Mesmer y se entregaron con ardor á las prácticas
magnéticas y á la propaganda de la nueva ciencia,
ejemplo que siguió casi toda la oficialidad de la
época, entre la que debemos conceder especial men-
cion á M. Tardy de Montravel.
Un alumno prodigioso. - El más jóven de los
Puységur, Chastenet, distinguido oficial de marina,
fué incrédulo en un principio, pero habiendo sido ra-
dicalmente curado por el magnetismo de una enfer-
medad que padecia, cobró fe, y hizo algunas expe-
riencias prodigiosas con él mismo é con algunos
compañeros, lo que acabó de convencerle de la '
verdad de la nueva ciencia.
El Dlagnetismo en Brest. - En Brest fué cons/ll-
lado por un médico' que habia apurado todos los re-
SONAMBULISMO. 59
cursos de la ciencia para curar á una dama grave-
mente enferma, y M. Chastenet de PUySégUl' la
salvó despues de una corta medicacion magnética
que le permitió observar fenómenos sorprendentes;
por desgracia, no los consignó en parte alguna.
Desde este instante todo pasó magnéticamente á
bordo de la urca del rey, la F¡'ederic-Guillaume que
mandaba M. de Puységur.
Un blll¡IlC prcparatlo. - Secundado por sus ofi-
ciales, todo el buque fué hábilmente p¡'eparado :
mástiles, casco, velas y j órcias; los mal'ineros ejecu-
taron las maniobras, bajo la influencia de los oficiales
con una regularidad pasmosa, y el espasmo magné-
tico reemplazo el mareo en los viajeros. Durante una
travesía de cuatro meses por el mar del Norte, se
inscribieron en el libro de bordo las relaciones de
cuantiosas y sorprendentes cnras.
Un muerto resucitado. - El conde de Puységul',
segundo de los tres herm~nos, se señaló en Bayona
60 MAGNETISMO.
por hazañas más brillantes. Un dia que mandaba el
ejercicio á su regimiento de Languedoc, uno de los
oficiales cayó por tierra con un ataque de sangre al
cerebro. El médico del cuerpo acudió y procedió sin
obtener resultado, declarando muerto al oficial. En-
tónces M. de Puységur hizo formar el cuadro al
rededor del cadáver, le magnetizó y los soldados
vieron en breve al difunto ponerse de pié. Poco
despues, un grupo de sesenta enfermos daba un cer-
tificado al conde ·reconociendo deberle la vida y la
salud.
Ilereell de los PP. Agustinos. - Como el conde
de Puységur operaba en uno de los bastiones de la
plaza, no teniendo casa suficiente para recibir á sus
enfermos, cuando llegó el invierno tuvo que suspen-
der su clínica al aire libre; entónces fué cuando los
PP. Agustinos, agradecidos por la cura que habia
hecho de uno de ellos (el P. Bory, de setenta y cinco
años de edad y que tenía medio cuerpo paralizado),
le ofrecieron una inmensa sala de su convento, con
gran alegría de la poblacion bayonesa.
. Un reto noble. - Cuando salió de Bayona, el conde
de Puységur formó una lista de sus curas, unida á una
memoria detallada, firmada y legalizada por un mé-
dico, un cirujano mayor, un farmecéutico y un ciru-
jano de la ciudad; ademas, depositó una suma de
seiscientos francos, dejándola á la disposicion del
que negase los hechos, para subvenir á los gastos que
la informacion necesitase. Noble reto de un pecho
jóven y henchido de fe que nadie aceptó, pues la
suma no fué reclamada.
El jefe dI' la familia. ~ Pero al jefe de la familia
SONAMBULISMO. 61
en aquella época, Armando María Jacobo de Chaste-
net, marqués de Puységur, general y literato, estaba
reservado el hallazgo del sonambulismo que, como
hemos visto, Mesmor no supo apreciar, é iba á dar
al magnetismo un carácter nuevo y un desarrollo
inaudito.
CAPíTULO II
Un filántropo magnético. - El m·ar¡ués.de Pl;lyséc
gil!' descendia de una de las familias más aptiguas
del Armagnac, pues remontaba á BernardodeChas~
tenet, consejero de Carlos 1I, el Malo, rey deNavél¡rr~,
y creado señor en 1.365. Durante la licencia que t~:
maba todos los veranos, iba á su posesionde auzancy,
cerca de Soissons, y una vez iniciado en las práctio~
de M!)smer, se apresuró á abrir una clínica gratuit¡l
en favor de sus arrendatarios, el año de.J.7.84. No t~l1t;l.ó
en ser considerado comO'un bienhechor;de la~um1.­
nidad, pues secundaha¡fa: curacion de los in!lXge!l.tes
dándoles pan, caldo y'buenas camas. Si 1ad¡a.)3, ,no-
bleza de Francia hubiese c'Omprendido así h>s debe-
res humanitarios para con los pobres aldeanos, no .
habria sufrido luego las terriblesrepresalias del 1.7~i1.
, El olmo de Buzancy. - La clientela del marqués
de Puységur se elevó á tan crecido número que no
pudo dar abasto para curar á todos indi'vidualmente,
y recurrió á un olmo secular situado en el centro de
la plaza de Buzancy, á cuyo alrededor bailaban los
jóvenes del pueblo, los domingos, desde tiempo
inmemorial. El márqués lo escogió por auxiliar, lo
4
62 MAGNETISMO.
prepar6 convenientemente y .ató al tronco una
cue¡'da que unia entre sí á los enfermos colocados
en círculo.
Las emanaciones saludables. - Los que llegaban
tarde y hallaban todos los bancos ocupados, se su-
bian en sillas .para poder coger· con la mano las
ramas inferiores del olmo y recibir así las saluda-
bles emanaciones del flúido. Aquí no habia frené-
SONAMBULISMO. 63
ti¡:as convulsiones, y la crísis que, necesariamente
se manifestaba, era serena y apacible.
Una apreeiaeion 8en8ata. - Las curas obtenidas
por el marqués no pueden ponerse en duda, pues
hay pruebas irrecusa.bles. La apreciacion más sen-
sata es la que hizo M. Cloquet. Un dia que hablán-
dose del marqués, oyó pronunciar la palahra : char-
latanismo, M. Cloquet, receptor de gabelas, dijo
comprenderia que jóvenes ligeros de cascos prepa-
rasen, por una vez, una escena supuesta que les
procurase risas y ocurrencias. « Pero nunca, decia,
me convencerán de que hombres de la corte ricos,
honrados, educados por un padre severo, que se
hallan en la edad de los placeres, abandonen las
seducciones de la corte para venir á encerrarse en
sus quintas, y entregarse al fastidio de hacer y decil'
cosas de cuya inutilidad y falsía están convencidos.
Semejantes · patrañas repugnarian á su naturaleza
y á su carácter. ¿ Cuál sería, pues, el móvil ó el
interes de sus acciones? 1)
Furor por 108 árbole8 preparad08. - Los árboles
preparados se pusieron de moda en provincia, como
en París la cubeta de Mesmer. El marqués Tissard de
Rouvre preparó uno en su quinta de Beaubourg,
cerca de la capital, que se convirtió en sosten de
infinitas cuerdas y guitas que se extendian por el
campo en todas direcciones, y los enfe¡'mos podian
asirse á ellas á grandes distancias. Numerosos cria-
dos velaban sobre la multitud, y tan luego un;t
persona caia en crísis, la llevaban á la quinta
de su amo donde era socorrida con la más exquisita
solicitud.
MAGNETISMO.
Las mal'al'illas de Beallbolll'g. - El señor de
Beaubourg, rico y compasivo, no tenía que cum-
SONAMBULISMO. 65
plir los deberes del servicio militar y podia consa-
grarse con más asiduidad que el marqués de Puysé-
gur á las curas magnéticas; este árbol fué visitado
por elevados personajes del reino, que declararon
maravillosas sus curas; pero, el señor de Beaubourg
no ha quedado como una individualidad señalada
en la historia de la ciencia que trazamos, y sólo
ha conservado celebridad el árbol que magnetizó en
las « Rocas del lago » y sobre el que una pobre
vieja declaró baber visto volar dos ángeles.
El indicador de 1l1s enfermedatles. - Entre tanto
los ardientes magnetistas, si bien consideraban el
magnetismo como suficiente, muy á menudo, para
dar á la sangre y á los humores un movimiento
saludable ó restablecer las vísceras alteradas, y más
particularmente, como el indicador infalible de las
enfermedades cuya sede escapa tanto al médico
como al enfermo, ménos optimistas que'Mesmer de-
claraban que el arte medical debia concurrir al tra-
tamiento magnético. Si Mesmer hubiese hecho esta
declaracion, es de creer que la memoria de la co-
mision académica le habria sido mucho lJIás favo-
rable.
CAPíTULO III
Descubrimiento del sonambulismo. - Acababa
de llegar á su quinta de Buzancy cuando M. de
Puységur observó el primer fenómeno de sonambu-
lismo, en circunstancias que merecen relatarse. Un
aldeano iletrado y obtuso, llamado Victor y de vein-
4.
136 MAGNETISMO.
titres años de edad, estaba en cama con una pul-
monía. El4 de mayo de 1784, el marqués de Puysé-
gur fu é á visitarle y.le halló muy enfermo, con fuerte
calentura. Le hizo levantar y le magnetizó. ¿ Cuál
sería su sorp,'esa cuando, despues de algunos pases
á distancia, vió al pacien te dormirse apaciblemente,
sin dolor ni convulsiones?
Momento .le iJulecision . - Este resultado ines-
perado dejó al marqués perplejo. ¿ Qué hacer ? ¿ De-
SONAMBULISMO. 67
hia dejar dormir á Victor? pues. conviene observar
que no pensaba más que en el sueño natural. Em-
pero, deseando producir una crisis que creia indis-
pensable para la curacion del enfermo, multiplicó
los pases y no tardó en notar que Victor tenía vér-
tigos; pero el sueño no le dejaba y, por el contrá-
rio, parecia volverse más profundo.
La ,"oz .Iel espíritu. -- Vivamente impresionado,
el marqués reflexionaba sobre lo que debia hacer en
caso tan nuevo y extraordinario, cuando de pronto,
fué sacado de sus meditaciones por una voz cIara
y bien acentuada que pronunciaba una especie de
recapitulacion de los actos de la vida de un hombre.
El que hablaba era Vict.or, y Victor que seguia pro-
fundamente dormido. .
Obediencia á la órden mental. - Habló de su en-
fermedad, de sus sufrimientos. Maravillado por este
sonambulismo singular, el marqués, inquieto por
la salud de Victor, buscaba el medio de disipar de
su imaginacion aquellos tristes recuerdos; apénas
hubo formulado este deseo, Victor se detuvo y se
puso alegre; creia que bailaba en una fiesta, que
tiraba á los palomos y ganaba un premio. Cuando el
marqués le hablaba, Victor no le oía y seguia el
curso de sus ideas, pero obedecia al instante si
M. de Puységur formulaba tácitamente su vo.
luntad.
El sexto sentido.-Elmarqués moduló mentalmente
un aire de vals bastanle difícil y que, hin duda al-
guna, Victor no c~nocia; sin embargo, el enfermo
lo repilió, nola por nola, con graciosas entonaciones.
Despues de una hora de esta memorable crísis
68 MAGNEHSMO.
M. de Puységur, impresionado por lo que habia
visto y habia provocado por el magnetismo, le calmó
por efecto de su voluntad y le dejó sumido en
un sueño reparador, prometiéndose estudiar aquel
fenómeno increíble, que iba á operar una revolucion
radical en el magnetismo, tanto en sus prácticas
como en sus resultados. Se habia descubierto el
sexto sentido de la naturaleza humana.
Pérdida .le la memoria. - Al dia siguiente, el
marqués de Puységur fué á vis'itar á su enfermo con
suma curiosidad; le encontró sensiblemente aliviado
y por su declaracion supo que no recordaba nada de
lo que entre los dos habia pasado la víspera. El mar-
qués quedó convencido pues de que toda accion so-
námbula no dejaba huella alguna ni en el ánimo, ni
en el cuerpo del paciente y que esta aécion era pura-
mente espiritual. Desde este instante pudo entre-
veer la importancia de su descubrimiento.
Una nota del marqués d~ Puységur. - En lo su-
cesivo el marqués lanzaba á Victor en el estado de
sonambulismo con la mayor facilidad y entónces,
dice: « no es un aldeano grosero y estúpido, que apé-
)) nas sabe responder á una frase, es un sér que no
)) sé calificar. No tengo necesidad de hablarle,
)) pienso delante de él y me oye y me contesta. Si
)) entra álguien en el cuarto, le ve si yo quiero, le
)) habla, le dice lo que yo deseo que le diga, no
)) siempre tal y como le dicto las frases, pero tales
» como las exige la verdad. Cuando quiere decir más
)) de lo que me parece prudente que sepan, detengo
') su pensamiento, paro sus frases á la mitad de una
)) palabra, y cambio por complet.o el curso de sus
SONA MBULISMO. 69
1I ideas. En su estado norm al, no se atreveri a y no
» sabria darn os las gra cias por los cuidados que le
» tributamos Mad. P*" (de Puységur), Milo. de Saint-
» James y yo. P ero, tan luego entra en su crísis
» magnética, su corazon inundado de gratitud, des-
» borda , y no podemos ménos de derramar lágrimas
)) de admiracion al escuchar la voz del espíritu expre-
)) sarse con tanto tacto y con tanta franqueza. »
Un médico con8ultante . - Del mismo modo,
Victor, en el estado de sonambulismo, conocia y
dictaba á su magnetizador, no tan sólo lo qu e á él
mismo le convenia, sino lo que convenia á los otros
enferm os, y así servia al marqués de Puységur de
médico consultante. El antiguo modismo : « ver
con los ojos del alma, » recibia aquí un a aplicacion
maravillosa .
Curas fenomenales. - El marqués realizó feno-
70 MAGNETISMO.
menales curas, y sobre sesenta y dos legalmente
confirmadas y operadas en Buzancy! en mayo y
junio de 1784, se observaron diez casos de sonambu-
lismo determinado. Aun tenía inscriptos trescientos
enfermos más el marqués de Puységur, pero la obli-
gacion militar le forzó á ir á reunirse con su regi-
miento -en Estrasburgo.
La Armonia de Estrasbtlrgo. - En esta ciudad, el
genor.oso marqués siguió magnetizando y fundó la
sociedad de la « Armonía de Estrasburgo », la más
numerosa y la más célebre que haya existido en
Francia y en Europa. Al mismo tiempo, su hermano
el conde Máximo, iniciado en el descubrimiento,
creaba en Burdeos la sociedad magnética la Guyenne,
que contó sesenta miembros, todos hombres instrui-
dos, médicos, consejeros del parlamento, sacerdotes,
abogados, etc.
Generalizacion pasmosa del magnetismo. - Las
principales ciudades de Francia siguieron rápida-
mente este ejemplo: Lyon, Nántes, Dijon, Grenoble,
Lila, Ruan, Amiens y Arras, etc., organizaron
sociedades parecidas. Toda Europa imitó este gran
movimiento, y en las capitales, las facultades y las
corporaciones científicas acogieron favorablemente
la nueva ciencia, al contrário de los sabios consti-
tuidos franceses. El magnetismo y el sonambulismo
fueron admitidos en San Petersburgo, Lóndres, Ber-
lin, Viena, Turin, etc., y se formaron academias,
sostenidas por los gobiernos, en las que se enseña-
ban las teorías de Mesmer y de M. de Puységur.
SONAMBULISMO. 7i
CAPíTULO IV
El sonambulismo segun pUJs(·gur. - Un dia, el
conde de Lutzbourg se presentó en casa del marqués
de Puységur, para someterle el deseo que tenía una
sociedad de la que los dos formaban parte, de ser
instruida en los principios del magnetismo. El mar-
qués declaró aceptar la peticion, pero puso á
M. de Lutzbourg y á sus amigos la condicion si-
guiente : Durante seis semanas, los esperaría en su
casa todas las mañanas para magnelizar en su pre-
sencia á los enfermos que le presentasen; pasado
este plazo debian confesar con lealtad si estaban
ó no convencidos de la existencia del magnetismo
porque, dijo: lO No es posible tener curiosidad por
saber la explicacion de una cosa en la que no se
cree. »
Experiencias preparatorias. - Las experiencias
se efectuaron regularmente durante el plazo conve-
nido, con el éxito más envidiable. M. de Lutzbourg y
sus amigos, viendo operar al marqués de Puysé,?ur,
le imitaron, y consiguieron producir algunos
efectos. Se confesaron entónces plenamente con~
vencidos, y el marqués comenzó el curso tal corno
se profesaba en casa de Mesmer.
Influencia de los cuerp08 celestes. - Les hablÓ'
primero de la influencia de los cuerpos celestes,
cuya cohesion forma una accion recíproca que
provoca la gravitacion, y de la sumision de estaaccion
á leyes mecánicas hasta entónces desconocidas,. y
MAGNETISMO.
de los efeclos de~ alternancia ~-que de esta accion
resultaban y eran comparables al fluj o y al reflujo.
Los siete polos. - ConLinuó exponiendo las pl'O-
SONAMBU LI SM. ,3
piedad es análogas ú las del iman que se manifiestan
en el cuerpo humano, sus siete polos, el fenómeno
de la inclinacion que se observa tambien en
él, etc., elc. El curso compl'endia luego el estudio
!:i
74 MAGNETISMO.
de la estmctura humana, las corrientes magnéticas,
el macrocosmo y el microcosmo, el fuego, la elasti-
cidad, la intension y la remision de la materia, etc.
I.a materia eaóti~a. - Los adeptos se miraban
como personas que se creen objeto de una burla cien-
. tífica asaz indigesta. « Sin duda, dijeron al fin, ese sis-
» tema es muy hermoso, pero, ¿ pensúis realmente en
)¡ todo eso cuando magnetizáis? Vuestro ayuda de cá-
» mara, Ribault, que ni siquiera sabe lo que la mágica
» lapona, tocar en un tambor con dos tibias para
» evocar á los muertos, que no ha oido nunca hablar,
» á buen seguro, de la materia caótica, ni de la agre-
» gacion de los átomos, ni de las influencias celestes,
» y ménos aun de la prueba de los infinitamente
» pequeños por los infinitamente grandes... ¿ Qué
» pensaba en Buzancy cuando obtenia sonámbulos
» tan bien como vos? Pues enseñadnos lo que él
» sabe y nos damos por satisfechos. »
Creer y q'lerer. - Para poner á prueba su firme
' conviccion, el marqués diferió algunos dias más la
sencilla contestacion que debia darles, explicándoles
el sistema magnético espiritualista del caballero
Barberini. Al fin, les declaró que la voluntad era el
principal de todos los medios cuya aplicacion habian
presenciado, y que la doctrina del magnetismo podia
reducirse á estas tres palabras: « Creer y querer.»
Es una vel'dad proclamada, más tarde, por los mag-
netistas de buena fe.
Citaeion .Ie Delenze. - El célebre escritor magne-
tista Deleuze, enumeraba así las cualidades que debe
poseer el magnetizador: -« Voluntad activa hacia et
bien, - sólida creencia en su potencia, - absoruta
SONAMBULISMO. 70
confianza en su aplicacion. » Reconociéndose la vo-
lunlad como el agente principal del magnetismo,
podia creerse que la teoría del flúido iba á ser arrin-
conada como superflua, lo mismo que por inútil
se habia suprimido la cubeta de Mesmer.
Resplandor del Oúi,lo . - Sucedió empero lo con-
trário; el sonambulismo no hizo más que confirmar
la exislencia del mislerioso flúido. Los sonám bulos
m:¡s lúcidos declaraban á una que lo dislinguian
duranle sus crísis lttminoso y resplandecienle, ora
dcsr.cndiendo h~ ci a el magnelizador, ora rodE'ündole
7/i MAGNETISMO.
como una auréola y desprendiéndose con fuerza d.e
su cabeza y de sus manos.
CODsagraeion del magnetismo. - Otros alil!ma-
ron haberlo apercibido algunos milésimos de segundo
despues de estar despiertos; y segun estos, poseia un
olór agl'adabilísimo y comunicaba á los líquidos y
a los alimentos un gusto sui genel'is. Todo el mundo
podia producirlo é impregnar diversas sustaneias.
Así, pues, el descubrimiento del marqués de Puy-
ségur consagró como artículo de fe la existencia del
flúido magnético.
CAPÍTULO V
Delllolieion y reedifleaeion. - El formidable ter-
remoto de la Revolucion francesa, que derrotaba las
antiquísimas instituciones y arrebataba una monar-
quía secular conmoviendo los tronos de Europa,
seguÁdo inmediatamente de la gigantesca epopeya
napQteónica, esa serie de sucesos su,blimes, trágícos
ó h~roicos, desarrollándose con rapidezvertigi-
nosa,habian absorbido por completo la alencion de
Eur,op¡t, y como lo hemos dicho, la ciencia magné-
ticaperm:anecia estacionaria; despues de la demoli-
cion,los animos inquietos se concentraban en un
objeto único : el trabajo colosal de la reedificacion
del nuevo edificio social.
No hay Tirtud percUda. - Los sentimientos hu~
rnanitarios del marqués de Puységur, le habian
hecho abrazar con ardor los principios reyoluciona-
SONAMBULISMO. 77
rios; pero, horrorizado por los deplol'ables excesos
subsiguientes, se retiró á su quinta de Buzancy,
despues de haber dado su dimision de general, y all,í
vivió tranquilo, gracias á la-general estima que habia
sabido captarse.
La: muerte de un justo. - Prosiguió en la oscu-
ridad su magnetismo benéfico hasta el año de 1823,
época en que este hombre de bien murió á los setenta
y tres años, l,leno de fe y de esperanza en la ciencia
que habia sido el lin constante de toda su vida, y
que alivió sensiblemente los padecimientos de la en-
l'el'medad de que murió.
El sODambulismo en el sig-Io XIX. - Hasta entón-
ces, ateniéndose al fallo de la Facultad Real de medi-
cina, se habria podido considerar á Mesmer como el
charlatan de una ciencia imaginúria, y al admirable
de Puységul' como un hombre crédulo y bondadoso
que babia sido engañado durante cuarenta años por
fingidos sonámbulos que aseveraban sus creencias
para seguir bien cuidados en su quinta. Pero, vamos
á ver aparecer ahora hombres importantes, tanto
por su honorabilidad como por su ciencia, y producir
efectos magnéticos capaces de persuadir á los más
incrédulos.
El sabio Deleuze. - Elp.rimero es Deleuze, sabio
natularista, bibliotecario del Jardin de Plantas, que
observó científicamente el magnetismo, se declaró
convencido, y escribió su magnífica Hist01'ia Critica
del Magnetismo, en la que resume las facultades bien
observadas, dejando de lado las que le parecen algo
dudosas .
•'acultades magnéticas. - « Cuando el magnetis-
i8 MAGNETISMO.
» mo produce el sonambulismo, dice, el sér que se
» encuentra en este estado, adquiere una extension
)) prodigiosa en la facultad de sentir; varios de sus
» órganos exte¡'iores, de ordinario los de la vista y
» del oído, están adormidos, y todas las sensaciones
» que de ellos dependen se operan interiormente.
)) Hay en este estado un número infinito de varieda-
)) des; pero, para apreciarlo bien, se debe examinar
») en su mayor extension, en el punto más equidis-
» tante de la vigilia, pasando en silencio lo que no
)) se ha probado suficientemente. II
La doble vista. - « El sonámbulo tiene los ojos
)) cerrados y no ve con los ojos, como no oye por los
» oídos, pero ve y oye mejor que el hombre des-
» pierto. No ve, ni oye más que las personas con las
)) que está en relaciones; en cuanto,á los objetos sólo
)) ve lo que mira y generalmente no mira más que
» aquello en que fijan su atencion.
Visiones del sonámbulo. -)) Está sometido á la
») voluntad de su nwgnetizador para todo lo que no
)) le es perjudicial, y para todo lo que no contral'Ía
)) en él las ideas de justicia y verdad. Sigue la vo-
)) luntad de su magnetizador. Distingue el flúido mag-
)) nético. Ve ó por mejor decir siente el interior de
1) su cuerpo y el de los otros, pero de ordinario nota
1) tan sólo las partes que no están en estado normal
)) y que turban la armonía.
Recuerdo de lo ohida(lo. - D El sonámbulo halla
)) en la memoria el recuerdo de las cosas que habia
• )) olvidado durante la vigilia. Tiene previsiones y
)) p"e-sensaciones que pueden ser erróneas en várias
» circunstancias y cuya extension es limitada. Se
SONAMBULISMO. /9
» expresa con una facilidad sorprendente y no está
)) exento de presuncion. Él mismo se perfecciona
» durante algun tiempo, si es conducido con cordura,
» y se extravía cuando le dirigen mal.
nos s"res .1ist¡ntos en 1111 solo cuerpo. -» Cuando
» vuelve al estado natural pierde totalmente el re-
» cuerdo de todas las sensaciones y de cuantas ideas
» ha tenido en el estado de sonambulismo, de tal
» manera que estos dos estados son tan ajenos entre
» sí, como si el sonámbulo y el hombre despierto
» fuesen dos séres distintos encerrados en el mismo
» cuel·po. »
CAPíTULO VI
Laplaee, Cu~ier, Arago. - No era sólo Deleuze el
recluta ganado al magnetismo. Genios eternos, como
Laplace, Cuvier y en hreve el ilustre Arago, declara-
ban que no podian decidirse á no ver más que la
nada en los hechos extraordinarios que el magnetis-
80 MAGNETISMO.
mo habia producido y que habian presenciado y
ménos aun en las aserciones que llegaban de todos
los puntos de Europa, firmadas por personas de
gran saber y honorabilidad.
Las experiencias de I820. - Las experiencias
concluyentes y casi oficiales de 1820, ejecutadas en
los hospitales de París y otras ciudades de provincia,
por médicos distinguidos como MM. du Potet, Geor-
get, Rostan y Bertrand, dieron resultndos que no
pudieron dejar duda alguna ni en los experimenta-
dores, ni en los testigos.
Un enemigo vencido. - El famoso doclor Réca-
mier, un enemigo ardiente del mag.netismo, asistia
á una sesion de su colega du Potet; en vista de
fenómenos innegables, este último le dijo: « Y bien,
doctor, ¿ qué os parece?... ¿ Acabáis por convence-
;'os? - No del todo, respondió Récamier; pero, con-
fesaré la verdad, me falta poco para estado. 1) El
doctor Récamier iba á ser vencido por un hecho sin-
gular que presenció y que contaba con gusto.
El demonio en Bretaña. - Hallándose en una
aldea de la Baja Bretaña, tuvo conocimiento de la
desesperacion en que estaba un buen aldeano que
todas las noches era despertado por un ruido espan-
toso, semejante á una granizada de golpes sobre
una placa de hierro. Por más que habia buscado,
no le habia sido posible dar con la causa y, natural-
mente; dijo que era el demonio. El doctor supo
tambien que este aldeano estaba enemistado con un
calderero que habitaba en el otro extremo del pue-
blo; fué á verle, y á fuerza de interrogar, el calde-
rero acabó por confesarle que todos los días, á la
SONAMBULISMO. 81
média noche, daba golpes en un caldero con la YO-
luntad ardiente de que su enemigo los oyese. La
primera vez, lo hizo en un momento de rabia y
conlinuó sabiendo que el infernal ruido llegaba á su
destino á pesar de la distancia, como si montado
en un caballo alado llevase á la grupa un diablo
to·cando una campana.
COllmoeioll de la Aeallemia. - La Academia,
muy conmovida por la agitacion que producia de
nuevo el magnetismo y tal vez importunada, nom-
bró una comision para verificar las experiencias de
MM. du Potet, Georget, etc. El relator, M. Husson,
concluyó á la realidad de los fenómenos magnétiL:os
y sonámbulos y se declaró perfectamente conven-
cido. No era esto lo que esperaban los académicos y
5.
82 MAGNETISMO.
reinó gran turbacion en el seno de la docta corpora-
cion, que, ménos que nunca, quiso admitir el mag-
net~smo.
Golpell del acallo. - Ántes de discutir la memoria
de Husson se nombró una nueva comision, que asis-
tió á una sola experiencia de M. Georget; por una fa-
talidad, esta experiencia dió un resultado mínimo
y esto bastó; mediante las conclusiones de M. Du-
bois (de Amiens), se decidió que no se volveria á
aceptar demanda alguna de exámen, ni á acoger
memoria alguna que tuviese relacion con el magne-
tismo.
Un hecho no prueba nada. - Nopuede ménos de
deplorarse este modo de proceder, porque es cosa
segura que una expe¡'iencia puede no dar resultados,
sin probar nada contra los hechos anteriores. Pare-
ceria más bien que estos obcecados adversarios se
negaban á considerar los hechos y á admitir las
pruebas irrecusable, q.ue afluian de todos los puntos
del globo.
El fin del mundo. -Empero, si aunque los adelan-
tos científicos ensanchan diariamente los límites de
lo posible, el magnetismo encuentra incrédulos, su
causa está casi ganada y cercano se halla el dia en que
los sabios se verán obligados á examinarlo con la se-
riedad y la gravedad que el asunto comporla. Ese
dia, el viejo mundo estará próximo á su fin, pues la
ciencia material habrá formado estrecha alianza con
la ciencia espiritual.
SONAMBULISMO. 83
CAPíTULO VII
Excepcion honrosa. - Si la Academia de Francia
no ha querido observar los fenómenos magnéticos,
'no debe creerse que los rechazó el cuerpo entero.
Hay que hacer una excepcion honrosa en favor de las
notabilidades científicas fi rman les de la memoria
que por su grande importancia vamos á reproducir
en seguida. Héla aquí en su absoluta integridad:
Faeulta(les sorprenclentes. - « El 7 de julio de
)) 1838, á las cuatro de la tarde, MM. Arago, Orfila,
)) Ribes, Gerdy, Réveillé-Parise, Bousquet y Mialle,
» se han reunido en casa de M. Pigeaire (de Mont-
»pellier), para ser testigos de una experieneia Jla-
1) mada magnética. El motivo de la experiencia es
)) MI;c Pigeaire, de 12 años de edad. Se dice que,
)) cuando esta niña se halla en estado de sonambu-
1) lismo magnético, tiene la propiedad singular de
1) leer, con los ojos cubierLos por una venda opaca.
)) El objeto de la experiencia era verificar este hecho.
DC!iCl'ipcioll elel apaI·at,o. - » La venda, ancha de
» seis dedos, se compone de una tira de lienzo fino
» que se aplica sobre los ojos; luego se colocan dos
» pelotas de algodon en rama, y finalmente, tres
» bandas de terciopelo negro que se sujetan con al-
)) fileres pOI' detl'as de la cabeza. En seguida se pegan
» dos tiras de tafetan de Inglaterra que adhieren á
)) las mejillas y á la nariz, y otra banda perpendi-
» cularmente, de arriba abajo, para fijar las prime-
» ras tiras á lo largo de la nariz.
84 MAGNETISMO.
Las tinieblas. - II M. Arago se colocó el aparato
» y convino en que no veia nada. lI. Orilla hizo lo
II mismo y declaró que estaba en tinieblas y que no
l) podria difet'enciarlas de la luz. M. Gerdy, dijo que
II distinguia las tinieblas de la luz pero que no po-
» dria distinguir objeto alguno, ni los más aparentes.
La sonámbula. - 1) Despues de estos ensayos Ha-
1) maron á MlI o Pigeaire, cuya dulce fisonomía nos ha
» conservado la litografía; la jóven se sentó en un
» sillon cerca de una mesa, y despues de algunos
1) pases hechos por su madre, declaró que estaba
1) bas tante magnetizada. En lónces se le pusieron su-
1) cesivamente y con la más minuciosa atencion las
» diversas piezas que componen el apat'ato.
Indisposicioll del e8píritu. - » Tan luego se ha-
1) bia hecho esta aplicacion, la sonámbula dijo que
» estaba enferma, que le dolía la cabeza; se agitó,
» se quejó tanto que los testigos, con movidos por
» sus quejidos, aconsejaron várias veces á i"Ime. Pi-
SONAMBULISMO. 85
» geaire y á la misma sonámbula que dejasen la se-
» sion para otro dia. En este momento M. Gerdy, que
» reclamaban sus enfermos, dejó la sesion.
Prueba ele lectura. -» En fin, despues de una
» hora de espera, la sonámbula dijo que estaba dis-
» puesta !Í leer. M. Orlila tenía en el bolsillo un fo-
» lIeto en 8° titulado: Memoria de la clinica del Hótel·
» Dieu j lo habia recibido la víspera del autor, y no
» estaba abierto todavía.
Leer sin Ter. - » Colocado encima de la mesa, rué
» abierto por la página 11, Y esta p!Ígina se cubrió
» con una lámina de cristal transparente. Entónces
)) la sonámbula, en la actitud de una persona que
» lee, paseó el índice de la mano derecha sobre el
)) cristal, y léyó con claridad y casi de corrido una
)) docena de líneas, indicando exactamente la pun-
)) tuacion. No se deteniade un modo sensiblem!Ísque
» en las palabras CÚ'ugía, Dupuytl'en, que exigian
)) de su parte un poco más de atencion. Cuando lIe-
)) gó al fin de la página, M. Arago dobló algunas ho-
H jas y la son!Ímbula leyó várias líneas (¡le la pá-
» gina 17.
La portida de écarté. -» En seguida, comenzó con
)) M. Orfila una partida de écaJ'té, con la intencion de
)) designar siempre las cartas que echaba así como
» las de su adversario, y no se equivocó nunca. Ter-
» minadas las pruebas, uno de los testigos desaló la
)) venda de arriba abajo, con lentitud y de manera
» que los otros pudiesen asegurarse de que no se
» habia movido ninguna pieza del aparato.
Nombres inmortales. - II El tafetan se habia pe-
» gado con tanta fuerza, que dejó huellas sensibles
86 MAGNETISMO.
)) en las mejillas de la son,ímbula. La sesion duró
» dos horas. Firmaron : BOUSQUET, secl'etal'io de la
» Academia de Jlledicina. - RIBES, del Instituto, mé-
II dico del Hotel de los Inválidos. - ORFILA, c!pcano de
» la Facultlld de Medicina. - RÉVEILLÉ-PARISE. -
» - llIALLE, literato. »
Negativ:t rotunda. - Otros seis procesos verbales
han confirmado el hecho que no quiso observar la
comision delegada para examinarlo. Posteriormente
la Academia recibió una suplica para certificar un
fenómeno parecido, pero la voz de los antimagnetis-
tas sofoeó la voz de los hombres sensatos , y la
Academia renovó su declaracion de que, en lo suce-
sivo, toda reclamacion relativa al magnetismo no
se someteria á ningun exámen. Es el cuento de la
mujer que negaba el fu ego y que i pesar de haberla
echado el demonio en una caldera flamante siguió
SONAMBULISMO. 87
diciendo hasta que tuvo vida: « i Qué fresca está el
agua 1 i Qué fresca está el agua! »
La humanidad adelanta. - Empero, 1qué in-
menso,paso habrian hecho dar al mundo las socieda-
des científicas si se hubiesen oeupado de esta cien-
cia! No se estaria aun discutiendo la realidad ó la
falsedad de los fenómenos magnéticos; pero la hu-
manidad adelanta, la humanidad no retrocede, y el
dia en que el magnetismo irradie con fúlgido esplen-
dor, llegará al cabo.
CAPíTULO VIII
El Charlatanismo. - Las extraordinarias facul-
tades del sonambulismo magnético no podian mé-
nos de caer en el dominio del charlatanismo, y ser
indignamente desnaturalizadas. Las previsiones y
las pre-sensaciones indicadas por Deleuze, como in-
ciertas y reconocidas tales por los magnetizadores
de buena fe, tomaron una extension singula'r entre
las manos de los charlatanes. Nos ha parecido pues
útil y curioso resumir en este capítulo todos los he-
chos descaradamente atribuidos al magnetismo.
Las sOllámbulas foreos.,,,,. - No hay hoy dia fies-
ta ó feria forense en la que falte una sonámbula. La
decoracion exterior es 'siempre la misma, sobre poco
más ó ménos. En un lienzo pintado con colores chi-
llones que atraen la vista, se ve una mujer sentada,
con los ojos vendados, delante de un hombre ele-
gantemente vestido, en actitud majestuosa, un bra-
zo extendido, empuñando la varilla mágica de,Mes-
88 MAGNETISMO.
mer, cuyo nombre no han oido pronunciar segura-
mente esos charlatanes. Olros carteles representan á
una jóven acostada y velada por animales fantás-
ticos.
El anzuelo. - En la parte baja del cuadl'O se lee
en gigantescos caractéres este ó parecido letrero:
« MADEMOISELLE "', SONÁMllULA EXTRA-LÚCIDA, PREMIADA
)) POR VÁIIIAS CÚIlTES EXTRANJEIIAS , SON.~IBULA EXTRAOH-
» DINARIA DE S. M. EL EMPEHADOR SOULOUQUE, l'RE DIC E
)) EL PRESENTE, EL PASADO r EL PORVENllL )) El magne-
lizador habla al público reunido anle tan alractivo
anuncio, enumera las preciosas cualidades de Mlle Z'*'
Ó Y*", dama de alto linaje que se sacrifica en honor de
la humanidacl; y si el público se muestra rehacio
SONAMBULISMO. 89
hace algunas experiencias concluyentes al aire libre.
Los prestidigitadores de talento, para los que esto es
un juego, van á darnos la clave de los sencillos fe-
nómenos que sirven de anzuelo á los tontos.
La "Vista int..rior. - El célebre Robert Roudin
anunció en el programa de una de sus repl'esenta-
ciones, el don de segunda vista ó vista interior, sin
magnetismo ni sonambulismo. Su manera de proce-
der quitaba toda idea de superchería. En el fondo del
escenario colocaba á un jóven que se sentaba en
una silla ordinaria, vuelto de cara al público, en
plena luz y con los ojos perfectamente vendados.
Todo espectador podia asegurarse de ello. Roudin se
dirigia á una persona cualquiera de la asistencia y la
suplicaba le entregase cualquier objeto, volviendo
las espaldas al escenario, de manera que, aunque
hubiese tenido los ojos abiertos, nada habria podido
ver el adivino. Cuando tenía el objeto dentro de
sus manos, el escamoteador preguntaba, por ejem-
plo:
Un adhino. - ¿ Qué tengo en la mano?
- Una moneda de plata.
- ¿ Qué valor tiene?
- Cinco francos.
- ¿ De qué año es?
- Del 1855.
Otro interrogatorio:
- Decídme lo que tengo en la mano.
- Un cortaplúmas.
- ¿ De qué materia?
- De nácar.
- ¿ Cuántas hojas tiene?
90 MAGNETISMO.
- Cinco.
Yasí, cualquier objeto era adivinado, descrito, sin
el más mínimo error. Los más incrédulos, creyendo
en u~ acuerdo previo, intentaron la prueba con
igual éxito. Se dijo que era un milagro.
Explicacion de la atUvinanza. -,- Sin embargo, no -
habia ni milagro, ni magia. Los objetos que se lle-
van en el bolsillo cuando se va al teatro son limita-
dos y poco variados. Todo consistia en un asunto de
convencion y de buena memoria. Segun el molio de
enunciar las palabras de la frase, el adivino sabía la
respuesta que debia dar. Por ejemplo, en la primera
pregunta, Robert Houdin decia : « ¿ Qué tengo en la
mano? » y en la segunda: « Decídme lo que ten-
go en la mano. » Si hubiera sido una mon,eda de oro
y no de plata, habria dicho, en vez de : « ¿ Qué valor
tiene? - ¿ Sabéis su valor? » etc., etc.
La lucitlez extraordillarill. - Cuando Robert
Houdin reveló el misterio de su adi'inacion, salieron
al momento numerosas competencias. Un magneti-
zador declaró que su sOll!ímbuJa leeria de corrido
una esquela escrita p~ r un espectador. El magneti-
zador toma la esquela, la recorre con la vista, coge á
la sonámbula de la mano para llevarla delante de
la persona que ha escrito, y la adivina lee el papel
con la mayor exactitud. Sin embargo, tiene los
ojos herméticamente cerrados y el magnetizador no
la ha dirigido la menor palabra. Es imposible dudar
de su extraordinaria lucidez.
Delicadeza del tacto. - No hay lucidez alguna y
todo estriba en la delicadeza del tacto. Uno de estos
magnetizadores ha confesado poseer 180 fórmulas ó
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  • 8. ~55-80. - C.,nnEIL, impl'enta de rai,TÉ .
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  • 11. EL MAGNETISMO SONAMBULISMO y ESPIRITISMO , ESTUDIOS cumosos y FILOSOFICOS ron GARCIA-HAMON I O B R A A D O R N A D A e o N L A ni 1 N A S PARÍS LIBRERíA DE GARNIER HERMANOS 6, calle <lec Saints-Péres, 6. 1880
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  • 13. INTRODUCCION Los albores del magnetismo. - Sus orígenes. - El espíritu y la materia. - El maravilloso sobrenatural. - La botella de Leyde. - El gas. - La electricidad. - La fotografía. - El teléfono. - La aerostaciulI. - La armonía unive,·sal. - Los tiempos futuros. - Desgracia de todas las concepciones atrevidas. - El guia de la humanidad. - Objeto de esta obra. Por más que la humanidad, como la naturaleza, no proceda por s.altos en su marcha, hay sucesos sor- prendentes que, si bien mirado, observan un enca- denamiento ininterrumpido ·y una obediencia pasiva á la ley de contrastes, no dejan de maravillarnos por la aparente contradiccion que ofrecen; y tal es la manifestacion del magnetismo en el siglo de Voltaire y de los Enciclopedistas. Sin embargo, el momento era oportuno; tan antiguo que sus orígenes se pier- den en la noche de los tiempos, pues no vacilamos en atribuirlo á los primitivos sacerdotes egipcios, de quienes Moisés lo aprendió, el magnetismo, ador- mido durante siglos, llegaba como una reaccion na- tural é inmediata contra el materialismo. En efecto, el nuevo agente misterioso salia de la 1
  • 14. II INTIIODUCCION. esrera de accion gcne¡'al atribuida en-tónces á la acti- vidad humana,del mundo material, y se lanzaba al descubrimiento de lo infinito con el estudio de la naturaleza espiritual é invisible. Así es que surgieron reñidas discusiones y vehementes polémicas entre los ardorosos adeptos y los no ménos fogosos detrac- " tores. Dudaron los unos, quedaron espantados los otros de la audaz teoría que, á su modo de ver, pre- tendia traspasar los límites señalados á la inteligen- cia humana; casi todas las sociedades científicas se concretaron á negar, exceptuando algunos de sus miembros que, individualmente, se declararon con· vencidos de la realidad de los fenómenos que habian tenido el valor de verificar. La razon estaba de su parte. Todos sabemos que el cuerpo humano es una máquina maravillosa y ar- moniosamente organizada; pero así como toda má- quina necesita un motor que la ponga en movi- miento, así el cuerpo requiere una fuerza que le dé la accion; sin este misterioso resorte, queda redu- cido al estado inerte en que la muerte le ofrece á la vista. Hay pues dos principios que se comparten la existencia: uno invisible y que manda: el espíritu ,- otro visible y que obedece: la materia. Hasta hoy la ciencia" se ha ocupado tan sólo de los hechos puramente materiales, es decir, sometidos á leyes mecánicas y físicas, y declara sobrenaturales, inaccesibles á la investigacion humana y ajenos á su competencia, los fenómenos que no dependen de
  • 15. INTRODUCCION. 111 esas leyes. Empero, los hechos singulares y milagro- sos saltan á la vista; de contínuo nos hallamos cara á cara con lo sobrenatural inexplicable, y no es posi- ble creer que poseamos sin razon las facultades del ideal, pues nada existe en la naturaleza que no tenga su razon de ser. Los misterios son hechos naturales que la inteligencia no ha conseguido aun explicar; pero puede considerarse como seguro que el desarrollo progresivo de nuestros conocimientos llegará á ha- cedos comprender, basándose en el estudio de la naturaleza espiritual, á la que estos misterios están unidos. Madura está ya la humanidad para conocerse por completo, y nuestro siglo ha apadrinado las concep- ciones más prodigiosas. La electricidad, agente invisible, dócil y rápido como el pensamiento, pone en comunicacion los puntos más equidistantes del globo; enciérrase al rayo en una botella de Leyde para servir de juguete científico á los colegiales; el gas, y hoy dia la luz eléctrica, han abolido parcialmente las tinieblas noc- turnas; el vapor nos conduce á lejanos países en breve plazo, mueve la maquinária fabril é industrial, agita máquinas gigantescas que taladran las monta- ñas bajo las cuales pasan los fugaces trenes; toma la química por auxiliares al sol, á la electricidad y hace de ellos incomparables dibujantes; la voz queda grabada en una plancha de melal, de manera que nuestros nietos podrán escuchar el acento de
  • 16. IV INTRODUCCION. los grandes oradores contemporáneos, aunque sea dentro de dos siglos; difúndese la instruccion por doquiera, y no es temeridad calcular la época en que la aerostacion competirá felizmente con los ferro- carriles y vapores. Pero, la actividad humana no puede cifrarse sólo en estas empresas que tienden exclusivamente á mejorar su sino; la causa originária de tan múltiples descubrimientos, el espíritu, no puede dejarse á un lado; forzoso es rendirle culto, estudiarlo, pues nos revela un mundo mucho más fértil; mundo oculto en el que vivimos sin notarlo, á pesar de las reite- radas pruebas que de su existencia nos suministra: el mundo espú·itual ambiante 6 de los espíritus. El magnetismo es, pues, hrevemente explicado, « la ciencia de reconocer y probar la naturalidad de los hechos denominados sobrenaturales, producién- dolos á deseo de la voluntad, » y su fin, perfeccionar los medios de comunicacion con las innumerables potencias que pueblan «;ll universo. Vuelto de contí- nuo hácia la unidad de las ideas y de las aspiracio- nes, el mundo ha creido hallarla en las diversas reli- giones que sucesivamente han nacido, para desapa- recer, y sólo ha encontrado division, intolerancia, persecuciones y públicos trastornos. El magnetismo, punto de partida, es el solo instrumento capaz de realizar esta obra sublime de la armonía universal. Como toda ciencia que ve lucir sus primeros al- bores, el magnetismo, despues del estruendo que
  • 17. INTRODUCCION. v promovió al presentarse, ha entrado por el momento en un período de calma relativa, en un recogimiento favorable, y sus adeptos se entregan á estudios é investigaciones coronadas por el éxito. Cercano está el dia en que el magnetismo volverá á aparecer luciendo con nuevo esplendor, y ese dia, la ciencia se apoderará de él para glorificarlo y aplicarlo á la regeneracion de la humanidad. Á pesar de la indiscutible realidad de los fenóme- nos magnéticos, realidad probada por mil voces com~ petentes venidas de todos los ámbitos del globo, á pe- sar de esta frase de Cantú, que no puede juzgarse interesado en la materia: CI Las nuevas formas con que el magnetismo animal se ha reproducido en nuestros dias, hacen un deber el meditar este mis- terio en vez de tratarlo con menosprecio (1), » hay gente que duda y denigra, lógica consecuencia de la falta de fe como de la ignorancia. Ademas de los abusos del charlatanismo que nada respeta, hay otra razon y es que esta ciencia sufre la ley comun á todas al inaugurarse. Todas han tenido entusiastas y maldicientes, verdugos y víctimas. Sa- lomon de Caux y los primeros químicos fueron apre- ciados como hechiceros por los académicos de su época, y pura magia era para ellos la química, esa ciencia portentosa. Fulton fué considerado como un loco por el gran genio militar y ad.ministrativo de (1) Hislo"ia universal. Edic. Garnier. Tomo VI, pág. 324.
  • 18. VI INTRODUCCION. este siglo, Napoleon 1, y hoy se sabe que la navega- cion al vapor era su prodigiosa locura. Cuando se construyó en Francia el primer ferrocarril, de París á San German, M. Thiers declaró que sería un ju- guete para los parisienses desocupados, y ese ju- guete ha sido y es manantial,de la riqneza pública. La lista sería innumerable é inútil, pues los hechos citados son convinéentes. Hoy, desde la cúspide de la ciencia moderna mi- ramos con lástima á los sabios pasados, calumnia- dores de tan admirables invenciones. Pero, Icuántos secretos nos tiene velados aun la naturaleza! El pro- greso, ese eterno guia de la humanidad, adelanta á pasos de gigante, inmutable, arrastrándonos en pos de sí, sin reparar en los que caen pn el camino, pues no hay vida inútil, ni esfuerzo perdido. Y i guay! del que sin pruebas, imitando la imprevisií:m y la obce- cacion de nuestros mayores, se niega á ver lo que está visible, á oir lo que la voz de la verdad esparce por los cuatro puntos cardinales. El magnetismo ha sido tratado en gran número de obras especiales que no han sabido evitar la aridez propia á toda ciencia, por lo que solamente son comprensibles para un reducido número de iniciados y eruditos. Nuestro propósito al escribir este nuevo libro ha sido condensar en un cuerpo de doctrina los principios, la esencia, las aspiraciones y el fin del magnetismo, los hechos principales de su historia y el relato de las experiencias probadas
  • 19. INTRODUCCION. VII y confirmadas por personas honorables y dignas de todo crédito. En una palabra, instruir y moralizar vulgarizando una ciencia mal conocida hasta hoy de gran número de personas, tal es nuestro objeto, y el público decidirá si lo hemos conseguido. Y, lo repetimos para terminar, no se trata aquí de magia ni de brujería, sino de una ciencia que posee sus leyes científicas y fisiológicas y cuyo por- venir inspira las más sublimes esperanzas. .i Emel'git depl'eSSa verüas!
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  • 21. MAGNETISMO SONAMBULISMO - ESPIRITISMO PRIMERA PARTE MESMER y EL MESMERISMO CAPíTULO PRIMERO Los precursores ele lHesmer. - Á mediados del siglo pasado, la Europa entera tenía fijos los ojos en dos hombres pOI" distintos títulos interesantes; el primero tl'aia una nueva doctt'ina, el segundo una aplicacion nueva de las antiguas creencias. Estos dos hombres eran: Manue'! Swedenborg y el abate Gassner. El iluminado de Suecia. - El sueco Swedenborg era el tipo perfecto del iluminado, del creyente sincero, dotado de una naturaleza fina y delicada. La revelacion de su espírilu tomó una forma sin- gular. Cuenta que hallándose comiendo un dia, en t.
  • 22. MAGNETISMO. una posada, se le apareció un hombre circundado de un vivísimo resplandor y gritándole con sonora voz: « i No comas tánto ! » Un libro divino. - En 1745, Swedenborg publicó su primera obra que asegura le dictó el mismo Dios. Exponia entre olras cosas que la sustancia de Dios es el tipo primitivo de la creacion universal; que cl alma es la vida del hombre, no siendo su cuerpo más que la forma de ella; que, durante la existencia material, el hombre . espiritual estaba en constanle comercio con los espíritus que pueblan el mundo terrestre y planetario, sin que de ello se diese cuenta. DivisioD de los espíritus. - Grande sensacian produjeron .en Lóndl'es stfS escritos y predicaciones, y. en poco tieinpo, la capital del Reino Unido contó várias sociedades swei;lenborgistas con más de seis mil adeptas. Los espíritus se dividian en dos catego- rías: los buenos y los malos; otol'gaban los primeros la fuerza, la salud y el aliento á los hombres que trataban de entra¡' en relacion con ellos, practi- cando las virtudes; los segundos engendraban la
  • 23. MESMER y EL MESMERISMO. 11 enfer,medad, la debilidad, la raquítis. Como se ve era un principio de medicina espiritualista. Al mismo tiempo que Swedenhorg llamaba la atencion, El abate Ga'lsner, sacerdote católico nacido en Suabia, en cuyas selvas se le habian aparecido los ángeles; pretendia que las enfermedades eran pro- ducidas por arle del diablo, que elegia domicilio
  • 24. 12 MAGNETISMO. en el cuerpo de los humanos, y como era natural, curaba con exorcismos, conforme al ritual ecle~ siástico. Escena de exorcismo. - Colocado de manera que tuviese siempre una ventana á su izquierda y un cru- cifijo á su derecha, dando la cara á la asistencia, ma- jestuoso con su cadena de plata al cuello, y la cruz del mismo metal sobre una estola encarnada, to- caba la parte enferma, envolviendo al paciente con el flúido de su profunda mirada, y con toda la po- tencia de voluntad de que era susceptible, ordenaba al espíritu malo se retirase. Las buenas almas afirman que vieron legiones de demonios volar por la habi- tacion. Este digno sacerdote que creia con robusta fe en sus prácticas de exorcismos, no hacía más que magnetizar, de un modo inconsciente.
  • 25. MESMER y EL MESMERISMO. 13 Las curas extraordinarias de Gassner le llevaron numerosos enfermos de toda la cristiandad y curó á quinientos en el espacio de un año. Magnífico era el porvenir de la nueva medicina, cuando el em- perador José Il, enemigo de las curas diabólicas, mandó recluir al buen religioso en un convento de Pondorf, cerca de Ratisbona. El nueTO Mesías. - Pero, se habia dado el primer impulso y vamos á ver aparecer al gran innovador de la medicina espiritualista, al que el P. Hervier, cé- lebre predicador agustino, proclamaba como el Mesías moderno de la ciencia en pleno púlpito de la catedral de Burdeos. CAPíTULO 11 El profeta en París. - Antonio Mesmer, natural de Merseburgo, fué el creador, ó por mejor decir, el despertador del magnetismo. Despues de reCOITer la Alemania y el Austria haciendo prodigiosas curas, pues sanó de una parálisis al director de la Acade- mia de Ciencias de Berlin, y de una oftalmía al pro- fesor Bauer, de Viena, Mesmer se decidió á venil' á París, la única capital que podia consagrar su mara- villosa cOIlcepcion. Y en el mes de febrero de 1778, á nadie le fué dado ignorar que el doctor Mesmer, el apóstol de una ciencia misteriosa y desconocida en el arte de curar, se hallaba en la modesta fonda de los hermanos Bourret, situada en la plaza Ven- dome.
  • 26. MAGNETISMO. El fascinador. - De elevada estatura y bien proporcionado cuerpo, todo respiraba en Mesmer la fuerza y la inteligencia; su hermoso rostro poseia una dulce serenidad, grave y comedida era su mar- cha como su ademan y de sus ojos fijos y penetran- tes brotaba un encanto infinito que confirmaba la reputacion de fascinador irresistible que le habia precedido, y hacía pensar en aquella dama del siglo XV que, con el destello de sus ojos, medio ani- quiló á su enamorado caballero y á su caballo. Parecia haberse complacido la naturaleza en for- marlo con todos los atractivos personales que eran indispensables para el buen éxito de su mision, pues poca hubiera sido la influencia de la nueva escuela sobl'e el vulgo, á ser su predicador pequeño, frio y apático, contrário, en una palabra, á las leyes espi- rituales que proclamaba. Produccion del magnetismo. - El modo de pro- ceder de Mesmer, en un principio, era sumamenLe sencillo; comenzaba por entrar en relacion con el paciente sentándose en frente de él, vuelta la es- palda al norte y sujetando con sus rodillas las del enfermo; fijando los dos pulgares sobre el plexo nervioso del paciente, en la boca del estómago, pa- seaba los dedos sobre los hipocondrios rozando li- geramente las costillas y bajando hácia el bazo, sin mover los pulgares; al mismo tiempo permanecia con la vista enclayada en las pupilas del paciente. El efecto se dejaba sentir en breve. Resultado tle los pases. - Los pases, término con- sagrado pOI' el uso, producian ent{~nces una sensa- cion aguda de frio, de calor ó de dolor en la parte
  • 27. MESMEII y EL MESMERISMO. 1;; enferma del cuerpo. En virlud de eslas sensaciones, confesadas [)Ol" el parienle, Mesmer dirigia los ¡Jases
  • 28. 16 MAGNETISMO. al sitio dolorido, colocando encima una de sus manos y poniendo la otra en el lado opuesto, es decir, en uno de los polos por donde penetra el flúido y en el polo contrário, á fin de recibirlo y despedido de nuevo hasta que la contínua corriente hubiese resta- blecido el equilibrio en la máquina animal.
  • 29. MESMER y EL MESMERISMO. 17 Ilesmer y la Facultad. - Los primeros ensayos del médico aleman dieron un resultado brillante, y como hombre de verdadero talento, hizo cuantos es- fuerzos pudo para proponer su magníficu descubri- miento á la Facultad de medicina y hacerlo adoptar; los médicos le contestaron con el mayor desprecio, los trataron, á él Y su invencion, de puro charlata- nismo, y no se dignaron aceptar la proposicion que les hacía de confiarle cuatro enfermos elegidos por ellos y á cuya curacion podrian asistir todos los dias. Mesmer se quejó amargamente y con razon sobrada; pero, condenar sin oir, es casi consagrar la verdad de lo que se niega, y esta fué la opinion del público. Triunfo del magnetismo. - El triunfo de la nueva ciencia fué inmenso y deslumbrador, tan luego la sen- satez pública la tomó bajo su egida, y su autor ob- tuvo una celebridad tan rápida como envidiable; su nombre se leia todas las mañanas en los diarios, los cancioneros populares escribian coplas, que si ri- sibles y satíricas las más, contribuian á excitar la curiosidad y á darlo á conocer, y el vaciador de figuras de cera Curtins, colocó su retrato en su . museo, entre Voltaire y el gran Federico de Pru- sia, cara á cara con la primogénita de Salomon. La caricatura, consagracion del talento en Francia, le representó como se ve en nuestro grabado. La ten- dencia de la poblacion parisiense á todo lo que es nuevo y llega ií ponerse de moda, debia servir las as- piraciones de Mesmer, yel gentío acudió solícito á la fonda de la plaza Vendóme; clientela selecta, com- puesta de la nobleza, del clero y de la clase média,
  • 30. 18 MAGNETISMO. y que podian envidiar los médicos más afam,ados de la capital. CAPtTuLom Des'cubrimiento portentoso. - La afluencia fué tal que, á pesar de haber tomado un ayudante á quien inició en los secretos de su arte, Mesmer no pudo dar abasto, y acosado por la necesidad impe- riosa de satisfacer al público, inventó un aparato que debia permitirle magnetizar á sus enfermos por grupos colectivos de doce y quince personas. Este aparato, que recibió el nombre prosaico de cu- úeta, merece una descripcion detallada. La cubet.• marayillosa. - Si maravillosa poI' sus _ efectos. no lo era la cubeta por la forma. Su exterior representaba una caja circular de madera de roble que media pié y medio de altura por seis piés apro- ximados de diámetro. Esta caja, á cuya vista nadie habria imaginado los resultados que producia, se cerraba con una tapa lisa, sin ninguna especie de adorno, llena de agujeros. Interior de la cubeta mágica. - El interior ofre- cia una disposicion más original. Sobre una capa de vidrio pulverizado mezclado con limaduras de hierro, se veian b.Qtellas llenas de agua acostadas y coloca- das simétricamente de manera que los cuellos con- vergiesen hácia el centro de la cubeta; luego, otra hilera de botellas superpuestas, en sentido inverso, es
  • 31. MESMER y EL MESMERISMO. 10 decir, que los cuellos mirasen al círculo de la circun- ferencia. ConYergellcia y tlhergenci,.. - La intensidad de los efectos producidos era mayor cuanto más nu- mel'OSOS eran los lechos de botellas, conservando siempre, pues es una condicion esencial y fundamen- tal, la doble simetría de los cuellos convergentes y divergentes. Segun las circunstancias, la cubeta,- y de aquÍ su nombre, - se llenaba de agua hasta cierta altura; pero podia tambien permanecel' á seco. CondensaciOIl del flúido. .- En este aparato, sen- cillo en extremo, como se ve, se almacenaba el flúido vital por excelencia que, á causa de su tendencia á equilibrarse por la cIifusion, debia esparcirse en su- tiles emanaciones por el cuerpo de los enfermos He- vándoles la fuerza y la salud. ltal'ís magnetizado. - Sin exageracion, puede
  • 32. 20 MAGNETISMO. decirse que todo París fué magnetizado; todos an~ siaban una parte de flúido regenerador, y la nobleza, el clero, la clase média, lo mismo las marquesas que las tenderas, los militares como los cortesanos, los vigorosos al par que los exánimes, y los talentos dando el brazo á los imbéciles se sentaron en la tan fa- mosa cubeta. Ya lo hemos dicho, la moda habia ele- vado á Mesmer y su sistema. Era preciso alquilar un puesto de la cubeta semanas ántes de poder ir á ocuparlo. « Tengo una cubeta para el sábado, )) de- cian las señoras entre sí, como una cosa extraordi- naria. Y como nada impedia concertarse con los amigos y personas queridas, generalmente el grupo colectivo que se hacía magnetizar poseia una homo- geneidad simpática que debia favorecer sensible- mente la trasmision del flúirio eléctrico. Curiosidad fl"menina. - Las más ardientes en acudir á la cubeta de Mesmer fueron las señoras, y en particular las vaporosas marquesas, las remilga- das duquesas de la alta clase, que quedaban mara- villadas al oir detallar las extrañas y voluptuosas sen- saciones que el singular agente ocasionaba; no tenian reposo ni contento hasta haber visitado la casa del reputado doctor. CAPíTULO IV El antro elel brujo. - Este nombre, dado por un cancionero á la morada de Mesmer, haria concebir
  • 33. MESMER y EL MESMERISMO. 21 de ella una idea completamente errónea. Todo ofre- cia un aspecto sencillo y severo; las ventanas, cu- biertas con opacos cortinajes, dejaban penetrar una claridad suave y misteriosa ; el salon no poseia mue- ble alguno, excepto la cubeta que, una vez armada, mostraba, en cada uno de los agujeros que oradaban la tapadera, lna varilla retorcida debierro ó de cris- tal; una punta de esta varilla penetraba en el inte- rior de la cubeta, y la otra servia para que el pa- ciente se la aplicase en la parte enferma del cuerpo; conviene observar que, como los magnetizados for~ maban varios círculos concéntricos, las varillas me- dían más ó ménos longitud para que todo el mundo pudiese aspirar el flúido necesario en aquel receptá- culo de vida. Los primeros momento•. - Asistamos á una es- cena de magnetismo. Doce personas se baIlan senta- das al rededor de la cuheLa circular, con la varilla en la mano, lo que las da basta cierto punto la actitud conocida del pescador de caña. Exceptuando á los pacientes dotados de una extremada sensibilidad nerviosa y cuya imaginacion excitada por la apren- sion ó la esperanza puede producirles imperceptibles sensaciones, nada se nota durante los primeros mo- mentos, y la generalidad de las fisonomías respiran un fastidio real, causado por la fijeza de sus ojos y el impuesto silencio. La cuerda con.lnetora. - Pero, va á animarse la escena. Un ayudante deslía una larga cuerda que sale de la cubeta y la pasa al rededor del cuerpo de cada enfermo, sin apretar empero, para que reine una perfecta comunicacion en U'e el:o :;, y las dos
  • 34. MAGNETISMO. puntas, sumergidas en la cubeta, establecen la cir- culacion conlínua del precioso flúido que impreg'na á los pacientes á su pasaje. « Entónces, dice el mar- )J qués de Puységur, no hay imaginacion posible; » por más que se decida en pro ó en contra, no » puede impedir que se produzca la electricidad ani- » mal, como no es posible impedir á la electricidad )) artificial que se despar-rame por un cuerpo cuales- » quiera. » Sensaeiones singulares. - Una vez pl'epal'ada, y cargada de flúido animal, la cubeta no tarda en ope- rar. De la anterior monotonía, los asistentes pasan á una animacion peculiar que llega en breve á un deli- rio extravagante, sobr!'l todo en las mujeres, más sensibles por naturaleza. Resuenan carcajadas que nada tienen de humano, sollozos, suspiros y ayes de dolor; aquí se ven mujeres desfallecidas, con los labios entreabiertos y los ojos ext.raviados; otras, más allá, echadas hácia alras y sacudidas por movimien- tos violentos, ó conservando una rigidez espasmódica. La eseenadiabóliea. - Cuando la escena ha to- mado este desordenado aspecto, )lesmer, el majes- tuoso pontífice, se presenta ricamente vestido; alta su hermosa frente y armado con una varilla de hierro, recorre los grupos regularizando la inten- sidad de la corriente magnética, tocando á este para acrecentar la penetracion, á esotro para producir un efecto contráriu, mirando á alguna noble dama recli- . nada hácia alras, inmóvil, con la vista fija. Y aquel hombre sereno, pero con los ojos lucientes de inspi- racion, rodeado de los agilados enfermos, hace pensar en un santo acosado por un círculo de demonios.
  • 35. ~IESMER y EL MESMRISMO. 23
  • 36. 24 MAGNETISMO. La música compasha. - Los SOCOr1'OS que recibian los convulsionarios jansenistas eran terribles golpes asestados con barras de hiena, pero la humanidad de Mesmer, auxilia á sus pacientes con los suaves acordesde un instrumento, apénas conocido entónces y que él habia importado de Viena: la armónica. Los sonidos melodiosos y patéticos del instrumento em- bargan el alma, aumentando ó templando la accion del flúido; cuando la armónica no era suficiente, la acompañaba un piano. Furores de poseido. - Este drama diabólico ha .llegado á su apogeo: los gemidos son más dolorosos, las lágrimas resbalan en abundancia por las mejillas, corre el sudor por todos los poros, se desmayan unos acometidos por un hipo espantoso, se extremecen otros con nuevas convulsiones, siniestros destellos de júbilo iluminan sus semblantes cubiertos de una letal palidez; tan pronto se besan estos con frené- tico ardor, como se rechazan con invencible repug- nancia; las mujeres toman actitudes violentas entre- gándose á ademanes desordenados é indescriptibles. Las más exaltadas son asidas entónces por Mesmer que las lleva en sus brazos á una habitacion conti- gua. Esta sala, conocida con el nombre de El infierno de las con'fu181ones, no tiene mueble alguno, como la primera. Las paredes están acolcho- nadas y cubierto el entarimado de blandas y tupidas alfombras superpuestas. Las lindas convulsionarias son extendidas por el suelo, y desabrochado el corpiño de sus trajes, aligeradas de las cintas y lazos que pueden molestarlas y acortar la respiracion, se en- tregan sin peligro á sus frenéticos arrebatos; sus
  • 37. MESMER y EL MESMERISMO. miembros y sus cuerpos no hallaban más que paredes vestidas con tapices, un suelo elástico que las protegia al par que apagaba por completo el ruido de sus furiosos movimientos y de sus no ménos furiosas exclamaciones. Un clladro del paraÍso mahometano. - Sólo Mes- mer podia entrar en aquel infierno que era más bien un rincon del paraíso tal como los mahometanos lo sueñan. Aquellas mujeres jóvenes y hermosas, tendi- das por el suelo, deslazadas, palpitantes, con las cabelleras destrenzadas y los turgentes senos descu- biertos, presas de un rapto diabólico de los sentidos, eran sólo presentables á un médico que no más pen- saba en su ciencia y en la curacion de sus enfermos. Ademas, sólo él podía calmar la furibunda crísis cuando la juzgaba suficiente para la cmacion. Efectos ele la reacciono - Pero, ¿ salian curadas de esta crÍsis ? Salian por lo ménos muy abatidas, y bastaba con observar la expresion lánguida de sus rostros. El cfccto más singular de la reaccion era 2
  • 38. MAGNETISMO. que, apénas libertadas del doloroso estado magné- tico, la mayor parte de las delicadas damas, insa- ciables de flúido, suplicaban volver á caer en él de nuevo, prefiriendo á la cura el sistema de curacion. y segun la confesion de las señoras reputadas por su honradez y veracidad, era cosa imposible que la mag- netizada no experimentase un sentimiento de tierna gratitud y aun de vivo cariño por su magnetizador. Semejantes declaraciones abrian un esplendido por- venir ante el magnetismo animal. CAPÍTULO V Procedimiento para los adeptos.- - ¿ Debe su- ponerse por lo que en el capítulo precedente queda consignado que todos los hombres ó mujeres some- tidos á este sistema curativo experimentaban tan violentas sensaciones? No ; únicamente los iniciados, muy sensibles al flúido, las experimentaban. Para los adeptos, era necesario que Mesmer los sometiese individualmente á los pases magnéticos, para activar así la trasmision del flúido. Se manifestaba esta con bostezos prolongados, carcajadas nerviosas, pero principalmente con emociones y agitaciones del estómago, de buen agüero para el resultado .>{fe la cura. Conviene decir que, para producir mas fúcil- mente este último fenómeno, l1esmer administraba desde un principio á sus enfermos una dósis de agua magnetizada y adicionada con un ligero laxante. No hay efeclo s~n causa. - Empero, el éxito del
  • 39. MESMER y EL MESMERISMO. 27 magnetismo no pudo. acentuarse de tal modo sino basándose en curas verdaderamente extraordinarias, y nos parece oportuno citar las dos siguientes, entre las que fundaron de un modo definitivo la reputa· cion de Mesmer. Court .le Gebeli... - El sabio así llamado, autor . del « Mundo primitivo, » gastado por cuarenta años de un trabajo incesante y de prolongadas vigilias" estaba hidrópico, con una pierna inflada hasta lo sumo, y casi seca la otra. Como la medicina se habia declarado impotente, varios amigos le aconsejaron viese á Mesmer y este se trasladó á su casa. « Tenéis la pierna muy inflada, le dijo Mesmer. - Cosa es naturalísima, replicó el enfermo, pues hace cinco años que no salgo de la cama. - Es una explicacion, dijo Mesmer; pero, ¿ por qué no se seca la otra? Á buen seguro no pueden atribuirse !i la cama dos
  • 40. 28 MAGNETISMO. efectos tan encontrados. - Tenéis ruzon, pero ¿ qué es? en ese caso; ¿lo sabéis vos? - Son obstrucciones que se oponen al curso normal de los jugos alimen- ticios y de los ~umores. » Relacion del paciente. - Mesmer ofreció su sis- tema curativo que Gebelin no aceptó. Pero, al dia siguiente, uno de sus amigos le vistió,.le metió en · una carretilla, no siendo posible llevarle en coche, le condujo á casa de Mesmer y le sentó en la cubeta maravillosa. Ningun efecto apreciable se notó en esta primera sesion, pero « al dia siguiente, dice Ge- » belin, con gran sorpresa mia, pude ponerme las » babuchas, y los dolores desaparecieron al cabo de » algunos dias. Al cabo de una quincena mis piés, he- )) lados y encallecidos hacía veinte años, se pusieron » templados, húmedos, cayeron las callosidades y » me encontré con los piés de un jóven. Proclamo )) pues sublime la teoría del gran Mesmer y le estoy » profundamente agradecido. » Un entusiasta. - Este anciano exánime, que el magnetismo habia rejuvenecido, hizo tales elogios del nuevo sistema en sus publicaciones, cobró tal entusiasmo y se convirtió en tan rabioso partidario, que hablaba con la mayor sangre fria de exterminar á toda la raza de médicos y boticarios que tan sólo sabian, segun él, matar ú la gente. Un epigrama gracioso . - Tanto por el hecho en sí mismo como por la posicion que el arrogante sabio ocupaba, esta cura metió mucho ruido, y pareció destinada á imponer silencio á los enemigos del arte magnética. Sucedió empero que poco tiempo despues M. Court de Gebelin sucumbió á sus muchos
  • 41. MESMER y EL MESM ERISMO, 29 años, y un diario antimagnélico aprovechó de la circunstancia para publicar un artículo que llevaba por título este gracioso epigrama: M. COURT DE GE- BELIN ACABA DE MORIR, CURADO pon EL MAGNETISMO ANIMAL, El pa.lre Henier, - La otra cura, fué la del fogoso Padre Hervier, predicador agustino de gran talento, que Mesmer curó radicalmente, y fué desde entónces uno de sus discípulos practicantes y ún apóstol de la nueva ciencia, pues habiendo sido llamado á Burdeos para predicar la cuaresma, anunció la buena nueva revelada por el Mesías del magnetismo animal. Merece r,onsignarse el hecho singular que á este célebre fraile acaeció en la misma ciudad, Una ig'lesia pr.'},ara.l", - Un diil que predicaba sobre la condenacion eterna, arrebatado por el 2,
  • 42. 30 MAGNETISMO. asunto, sus inflamados ojos, sus ademanes fascina- dores, habian pl'eparado la iglesia entera, desde las pilas del agua bendita hasta los macizos candeleros de plata. La asistencia se sen tia penetrada de una extraña excitacion, y se hallaba" puede decirse, en completa relacion con el predicador. Las jóvenes de- votas de la ciudad se identificaban hasta tal punto con el fraile que derramaban abundantes lágrimas y tenian tentaciones de revolcarse por las baldosas del templo. • Un milagro magnético. -- En el momento en que el Padre Hervier pintaba los horrores espantosos del infierno, una jóven que estaba sentada en el banco de la nobleza, se desmayó y fué en breve presa de violentas convulsiones. El auditorio huyó de la infeliz, aterrorizado: pero el predicador, [interrum- piendo su sermon, bajó del púlpito, se dirigió á la jóven y con gran gravedad le administró varios pases. De pronto, las convulsiones cesaron y una expresion de dulce gratitud se pintó en el ha poco contraido 'rostro de la d0ncella. . , El santo de Burdeos. ~ Las mujeres se precipi- taroná los piés del PadreJHervier, besando su sayal, llamándole santo; él, como un hombre de talento, subió tranqtlilamente al púlpito, y tomando por tema el milagro operado, habló de Jesucristo que, coI,llo él, curaba á los enfermos sólo con la imposicion de las manos. CAPíTULO VI Preparacion dc la materia. - Por el hecho del
  • 43. MESMER y EL MESMERISMO. 31 predicador agustino, y conforme lo habia explicado Mesmer anteriormente, vemos que no sólo se ejerce el magnetismo sobre los séres animados, sino que los séres inanimados, la materia, puede sel' impreg- nada de flúido, conservarlo, y operar peregrinos efectos. Ademas, el flúido dirigido por la voluntad .surtia efecto á distancia, como lo probó Mesmer con múltiples experiencias, dejando atónitos á sus discí- pulos. Prueba á tUstancia. - « Un dia, dice Thouret, )) hallándose Mesmer cerca del gran estanque de » Meudon con dos gentiles hombres de la corte, les » propuso pasasen alternativamente á la orillaopuesla » y metiesen sus bastones en el agua, miénlras él » meteria el suyo tambienj á semejante distancia, » qué es considerable, uno de los caballeros sintió » un ataque de asma, y el olro un vivo dolor de en- » trañas del que padecia. Otras personas no pudie- » ron soportar la experiencia sin desmayarse. )} ObetUeneia pasha. - « Paseando olro dia Mes- )} mer por un bosque próximo á Orleans, cuenta el » mismo autor, una señorila corrió en seguimiento )) suyo, para solaz del ánimo; pero, de pronto, )} Mesmer se paró en su fuga, se volvió con rapidez )) y presentándola su baston la ordenó que no fuese 11 más allá; al momento se doblaron las rodillas de 11 la jóven y cayó de costado, llevándose la diestra 11 ;Í .lá frente. » El árbol eneantado. - Thouret va á darnos cuenla de otró fenómeno no ménos curioso y convincente ~ « Una tarde, dice, Mesmer pl'epal'Ó un árbol en el )1 jardin de monseñor el príncipe de Soubise. Al to-
  • 44. 32 MAGNETISMO. » carla, la marquesa ele M'" y MIles de R'" y L'" » . cayeron sin sentido. La duquesa de C'" s.e asió » al árbol sin que consiguiese soltarlo. El conde de » M'" tuvo que sentarse en un banco, pues sus pier'- » nas se n'egaban ti soslenel'le. No recuerdo muy J) bien lo que experimentó M. Aug''', hombre de un » vigor singular, pero rué terrible. Mesmer llamó en- » tónces á su ayudante para quitar los cuerpos mag-
  • 45. MESMER y EL , MESMEfl]SMO. 33 » netizados j pero, este, aunque acostumbrado á .» hacerlo, no llegó á logl'arlo en esta ocasion. » Hubo que ésperar mucho tiempo para que los » convidados pudiesen volverse ásus casas.» Primer fenómeno de sOllambulismo. - La histo- ria de Margarita ofrece el primer fenómeno de so- nambulismo, que parece pasó desapercibido para Mesmer, ó por lo ménos no le atribuyó la importan- cia que tenía. Esta jóven, que contaba trece años de edad, estaba al servicio de Mesmer, y el magnetismo 'animalIa arrojaba en un estado de letargo durante el cual obraba como los sonámbulos naturales j se vestia, andaba, desempeñaba sus quehaceres; cuando se la presentaba una varilla magnetizada se lanzaba sobre ella para cogerla, y de este modo Mes- mer la llevaba en pos de sí, como el hierro corre tras el iman, como corria el caballo de la leyenda en pos del asesino de su amo. Uagnetizaeion de la lUlla. - Un dia, Margarita cayó por tierra con su crísis delante de un I'eloj, y Mesmer confió á sus discípulos que aquel reloj ha- bia sido p1'epm'ado por él algunas horas ;lntes. Y, segun dic.en, habria añadido en esta ocasion que, su potencia magnética era tal, que se comprometia á magnetiza1' la luna. La exageraeioll de los diseipulos. - Estas pala- bras del maestro debian necesariamente excitar á sus discípulos y llevarles á la exageracion j con el cerebro alimentado de continuo por tan maravillo- sos hechos, hubo uno que concibió y propuso con la mayor seriedad un proyecto de todo punto irrea- lizable, es cierto, pero que era.
  • 46. 34 MAGNETISMO. Un prodigioso proyecto. - Partiendo del principio de Mesmer que no era más difícil magnetizar un bosque entero que un solo árbol, y un rio que un vaso de agua, el discípulo quiso que todo París pu- diese disfrutar de los beneficios del magnetismo. Para conseguir este resultado habia que magnetizar los grandes depósitos de agua de la montaña de Chaillot que distribuian las aguas del Sena en París. Las cubetas de Chaillot, ¡ soberano receptáculo! En todas las moradas debian establecerse gabinetes de salud muy semejantes á los de las casas de baños. y al par de este magnetismo acuoso, se establecería un magnetismo aéreo cuya cubeta central se coloca- ria en la iglesia Santa Genoveva, hoy dia el Pan- teon. Este medio ingenioso, pero tan costoso como irrealizable, debia permitir la magnetizacion de todo París.
  • 47. MESMER y EL MESMERISMO. 3::; Pero, no todos los discípulos de Mesmer dieron en tan bizarras concepciones y fuerza es hablar de uno de ellos estrechamente ligado á la historia del mag- netismo. CAPíTULO VII El doctor Desloo. - Cárlos Deslon, médico ordi- nario del conde de Al'tois, y miembro de la Acade- mia Real de Medicina, fué un discípulo ardiente y luego un rival afortunado del doctor aleman.Aso- ciado sin beneficios á Mesmer, Deslon rompió la asociacion y abrió por cuenta propia y propio es-. fuerzo, lo que llamaron. El oue''o edeo magnético. - Era, en efecto, un verdadero eden, alfombrado con césped, refrescado por surtidores que vertian sus cristalin¡ts, aguas en- tre aromáticas flores y arbustos de las isla~. Un buen profesor ejecutaba en el piano melodías escogidas, y durante las crísis, una orquesta invisible, que ocul- taba un velo de verdura, tocaba sinfonías adecuadas, ora plácidas comO. el albor primaveral, ora graves como la fisonomía delicada y severa del operador; y cuando esto no bastaba, una voz humana fresca y .de timbre argentino, se elevaba entre el follaje exci- tando las emoci0nes voluptuosas en la? fibras más rebeldes. L05 enfermos no resistian á tan embriaga- doras seducciones, preparadas con la comprension hábil y artística del pueblo feances por todo lo bello y sorprendente, y creian oir una música de ángeles, que muchos aseguraban ver.
  • 48. 36 MAGNETISMO. La, propagac;oll . - Por más que Deslon afirmase conocer á fondo la ciencia magnética y profesase las 27 proposIcIOnes de lVIesmel·, aplicando como este el flúido universal , - ·}v¡:~ TOV y.óc-fl.';u, spiritus mundi,
  • 49. MESMER y EL MESMERISMO. 3i segun el calificativo del doctor aleman, - Mesmel', furioso de la competencia por razones materiales que más adelante explicaremos, negaba la ciencia de Deslon y declaraba que se reducia, buena y simple- mente, á un simulacro de su modo de operar.. Pero, como la competencia era amenazadora, Mesmer accedió á lo que hasta entónces se habia negado, y abl'ió un curso de magnetismo á razon de cien luises, sean dos mil francos. El templo del magnetismo. - Para llevar á cabo este proyecto y luchar contra el magnífico local de Deslon, Mesmer abr.ió el templo del magnetismo en la calle Coq-Héron. Este templo afectaba la forma de las logias masón.icas; era su -emblema un aILar ardienle; representaba el techo un cielo est¡'ellado en el que irradiaba la luna llena, y en el fondo, en un medallon gigantesco se leia la divisa de la órden masónica y del magnetismo animal: Omnia in pen- dere el mensura. Juicio de las señoras. - En este templo habia siempre p1'eparadas cuatro ó cinco cubetas, una dé ellas grátis para los pobl'es, y la sala denominada « infiel'llo de las convulsiones» que, segun el juicio de las damas de la corte, deberia haber llevado, al contrário, esta leyenda en letras de oro: « Fon- tanar de la felicidad terrena )Ji nombre que, si largo y ditirámbico, explicaba las dulces emociones que experimentaban, Deslon, mas avisado que Mes- mer, y la memoria de la Academia lo probó, no admitia este « salan de crísis. » En su casa, todo pa- saba á la vista del público con lo que no daba pábulo á la malignidad, ni <Í las suposiciones aventuradas. 3
  • 50. 38 MAGNETISMO. La sociedall de la armouia. - Una vez abierta la escuela mesmeriana, recibió el título de « Sociedad de la armonía, )) y los discípulos afluyeron á pesar del precio relativamente elevado, sobre todo en aquella época. París, que tan mudable es en sus gus- tos y simpatías, seguia entusiasmado con el magne- Msmo,y Deslon aviva aun el fuego, consiguiendo formarse un numeroso grupo de adeptos que esta- ban dispuestos á venir á las manos con los discípulos de Mesmer, como los gluckistas y los piccinistas en el terreno musical. La facultad y el mesmerismo. - Empero, la facul- tad de medicina continuaba sus ataques contra Mes- mer, que declaró no queria soportar más á la turba académica, - tal es su expresion textual, - pues le condenaba sin oírle, y anunció que iba á suspender su curso y á alejarse de Francia. Tan luego se supo esta determinacion súbita, sus alumnos pusieron en juego todos los medios imaginables para detenerle, y los gentiles hombres de la corte dirigieron al gobierno una larga súplica en la que pedian justicia para Mes- mer, reclama,ndo una comision científica que estu- diase el magnetismo, oyese al renovador y pudiese decidirse, á lo ménos, con conocimiento de causa. Proposicion ministerial. - Al mismo tiempo, Mesmer habia dirigido á Maurepas una especie de ultimátum, y otro ministro del rey, el baron de Bre- teuil fué á visitarle y le ofreció una renta de 20,000 libras y 1.0,000 francos anuales de sueldo, si consentia en abrir una clínica de magnetismo, ini- ciando en su ciencia á tres personas que designase el gobierno. Mesmer no aceptó, pareci~ndole mez'-
  • 51. MESMER y EL MESMERISMO. 39 quino el ofrecimiento, y partió para las aguas de Spa con varios de sus enfermos entre los cuales figuraba Bergasse. Era dejar el campo libre á su rival. La comision académica. - En erecto, Deslon di- rigió una Súplica al parlamento, en 25 de octubre de f784, para obtenel" un exámen imparcial del magnetismo animal; y esto, unido á la súplica da los gentiles hombres, á las reuniones de la sociedad de la armonía cuyos miembros se dividian en tres secciones : asociados iniciados, asociados corres- ponsales y asociados discípulos, decidieron al go- bierno á hacer examinar las nuevas doctrinas por una comision de cuatro médicos, que fueron, Dar- cet, Guillotin, Majault y Sallin, y de cinco miem- bros de la Academia de Ciencias : Bailly, de Bory, Franklin, Lavoisier y Leroi. Primero. experimentos. - El hecho sorpren- dente fué que la comision se dirigió á Deslon en vez de asistir á las experiencias de Mesmer, el autor pri- mitivo del magnetismo, ó por mejor decir, de su aplicacion, lo que, como era natural, hirió profunda- mente á Mesmer y exasperó á sus adeptos. La co- mision estudió las crísis, y presenció várias pruebas que, segun parece, dieron un resultado poco con- cluyente. Se les reservó una cubeta especial y los cinco miembros se hicieron magnetizar, no expe- rimentando, segun su declaracion, sensacion alguna que pudiese convencerlos de la existencia del famoso flúido. Sen8ibilldad á di8tancia. - Acabaron por pro- poner á Deslon una experiencia que este aceptó. Para llevada á cabo, se trasladaron al jardin de la
  • 52. -tO MAGNETISMO . casa de Francklin, en Passy, donde Deslon magne- tizó uno de los árboles. Un jóven elegido por él se prestó á que le vendasen los ojos, y así le llevaron á cuatro árboles en los que apoyó los labios segun .se habia convenido. En el primer árbol, á veintisiete piés del magnetizado, el jóven comenzó á sudar co- piosamente, al tercero aumenló su sudor, sintió vivos dolores, y al tocar el cuarto (á veinticuatl'o piés del magnetizado) , cayó desmayado , adqui- riendo sus miembros una rigidez espasmódica. CAPÍTULO VIII Fallo de la comision o- La cOl1lision declaró saber
  • 53. MESMER y EL MESMERISMO. 41 á que ahmerse y se decidió por la no existencia del flúido magnético, certificando que sólo la imaginacion y la imitacion producian los efectos llamados magné- ticos, que podian ocasionar á la larga resultados en- fadosos para el sistema nervioso; en fin, que la ima- ginacion sin magnetismo podia causar convul- siones, y que el magnetismo sin imaginacion no podia causar cosa alguna. Al mismo tiempo de emitir este fallo, la comision envió particularmente · á Luis XVI una IIlemoria eecreta, que publicó en el Conserva- dOI' Francisco de Neufchil.teau y vamos á extracta!' en seguida. La comision habia observado que habia siempre en crisis más mujeres que hombres, hecho natural, pues los nervios mas movibles de la mujer, su imaginacion más viva y más pronta á exaltarse bajo la influencia del tacto, la predisponian á ello. Al tocar un punto cualquiera del cuerpo de una mu- jer, puede decirse que se la toca por todas partes, como las cuerdas sonoras y tendidas al unísono, que vibran en conjunto sólo con pellizcar una de ellas. y así, por la simpatía del organismo, una mujer en crísis puede hacer caer en ella á otras várias mu- jeres. Accion recíproca de la materia. - Conviene re- cordar y no olvidar, que los magnetizadores son hombres, y que la mujer no pierde su sexo cual- quiera sea la enfermedad que padezca; sin contar que las damas que acuden á las cubetas mágicas van sólo llevadas por la curiosidad, y, las más en- fermas, sufren apénas de ligeras indisposiciones que no las priban de su frescura, de sus fuerzas, ni sobre
  • 54. 42 MAGNETISMO. todo, de la total integridad de sus sentidos. Sus encantos causan impresion sobre el médico y su salud las permite sentir la influencia varonil de este, y por consiguiente el peligro es efectivo y recíproco. La inftuencia del contacto. - La proximidad con- tinuada, el roce y el tocamiento inevitable, el calor individual comunicado, los ojos fijos y confundiendo sus miradas : tales son los medios preparados por la naturaleza. para operar la trasmision de las sensaciones. El magnetizador 'tiene, generalmente, las rodillas de la mujer entre las suyas y la parte inferior de sus cuerpos están por lo tanto en contacto; la mano izquierda del operador se apoya en los hi- pocondrios y aun más abajo, ejerciéndose así el tacto en una infinidad de puntos, y particular- mente, á pro~imidad de las partes más sensibles del cuerpo. Como la mano derecha del operador pasa detras de la espalda de la paciente, el movimiento natural es la posicion inclinada hácia adelante que favorece el doble contacto, y la intimidad de los cuerpos, si así puede decirse, estan grande como cabe. A.traeeioll de los sexos. - Los dos rostros casi se tocan, se respira mutuamente el aliento, divídense todas las impresiones físicas, y la recíproca atraccion de los sexos se produce fatalmente. No es extraordi- nario sino natural que los sentidos se inflamen, que la imaginacion se lance en ensueños voluptuo- sos, llevando al organismo un desórden que las mujeres no se explican, no pudiendo darse clara cuenta de lo que experimentan; unas creen que las brujas las arrebatan por los aires, otras ven caras espantosas y sobrenaturales.
  • 55. MESMER y EL MESMERISMO. 43 Descripcion de la crísis. - La fisonomía se en- ciende gradualmente, relucen los ojos como ascuas, señal inequívoca del ansia inmoderada de los de- leites carna!es ; baja la mujer la cabeza y se)lel"a las
  • 56. MAGNETISMO. manos á las sienes, movimiento inconsciente del fe- menino pudor; llt pupila se turba, humedécense los párpados que medio se cierran con languidez, la respiracion es penosa y entrecortada, y las convul- ' siones acaban por agitar los miembros y todo el cu,erpo con bruscas y precipitadas sacudidas. Á esta convulsion, que, es el término más arrobador de lfis emociones en las mujeres de una sensibilidad per{ecta, sigue el al>atimiento y una especie de soñolencia, reposo indispensable y merecido de los sentidos. La r~accion explicada. - Fácil es comprender que nada de penoso ofrece este estado, y la prueba es q~e no produce ninguna repugnancia su recuerdo; al contrário, la reaccion inspira nuevos deseos de so- mete,rsl) á su potencia, y como las emociones experi- mentadas son el gérmen de las afe~ciones y cariñosas simpatías, la reaccion será siempre más fuerte en las mujeres, miéntras sean los hombres los únicos que magneticen. ,J!;fecto desmoralizlI:llor del magnetismo. - Di- gamos que hay empero muchas mujeres que no han sentido estos efectos, y otras que han ignorado la causa, con tanto rpás rrwtivo euanta mayor era su honradez. Y de lo úntes expuesto resulta que el sis- tema,magnético es peligroso para la moralidad pú- blic,a, pues excita las emociones dulces y provoca deseo~" ardientes que, pagados por la naturaleza, pueden corrómper 'la's costumbres yla salud de las mujeres débiles incapaces de resistir el magnetismo. Pregunta del teniente de policía. - Habiendo preguntado el teniente de policía á M. Deslon, si
  • 57. MESMER y EL MESMER~MO. 3. ..~
  • 58. MAGNETISMO. pensaba fuese fácil abusar de una mujer magne- tizada, M. Deslon respondió afirmativamente,. pero demostró que en su casa no habia sala secreta al- guna y que la decencia estaba observada. Pero no por esto dejaba de existir el peligro, y la posibilidad para el médico de abusar de su enferma. Las ocasio- nes son contínuas y es una temeridad responder de sí ; sería preciso suponerle una virtud sobrehumana para resistir á las mutuas excitaciones de los senti- dos, en presencia de mujeres, por lo general, jÓ- venes y bonitas y ardiendo en deseos sexuales. - Esta parte de la memoria nos parece inconsiderada, por lo ménos; un médico tiene siempre suficiente contacto con sus clientes para inflamarse (si es in- flamable), sin necesidad del magnetismo, y posee tambien nU!'llerosos medios para poder abusar de ella. No queremos más prueba que la del dentista con- denado hace meses por ha'ber violentado á una jóven usando de cloroformo. Pero nunca ha recibido la Fa- cultad peor insulto que el que así misma se inferia aquí, suponiendo á sus miembros capaces de seme- j antes villanías. Conelu81on 8ingular. - La comision concluia, diciendo que, fuera cual fuese el misterio del mag- , netismo de M. Mesmer, no debia ser más real que el de M. Deslon, y que los procedimientos del uno, no eran ni más útiles ni ménos peligrosos que los del otro. ' CAPíTULO IX Triunfo deei8ho. - El rigor de esta memoria que, redactada por Bailly, era una obra maestra y se
  • 59. MESMER y EL ~fESMERISMO. 47 distribuyó al público en número de ochenta mil ejemplares, por cuidado de la Facultad de Medicina, habria podido hacer creer que el magnetismo iba á quedar anonadado con golpe tan contundente. Fué empero todo lo contrário; el arma, destinada á herirlo de muerte se revolvió contra sus enemigos, y el público acusó á la Facultad de parcialidad y mal disimulado encono. Las dudas Ile un prodllciano. - M. Servan, pro- curador general, dió á luz sus « Dudas de un pro- vinciano, » en defensa de los magnetistas, compa- rando á Mesmer perseguido CDn Sócrates y M. de la Chalotais, dos genios negados por sus contempo- ráneos; y despues de censurar á la comision, prin- cipalmente por haber ido á buscar la prueba de la existencia del flúido magnético á casa de Deslon, en vez de ir á casa de Mesmer, el primer inventor, añadia : « Hay hombres acostumbrados á reflexio- nar sin reirse y otros que sólo desean reirse sin re- flexionar. » La pulla era clara y cruel. . Contra-memoria .le 11 .•1e Jussieu. - Pero el ataque principal contra el fallo de la comision fué la contra-memoria publicada un mes despues por M. de Jussieu, miembro de la comision que se habia negado á firmar con sus cólegas. Declaraba que no habia reconocido de una manera posi- tiva la realidad del flúido animal, pero que es- taba tambien persuadido de que el contacto, las fricciones, la imaginacion y la imitacion no eran suficientes para producir los fenómenos extraor- dinarios que habia presenciado en casa de Deslon. Desaprobaba el plan de exámen adoptado por la-
  • 60. 48 MAGNETISMO. comlslOn y añadia: «( ¿ Cuál es el principio que así se insinúa en los cuerpos? El roce y el con- tacto producen el calor. ¿ Sería este calor el flúido cuya existencia se debate tanto? )) Y Jussieu se de- cidia por la afirmativa. Nue'Va informacioll. - La Sociedad Real de Me- dicina, conmovida por este hecho, abrió una nueva y colosal informacion en toda la Europa científica. Llegaron memorias de Malta, de TUl'in, de Lóndres, de Amsterdam, de América, y de todas las corpo- raciones científicas de Francia. El resultado se con- signó en una memoria que red-actó Thouret y fué presentada al ministro el 15 de diciembre de 1784. Consideradas las prevenciones y los odios que la habian dictado, no podia concluir sino negando ro- tunda y formalmente la existencia del flúido mag- nético. La facultad 'Vencida. - Esta memoria univer- sal causó la derrota completa de la Facultad. Los nuevos. adep.tos al magnetismo se contaron á cen- enares, pues, sea dicho en honor del gobierno de la época, no se impidieron sus prácticas, y Mesmer recibió de sus discípulos, gracias á la suscripcion abierta por Bergasse, una suma de 340,000 libras (algo más de un millon de nuestra moneda), en recompensa de los servicios que habia prestado á la humanidad. Entre los más ardientes partidarios figuraban d'Eprémenil y La Fayette, que igual ardOI" debian manifestar en bl'eve en el terreno revolu- cionario_ Curiosidad literaria. - Entre tanto, una parte del público parisiense se distraia con las encarni-
  • 61. MESMER y EL MESMERISMO. 40 zadas controversias de los magnetislas y los anti- magnetistas. Los epigramas llovian como granizo, pues el ingenio no pierde nunca en Franeia sus derechos, y como imparciales historiadores debe- mos, á título de curiosidad, dar aquí un modelo de esta literatura contra el magnetismo: DÉCIMA. Han resuelto los del arte Que el famoso magnp-tismo, No es mas que charlatanismo, y puede ir con su estandarte y la música, á otra parte. Tras este fallo legal, Si hay algun original Que en su delirio persista, Decidle con lengua lista: Cree al magnetismo ...¡animal! IO'l'oeaeioD á la posteridat1. - Los magnetistas res- pondian con igual ardor pero con más seriedad. « Los adversarios del magnetismo animal, escribia " uno de ellos, deben consagrarse á la execracion de )) los siglos y al soberano y vengador desprecio de » la posteridad. » CAPíTULO X La debilidad de Mellmer. - No ha habido grande hombre completamente perfecto, y Mesmer poseia una debilidad inmensa, que debia perderle en el ánimo de sus más íntimos amigos: 'era la aficion
  • 62. 50 MAGNETISMO. al oro, aficion que con los años rayó en la má~ extrema avaricia. La liquidacion de la (( Sociedad de la Armonía, )) que provocó él mismo, deseando re- tirarse á la vida privada, sus exigencias excesivas y repugnantes por lo mezquinas, le enajenaron la simpatía pública. Un astro cai.lo. - Despues de animadas contro- versias, Mesmer se persuadió más y müs de que su
  • 63. MESMER y EL MESMERISMO. 5 estrella se habia eclipsado, y esto le confirmó en su idea de alejarse de Francia. Un dia manifestó su resolucion y contrariamente á su esperanza, el consejo aceptó su dimision con la mayor frialdad y por unanimidad de votos. Se llevó con prontitud la liquidacion de su cuenta, portándose el consejo con . la más meritoria dignidad, y entregó á Mesmer una fortuna que debia permitirle vivir como un príncipe en lo sucesivo. Fin mi8erable. - Mesmer hizo sus preparativos de marcha y salió de París en :1785, solo, sin una mano que le estrechase la suya, sin una sonrisa que le augurase felicidad en sus viajes, denigrado y zaherido por sus mismos adeptos, indignados de la pohreza de sentimientos de que diera nume- rosas pruebas en la liquidacion de su cuenta. Su fin en Francia fué tan miserable como brillante habia sido la acogida que recibiera. Y las dos manifestacio- nes fueron comprensibles y lógicas, sin que sea posible acusar de ingratitud á sus fervientes discí- pulos. El Venclimiador aéreo. - El dia de su partida se lanzó un globo que titularon el (( Vendimiador JI; llevaba pintada una figUl'a alegórica con una especie de cubet~ en la cabeza y tenía debajo esta leyenda que no puede traducirse con su doble y epigramático sentido : « Adieu, baquet, vendllnges sont raítes. » Tal fué el fin de la carrera de este hombre extraordinario, del innovador de una cien- cia que producirá, en el porvenir, una revolucion total de la humanidad. La experiencia ele Enrique de Pru8ia. - Ade-
  • 64. 52 MAGNETISMO. mas, sus facultades magnéticas habian disminuido, sin duda alguna, pues várias experiencias qlle hizo durante sus viajes no dieron resultado. Habiendo sido llamado por el príncipe Enrique de Prusia, hermano del gran Federico, no pudo producir en él ninguna sensacion apreciable; y su humillacion fué tanto mayor cuanto que, en el mismo momento, sus discípulos de Lyon hacian horripilar á un caballo enfermo y descarnado que apénas podia tenerse de pié. El Terror. - Hizo un viaje á Lóndres en el que no parece haberse ocupado de magnetismo; volvió á París cuando se desencadenaba el Terror, como simple viajero y murió poco despues, rieo y olvi- dado, en su ciudad natal.
  • 65. MESMER y EL MESMERI!;MO. 53 Época de calma. - Los memorables aconteci- mientos de la Revolucion francesa que conmovian al mundo; luego, el Imperio que tantas veces modi- ficó el mapa de Europa con sus batallas y sus victo- rias, no permitian ocuparge más que de guerra y de política. Aquella época de agitacion y de trastornos rué la época de calma para el magnetismo, que per- maneció estacionario hasta la Reslauracion. FIN D!i LA PRIMERA PARTE.
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  • 68.
  • 69. SEGUNDA PARTE SONAMBULISMO CAPiTULO PRIMERO Un nombre ratliante. - El nombre de Puységur es el más radiante en la historia del magnetismo, tal vez sin exceptuar el de Mesmer, pues la innova- cion del médico alemanno habia producido más que crisis como resultado único, .y el hallazgo (no es posible decir sino impropiamente el descubrimiento), el hallazgo del sonambulismo artificial iba á causar una revolucion completa en el magnetismo animal. Procedimientos nuevolI. - Todos los utensilios de Mesmer iban á desaparecer; la cubeta, la deliciosa . y terrible sala del « Infierno de las convulsiones», las pociones laxantes que las señoras tomaban con repugnancia quedarian sólo como recuerdo. Los nuevos procedimientos que debian prod'ucir tnntos ó m,ís sorprendentc~ efectos, se reduciri.m :í
  • 70. MAGNETISMO. simples pases á distancia, á la potencia de la mirada y de la voluntad. En vez de las espantosas convul- siones, un sueño sereno que prestaria á las faculta- des intelectuales una extension increíble. El alma rompe sus lazos. - El estado sonámbulo permitiria al alma romper sus lazos carnales, sin de- jar de conservar su individualidad; entraria en rela- ciones directas con el magnetizador, y obedeceria con absoluta confianza á su ademan, á su voluntad, per- maneciendo el cuerpo insensible; en una palabra, el magnetismo que habia sido hasta entónces material por el contacto y por las manifestaciones, iba á ser verdaderamente espiritual y á convertirse en un sexto sentido de la naturaleza humana que no conoc.eria obstáculos de distancia ni densidad. Detalles biográficos. - Tanto el marqués de Puységur como sus dos hermanos, fueron discípulos de Mesmer y se entregaron con ardor á las prácticas magnéticas y á la propaganda de la nueva ciencia, ejemplo que siguió casi toda la oficialidad de la época, entre la que debemos conceder especial men- cion á M. Tardy de Montravel. Un alumno prodigioso. - El más jóven de los Puységur, Chastenet, distinguido oficial de marina, fué incrédulo en un principio, pero habiendo sido ra- dicalmente curado por el magnetismo de una enfer- medad que padecia, cobró fe, y hizo algunas expe- riencias prodigiosas con él mismo é con algunos compañeros, lo que acabó de convencerle de la ' verdad de la nueva ciencia. El Dlagnetismo en Brest. - En Brest fué cons/ll- lado por un médico' que habia apurado todos los re-
  • 71. SONAMBULISMO. 59 cursos de la ciencia para curar á una dama grave- mente enferma, y M. Chastenet de PUySégUl' la salvó despues de una corta medicacion magnética que le permitió observar fenómenos sorprendentes; por desgracia, no los consignó en parte alguna. Desde este instante todo pasó magnéticamente á bordo de la urca del rey, la F¡'ederic-Guillaume que mandaba M. de Puységur. Un blll¡IlC prcparatlo. - Secundado por sus ofi- ciales, todo el buque fué hábilmente p¡'eparado : mástiles, casco, velas y j órcias; los mal'ineros ejecu- taron las maniobras, bajo la influencia de los oficiales con una regularidad pasmosa, y el espasmo magné- tico reemplazo el mareo en los viajeros. Durante una travesía de cuatro meses por el mar del Norte, se inscribieron en el libro de bordo las relaciones de cuantiosas y sorprendentes cnras. Un muerto resucitado. - El conde de Puységul', segundo de los tres herm~nos, se señaló en Bayona
  • 72. 60 MAGNETISMO. por hazañas más brillantes. Un dia que mandaba el ejercicio á su regimiento de Languedoc, uno de los oficiales cayó por tierra con un ataque de sangre al cerebro. El médico del cuerpo acudió y procedió sin obtener resultado, declarando muerto al oficial. En- tónces M. de Puységur hizo formar el cuadro al rededor del cadáver, le magnetizó y los soldados vieron en breve al difunto ponerse de pié. Poco despues, un grupo de sesenta enfermos daba un cer- tificado al conde ·reconociendo deberle la vida y la salud. Ilereell de los PP. Agustinos. - Como el conde de Puységur operaba en uno de los bastiones de la plaza, no teniendo casa suficiente para recibir á sus enfermos, cuando llegó el invierno tuvo que suspen- der su clínica al aire libre; entónces fué cuando los PP. Agustinos, agradecidos por la cura que habia hecho de uno de ellos (el P. Bory, de setenta y cinco años de edad y que tenía medio cuerpo paralizado), le ofrecieron una inmensa sala de su convento, con gran alegría de la poblacion bayonesa. . Un reto noble. - Cuando salió de Bayona, el conde de Puységur formó una lista de sus curas, unida á una memoria detallada, firmada y legalizada por un mé- dico, un cirujano mayor, un farmecéutico y un ciru- jano de la ciudad; ademas, depositó una suma de seiscientos francos, dejándola á la disposicion del que negase los hechos, para subvenir á los gastos que la informacion necesitase. Noble reto de un pecho jóven y henchido de fe que nadie aceptó, pues la suma no fué reclamada. El jefe dI' la familia. ~ Pero al jefe de la familia
  • 73. SONAMBULISMO. 61 en aquella época, Armando María Jacobo de Chaste- net, marqués de Puységur, general y literato, estaba reservado el hallazgo del sonambulismo que, como hemos visto, Mesmor no supo apreciar, é iba á dar al magnetismo un carácter nuevo y un desarrollo inaudito. CAPíTULO II Un filántropo magnético. - El m·ar¡ués.de Pl;lyséc gil!' descendia de una de las familias más aptiguas del Armagnac, pues remontaba á BernardodeChas~ tenet, consejero de Carlos 1I, el Malo, rey deNavél¡rr~, y creado señor en 1.365. Durante la licencia que t~: maba todos los veranos, iba á su posesionde auzancy, cerca de Soissons, y una vez iniciado en las práctio~ de M!)smer, se apresuró á abrir una clínica gratuit¡l en favor de sus arrendatarios, el año de.J.7.84. No t~l1t;l.ó en ser considerado comO'un bienhechor;de la~um1.­ nidad, pues secundaha¡fa: curacion de los in!lXge!l.tes dándoles pan, caldo y'buenas camas. Si 1ad¡a.)3, ,no- bleza de Francia hubiese c'Omprendido así h>s debe- res humanitarios para con los pobres aldeanos, no . habria sufrido luego las terriblesrepresalias del 1.7~i1. , El olmo de Buzancy. - La clientela del marqués de Puységur se elevó á tan crecido número que no pudo dar abasto para curar á todos indi'vidualmente, y recurrió á un olmo secular situado en el centro de la plaza de Buzancy, á cuyo alrededor bailaban los jóvenes del pueblo, los domingos, desde tiempo inmemorial. El márqués lo escogió por auxiliar, lo 4
  • 74. 62 MAGNETISMO. prepar6 convenientemente y .ató al tronco una cue¡'da que unia entre sí á los enfermos colocados en círculo. Las emanaciones saludables. - Los que llegaban tarde y hallaban todos los bancos ocupados, se su- bian en sillas .para poder coger· con la mano las ramas inferiores del olmo y recibir así las saluda- bles emanaciones del flúido. Aquí no habia frené-
  • 75. SONAMBULISMO. 63 ti¡:as convulsiones, y la crísis que, necesariamente se manifestaba, era serena y apacible. Una apreeiaeion 8en8ata. - Las curas obtenidas por el marqués no pueden ponerse en duda, pues hay pruebas irrecusa.bles. La apreciacion más sen- sata es la que hizo M. Cloquet. Un dia que hablán- dose del marqués, oyó pronunciar la palahra : char- latanismo, M. Cloquet, receptor de gabelas, dijo comprenderia que jóvenes ligeros de cascos prepa- rasen, por una vez, una escena supuesta que les procurase risas y ocurrencias. « Pero nunca, decia, me convencerán de que hombres de la corte ricos, honrados, educados por un padre severo, que se hallan en la edad de los placeres, abandonen las seducciones de la corte para venir á encerrarse en sus quintas, y entregarse al fastidio de hacer y decil' cosas de cuya inutilidad y falsía están convencidos. Semejantes · patrañas repugnarian á su naturaleza y á su carácter. ¿ Cuál sería, pues, el móvil ó el interes de sus acciones? 1) Furor por 108 árbole8 preparad08. - Los árboles preparados se pusieron de moda en provincia, como en París la cubeta de Mesmer. El marqués Tissard de Rouvre preparó uno en su quinta de Beaubourg, cerca de la capital, que se convirtió en sosten de infinitas cuerdas y guitas que se extendian por el campo en todas direcciones, y los enfe¡'mos podian asirse á ellas á grandes distancias. Numerosos cria- dos velaban sobre la multitud, y tan luego un;t persona caia en crísis, la llevaban á la quinta de su amo donde era socorrida con la más exquisita solicitud.
  • 76. MAGNETISMO. Las mal'al'illas de Beallbolll'g. - El señor de Beaubourg, rico y compasivo, no tenía que cum-
  • 77. SONAMBULISMO. 65 plir los deberes del servicio militar y podia consa- grarse con más asiduidad que el marqués de Puysé- gur á las curas magnéticas; este árbol fué visitado por elevados personajes del reino, que declararon maravillosas sus curas; pero, el señor de Beaubourg no ha quedado como una individualidad señalada en la historia de la ciencia que trazamos, y sólo ha conservado celebridad el árbol que magnetizó en las « Rocas del lago » y sobre el que una pobre vieja declaró baber visto volar dos ángeles. El indicador de 1l1s enfermedatles. - Entre tanto los ardientes magnetistas, si bien consideraban el magnetismo como suficiente, muy á menudo, para dar á la sangre y á los humores un movimiento saludable ó restablecer las vísceras alteradas, y más particularmente, como el indicador infalible de las enfermedades cuya sede escapa tanto al médico como al enfermo, ménos optimistas que'Mesmer de- claraban que el arte medical debia concurrir al tra- tamiento magnético. Si Mesmer hubiese hecho esta declaracion, es de creer que la memoria de la co- mision académica le habria sido mucho lJIás favo- rable. CAPíTULO III Descubrimiento del sonambulismo. - Acababa de llegar á su quinta de Buzancy cuando M. de Puységur observó el primer fenómeno de sonambu- lismo, en circunstancias que merecen relatarse. Un aldeano iletrado y obtuso, llamado Victor y de vein- 4.
  • 78. 136 MAGNETISMO. titres años de edad, estaba en cama con una pul- monía. El4 de mayo de 1784, el marqués de Puysé- gur fu é á visitarle y.le halló muy enfermo, con fuerte calentura. Le hizo levantar y le magnetizó. ¿ Cuál sería su sorp,'esa cuando, despues de algunos pases á distancia, vió al pacien te dormirse apaciblemente, sin dolor ni convulsiones? Momento .le iJulecision . - Este resultado ines- perado dejó al marqués perplejo. ¿ Qué hacer ? ¿ De-
  • 79. SONAMBULISMO. 67 hia dejar dormir á Victor? pues. conviene observar que no pensaba más que en el sueño natural. Em- pero, deseando producir una crisis que creia indis- pensable para la curacion del enfermo, multiplicó los pases y no tardó en notar que Victor tenía vér- tigos; pero el sueño no le dejaba y, por el contrá- rio, parecia volverse más profundo. La ,"oz .Iel espíritu. -- Vivamente impresionado, el marqués reflexionaba sobre lo que debia hacer en caso tan nuevo y extraordinario, cuando de pronto, fué sacado de sus meditaciones por una voz cIara y bien acentuada que pronunciaba una especie de recapitulacion de los actos de la vida de un hombre. El que hablaba era Vict.or, y Victor que seguia pro- fundamente dormido. . Obediencia á la órden mental. - Habló de su en- fermedad, de sus sufrimientos. Maravillado por este sonambulismo singular, el marqués, inquieto por la salud de Victor, buscaba el medio de disipar de su imaginacion aquellos tristes recuerdos; apénas hubo formulado este deseo, Victor se detuvo y se puso alegre; creia que bailaba en una fiesta, que tiraba á los palomos y ganaba un premio. Cuando el marqués le hablaba, Victor no le oía y seguia el curso de sus ideas, pero obedecia al instante si M. de Puységur formulaba tácitamente su vo. luntad. El sexto sentido.-Elmarqués moduló mentalmente un aire de vals bastanle difícil y que, hin duda al- guna, Victor no c~nocia; sin embargo, el enfermo lo repilió, nola por nola, con graciosas entonaciones. Despues de una hora de esta memorable crísis
  • 80. 68 MAGNEHSMO. M. de Puységur, impresionado por lo que habia visto y habia provocado por el magnetismo, le calmó por efecto de su voluntad y le dejó sumido en un sueño reparador, prometiéndose estudiar aquel fenómeno increíble, que iba á operar una revolucion radical en el magnetismo, tanto en sus prácticas como en sus resultados. Se habia descubierto el sexto sentido de la naturaleza humana. Pérdida .le la memoria. - Al dia siguiente, el marqués de Puységur fué á vis'itar á su enfermo con suma curiosidad; le encontró sensiblemente aliviado y por su declaracion supo que no recordaba nada de lo que entre los dos habia pasado la víspera. El mar- qués quedó convencido pues de que toda accion so- námbula no dejaba huella alguna ni en el ánimo, ni en el cuerpo del paciente y que esta aécion era pura- mente espiritual. Desde este instante pudo entre- veer la importancia de su descubrimiento. Una nota del marqués d~ Puységur. - En lo su- cesivo el marqués lanzaba á Victor en el estado de sonambulismo con la mayor facilidad y entónces, dice: « no es un aldeano grosero y estúpido, que apé- )) nas sabe responder á una frase, es un sér que no )) sé calificar. No tengo necesidad de hablarle, )) pienso delante de él y me oye y me contesta. Si )) entra álguien en el cuarto, le ve si yo quiero, le )) habla, le dice lo que yo deseo que le diga, no )) siempre tal y como le dicto las frases, pero tales » como las exige la verdad. Cuando quiere decir más )) de lo que me parece prudente que sepan, detengo ') su pensamiento, paro sus frases á la mitad de una )) palabra, y cambio por complet.o el curso de sus
  • 81. SONA MBULISMO. 69 1I ideas. En su estado norm al, no se atreveri a y no » sabria darn os las gra cias por los cuidados que le » tributamos Mad. P*" (de Puységur), Milo. de Saint- » James y yo. P ero, tan luego entra en su crísis » magnética, su corazon inundado de gratitud, des- » borda , y no podemos ménos de derramar lágrimas )) de admiracion al escuchar la voz del espíritu expre- )) sarse con tanto tacto y con tanta franqueza. » Un médico con8ultante . - Del mismo modo, Victor, en el estado de sonambulismo, conocia y dictaba á su magnetizador, no tan sólo lo qu e á él mismo le convenia, sino lo que convenia á los otros enferm os, y así servia al marqués de Puységur de médico consultante. El antiguo modismo : « ver con los ojos del alma, » recibia aquí un a aplicacion maravillosa . Curas fenomenales. - El marqués realizó feno-
  • 82. 70 MAGNETISMO. menales curas, y sobre sesenta y dos legalmente confirmadas y operadas en Buzancy! en mayo y junio de 1784, se observaron diez casos de sonambu- lismo determinado. Aun tenía inscriptos trescientos enfermos más el marqués de Puységur, pero la obli- gacion militar le forzó á ir á reunirse con su regi- miento -en Estrasburgo. La Armonia de Estrasbtlrgo. - En esta ciudad, el genor.oso marqués siguió magnetizando y fundó la sociedad de la « Armonía de Estrasburgo », la más numerosa y la más célebre que haya existido en Francia y en Europa. Al mismo tiempo, su hermano el conde Máximo, iniciado en el descubrimiento, creaba en Burdeos la sociedad magnética la Guyenne, que contó sesenta miembros, todos hombres instrui- dos, médicos, consejeros del parlamento, sacerdotes, abogados, etc. Generalizacion pasmosa del magnetismo. - Las principales ciudades de Francia siguieron rápida- mente este ejemplo: Lyon, Nántes, Dijon, Grenoble, Lila, Ruan, Amiens y Arras, etc., organizaron sociedades parecidas. Toda Europa imitó este gran movimiento, y en las capitales, las facultades y las corporaciones científicas acogieron favorablemente la nueva ciencia, al contrário de los sabios consti- tuidos franceses. El magnetismo y el sonambulismo fueron admitidos en San Petersburgo, Lóndres, Ber- lin, Viena, Turin, etc., y se formaron academias, sostenidas por los gobiernos, en las que se enseña- ban las teorías de Mesmer y de M. de Puységur.
  • 83. SONAMBULISMO. 7i CAPíTULO IV El sonambulismo segun pUJs(·gur. - Un dia, el conde de Lutzbourg se presentó en casa del marqués de Puységur, para someterle el deseo que tenía una sociedad de la que los dos formaban parte, de ser instruida en los principios del magnetismo. El mar- qués declaró aceptar la peticion, pero puso á M. de Lutzbourg y á sus amigos la condicion si- guiente : Durante seis semanas, los esperaría en su casa todas las mañanas para magnelizar en su pre- sencia á los enfermos que le presentasen; pasado este plazo debian confesar con lealtad si estaban ó no convencidos de la existencia del magnetismo porque, dijo: lO No es posible tener curiosidad por saber la explicacion de una cosa en la que no se cree. » Experiencias preparatorias. - Las experiencias se efectuaron regularmente durante el plazo conve- nido, con el éxito más envidiable. M. de Lutzbourg y sus amigos, viendo operar al marqués de Puysé,?ur, le imitaron, y consiguieron producir algunos efectos. Se confesaron entónces plenamente con~ vencidos, y el marqués comenzó el curso tal corno se profesaba en casa de Mesmer. Influencia de los cuerp08 celestes. - Les hablÓ' primero de la influencia de los cuerpos celestes, cuya cohesion forma una accion recíproca que provoca la gravitacion, y de la sumision de estaaccion á leyes mecánicas hasta entónces desconocidas,. y
  • 84. MAGNETISMO. de los efeclos de~ alternancia ~-que de esta accion resultaban y eran comparables al fluj o y al reflujo. Los siete polos. - ConLinuó exponiendo las pl'O-
  • 85. SONAMBU LI SM. ,3 piedad es análogas ú las del iman que se manifiestan en el cuerpo humano, sus siete polos, el fenómeno de la inclinacion que se observa tambien en él, etc., elc. El curso compl'endia luego el estudio !:i
  • 86. 74 MAGNETISMO. de la estmctura humana, las corrientes magnéticas, el macrocosmo y el microcosmo, el fuego, la elasti- cidad, la intension y la remision de la materia, etc. I.a materia eaóti~a. - Los adeptos se miraban como personas que se creen objeto de una burla cien- . tífica asaz indigesta. « Sin duda, dijeron al fin, ese sis- » tema es muy hermoso, pero, ¿ pensúis realmente en )¡ todo eso cuando magnetizáis? Vuestro ayuda de cá- » mara, Ribault, que ni siquiera sabe lo que la mágica » lapona, tocar en un tambor con dos tibias para » evocar á los muertos, que no ha oido nunca hablar, » á buen seguro, de la materia caótica, ni de la agre- » gacion de los átomos, ni de las influencias celestes, » y ménos aun de la prueba de los infinitamente » pequeños por los infinitamente grandes... ¿ Qué » pensaba en Buzancy cuando obtenia sonámbulos » tan bien como vos? Pues enseñadnos lo que él » sabe y nos damos por satisfechos. » Creer y q'lerer. - Para poner á prueba su firme ' conviccion, el marqués diferió algunos dias más la sencilla contestacion que debia darles, explicándoles el sistema magnético espiritualista del caballero Barberini. Al fin, les declaró que la voluntad era el principal de todos los medios cuya aplicacion habian presenciado, y que la doctrina del magnetismo podia reducirse á estas tres palabras: « Creer y querer.» Es una vel'dad proclamada, más tarde, por los mag- netistas de buena fe. Citaeion .Ie Delenze. - El célebre escritor magne- tista Deleuze, enumeraba así las cualidades que debe poseer el magnetizador: -« Voluntad activa hacia et bien, - sólida creencia en su potencia, - absoruta
  • 87. SONAMBULISMO. 70 confianza en su aplicacion. » Reconociéndose la vo- lunlad como el agente principal del magnetismo, podia creerse que la teoría del flúido iba á ser arrin- conada como superflua, lo mismo que por inútil se habia suprimido la cubeta de Mesmer. Resplandor del Oúi,lo . - Sucedió empero lo con- trário; el sonambulismo no hizo más que confirmar la exislencia del mislerioso flúido. Los sonám bulos m:¡s lúcidos declaraban á una que lo dislinguian duranle sus crísis lttminoso y resplandecienle, ora dcsr.cndiendo h~ ci a el magnelizador, ora rodE'ündole
  • 88. 7/i MAGNETISMO. como una auréola y desprendiéndose con fuerza d.e su cabeza y de sus manos. CODsagraeion del magnetismo. - Otros alil!ma- ron haberlo apercibido algunos milésimos de segundo despues de estar despiertos; y segun estos, poseia un olór agl'adabilísimo y comunicaba á los líquidos y a los alimentos un gusto sui genel'is. Todo el mundo podia producirlo é impregnar diversas sustaneias. Así, pues, el descubrimiento del marqués de Puy- ségur consagró como artículo de fe la existencia del flúido magnético. CAPÍTULO V Delllolieion y reedifleaeion. - El formidable ter- remoto de la Revolucion francesa, que derrotaba las antiquísimas instituciones y arrebataba una monar- quía secular conmoviendo los tronos de Europa, seguÁdo inmediatamente de la gigantesca epopeya napQteónica, esa serie de sucesos su,blimes, trágícos ó h~roicos, desarrollándose con rapidezvertigi- nosa,habian absorbido por completo la alencion de Eur,op¡t, y como lo hemos dicho, la ciencia magné- ticaperm:anecia estacionaria; despues de la demoli- cion,los animos inquietos se concentraban en un objeto único : el trabajo colosal de la reedificacion del nuevo edificio social. No hay Tirtud percUda. - Los sentimientos hu~ rnanitarios del marqués de Puységur, le habian hecho abrazar con ardor los principios reyoluciona-
  • 89. SONAMBULISMO. 77 rios; pero, horrorizado por los deplol'ables excesos subsiguientes, se retiró á su quinta de Buzancy, despues de haber dado su dimision de general, y all,í vivió tranquilo, gracias á la-general estima que habia sabido captarse. La: muerte de un justo. - Prosiguió en la oscu- ridad su magnetismo benéfico hasta el año de 1823, época en que este hombre de bien murió á los setenta y tres años, l,leno de fe y de esperanza en la ciencia que habia sido el lin constante de toda su vida, y que alivió sensiblemente los padecimientos de la en- l'el'medad de que murió. El sODambulismo en el sig-Io XIX. - Hasta entón- ces, ateniéndose al fallo de la Facultad Real de medi- cina, se habria podido considerar á Mesmer como el charlatan de una ciencia imaginúria, y al admirable de Puységul' como un hombre crédulo y bondadoso que babia sido engañado durante cuarenta años por fingidos sonámbulos que aseveraban sus creencias para seguir bien cuidados en su quinta. Pero, vamos á ver aparecer ahora hombres importantes, tanto por su honorabilidad como por su ciencia, y producir efectos magnéticos capaces de persuadir á los más incrédulos. El sabio Deleuze. - Elp.rimero es Deleuze, sabio natularista, bibliotecario del Jardin de Plantas, que observó científicamente el magnetismo, se declaró convencido, y escribió su magnífica Hist01'ia Critica del Magnetismo, en la que resume las facultades bien observadas, dejando de lado las que le parecen algo dudosas . •'acultades magnéticas. - « Cuando el magnetis-
  • 90. i8 MAGNETISMO. » mo produce el sonambulismo, dice, el sér que se » encuentra en este estado, adquiere una extension )) prodigiosa en la facultad de sentir; varios de sus » órganos exte¡'iores, de ordinario los de la vista y » del oído, están adormidos, y todas las sensaciones » que de ellos dependen se operan interiormente. )) Hay en este estado un número infinito de varieda- )) des; pero, para apreciarlo bien, se debe examinar ») en su mayor extension, en el punto más equidis- » tante de la vigilia, pasando en silencio lo que no )) se ha probado suficientemente. II La doble vista. - « El sonámbulo tiene los ojos )) cerrados y no ve con los ojos, como no oye por los » oídos, pero ve y oye mejor que el hombre des- » pierto. No ve, ni oye más que las personas con las )) que está en relaciones; en cuanto,á los objetos sólo )) ve lo que mira y generalmente no mira más que » aquello en que fijan su atencion. Visiones del sonámbulo. -)) Está sometido á la ») voluntad de su nwgnetizador para todo lo que no )) le es perjudicial, y para todo lo que no contral'Ía )) en él las ideas de justicia y verdad. Sigue la vo- )) luntad de su magnetizador. Distingue el flúido mag- )) nético. Ve ó por mejor decir siente el interior de 1) su cuerpo y el de los otros, pero de ordinario nota 1) tan sólo las partes que no están en estado normal )) y que turban la armonía. Recuerdo de lo ohida(lo. - D El sonámbulo halla )) en la memoria el recuerdo de las cosas que habia • )) olvidado durante la vigilia. Tiene previsiones y )) p"e-sensaciones que pueden ser erróneas en várias » circunstancias y cuya extension es limitada. Se
  • 91. SONAMBULISMO. /9 » expresa con una facilidad sorprendente y no está )) exento de presuncion. Él mismo se perfecciona » durante algun tiempo, si es conducido con cordura, » y se extravía cuando le dirigen mal. nos s"res .1ist¡ntos en 1111 solo cuerpo. -» Cuando » vuelve al estado natural pierde totalmente el re- » cuerdo de todas las sensaciones y de cuantas ideas » ha tenido en el estado de sonambulismo, de tal » manera que estos dos estados son tan ajenos entre » sí, como si el sonámbulo y el hombre despierto » fuesen dos séres distintos encerrados en el mismo » cuel·po. » CAPíTULO VI Laplaee, Cu~ier, Arago. - No era sólo Deleuze el recluta ganado al magnetismo. Genios eternos, como Laplace, Cuvier y en hreve el ilustre Arago, declara- ban que no podian decidirse á no ver más que la nada en los hechos extraordinarios que el magnetis-
  • 92. 80 MAGNETISMO. mo habia producido y que habian presenciado y ménos aun en las aserciones que llegaban de todos los puntos de Europa, firmadas por personas de gran saber y honorabilidad. Las experiencias de I820. - Las experiencias concluyentes y casi oficiales de 1820, ejecutadas en los hospitales de París y otras ciudades de provincia, por médicos distinguidos como MM. du Potet, Geor- get, Rostan y Bertrand, dieron resultndos que no pudieron dejar duda alguna ni en los experimenta- dores, ni en los testigos. Un enemigo vencido. - El famoso doclor Réca- mier, un enemigo ardiente del mag.netismo, asistia á una sesion de su colega du Potet; en vista de fenómenos innegables, este último le dijo: « Y bien, doctor, ¿ qué os parece?... ¿ Acabáis por convence- ;'os? - No del todo, respondió Récamier; pero, con- fesaré la verdad, me falta poco para estado. 1) El doctor Récamier iba á ser vencido por un hecho sin- gular que presenció y que contaba con gusto. El demonio en Bretaña. - Hallándose en una aldea de la Baja Bretaña, tuvo conocimiento de la desesperacion en que estaba un buen aldeano que todas las noches era despertado por un ruido espan- toso, semejante á una granizada de golpes sobre una placa de hierro. Por más que habia buscado, no le habia sido posible dar con la causa y, natural- mente; dijo que era el demonio. El doctor supo tambien que este aldeano estaba enemistado con un calderero que habitaba en el otro extremo del pue- blo; fué á verle, y á fuerza de interrogar, el calde- rero acabó por confesarle que todos los días, á la
  • 93. SONAMBULISMO. 81 média noche, daba golpes en un caldero con la YO- luntad ardiente de que su enemigo los oyese. La primera vez, lo hizo en un momento de rabia y conlinuó sabiendo que el infernal ruido llegaba á su destino á pesar de la distancia, como si montado en un caballo alado llevase á la grupa un diablo to·cando una campana. COllmoeioll de la Aeallemia. - La Academia, muy conmovida por la agitacion que producia de nuevo el magnetismo y tal vez importunada, nom- bró una comision para verificar las experiencias de MM. du Potet, Georget, etc. El relator, M. Husson, concluyó á la realidad de los fenómenos magnétiL:os y sonámbulos y se declaró perfectamente conven- cido. No era esto lo que esperaban los académicos y 5.
  • 94. 82 MAGNETISMO. reinó gran turbacion en el seno de la docta corpora- cion, que, ménos que nunca, quiso admitir el mag- net~smo. Golpell del acallo. - Ántes de discutir la memoria de Husson se nombró una nueva comision, que asis- tió á una sola experiencia de M. Georget; por una fa- talidad, esta experiencia dió un resultado mínimo y esto bastó; mediante las conclusiones de M. Du- bois (de Amiens), se decidió que no se volveria á aceptar demanda alguna de exámen, ni á acoger memoria alguna que tuviese relacion con el magne- tismo. Un hecho no prueba nada. - Nopuede ménos de deplorarse este modo de proceder, porque es cosa segura que una expe¡'iencia puede no dar resultados, sin probar nada contra los hechos anteriores. Pare- ceria más bien que estos obcecados adversarios se negaban á considerar los hechos y á admitir las pruebas irrecusable, q.ue afluian de todos los puntos del globo. El fin del mundo. -Empero, si aunque los adelan- tos científicos ensanchan diariamente los límites de lo posible, el magnetismo encuentra incrédulos, su causa está casi ganada y cercano se halla el dia en que los sabios se verán obligados á examinarlo con la se- riedad y la gravedad que el asunto comporla. Ese dia, el viejo mundo estará próximo á su fin, pues la ciencia material habrá formado estrecha alianza con la ciencia espiritual.
  • 95. SONAMBULISMO. 83 CAPíTULO VII Excepcion honrosa. - Si la Academia de Francia no ha querido observar los fenómenos magnéticos, 'no debe creerse que los rechazó el cuerpo entero. Hay que hacer una excepcion honrosa en favor de las notabilidades científicas fi rman les de la memoria que por su grande importancia vamos á reproducir en seguida. Héla aquí en su absoluta integridad: Faeulta(les sorprenclentes. - « El 7 de julio de )) 1838, á las cuatro de la tarde, MM. Arago, Orfila, )) Ribes, Gerdy, Réveillé-Parise, Bousquet y Mialle, » se han reunido en casa de M. Pigeaire (de Mont- »pellier), para ser testigos de una experieneia Jla- 1) mada magnética. El motivo de la experiencia es )) MI;c Pigeaire, de 12 años de edad. Se dice que, )) cuando esta niña se halla en estado de sonambu- 1) lismo magnético, tiene la propiedad singular de 1) leer, con los ojos cubierLos por una venda opaca. )) El objeto de la experiencia era verificar este hecho. DC!iCl'ipcioll elel apaI·at,o. - » La venda, ancha de » seis dedos, se compone de una tira de lienzo fino » que se aplica sobre los ojos; luego se colocan dos » pelotas de algodon en rama, y finalmente, tres » bandas de terciopelo negro que se sujetan con al- )) fileres pOI' detl'as de la cabeza. En seguida se pegan » dos tiras de tafetan de Inglaterra que adhieren á )) las mejillas y á la nariz, y otra banda perpendi- » cularmente, de arriba abajo, para fijar las prime- » ras tiras á lo largo de la nariz.
  • 96. 84 MAGNETISMO. Las tinieblas. - II M. Arago se colocó el aparato » y convino en que no veia nada. lI. Orilla hizo lo II mismo y declaró que estaba en tinieblas y que no l) podria difet'enciarlas de la luz. M. Gerdy, dijo que II distinguia las tinieblas de la luz pero que no po- » dria distinguir objeto alguno, ni los más aparentes. La sonámbula. - 1) Despues de estos ensayos Ha- 1) maron á MlI o Pigeaire, cuya dulce fisonomía nos ha » conservado la litografía; la jóven se sentó en un » sillon cerca de una mesa, y despues de algunos 1) pases hechos por su madre, declaró que estaba 1) bas tante magnetizada. En lónces se le pusieron su- 1) cesivamente y con la más minuciosa atencion las » diversas piezas que componen el apat'ato. Indisposicioll del e8píritu. - » Tan luego se ha- 1) bia hecho esta aplicacion, la sonámbula dijo que » estaba enferma, que le dolía la cabeza; se agitó, » se quejó tanto que los testigos, con movidos por » sus quejidos, aconsejaron várias veces á i"Ime. Pi-
  • 97. SONAMBULISMO. 85 » geaire y á la misma sonámbula que dejasen la se- » sion para otro dia. En este momento M. Gerdy, que » reclamaban sus enfermos, dejó la sesion. Prueba ele lectura. -» En fin, despues de una » hora de espera, la sonámbula dijo que estaba dis- » puesta !Í leer. M. Orlila tenía en el bolsillo un fo- » lIeto en 8° titulado: Memoria de la clinica del Hótel· » Dieu j lo habia recibido la víspera del autor, y no » estaba abierto todavía. Leer sin Ter. - » Colocado encima de la mesa, rué » abierto por la página 11, Y esta p!Ígina se cubrió » con una lámina de cristal transparente. Entónces )) la sonámbula, en la actitud de una persona que » lee, paseó el índice de la mano derecha sobre el )) cristal, y léyó con claridad y casi de corrido una )) docena de líneas, indicando exactamente la pun- )) tuacion. No se deteniade un modo sensiblem!Ísque » en las palabras CÚ'ugía, Dupuytl'en, que exigian )) de su parte un poco más de atencion. Cuando lIe- )) gó al fin de la página, M. Arago dobló algunas ho- H jas y la son!Ímbula leyó várias líneas (¡le la pá- » gina 17. La portida de écarté. -» En seguida, comenzó con )) M. Orfila una partida de écaJ'té, con la intencion de )) designar siempre las cartas que echaba así como » las de su adversario, y no se equivocó nunca. Ter- » minadas las pruebas, uno de los testigos desaló la )) venda de arriba abajo, con lentitud y de manera » que los otros pudiesen asegurarse de que no se » habia movido ninguna pieza del aparato. Nombres inmortales. - II El tafetan se habia pe- » gado con tanta fuerza, que dejó huellas sensibles
  • 98. 86 MAGNETISMO. )) en las mejillas de la son,ímbula. La sesion duró » dos horas. Firmaron : BOUSQUET, secl'etal'io de la » Academia de Jlledicina. - RIBES, del Instituto, mé- II dico del Hotel de los Inválidos. - ORFILA, c!pcano de » la Facultlld de Medicina. - RÉVEILLÉ-PARISE. - » - llIALLE, literato. » Negativ:t rotunda. - Otros seis procesos verbales han confirmado el hecho que no quiso observar la comision delegada para examinarlo. Posteriormente la Academia recibió una suplica para certificar un fenómeno parecido, pero la voz de los antimagnetis- tas sofoeó la voz de los hombres sensatos , y la Academia renovó su declaracion de que, en lo suce- sivo, toda reclamacion relativa al magnetismo no se someteria á ningun exámen. Es el cuento de la mujer que negaba el fu ego y que i pesar de haberla echado el demonio en una caldera flamante siguió
  • 99. SONAMBULISMO. 87 diciendo hasta que tuvo vida: « i Qué fresca está el agua 1 i Qué fresca está el agua! » La humanidad adelanta. - Empero, 1qué in- menso,paso habrian hecho dar al mundo las socieda- des científicas si se hubiesen oeupado de esta cien- cia! No se estaria aun discutiendo la realidad ó la falsedad de los fenómenos magnéticos; pero la hu- manidad adelanta, la humanidad no retrocede, y el dia en que el magnetismo irradie con fúlgido esplen- dor, llegará al cabo. CAPíTULO VIII El Charlatanismo. - Las extraordinarias facul- tades del sonambulismo magnético no podian mé- nos de caer en el dominio del charlatanismo, y ser indignamente desnaturalizadas. Las previsiones y las pre-sensaciones indicadas por Deleuze, como in- ciertas y reconocidas tales por los magnetizadores de buena fe, tomaron una extension singula'r entre las manos de los charlatanes. Nos ha parecido pues útil y curioso resumir en este capítulo todos los he- chos descaradamente atribuidos al magnetismo. Las sOllámbulas foreos.,,,,. - No hay hoy dia fies- ta ó feria forense en la que falte una sonámbula. La decoracion exterior es 'siempre la misma, sobre poco más ó ménos. En un lienzo pintado con colores chi- llones que atraen la vista, se ve una mujer sentada, con los ojos vendados, delante de un hombre ele- gantemente vestido, en actitud majestuosa, un bra- zo extendido, empuñando la varilla mágica de,Mes-
  • 100. 88 MAGNETISMO. mer, cuyo nombre no han oido pronunciar segura- mente esos charlatanes. Olros carteles representan á una jóven acostada y velada por animales fantás- ticos. El anzuelo. - En la parte baja del cuadl'O se lee en gigantescos caractéres este ó parecido letrero: « MADEMOISELLE "', SONÁMllULA EXTRA-LÚCIDA, PREMIADA )) POR VÁIIIAS CÚIlTES EXTRANJEIIAS , SON.~IBULA EXTRAOH- » DINARIA DE S. M. EL EMPEHADOR SOULOUQUE, l'RE DIC E )) EL PRESENTE, EL PASADO r EL PORVENllL )) El magne- lizador habla al público reunido anle tan alractivo anuncio, enumera las preciosas cualidades de Mlle Z'*' Ó Y*", dama de alto linaje que se sacrifica en honor de la humanidacl; y si el público se muestra rehacio
  • 101. SONAMBULISMO. 89 hace algunas experiencias concluyentes al aire libre. Los prestidigitadores de talento, para los que esto es un juego, van á darnos la clave de los sencillos fe- nómenos que sirven de anzuelo á los tontos. La "Vista int..rior. - El célebre Robert Roudin anunció en el programa de una de sus repl'esenta- ciones, el don de segunda vista ó vista interior, sin magnetismo ni sonambulismo. Su manera de proce- der quitaba toda idea de superchería. En el fondo del escenario colocaba á un jóven que se sentaba en una silla ordinaria, vuelto de cara al público, en plena luz y con los ojos perfectamente vendados. Todo espectador podia asegurarse de ello. Roudin se dirigia á una persona cualquiera de la asistencia y la suplicaba le entregase cualquier objeto, volviendo las espaldas al escenario, de manera que, aunque hubiese tenido los ojos abiertos, nada habria podido ver el adivino. Cuando tenía el objeto dentro de sus manos, el escamoteador preguntaba, por ejem- plo: Un adhino. - ¿ Qué tengo en la mano? - Una moneda de plata. - ¿ Qué valor tiene? - Cinco francos. - ¿ De qué año es? - Del 1855. Otro interrogatorio: - Decídme lo que tengo en la mano. - Un cortaplúmas. - ¿ De qué materia? - De nácar. - ¿ Cuántas hojas tiene?
  • 102. 90 MAGNETISMO. - Cinco. Yasí, cualquier objeto era adivinado, descrito, sin el más mínimo error. Los más incrédulos, creyendo en u~ acuerdo previo, intentaron la prueba con igual éxito. Se dijo que era un milagro. Explicacion de la atUvinanza. -,- Sin embargo, no - habia ni milagro, ni magia. Los objetos que se lle- van en el bolsillo cuando se va al teatro son limita- dos y poco variados. Todo consistia en un asunto de convencion y de buena memoria. Segun el molio de enunciar las palabras de la frase, el adivino sabía la respuesta que debia dar. Por ejemplo, en la primera pregunta, Robert Houdin decia : « ¿ Qué tengo en la mano? » y en la segunda: « Decídme lo que ten- go en la mano. » Si hubiera sido una mon,eda de oro y no de plata, habria dicho, en vez de : « ¿ Qué valor tiene? - ¿ Sabéis su valor? » etc., etc. La lucitlez extraordillarill. - Cuando Robert Houdin reveló el misterio de su adi'inacion, salieron al momento numerosas competencias. Un magneti- zador declaró que su sOll!ímbuJa leeria de corrido una esquela escrita p~ r un espectador. El magneti- zador toma la esquela, la recorre con la vista, coge á la sonámbula de la mano para llevarla delante de la persona que ha escrito, y la adivina lee el papel con la mayor exactitud. Sin embargo, tiene los ojos herméticamente cerrados y el magnetizador no la ha dirigido la menor palabra. Es imposible dudar de su extraordinaria lucidez. Delicadeza del tacto. - No hay lucidez alguna y todo estriba en la delicadeza del tacto. Uno de estos magnetizadores ha confesado poseer 180 fórmulas ó