María Magdalena fue la primera testigo de la resurrección de Jesús según los evangelios. Los evangelios apócrfos también la describen visitando la tumba vacía. Antes de conocer a Jesús se dedicaba a la prostitución, pero él la aceptó como una de sus discípulas. Las mujeres judías en tiempos de Jesús llevaban la cara cubierta en público y tenían deberes domésticos asignados. Algunos afirman falsamente que María Magdalena era la compañera sentimental de Jesús.