La masacre de Catavi ocurrió bajo el gobierno del presidente Enrique Peñaranda (1940-1943). Peñaranda envió tropas del ejército y policía a las zonas mineras de Catavi, Uncía y Llallagua para mantener el orden y evitar una huelga minera, lo que resultó en una masacre de mineros bolivianos para continuar suministrando estaño barato a Estados Unidos e Inglaterra.