El llamado de Dios a las misiones es ayudar a los más necesitados y devolver a la humanidad todo lo que se ha recibido de Él, presentando Su ayuda en forma humana. Antes de ir de misiones, la gente piensa que son para dedicar la vida a Dios o para lugares sucios, pero después de regresar, se da cuenta de que realmente uno aprende más que enseña y que las misiones son una experiencia que hay que vivir para comprender su significado.