Este documento argumenta que la vida eterna no es una ilusión. Señala que Jesucristo prometió conocimiento que lleva a vida eterna y que estar con él en el paraíso. Luego, razona que dado que Dios nos dotó de sentidos para disfrutar de la creación, sería más razonable concluir que él desea que vivamos felices y disfrutemos de la vida para siempre.